Memoria Consolidación Recinto Arqueológico La Almoloya

MEMORIA JUSTIFICATIVA DE LOS TRABAJOS REALIZADOS SEGÚN EL CONTRATO: “CONSOLIDACIÓN DE ESTRUCTURAS EN EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE LA ALMOLOYA (PLIEGO)” 2015

1. Introducción La Almoloya es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la sociedad de “El Argar”, que habitó el sureste de la península Ibérica a inicios de la Edad del Bronce (entre 2200 y 1550 antes de nuestra era). Desde los trabajos pioneros de los hermanos Siret (1890), la arqueología argárica ocupa un lugar protagonista en el estudio de las primeras sociedades clasistas en Europa occidental. En pocas regiones se tiene la oportunidad de investigar un abundante y variado registro arqueológico en el que destacan asentamientos permanentes y densamente poblados, formados por sólidos recintos en piedra de carácter doméstico o colectivo; extensas necrópolis de tumbas individuales y dobles excavadas en el subsuelo de las áreas habitadas, y un amplísimo elenco de artefactos metálicos, líticos, cerámicos y óseos, buena parte de los cuales responden a productos estandarizados a cargo de especialistas.

El cerro de La Almoloya (abajo, en primer término) y, al suroeste, sierra Espuña.

La Almoloya se localiza en un cerro calizo amesetado de 585m con un amplísimo dominio visual que justifica el sobrenombre de “El Altozano”. Su cima posee un contorno oval de unos 85 m de longitud por 35 m de anchura máxima. El cerro domina un extenso llano de formaciones de arcillas rojizas, conglomerados y calizas, al norte de la Sierra de Espuña. El río Pliego y sus tierras de labor distan unos 3 km, mientras que el abastecimiento de agua estaría asegurado por varios manantiales en un radio de menos de 1 km.

La meseta de La Almoloya, de 3.100 m2, estuvo densamente ocupada por nueve complejos residenciales de unos 300 m2, formados por entre ocho y diez habitaciones cada uno. Los edificios estaban construidos con muros de piedra trabada con argamasa, revestidos con capas de mortero que contenía cal.

Vista del El cerro de La Almoloya desde el Este.

Destaca la Habitación nº 9, una amplia sala de techos altos y unos 85 m2, con capacidad para unas 64 personas sentadas en los bancos que se adosan a sus paredes. Poseía un gran hogar ceremonial y un podio de carácter simbólico. Se trata de un edificio singular de carácter político, que interpretamos como sala de audiencias o reuniones de gobierno. Es la primera vez que se constata en Occidente un recinto especializado en el ejercicio del

gobierno, desde el que se regiría la vida de muchas otras comunidades de la región. La Habitación nº 9 y sus dependencias anexas configuran un gran edificio que podemos calificar de “palacial”. Sólo las grandes civilizaciones orientales presentan por la misma época construcciones equiparables en estructura y función.

En el presente documento se describirán las actuaciones de consolidación llevadas a cabo durante los meses de octubre y noviembre de 2015 en una parte del yacimiento arqueológico de La Almoloya.

2. Objetivos El principal objetivo de la campaña de consolidación de 2015 ha sido la protección de los restos arqueológicos excavados para evitar su degradación. Al tratarse de una campaña de corta duración no se ha podido intervenir en todas las estructuras, limitándose las actuaciones en los Complejos habitacionales 1 y 2. Por otra parte, la limitación del tiempo ha imposibilitado hacer una intervención completa en las zonas ya mencionadas, dedicando todos los esfuerzos a estabilizar y proteger las zonas más vulnerables de las estructuras y a consolidar aquellos elementos con riesgo de desprendimiento o pérdida.

3. Criterios de intervención La intervención sobre un yacimiento debe estar destinada a asegurar la conservación de los restos, a frenar en la medida de lo posible la alteración y degradación de los mismos y a asegurar su transmisión al futuro como legado a próximas generaciones.

Un yacimiento arqueológico es, además de un lugar y un hecho histórico, una muestra que analizamos en busca de información. Es muy importante no alterar la muestra para que los datos obtenidos de ella sean lo más fiables posible, tanto para nosotros como para próximos investigadores.

Se exponen a continuación los criterios básicos que deben regir en cualquier actuación sobre el Patrimonio. 

Se ha de tomar como premisa intervenir lo menos posible. El principio de mínima intervención es muy importante. Toda manipulación implica un

riesgo, por lo que hay que ceñirse a lo estrictamente necesario, asumiendo la degradación natural del paso del tiempo. Deben rechazarse los tratamientos demasiado intervencionistas. 

Hay que evitar la eliminación sistemática de adiciones históricas. Una eliminación injustificada o indocumentada causaría una pérdida de información irreversible. En definitiva, se deben respetar cuantas adiciones complementarias sean consustanciales a la propia historia del bien cultural.

En el caso de que se decida eliminar una adición de este tipo, deberá justificarse exponiendo sólidos argumentos. Antes de intervenir, se debe realizar una completa descripción y documentación de los elementos que se van a eliminar, incluyendo toda la información posible sobre los mismos.

Deben dejarse testigos significativos de lo eliminado en zonas discretas.



La limpieza, ya se haga a través de medios mecánicos o químicos, nunca debe alterar los materiales que componen la estructura, ni su estructura, ni el aspecto primitivo de la misma. Tiene que ser homogénea, no deben admitirse limpiezas que conduzcan a acabados engañosos o a la creación de falsos históricos. La limpieza no ha de ser profunda en ningún caso, debiéndose conservar siempre la pátina que imprime el paso del tiempo en el yacimiento.



Las reintegraciones arquitectónicas de gran formato, si éstas han de verse necesariamente, deberán realizarse en materiales diferentes a los originales pero con un aspecto, color y unas características fisico-químicas similares para evitar estridencias y comportamientos irregulares y tensiones ante la variación de los parámetros medioambientales. Aunque las inserciones han de ser reconocibles a simple vista, deben integrarse en el conjunto en la contemplación a una cierta distancia, y marcadas y fechadas en un lugar discreto.

