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EDITORIAL
el paraíso de un
diablo rojo i recopiláramos todas esas supuestas deudas que han existido en el fúbol, sin duda coincidiríamos en que la mayor -de las saldadas- era la del Manchester United. O mejor dicho, la de Matt Busby. Porque es inevitable hablar del siglo XX y no sacar a colación al, según Bill Shankly, mejor entrenador de fútbol que jamás haya existido. En aquella época en que el manager era el sostén de todo un club, el eje de estructuras lejanas a los petrodólares y a proyectos mastodontes; en aquellos tiempos en que el pasado de los futbolistas no se miraba como si de antecedentes penales se trataran. Matt Busby fue una leyenda del Manchester City, capitán en el Liverpool de finales de los años 30, pero sobre todo el entrenador más grande que tuvo el Manchester United hasta que apareciera Alex Ferguson. Contradictorio, ¿ver-
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dad? Sin embargo, su carrera como jugador es tan solo el prólogo de una de las historias más apasionantes que jamás se hayan narrado. El Manchester United tuvo que esperar mucho, demasiado, para ser reconocido como el mejor equipo del continente. También fue el que más tuvo que pagar por tal distinción. Sin embargo, el aura ganadora que hoy envuelve al club más grande de Inglaterra se fraguó en las aguas más crueles. Así es la vida de un diablo rojo, imperfecta, pero destinada al éxito en cualquiera de sus formas. Prueba de ello es la temporada más exitosa del club en el periodo anterior a Ferguson: tras un tortuoso camino de recomposición, el United tenía el mejor tridente del mundo. Denis Law, Bobby Charlton y George Best. Casi nada. Cuentan que, en aquellos tiempos, los entrena-
dores rivales intentaban anular a los otros ocho futbolistas, ante la resignación que producía una trinidad imperturbable frente a cualquier sistema. Tras once largos años de espera, apareció una oportunidad. La de cambiar la identidad del equipo para siempre. En Wembley, y contra el Benfica, el Manchester United ahuyentó todos sus fantasmas en una prórroga trepidante. Pasaron siete minutos entre el 2-1 de Best y el 4-1 de Bobby Charlton. Siete minutos que destruirían el estatus del equipo más desgraciado del planeta. No fue la liga, tampoco la FA Cup. Se trataba de la Copa de Europa. Y el Manchester United, con la desdicha a sus lomos, fue el primer equipo inglés en saborear la gloria más codiciada.
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1. Aclaramos al lector que con este tipo de publicaciones únicamente queremos recordar y rendir tributo a equipos que marcarón época, de una manera más o menos importante, en el mundo del fútbol. Aportamos nuestra visión y nuestra forma de relatar el fútbol sobre un equipo que, creemos, debe ser recordado.
2. Se agradece comunicar cualquier errata al Twitter de Underground Football (@ug_football) con el fin de corregir dicho fallo y resubir la guía cuanto antes.
3. Por último, esperamos que todos los amantes del fútbol disfrutéis de este monográfico tanto como nosotros hemos disfrutado llevándola a cabo. Gracias.
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ÍNDICE
6. ¿CUÁNDO y dónde? EL CONTEXTO 8. ¿CON QUIÉN? LOS PROTAGONISTAS 10. LOS hombres DE matt busby 12. ¿CÓMO JUGABA AQUEL EQUIPO? 14. EL PARTIDO: benfica 1-4 manchester united
Foto de Christopher Furlong/Getty Images.
