La prohibición de la tortura absoluta y universal, una piedra angular de la protección de los derechos humanos a escala internacional, está claramente establecida en varios tratados de derechos humanos. El más detallado de estos tratados, la Convención contra la Tortura de la ONU, ha sido ratificado por más de 150 países del mundo, y proporciona de este modo un marco casi mundial para erradicar la tortura y los malos tratos y garantizar a los supervivientes el acceso a servicios de rehabilitación. En el sistema de derechos humanos de la ONU, hay varios mecanismos autorizados para vigilar y/o fomentar la aplicación de la prohibición de la tortura a escala nacional. En el caso de las organizaciones de rehabilitación de la tortura, puede que les convenga colaborar con estos mecanismos en el marco de su labor para erradicar la tortura en su país y garantizar que las víctimas reciban un desagravio adecuado, lo cual incluye la rehabilitación.