Toda reintegración debe ceñirse exclusivamente a los límites de la laguna. Se llevará a cabo con materiales inocuos y reversibles, claramente discernibles del original y a simple vista, a una distancia prudente, dejando especialmente reconocible la reintegración en las zonas adyacentes al original.



Toda intervención debe ser realizada de tal manera y empleando tales técnicas y materiales que pueda ser reversible en el futuro dejando abierta la posibilidad de una nueva intervención.



Consolidación: la consolidación se realizará con productos y métodos que no alteren las propiedades físico-químicas de los materiales, ni la estética del yacimiento y se llevará a cabo sólo donde se precise. Todos los procedimientos deben ser inocuos y reversibles.



Deben utilizarse productos de reconocida eficacia y determinarse todas las características de los materiales (especialmente cuando son nuevos) que vayan a utilizarse, así como su compatibilidad con los existentes. Se tomará, como prioridad, siempre que se pueda, la consolidación y estabilización de los elementos degradados.



Se deben evitar intervenciones que superen las posibilidades técnicas garantizadas. Nuevas técnicas, materiales o procedimientos deberán ser estudiados con antelación.



Toda intervención ha de ser previamente estudiada y documentada en un exhaustivo informe.

4. Descripción de los restos

4.1 Muros Los restos conservados son mayoritariamente estructuras murarias realizadas con mampuesto trabado con arcilla. La arcilla empleada es de tonalidad amarillenta y granulometría muy fina. Los muros realizados con este material son muy compactos, sin oquedades internas y sin presencia de galerías de insectos.

Las rocas empleadas para levantar los muros tienen formas diversas (angulares, subangulares, lajas, y subredondeadas) apreciándose una amplia variedad de tamaños. Existe una clara intencionalidad de buscar las caras más planas en los exteriores de los muros. Algunos están construidos con piedras de gran tamaño (longitud superior a 28 cm) y otros realizados con piedras muy pequeñas. No obstante en muchos casos encontramos en un mismo muro piedras

de todos los tamaños, predominando las más grandes en los arranques de los mismos.

La disposición de las piedras es en hiladas, aunque no siempre se guarda una regularidad en las líneas. En cuanto a la disposición, encontramos piedras dispuestas tanto a soga como a tizón.

Hay que destacar que en casi todo el yacimiento

encontramos muros

cortados por la presencia de fosas de expolios. En algunos de ellos la presencia de los expolios dificulta la lectura de los restos.

4.2 Enlucidos La mayoría de los muros aparecen sin enlucir. Encontramos restos de morteros de revestimiento en algunos puntos concretos del yacimiento, especialmente en H9. Dichos morteros se componen de dos capas. La segunda capa es el enlucido y la primera el revoco que regulariza la superficie del muro para la aplicación del mismo. Para este preparado

se emplea arcilla fina de tono

amarillento igual a aquella que traba las piedras de los muros, con un grosor que oscila entre los 3 y los 5 cm aproximadamente.

Muro de mampostería con revoco de arcilla y estuco en H9 E.

Estructuras con revoco y enlucidas, 1B29 y 1B30, en H9E.

Sobre esta primera capa de preparación encontramos un enlucido de cal y árido. Se trata de un mortero con un acabado más fino y homogéneo, de color blanquecino. Dicho mortero presenta un grosor menor a la capa inferior, oscilando entre los 2 y los 3 mm. Se conservan varias capas de mortero de cal superpuestas, lo que indica un mantenimiento periódico de los revestimientos parietales mientras las estancias estuvieron en uso.

4.3 Suelos

El suelo que se ha intervenido y que se describe a continuación se encuentra en la mitad occidental de H9 E. En el extremo opuesto de la habitación no se conservaba.

Se realizó con tierra y una proporción muy baja de cal y arena. En él se pueden apreciar

distintas

capas

de

pavimento

aplicadas

sucesivamente

como

mantenimiento.

5. Estado de conservación 5.1 Muros Aunque cada uno de los muros tiene unas características y un estado de conservación que lo diferencian del resto, el estado de conservación general es similar en casi todos ellos.

Destaca la presencia de suciedad superficial y la acumulación de tierra más oscura sobre los muros, así como la proliferación de plantas y raíces en dicha zona.

La arcilla que traba el mampuesto es compacta y tiene una consistencia apropiada, exceptuando zonas puntuales en las que se encuentra disgregada.

Abundantes de plantas y tierra sobre las estructuras murarias.

En las zonas en las que el proceso de excavación es avanzado es posible ver que los muros tienen una potencia considerable, llegando en algunos puntos a medir más de un metro. En las estancias en las que no se ha finalizado la excavación no es posible determinar la altura de las estructuras.

Las piedras están sujetas, exceptuando algunos muros en los que encontramos piedras desprendidas en los bordes. Esto es debido bien a la falta de cohesión de la arcilla que traba los muros o bien por acción antrópica debido al paso de personas por encima de las estructuras.

Es frecuente encontrar muros que se han deformado. Muchos de ellos se han vencido en la fase de ocupación del yacimiento, por lo que encontramos estructuras adosadas a ellos a modo de reparaciones o refuerzos. Otros muros están deformados por el abandono del poblado o por el peso de la tierra que los cubre.

Los clastos se conservan bien. Destacamos algunas, especialmente las areniscas y las calcarenitas, que están arenizadas con falta de cohesión en superficie. Muchas de ellas se fracturan con facilidad. En ciertas rocas podemos observar la presencia de grietas de tamaños variados, destacando aquellas que han llegado a romper la roca en varios fragmentos.

La acción humana es en este caso aquella que más ha contribuido a la degradación del yacimiento en general y, sobre todo, de los muros. El cerro ha sido utilizado como terreno de cultivo, organizándose éste en terrazas y siendo arado en sucesivas ocasiones. Esto ha causado la rotura de gran parte de las estructuras, cuya altura se ha visto considerablemente disminuida.

Además, el yacimiento ha sufrido numerosos expolios sucesivos llegando a constatar un total de 93 toperas realizadas por los clandestinos en busca de objetos.

