ROSALÍA DE CASTRO (1837-1885)
Rosalía de Castro logró en el siglo xix lo que pocos escritores pudieron alcanzar: individualidad en el estilo y una posición de renombre en dos lenguas. Se la considera la autora que recuperó el gallego como lengua literaria y culta, y junto con Gustavo Adolfo Bécquer la más importante poeta del romanticismo español. Rosalía nació en Santiago de Compostela el 21 de febrero 1837, desde pequeña mostró dotes de versificadora, una salud delicada y un carácter melancólico que no la abandonaría a lo largo de su vida. A la edad de 20 años contrajo matrimonio con el escritor e historiador gallego Manuel Murguía, quien figura como fundador y primer presidente de la Real Academia Gallega (RAG). A Murguía se le reconoce un papel fundamental en la difusión de la obra de Rosalía, puesto que la admiración que sentía hacia ella se tradujo en publicaciones y la iniciativa de relacionarla con Bécquer y su círculo. Cantares Gallegos (1863) la sitúal como una de las protagonistas del Rexurdimiento cultural de Galicia, y Follas Novas (La Habana, 1872) está considerado el mejor libro de poemas de toda la literatura gallega. Pero la obra en la que habría de notarse la plenitud de su madurez artística fue escrita en español: En las orillas del Sar (1884). Estos poemas nos la revelan como una mujer que siente que para ella no hay sitio en la «hostigada tierra». Es como si la poeta se entregara por completo a la melancolía y desde allí iniciara la construcción de una poesía existencialista, postura que implica la aceptación de la inutilidad de la vida, mas nunca la generalización de la experiencia humana.
Yo no sé lo que busco eternamente en la tierra, en el aire, en el cielo; yo no sé lo que busco, pero es algo que perdí no sé cuándo y que no encuentro, aun cuando sueñe que invisible habita en todo cuanto toco y cuanto veo. Felicidad, no he de volver a hallarte en la tierra, en el aire ni en el cielo, ¡aun cuando sé que existes y no eres vano sueño! Rosalía de Castro murió el 15 de julio 1885. La poeta que en vida no aspiró a ninguna gloria es hoy respetada, admirada y leída. La lección de maestra que nos dejó no se ha eclipsado, marchado o escondido en la sucesión de los años; por el contrario, su poesía goza de la salud de la que no gozó su autora y se proyecta hacia nosotros como las aguas de un río en el que veremos cada vez un rostro distinto.
Extracto de “Rosalía de Castro, lección de maestra”,por Lauren Mendinueta, en https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/octubre_05/07102005_01.htm