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¿CUÁNDO y dónde? EL CONTEXTO
únich 1958 lo fue todo. Principio y final. Aquella temporada era la de la consagración continental. No había ninguna duda. Tras conseguir dos ligas, el Manchester United estaba en unas semifinales europeas y tenía más potencial que cualquier otro equipo. Solo el más trágico de los desenlaces pudo derrotarles. El accidente aéreo interrumpió el inicio de una era triunfal para los Red Devils. Lo que nadie imaginaba es lo que ocurriría después: Bobby Charlton y Matt Busby emergieron de aquel páramo y reconstruyeron un paraíso desdibujado. Denis Law y George Best rescataron las sonrisas perdidas de Old Trafford. Pero el camino fue arduo, doloroso y sobre todo largo. En la década de los 60, el Manchester United tuvo que desafiar a todos y cada uno de sus máximos rivales: Liverpool, Manchester City y Leeds United ganaron al menos un título
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¿UNA FECHA? 1968 ¿Un PAÍS? inglaterra
de liga en aquella década previa a los tiempos más dorados del fútbol inglés. Era una época en la que la gloria era fácilmente alcanzable con tres buenos fichajes y una idea bien ejecutada. Prueba de ello fue el éxito de los Ipswich Town, Leeds United, Manchester City o Derby County, que ganaron el título al poco tiempo de subir de segunda división. Todos ellos, además, lo lograron en esa misma década. Un momento de absoluta incertidumbre en Inglaterra, donde los red devils eran más bien una imagen difusa del éxito; el Manchester United estaba demasiado ocupado intentando reencontrarse consigo mismo. No fue hasta 1963 cuando Matt Busby volvió a levantar un gran título. La FA Cup sirvió como punto de partida para un equipo que aspiraba con hacerse con la hegemonía en Inglaterra y coronar Europa de una vez por todas. Esto se-
El accidente aéreo interrumpió el inicio de una era triunfal para los Red Devils. Lo que nadie imaginaba es lo que ocurriría después
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gundo, como imaginarán, no era algo exclusivo del Manchester United. Tras casi diez años, ningún equipo inglés había conseguido levantar el trofeo más prestigioso del continente, lo cual convertía la empresa en una absoluta obsesión para todos los conjuntos de las islas. Pero lo cierto es que Inglaterra no tenía ningún candidato serio. A todos los campeones en aquella década les condenó el mismo pecado. Solo Liverpool y Manchester United fueron capaz de repetir título de liga en los sesenta, y tan solo en una ocasión. Tras cuatro años de lucha feroz entre ambos conjuntos del norte, la temporada 196768 parecía la ideal para consi-
Foto de Christopher Furlong/Getty Images.
derar al participante inglés candidato a la Copa de Europa. Aquel Manchester United se había reinstalado en la aristocracia del fútbol inglés, y llegó a navegar hasta las semifinales europeas previamente. Además, argumentos futbolísticos tenía de sobra. Un equipo construido alrededor del genial Bobby Charlton, cuyos roles estaban muy bien definidos, y una idea que desembocaba en la fantasía de sus tres tenores. Sin duda, parecía el momento perfecto. Sin embargo, el United no fue capaz de ganar la liga aquella temporada. Es más, se les escapó de las manos en el último momento. A tres jornadas del final, la United Trinity sucumbió 6-3 ante un West
Bromwich que acabaría ganando la FA Cup. Dos semanas después, en semifinales, y tras 1-0 favorable en Old Trafford, el Real Madrid remontó el resultado en tan solo media parte. Con 3-1 en contra en el Santiago Bernabéu, el aroma a tragedia volvió a cernirse sobre el vestuario red devil. Pero esta vez no tocaba perder. Dos tantos en la segunda mitad sirvieron para acceder a la final de la Copa de Europa por primera vez. Era demasiado bonito como para que la crueldad se interpusiera en el camino de nuevo.
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¿CON QUIÉN? LOS PROTAGONISTAS
el entrenador matt busby
att Busby es sin duda el mejor entrenador que ha existido. No estoy diciendo que crea que es el mejor entrenador, estoy diciendo que es el mejor entrenador. Los hechos lo corroboran". Hay veces que una frase adquiere mucho más valor cuando se conoce al autor. Y en este caso, Bill Shankly, ex técnico del Liverpool, confirma esta teoría. Matt, como sus compatriotas Bill y Jock (Stein), convivió con la desgracia desde su nacimiento. Entre minas, guerras, bombas y muertes de familiares cercanos, se acostumbró a la amargura de una pérdida irreparable. Por eso la Segunda Guerra Mundial no le cogió por sorpresa. El marcado carácter con el que Busby ya contaba cuando abandonó el Liverpool para marcharse al Manchester United determinó el sello de todas las generaciones venideras de su equipo. El técnico escocés hizo historia desde el primer momento en que puso un pie en Old Trafford. Sus condiciones eran claras: quería convertirse en el primer mánager de la historia, es decir, controlar absolutamente todo el club. El éxito no fue inmediato, pero su cone-