Estos agujeros se realizaron sin tener en cuenta las estructuras, rompiendo los muros, los suelos y los enterramientos y, en definitiva, borrando la información.

5.2 Enlucidos Los enlucidos que se han conservado en esta fase son los que se encuentran dentro de H9 E. La mayor parte de ellos se localizan en la esquina de M13 con M52, donde se conserva la mayor altura de enlucidos originales, y en el banco corrido

(1B33) adosado a los muros M15 y M16. En esta zona, hay restos de enlucidos de cal con bastantes lagunas, pero que, en general, conservan una superficie considerable.

En menor cantidad, aunque también hay algunos casos de pequeños fragmentos de enlucido dispersos, encontramos restos de enlucidos de cal en la cara meridional del pódium (1B30) en las plataformas de bajada a la habitación (1B29 y 1B40), en el escalón que da acceso a H9 O (1B32) y en el banco corrido del sur (1B34).

Escalera que permite acceder a H9O.

Uno de los principales problemas que plantean los restos de los enlucidos es que fueron aplicados sobre una capa de revoco de arcilla amarillenta muy fina.

Dicha capa, al perder el mortero de cal que la recubre, es susceptible de ser lavada por la acción del agua de lluvia. La hidratación del revoco de arcilla, aparte del consiguiente arrastre de materia, puede provocar grietas y fisuras si esta

se

produce de una manera continuada con ciclos de humectación y secado. La acción de los agentes atmosféricos puede causar finalmente el desprendimiento del revoco de arcilla, con la consiguiente pérdida de los enlucidos de cal.

Este problema lo podemos ver claramente en el caso del alzado oriental de M15, el banco corrido 1B33 y el escalón de acceso 1B29 a H9 O. Se aprecia una fuerte separación del revoco de arcilla del soporte murario, con un inminente riesgo de desprendimiento.

Por otra parte, casi todos los restos de enlucidos de cal presentan una superposición de capas finas de revoco, que oscilan entre los 2 y los 4 mm. Se trata de aplicaciones consecutivas para el mantenimiento de los enlucidos en su fase de uso. Las capas están separadas entre sí en la mayoría de los restos. Esto puede provocar la caída de la capa más interna y la perdida de los enlucidos.

Otro daño que detectamos en los enlucidos son las numerosas grietas y fisuras, especialmente en los enlucidos de 1B33.

5.3 Suelos El suelo se encuentra disgregado y ha perdido su cohesión, por lo que se disgrega con gran facilidad. Presenta amplias lagunas con los bordes disgregados. Es de color blanquecino y se conservan varias capas superpuestas, lo que indica un mantenimiento periódico durante la fase de ocupación. Sobre ese suelo se encontraba un hogar de 2 metros de diámetro. El color del suelo en esta zona varía desde la gama de los grises hasta el negro. Los límites del hogar aparecen bien diferenciados por un borde o media caña sobre elevado en el suelo. En esta zona, por la acción del calor del fuego, la cal se ha cocido adquiriendo una dureza y una compacidad que no encontramos en otra zona de H9 E. Esta media caña tiene los bordes fracturados y debido al hundimiento que presenta el hogar se da una fuerte acumulación del agua de lluvia. Tras unos días de intensas lluvias, esta zona permanece húmeda durante varias semanas pese a que recibe la luz solar durante

algunas horas. La consecuencia directa es que mientras permanezca húmedo el pavimento tiene una consistencia reblandecida y soporta menos los impactos.

6. Estudios previos Antes de comenzar con cualquier intervención de conservación se ha de hacer un estudio previo y minucioso recopilando toda la información disponible, tanto la concerniente a las fases constructivas y a las técnicas de construcción empleadas, como del estado de conservación de los restos. Este análisis se realiza con el fin de poder identificar la magnitud de los daños así como de los factores que intervienen en la degradación de los mismos. Dichos factores reciben el nombre de agentes de deterioro.

La identificación de los agentes de deterioro en cada caso concreto es la que determina el posterior tratamiento, siendo de vital importancia comprender los mecanismos que los desencadenan y que son los que, en definitiva y a la larga, hacen que la materia se degrade.

Para evaluar las causas que provocan los daños y así poder elegir el tratamiento adecuado, es de vital importancia el estudio de la composición material del objeto y de las condiciones ambientales en el que se encuentra, tanto del suelo (porosidad, pH, contenido en sales solubles, etc.), como del aire (luz, temperatura, humedad relativa, contaminación), y el agua (contenido en sales, pH, contaminación biológica, etc.). Toda esta información junto con estudio de los factores de deterioro, constituyen la plataforma básica para realizar cualquier intervención de conservación sin poner en peligro la integridad del objeto.

En el caso de los yacimientos arqueológicos la problemática viene dada por dos factores muy importantes. La primera es la ubicación del yacimiento. Se trata de conservar unos restos que están expuestos a los agentes climáticos, esto es, la lluvia, el viento, las heladas, los rayos U.V. y las fuertes variaciones de temperatura tanto en los ciclos noche-día como en los estacionales.

Por otra parte, se ha de tener en cuenta el propio hecho arqueológico. Los restos excavados, antes de la fase de excavación han estado enterrados, adaptados a un ecosistema concreto en el que predominan unas condiciones de temperatura y

humedad relativa muy estables. La excavación arqueológica interrumpe ese equilibrio que han alcanzado los restos con el medio en el que se encuentran para exponerlos a unas condiciones totalmente distintas, en las que las variaciones de humedad relativa y temperatura son constantes.

El ecosistema, suelo en el que se encontraban los restos antes de la excavación, guarda una estrecha relación con las propiedades físicas y químicas de la tierra que los cubría. Se trata de un suelo en el que predominan las arcillas.