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xión con el equipo que él mismo diseñó sí favoreció que el United se hiciera con títulos importantes como la FA Cup en el 1948 o la liga en 1952. Unos honores nada desdeñables, puesto que los red devils no se hacían con una gran competición desde 1911. Es por eso que lo que Busby tejió en Old Trafford trascendía lo futbolístico: primero tuvo jugadores muy mayores, luego llegarían los Busby Babes. Lo que nacía en Manchester no era un estilo, un sello puramente futbolístico, sino una identidad sempiterna. De nuevo, conviene leer lo que decía su colega Bill Shanly. "Estaba en Manchester cuando el Blitz llegó a la ciudad. Fui a Old Trafford unos días después de que todo pasara, y cuando llegué, pensé que era el final, que nunca más se volvería a jugar al fútbol ahí. Que este equipo y este campo resurgiera de algo así es de lo más impresionante. Es un tributo a Matt Busby", reconoció el histórico entrenador del Liverpool. No sería la única vez que la tragedia azotaría a Busby. De sobras es conocido el desastre aéreo de Múnich de 1958. Era el equipo más prometedor del continente, ya había ganado
otras dos ligas y hasta el Real Madrid había intentado llevarse a Busby a la capital de España. De los 23 muertos en ese vuelo de vuelta a casa, 11 eran parte del Manchester United. Entre ellos Duncan Edwards, de quien dicen era el futbolista inglés más prometedor. De nuevo, el técnico escocés esquivó la desgracia. En apenas cinco años, el United renació en base a dos fichajes que volverían a acreditar el talento de Busby. Denis Law y George Best, entre otros, se unirían a un equipo que pertenecía en alma y fútbol a Bobby Charlton. La United Trinity saldó la deuda con el destino en la casa del fútbol. Para un equipo inglés, ganar la Copa de Europa en Wembley es como llegar a tocar el cielo. Para Matt Busby, solo Manchester fue su paraíso. Hijo de la mina, inseparable de la desgracia, el escocés venció como nadie había hecho antes. 5 ligas, 5 Charity Shield, 2 FA Cup y 1 Copa de Europa no son nada equiparado al eterno legado que dejó. El Manchester United que hoy sigue venciendo.
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LA CLAVE
george best
veces, el paso de los años no hace justicia al recuerdo de ciertas personas. Las conversaciones de bar siempre acaban derivando en lo mismo: George Best era un borracho y un golfo. “A mí lo que me gusta es el sol, el mar, los toros, las mujeres rubias, las morenas y las pelirrojas. No puedo remediarlo”, afirmó al diario AS a principios de los setenta. Y lo era, por supuesto que lo era. Pero también fue un fantástico jugador de fútbol que no todos recuerdan como tal. Incluso algunos compañeros lo elevaron al nivel de Pelé. Famoso se hizo el eslogan ‘Maradona good, Pelé better and George Best’. George fue el último de la United Trinity en ganar un Balón de Oro, pero también el más joven de los tres. Se lo dieron en el 68, después de lograr la primera Copa de Europa de la historia del Manchester United. No era el que mandaba en ese equipo, Bobby Charlton manejaba los hilos, pero sin duda era el mejor jugador. Escorado en la banda derecha, aunque podía
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partir de donde quisiese, infligía miedo a sus rivales con solo controlar el balón. Las entradas en aquella época harían llorar a los regateadores de hoy en día, pero lo que hacía él era levantarse y encararse con el defensor, haciéndole ver que solo podía pararle si cruzaba la línea roja del reglamento. Y en la mayoría de las veces era cierto. Se iba como quería. La técnica era importante en aquellos tiempos, cuando las condiciones del césped y el balón hacían prácticamente imposible conducir un esférico sin que fuese dando saltitos por el –a veces amarillo- verde. Pero él lo cuidaba como cuidaría esa misma noche la rubia de turno en el bar de turno. Quizá cuando echó la vista atrás en sus últimos años de vida, de lo único que pudo lamentarse fue de no jugar un Mundial con Irlanda del Norte. De todo lo demás tiene motivos para estar orgulloso. Era un tío feliz que hacía a los demás felices, conocida es su reputación de generoso. Disfrutó del fútbol (a pesar de lo que la gente piensa, le encantaba entrenar), fue el mejor en lo suyo y tuvo una vida social más que aceptable. Qué se le puede reprochar a alguien así.
Foto de McCarthy/Daily Express/Getty Images.
bill shankly: ‘’matt Busby es sin duda el mejor entrenador que ha existido. No estoy diciendo que crea que es el mejor entrenador, estoy diciendo que es el mejor entrenador. Los hechos lo corroboran’’
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los hombres de matt busb Nombre PORTEROS
PLANTILLANACionalidad
Jimmy Rimmer Alex Stepney Shay Brennan Francis Burns Tony Dunne Frank Kopel David Sadler Bill Foulkes
DEFENSAS
Inglés Inglés
Irlandés Escocés Irlandés Escocés Inglés Inglés
Pat Crerand Escocés John Fitzpatrick Escocés Nobby Stiles Inglés
centrocampistas
John Aston Jr. Inglés George Best Norirlandés Bobby Charlton Inglés Alan Gowling Inglés David Herd Escocés Brian Kidd Inglés Denis Law Escocés Jimmy Ryan Escocés
DELANTERos
dunne
aston sadler
stiles charlt
stepney foulkes
crerand
brennan UNDERGROUND FOOTBALL VINTAGE I 10
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la temporada en numeros
n jr.
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¿CÓMO JUGABA AQUEL EQUIPO? Foto de Allsport Hulton/Archive
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united 1968 o todo, pero en parte, el juego de aquel Manchester United sí se define por Bobby Charlton. Portaba el número 9, pero para nada era un 9. O sí, pero es que también era un 10, un 5 y un 8. Él simplemente jugaba y hacía jugar, y se colocaba donde se colocaba el balón. Era un ‘todocampista’ como lo fue antes Alfredo Di Stéfano. El primero en ofrecerse para sacar el balón jugado, el primero en abrir a banda cuando el rival esperaba replegado y el primero en llegar al área en el momento justo de remate. A partir de él se desplegaba el fútbol del equipo. No en todas las jugadas el balón tenía que pasar por él, pero pasaba. Ya se preocupaba él de que siempre fuese la mejor opción de pase para sus compañeros. Cuando no se sabía cómo sacar el balón jugado ante la presión rival, ahí aparecía él. Cuando no se sabía qué hacer, ahí estaba. Y si no se le buscaba, claro. Era el paso previo a la definición a gol de Law o Best. Denis servía de referencia para los dos bandas: Jhon Aston Jr. y George Best. Dos puñales, cada uno a su estilo. El primero dominaba la banda izquierda de principio a fin, siendo el típico jugador que desespera a cualquier defensa por su infinita constancia. Tanto apoyaba a su lateral que en ocasiones podría parecer que estuviésemos hablando de un carrilero o un simple jugador de banda, no de un extremo en 43-3. El segundo, ‘simplemente’, era especial. El
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futbolista que controla un balón y al instante provoca en el espectador esa mágica sensación de que pueden pasar cosas. Y esto tiene un mérito particular siendo un hombre que se la jugaba en solitario en más de la mitad de las veces. En los defensores, la sensación que despertaba era muy distinta. Puro miedo, pura necesidad de ir a entrarle -cuanto más alto mejor- antes de que le dé tiempo a mirarte y decidir que tú tampoco podrás quitarle el balón. Evidentemente, la mayoría de las veces las jugadas acababan con el norirlandés besando el suelo. Pero los extremos del campo no eran las únicas vías para crear ocasiones, tampoco desaprovechaban el carril central. No colgando balones planos para que Law lo bajase y a partir de ahí se estableciesen en el campo contrario, sino más bien con balones al espacio. Best y Charlton eran especialistas en este arte, tenían una gran visión de juego y una técnica lo suficientemente capacitada como para ejecutar sus ideas. Para defender, no empleaban una presión excesivamente alta. Podían esperar con una presión baja hasta su campo y a partir de ahí, intensificarla. Los defensas no parecían estar cortados por el mismo patrón y cuando llegaba un rival a su zona de influencia, salían a comérselo como si les fuese la vida en ello. Esta característica (y quizá una excesiva agresividad propia de la época) les hacía propensos a cometer faltas al no esperar a
que el rival se diese la vuelta y atacarle por la espalda. Los roles de defensa y ataque parecían estar bien definidos entre los hombres de Matt Busby, con la excepción de Charlton, que era protagonista en ambas facetas. Bobby era el generador, Denis el finalizador, George una mezcla de ambas, y unos compañeros que respaldaban y cuidaban a sus tres estrellas.