Como primera medida se ha realizado un análisis básico de las propiedades físicas del terreno, en concreto: a. La textura b. La estructura c. La porosidad

6.1 Textura del suelo Se consideran partículas del suelo a las partículas minerales cuyo tamaño es menor a 2 mm. Estas partículas del suelo se clasifican según su tamaño en arena, limo y arcilla. Las partículas de tamaño superior a 2 mm se consideran fragmentos gruesos del suelo, y se clasifican según su tamaño en grava, piedra y roca. Las partículas de arcilla presentan un tamaño inferior a 0.002 mm, mientras que las partículas de limo oscilan entre los 0.002 mm y los 0.05 mm.

La granulometría del suelo está determinada por la proporción relativa de arena, limo y arcilla que contiene el suelo. De esta relación depende la textura del suelo. Un primer análisis granulométrico del terreno realizado por decantación nos muestra un suelo en el que predominan las arcillas y los limos.

Los suelos arcillosos se denominan suelos pesados o fuertes. Presentan baja permeabilidad al agua y elevada retención de agua y de nutrientes. Las propiedades de los suelos de arcillas limosas son una nula permeabilidad, una alta capacidad de retención de agua y una mala aireación. Asimismo, el tamaño de las partículas es muy pequeño y encontramos un alto contenido en nutrientes.

6.2 Estructura y porosidad del suelo

La estructura del suelo es la forma de agregación natural de las partículas para formar unidades de mayor tamaño con carácter más persistente. Estas unidades se denominan agregados. Su formación se debe a la presencia de cargas eléctricas en la superficie de las arcillas, lo que da como resultado unas interacciones físicoquímicas con los demás componentes del suelo.

Según el grado de desarrollo de los agregados, la estructura puede ser: -

Fuerte: agregados duraderos, con separación bien definida cuando el suelo se seca.

-

Moderada: agregados relativamente bien formados ydiferenciados, de duración media.

-

Débil: agregados poco diferenciados, que sólo sedistinguen cuando el suelo está húmedo.

-

Sin estructura: agregados que no se distinguen porfalta de aglomeración, como ocurre en los suelos arenosos.

El suelo de La Almoloya presenta una estructura fuerte con una disposición laminar. Los agregados tienen forma aplanada, con predominio de la dimensión horizontal. Las raíces y el aire penetran con dificultad. En cuanto a la porosidad, los suelos de textura fina tienen mayor porosidad que los de textura gruesa. Los suelos arcillosos como el de La Almoloya tienen gran número de poros pequeños (microporos).

6.3 Características químicas del terreno.

El suelo está formado por 4 componentes: minerales, materia orgánica, aire y agua.

Estos se encuentran subdivididos y entremezclados de tal manera que el aire y el agua ocupan los poros que existen dentro de la fracción sólida.

50 % Fracción sólida: 45% Componentes minerales.

5% Componentes orgánicos.

50 % Fracción no sólida: 25% Aire.

25% Agua.

Componente mineral:

Está constituido por partículas de diferente composición química y de tamaño; este componente deriva de la roca madre a través de procesos físicos, químicos y biológicos y se compone básicamente de P, K, Ca, Mg, Fe, etc.

Componente orgánico: Está constituido por restos vegetales y animales parcial o totalmente descompuestos, así como los residuos de los animales; su contenido es inestable por la acción de los microorganismos que transforman la materia orgánica. Los 30 centímetros de tierra superficial presentan una alta concentración de restos orgánicos, que se puede apreciar a simple vista por la concentración de raíces y por la tonalidad oscura que toma dicha tierra. Esta capa superficial, con un alto contenido en materia orgánica predomina en las hiladas superiores en el yacimiento, llegando en algunos casos a formar una capa sobre las piedras que conforman las estructuras, que aparecen más oscuras.

El Agua: Su contenido en el suelo es variable dependiendo de la lluvia. El contenido en agua determinará el crecimiento de plantas así como la disolución de los minerales y las sales que se encuentran en el terreno. En este caso, las arcillas del suelo se hidratan cuando el volumen de las precipitaciones es mayor y, sobre todo, constante. Una vez que el terreno se ha hidratado, la retención del agua es fuerte, con la consiguiente disolución de las sales del terreno. En las épocas de lluvia, al retener el agua, el terreno es propicio al crecimiento de plantas.

El Aire: Es una mezcla de gases que hacen posible la respiración de las plantas y los microorganismos del suelo. En el suelo, el aire se encuentra ocupando los poros de mayor tamaño, llamados macroporos. Los suelos arcillosos y limosos tienen un bajo porcentaje de macroporos y, por lo tanto, un bajo contenido en O2. La escasa concentración de aire en el terreno favorece la conservación de determinados materiales como los metales y los huesos, hallados durante las excavaciones.

El factor humano: Al tratarse de un terreno de cultivo durante muchos años, presumiblemente de cereales, la acumulación de sales a causa de los abonos y fertilizantes explica la gran

cantidad de eflorescencias salinas que han aparecido en los muros tras dos días de lluvias intensas.

Resumiendo, los restos que encontramos han sufrido dos procesos claramente diferenciados.

Por una parte se han tenido que adaptar al ecosistema suelo, esto es, a una humedad constante pero que varía en función de las lluvias. Así, durante los meses de menor pluviometría el terreno se ha secado y la humedad relativa ha sido constante y se ha mantenido en parámetros bajos. En los momentos en los que ha aumentado la lluvia, el terreno ha absorbido mucha agua y se ha mantenido húmedo durante numerosos días, especialmente las zonas orientadas al norte. Esto puede provocar una expansión de las arcillas por la absorción de agua y una posterior contracción por la evaporación, pudiendo deformar las estructuras enterradas.

La baja concentración de O2 no ha favorecido la formación de materia orgánica en profundidad. Las plantas que han crecido en el terreno no tienen raíces muy profundas. Tampoco se ha visto favorecida la proliferación de insectos.

Tras la excavación, las estructuras han tenido que encontrar un equilibrio con el nuevo ecosistema aéreo. Esto significa, en la mayoría de los yacimientos y en este en particular que nos ocupa, que han perdido humedad y se han secado paulatinamente.

Este secado ha provocado puntualmente la pérdida de consistencia en las argamasas de arcilla, el desprendimiento de algunas piedras y la aparición de eflorescencias salinas en los puntos de mayor retención de agua, como es la esquina de M13 con M52. Además, se ha visto favorecido el crecimiento de plantas sobre las estructuras.

7. Pruebas Antes de comenzar los trabajos se han realizado las pertinentes pruebas para determinar la composición de los morteros que se emplearon en los muros durante la intervención. Para ello se probó con áridos de diversos colores, granulometría y composición. Se realizaron varias mezclas con áridos blancos, ocres, rosas, marrones y verdosos, mezclados con cal hidráulica natural NHL 3.5.

La relación de los áridos empleados en las pruebas es la siguiente: -

Caliza blanca 1mm.

-

Caliza amarilla 1 mm.

-

Pórfido 1 mm.

-

Caliza amarilla 1 cm.

-

Fuldren.

-

Alvero.

-

Caliza amarilla 2mm.

-

Emperador 3 mm.

-

Chocolate 3 mm.

-

Rosa Zaci 3 mm.

Para la elección del mortero adecuado se tuvieron en cuenta los siguientes factores: -

Color: el color del mortero debe ser similar al color de la arcilla original que traba las piedras. En ningún caso puede tener un tono más oscuro que ésta.

-

Textura: debe tener una textura de grano fino al igual que la arcilla original.

Esto determinó el descarte de todos aquellos áridos con granulometría superior a 1 mm.

-

Contracción: el mortero debe presentar un excelente comportamiento tras su secado, con pocas fisuras de evaporación del agua.

-

Facilidad de manejo: debe ser un mortero que se trabaje bien y que se adhiera al soporte original sin desprenderse.

-

Fácil de fabricar: las mezclas complejas de más de dos áridos, aunque cumplieran con los requisitos anteriores fueron descartadas por la dificultad que presenta su puesta en marcha, que ralentiza los trabajos.

-

Dureza: aunque la dureza máxima de un mortero de cal hidráulica natural NHL 3.5 no se alcanza hasta pasados los 28 días de su fabricación la bibliografía y la experiencia personal de los técnicos indican que los áridos calizos tiene un mejor comportamiento mecánico que los silíceos, por lo que, a igualdad de prestaciones, es siempre preferible emplear áridos calizos.

Finalmente, el mortero empleado fue el siguiente: -

1,5 volúmenes de cal hidráulica natural NHL 3.5.

-

2 volúmenes de árido calizo amarillo 1 mm.

-

2 volúmenes de árido calizo blanco 1 mm.

Muestras de áridos y pruebas de los morteros.

8. Puesta en marcha y medios auxiliares

En los distintos trabajos que más adelante detallaremos, se han elaborado y empleado 1.400 kg de cal hidráulica, 17.000 kg de arena de amarilla y blanca de 1 mm y arena amarilla de 1cm, 2.000 kg de grava de 2-4 cm, 4.000 L de agua y 3 kg de pigmentos minerales de color negro, ocre, siena y sombra natural.

Para la puesta en marcha de los trabajos ha sido necesario llevar a cabo las siguientes operaciones: -

Compra de los materiales, buscando siempre proveedores que garanticen la máxima calidad en los productos elegidos.

-

Búsqueda y aprovisionamiento de medios auxiliares: hormigonera, bidones de agua de 1000 L, bomba para subir el agua, goma, generador, etc.

-

Acondicionamiento para acoplar los materiales de conservación.

-

Subida de la arena y la cal al cerro mediante una grúa telescópica.

-

Recogida y selección de las piedras: se han seleccionado piedras del montón generado durante las anteriores campañas así como de las laderas del cerro.

-

Subida manual de la arena una vez acabado el primer pedido realizado.

Acondicionamiento del terreno para el acopio de materiales y transporte de clastos para la hilada de sacrificio.

Subida del material al yacimiento con grĂşa telescĂłpica.

Subida del manual de la arena al yacimiento.

9. Tratamiento realizado 9.1 Muros El tratamiento que se ha seguido en la mayorĂ­a de los muros ha sido el que se describe a continuaciĂłn. No obstante, en las fichas de cada uno de los muros se especifican detalladamente aquellos tratamientos particulares aplicados en cada caso.

Limpieza: como primera medida se ha realizado una limpieza en seco, retirando mecánicamente con espátulas y brochas de pelo suave los depósitos de tierra así como la tierra original pulverulenta. También se han quitado, en la medida de lo posible y siempre reduciendo el riesgo de desprendimientos, todas las raíces y plantas, cortando con tijeras de podar para no ejercer presión al tirar de ellas.

Estrato de intervención: para poder distinguir los restos originales de las intervenciones de conservación, se ha colocado directamente sobre la superficie original una malla de polietileno de color gris, aplicando encima una capa fina de mortero. La malla permite diferenciar visualmente las partes nuevas, ya que forma una línea gris, color fácilmente reconocible a simple vista, que separa los originales.

Además, en caso de querer retirar el mortero nuevo en un futuro, favorece su fácil eliminación.

Colocación de la malla de polietileno.

Hilada de sacrificio. Recrecidos: esta fase de la conservación requiere de varios pasos previos: Selección de las piedras: las piedras que se van a emplear en cada muro han de ser seleccionadas previamente de tal manera que estén en concordancia con las originales en cuanto a tamaño y naturaleza se refiere. Este paso ha requerido de bastante tiempo, puesto que las piedras han sido recogidas, no sólo del acopio generado durante el proceso de excavación sino, en muchos casos, de la ladera del cerro.

Trazado del muro: cuando el muro está completo este paso no presenta mayor dificultad. En caso contrario, se ha de hacer un estudio para determinar por donde exactamente ha de pasar la parte nueva. En este punto es de vital importancia la estrecha colaboración del equipo de conservación con el de arqueología. Se ha de prestar especial atención a la relación estratigráfica que guardan los muros entre sí y a la relación de estos con otras estructuras.

Cuando el recrecido del muro consta de una sola hilada, lo llamamos hilada de sacrificio. Su función es proteger la coronación del muro de las inclemencias de los agentes atmosféricos, paso indispensable para garantizar la conservación de las estructuras.