Bobby charlton era el generador, Denis law el finalizador, George best una mezcla de ambas, y unos compañeros que respaldaban y cuidaban a sus tres estrellas
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EL PARTIDO
benfica 1-4
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a final de la Copa de Europa del 68 era la segunda que se disputaba en Wembley, pero la primera con un aspirante inglés. Cinco años antes, el Milán de Gianni Rivera había estrenado su palmarés de la mejor competición del mundo ante, también, la Benfica de Eusebio, que venía de ganar el título dos años consecutivos, a Barça y Madrid respectivamente. Wembley fue una fiesta. Todavía sin la obligación de tener todas sus localidades con asiento, más de cien mil personas asistieron a la primera y única Copa de Europa que lograron ganar los red devils. Curiosamente, aquel año se cumplía la primera década desde el desastre aéreo de Múnich. No era una final más. Sin poder usar la primera equipación, ambos equipos jugaron con la segunda. Azul
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contra blanco para los allí presentes, negro contra blanco para los telespectadores. Sin Denis Law por lesión, la realización de la época colocaba a los chicos de Busby en un 4-33 con Stepney en portería; Brennan, Foulkes, Sadler y Dunne en defensa; Crerand y Stiles respaldando a Charlton en el centro del campo; y un tridente ofensivo formado por Aston en la izquierda, Kidd en el centro y Best en la derecha. Pero los dibujos no sirven para nada, o para muy poco, porque pronto se vio que Bobby Charlton y Nobby Stiles se moverían por todo el campo. El primero para crear, el segundo para destruir. Como ya hizo doce años atrás en las semifinales del Mundial de Inglaterra, el 6 se dedicó durante todo el partido a perseguir a Eusebio fuese donde fuese. No evitó que la Pantera Negra termi-
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Foto de Wesley/Keystone/Getty Images
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Sin poder usar la primera equipaciĂłn, ambos equipos jugaron con la segunda. Azul contra blanco para los allĂ presentes, negro contra blanco para los telespectadores UNDERGROUND FOOTBALL VINTAGE I 15
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nase el partido como el mejor de los suyos, pero sí ayudó a Stepney para que acabase desesperado y no le quedase otra opción que resignarse y aplaudir al contrario cuando erró la oportunidad de evitar la prórroga. Con el primer control de Best, el público enloqueció. “Best in the game for the first time!”, gritaba el narrador. Pronto se percibía quién iba a ser quien determinase el partido. El Manchester United pareció ser un equipo muy sensible y pasional, como su
estrella. Sus tres mejores momentos de fútbol fueron con la euforia del arranque del choque, la euforia del primer gol y la euforia del segundo. Unos momentos que supieron aprovechar y materializar en tantos a favor, no así el Benfica quien dependía demasiado de un Eusebio nada acertado aquella noche. El encuentro desembocó en una pura exhibición de George Best entrada la segunda parte, moviéndose por todo el campo a su antojo, marcando los ritmos del partido, regateando al
portero antes de dar a su equipo el gol de la victoria e incluso tirando caños en minuto 120 de partido. “A tremendous moment for this greatman”, se decía en Inglaterra mientras la realización enfocaba a Matt Busby. Un hombre que en ese momento no podía pensar en otra cosa que en la cara que se les hubiese quedado a Duncan Edwards, Alf Clarke, Tom Curry o cualquiera de los otros veinte fallecidos aquella fatídica tarde en Múnich.
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El encuentro desembocó en una pura exhibición de George Best entrada la segunda parte, moviéndose por todo el campo a su antojo, marcando los ritmos del partido, regateando al portero antes de dar a su equipo el gol de la victoria
1-4 benfica
Graça 79’
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Charlton 53’, 99’ Best 92’ Kidd 94’
ONCES INICIALES Foto de Central Press/Getty Images
1 José Henrique 2 Adolfo Calisto
3 Humberto Fernandes
4 Jacinto Santos 5 Fernando Cruz 6 Jaime Graça 7 Mário Coluna (c) 8 José Augusto 9 José Torres 10 Eusébio 11 António Simões ENTRENADOR Otto Glória
29 de mayo de 1968 Wembley Stadium, Londres. ÁRBITRO Concetto Lo Bello (Italia).
1 Alex Stepney 2 Shay Brennan 3 Tony Dunne 4 Pat Crerand 5 Bill Foulkes 6 Nobby Stiles 7 George Best 8 Brian Kidd 9 Bobby Charlton (c) 10 David Sadler 11 John Aston ENTRENADOR Matt Busby
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