Si se realiza más de una hilada, estamos ante una reintegración volumétrica o recrecido, cuya función, aparte de la de proteger el muro, es la de facilitar al espectador la correcta interpretación de los restos arqueológicos.

No obstante, en ambos casos se ha seguido el esquema de hiladas marcados por los restos originales, con la intención de que las partes nuevas no distorsionen la visión del conjunto.

Para las hiladas de sacrificio y los recrecidos se han empleado piedras del mismo yacimiento que extraídas durante la excavación o recogidas de la ladera del cerro. En la colocación de las piedras en las hiladas de sacrificio se ha seguido el mismo modelo que en los muros originales, en cuanto a tamaño, geología y disposición.

Para el trabado de las piedras se ha empleado, como ya se ha mencionado anteriormente, un mortero de cal hidráulica natural NHL 3.5 con una mezcla de arenas calizas. Dicho mortero ha sido el mismo para todas las estructuras murarias.

Consolidación estructural: en este apartado se engloban todas aquellas actuaciones

encaminadas

a

sujetar

aquellos

elementos

con

riesgo

de

desprendimiento y al calzado de algunos muros que, por la deformación que has sufrido, corren el riesgo de derrumbarse.

Recalce del muro M43 en H9O.

Para la sujeción de los elementos desprendidos, por lo general piedras, se ha realizado una retirada de la tierra suelta y de los morteros de arcilla pulverulentos y, posteriormente, se ha empleado mortero de cal hidráulica NLH 3.5 para sujetar.

Los calzados de los muros con riesgo de derrumbe se han llevado a cabo en la base de los muros en cuestión (p. ej. M43). Como primera medida, se ha eliminado toda la tierra desprendida así como las piedras sueltas, procediendo acto seguido a rellenar los huecos con mortero de cal hidráulica y piedras. El acabado del recalce

ha variado en función de cada muro, quedando la piedra vista en algunos de ellos, mientras que en otros se ha cubierto toda la superficie con mortero. En los casos en los que se deseaba reproducir un volumen de tierra bajo el muro se ha empleado únicamente el mortero visto, mientras que en los casos en los que el recalce forma parte de la estructura del muro se ha dejado a la vista la piedra.

Junteado: este tratamiento se ha llevado a cabo en algunos muros y en zonas puntuales, cuando se ha estimado que la arcilla original de los muros no presentaba una consistencia óptima. El proceso consiste en retirar mecánicamente la arcilla entre las piedras, rebajando las juntas hasta no más de 3 cm. Las juntas se rellenan posteriormente con mortero de cal hidráulica natural NHL 3.5, previa humectación del soporte para que no absorba el agua del mortero nuevo. Una vez que el mortero nuevo ha perdido el agua de amasado y está compacto, se repasa con una escofina o herramienta metálica para darle la textura y la forma deseadas.

Junteado de la planta de del muro Este de H17.

Junteado del alzado de del muro M13 y del tabique M75.

Recalces: en aquellos muros en los que por deformación o por pérdida de materia en su base existía un inminente riesgo de derrumbe se ha optado por hacer un recalce. El acabado de cada recalce varía en función de si se desea hacer una reintegración de laguna del muro o si se desea imitar el terreno. En los recalces se procura emplear piedras grandes para que actúen como base para el resto del muro.

Consolidación estructural de la cresta del muro M43 .

Reconstrucciones: se han tenido que llevar a cabo especialmente en aquellos muros cortados por agujeros de expolios. De esta forma, se facilita la lectura de los muros y se lleva a cabo también una consolidación estructural. Las reconstrucciones se han realizado en aquellos casos en los que ha sido estrictamente necesario y siempre que se han tenido claras evidencias de cómo eran originalmente los muros.

Reconstrucciรณn del muro M14 en su extremo suroriental afectado por la topera 24 .

Reconstrucciรณn de las banquetas de H9O tras su desmontaje durante los procesos de excavaciรณn.

Reconstrucción del muro M43 en su extremo noroccidental afectado por la topera 1.

9.2 Enlucidos Limpieza de la suciedad superficial: Se realizó una limpieza de forma generalizada eliminando el polvo superficial acumulado. Para ello se emplearon brochas de pelo grueso ayudándonos por un aspirador.

Sellado de bordes: Dado el peligro de desprendimiento del enlucido fue la primera intervención llevada a cabo, utilizando una mezcla de cal hidráulica con arena caliza cribada en proporción 1:3. Se utilizó cal hidráulica por su afinidad con los morteros originales y por su capacidad de fraguado en condiciones anaeróbicas. La arena caliza confiere a

la mezcla la consistencia adecuada siendo su textura y color semejantes a las del enlucido original.

Limpieza y sellado de los bordes de los enlucidos.

Después de limpiar los bordes con pinceles pequeños del nº 12 de pelo de cerda, y con la ayuda de aire a presión generado con perillas de goma, se procedió a la humectación de la zona con agua para evitar el agrietamiento del mortero a causa de la absorción del agua de la mezcla por el muro y el enlucido original. El mortero nuevo se aplicó con espátulas pequeñas de escayolista intentando introducir la espátula el máximo posible en la grieta para asegurar un sellado consistente. Una vez sellados los bordes del enlucido original, el mortero nuevo facilitaría la posterior inyección del PLM-A evitando su derrame por las grietas.

Consolidación: Este proceso se llevó a cabo mediante la inyección de PLM-A de la C.T.S. Se trata de un mortero hidráulico de inyección compuesto por cales naturales exentas de sales eflorescentes, mezcladas con inertes seleccionados y aditivos que modifican las propiedades reológicas. La elección de dicho producto viene dada por la alta compatibilidad de sus componentes a base de cales con el enlucido original y por sus propiedades hidráulicas, que permiten su carbonatación en condiciones anaeróbicas.

Consolidación mediante inyección de mortero hidráulico en la primera capa de revoco.

Materiales empleados en la consolidación.

La detección de las zonas huecas es un proceso que exige de la máxima atención del restaurador. Se lleva a cabo mediante pruebas organolépticas golpeando levemente el enlucido. Es a través del sonido cuando se sabe si el enlucido está separado del soporte.

Antes de inyectar el PLM-A se procedió a la humectación de la zona afectada inyectando una mezcla de agua y etanol al 50% para favorecer la penetración del producto. Cuando la oquedad aparece toda humectada por la mezcla, es el momento de introducir el PLM-A, que rellena las oquedades penetrando por difusión entre los intersticios. El PLM-A se inyectó muy diluido con jeringuillas y agujas gruesas para evitar su obturación En una primera fase se aprovechó la separación entre el enlucido y el muro así como las grietas existentes para la inyección, procurando rellenar los huecos hasta el máximo posible. En los casos en los que las lagunas internas eran de gran tamaño el proceso se realizó por fases, dejando fraguar el PLM-A inyectado durante al menos 5 horas. Se trata de una medida de precaución ya que un exceso del material líquido inyectado conlleva un

considerable aumento de peso, con el consiguiente riesgo de desprendimiento del enlucido original.

Las oquedades internas sin acceso se trataron perforando con agujas finas el enlucido original y creando una vía artificial de penetración, con la ayuda de las agujas y mediante el aire a presión con una perilla de goma y repitiendo posteriormente el proceso anteriormente descrito.

En algunas zonas no se ha podido inyectar PLM-A al ser la separación entre el enlucido y el soporte muy pequeña. Lo mismo ha sucedido en las zonas de contacto entre las diferentes capas de mortero de cal superpuestas. En estos casos se ha optado por inyectar una resina acrílica en emulsión acuosa (Acril 33) diluida en agua al 5%.

Reintegración de lagunas, sellado de grietas y sujeción de bordes: Para determinar la mezcla idónea a fin de llevar a cabo la reintegración de las lagunas del enlucido se realizaron diferentes pruebas. Las características del mortero de reintegración debían cumplir los siguientes parámetros: 1. Compatibilidad de los materiales añadidos con el original.

2. Ausencia de sales solubles en todos los materiales empleados.

3. Óptimas características de adhesión al soporte mural y al enlucido original.

4. Reversibilidad total de las reintegraciones de mortero.

5. Textura y color que no distorsionen la visión conjunta y no resalten sobre el original.

6. Clara diferenciación entre los morteros añadidos y el enlucido original.

Los materiales empleados para las pruebas fueron los siguientes: 1. Cal hidráulica NHL 3.5.

2. PLM-A. 3. Arena caliza de color ocre lavada y cribada.

4. Arena caliza de color blanco lavada y cribada.

5. Pigmentos: sombra natural, sombra tostada, siena tostada, negro humo, negro marfil, ocre.

6. Tierra del terreno cribada con una luz de malla de 1 mm.

Una vez determinada la mezcla idónea se han reintegrado las lagunas y sellado las grietas, empleando tonalidades diferentes para cada zona. Así, en la mayor parte

de las lagunas, se ha empleado un mortero de un color tostado, mientras que en los enlucidos con manchas de fuego se ha empleado un mortero de un tono grisáceo.

En todas las grietas y lagunas se ha aplicado un mortero más claro que el original.

El mortero de reintegración fue aplicado, previa la humectación de la zona con agua pulverizada para evitar su agrietamiento, con las herramientas adecuadas al tamaño de cada laguna. Así, para las lagunas pequeñas se utilizaron espátulas de escayolista de varios tamaños, mientras que en las lagunas mayores fue necesario el uso de paletines. Una vez que el mortero tenía la consistencia deseada, se aplicó presión con la espátula para conseguir una superficie lisa y compacta.

Protección del revoco de arcilla Para la protección del revoco de arcilla se ha aplicado una lechada de cal hidráulica NHL 3.5 con pigmento y árido calizo blanco de 1 mm. La primera capa se ha aplicado más liquida para que se adhiera mejor al soporte. La siguiente capa se ha dado más espesa.

Protección del revoco mediante la aplicación de una lechada de cal.

La aplicación de una lechada permite proteger la arcilla de los agentes atmosféricos, especialmente el agua de lluvia, conservando las irregularidades de la superficie y su textura.

9.3 Suelos La intervención en el suelo de H9 Este no se ha realizado de forma completa por el corto tiempo del que se disponía. No obstante, se han tomado las medidas necesarias para frenar la su degradación, especialmente por la frecuencia de paso de personas mientras se intervenía en los muros de la estancia en cuestión. Los pasos han sido los siguientes: Limpieza superficial en seco.

Se han empleado cepillos de polietileno de durezas distintas dependiendo de la compacidad de la zona. Los depósitos de tierra y la suciedad superficial se ha retirado mediante aspirado con un aspirador industrial, con cuidado de no levantar las distintas capas de suelo superpuestas.

Consolidación de capas.

Se ha realizado una somera consolidación entre las capas que se separaban en aquellos puntos en los que era más urgente. Hemos de hacer hincapié en el hecho de que el tratamiento no se ha podido llevar a cabo por completo por la falta de tiempo, ya que no es posible consolidar un suelo mientras este sirve como zona de paso.

Las capas que se separaban se han adherido mediante la inyección y/o impregnación con una resina acrílica en dispersión acuosa (Acril 33) al 5% en agua.

En algunos casos ha sido necesario aplicar presión para favorecer la unión entre las capas.

Sellado de bordes y lagunas.

Con el fin de que los bordes de las lagunas no se disgreguen más, se ha procedido al sellado de éstos empleando para ello un mortero de cal hidráulica NHL 3.5 con árido calizo de 1 mm en proporción 1:3. Las lagunas de mayor tamaño se han reintegrado con el mismo mortero, pigmentando en las zonas cercanas al hogar para obtener una tonalidad grisácea acorde con el mortero conservado en esa zona.

Relleno de suelos y sondeos.

Limpieza, consolidación y sellado del suelo de H9O.

Se ha llevado a cabo la cubrición y el relleno de áreas que suponen un foco de acumulación de suciedad y estancamiento de aguas pluviales. Este es el caso del sondeo realizado en H11 y las diversas catas realizadas en H9E. Se procedió a la protección de las estructuras y sedimentos inferiores con un tejido de poliéster no tejido con suficiente densidad como para resistir pesos y tensiones superficiales (geotéxtil de 150g/m2) a fin de evitar la mezcla del relleno aportado con la tierra original. El volumen de tierra aportado en este sondeo es de 11.05 m3.

Relleno con sucesivas capas apisonadas del sondeo realizado en H11.

Relleno de las catas efectuadas en H9E.

10. Planimetría y fotogrametría El dibujo de estructuras inmuebles en el yacimiento se realiza mayoritariamente mediante las técnicas convencionales de dibujo. Posteriormente, la ubicación precisa de las estructuras dibujadas en el marco de la planimetría general del yacimiento se realiza con la ayuda de un GPS modelo JAVAD TRIUMPH-1 dotado de la última tecnología en precisión milimétrica y que ofrece resultados en coordenadas UTM. Dichas coordenadas se registran en un tablet PC modelo NAUTIZ-NX7. Desde este dispositivo, se vuelcan los datos a un PC de sobremesa en el laboratorio, y, a continuación, se procesan con la ayuda de un software de diseño grafico vectorial (AUTOCAD 2010).

Además de las planimetrías técnicas convencionales y su tratamiento digital, procedemos al registro fotográfico completo de plantas y alzados estructurales y a la posterior corrección fotogramétrica de las imágenes.

La toma geológica de los clastos la añadimos a una base de datos Access. Esta recogida la hacemos directamente en campo utilizando como soporte un tablet PC Panasonic CF-19.

11. Conclusiones La intervención sobre estas estructuras queda reflejada en los siguientes datos generales: Se ha procedido a consolidar 161.74 m lineales de trazado murario en una superficie que ronda los 424.10 m2. Esta es proporcional al total del área del Complejo habitacional 1 (265.90m2), a una buena parte del Complejo habitacional 2 (149.00m2) correspondiente al 43.34% de la superficie y a un extremo del Complejo habitacional 3 con un total consolidado de 9.2m2.

La consolidación de banquetas también se ha llevado a cabo sobre todo en H9E y H9O en un área total de 22.84 m2.

Para la protección y reconstrucción de los muros, se ha efectuado el movimiento y colocación de 30.21 m3 de piedra en un área total de 108 m2.

Este volumen de piedra colocado en hiladas de sacrificio se distribuye de la siguiente manera:

COMPLEJO

HABITACIÓN

VOLÚMEN

ÁREA

C1

H9E/H9O

16.67 m3

42.13 m2

C1

H10/H11

4.21 m3

19.08 m2

C1

H12/H13

1.26 m3

7.32 m2

C2

H17

3.66 m3

18.33 m2

C2

H18

1.07 m3

5.39 m2

C2

H24/H25

1.92 m3

9.64 m2

C8

H28

0.95 m3

4.76 m2

C4

H51

0.27 m3

1.36 m2

12. Mantenimiento y recomendaciones Es importante señalar que tan sólo se ha intervenido en una parte del yacimiento y en tareas estrictamente de salvamento para asegurar su perdurabilidad. Todavía habría que volver a intervenir en el alzado de estas estructuras y ampliar dicho tratamiento al resto de la excavación.

La conservación del Bien Cultural no acaba con la intervención. Es fundamental programar rutinas de control y seguimiento de las estructuras restauradas, así como planes de mantenimiento que aseguren su óptima conservación. Para evitar en lo posible los factores de riesgo será necesario dotar a quienes tienen la responsabilidad de velar por el yacimiento, de las nociones fundamentales de conservación preventiva y comprometerlos en su control y mantenimiento.

Es importante hacer una limpieza periódica de tierra y suciedad superficial del yacimiento para evitar que se acumulen pues favorecen el crecimiento de plantas.

Se recomienda, como mínimo, realizar esta limpieza al menos dos veces al año.

Se debe prestar especial atención a los enlucidos. Los restos de enlucidos han podido llegar hasta nuestros días al estar al resguardo de la intemperie durante su enterramiento. Se trata de enlucidos que nunca fueron pensados para estar al aire libre.

Aunque se han realizado todas las acciones posibles para su consolidación y protección, los enlucidos corren un grave riesgo de derrumbe si no se les protege de los agentes climáticos, especialmente de la lluvia y las heladas. La medida más eficaz en este caso sería el techado de aquellas estancias que conservan enlucidos, en especial H9E.

ANEXOS I

FOTOGRAFÍAS

Proceso de trabajo en la hilada de sacrificio del M25.

Desarrollo de los trabajos en H9E.

Desarrollo de los trabajos en H9O.

Achicando agua en el hogar de H9 tras las intensas lluvias.

Colocaciรณn de las hiladas de sacrificio en M25 de H11 y M40 de H13.

Colocaciรณn de las hiladas de sacrificio en M75 de H17.

Desarrollo de los trabajos en H18.

Rejunteo de M57 en H17.

Vista general desde el norte de H18, H17 y H9 al fondo.

Vista general de H18 tomada desde el sureste.

Vista general de H24 tomada desde el sur.

Vista general de H24 y H28 tomada desde el norte.

Vista general de H9 hecha desde el noroeste.

Vista general de H10, H13, H12 y H11 realizada desde el noroeste.

Vista general del extremo oriental del Complejo 1 con H11 en primer plano.

Vista general del extremo occidental del Complejo 1 con H12 y H13 en segundo plano.

Vista general de H9 tomada desde el sureste con la colocaciรณn de los postes

Detalle de la banqueta 1B37 con los postes embutidos.

Vista general de H9 tomada desde el noroeste.

Detalle de los postes colocados en H9.

Detalle de la estructura enlucida 1B29 adosada a M12.

Detalle de la banqueta corrida 1B33 y la escalera de acceso a H9O.

Detalle de la banqueta corrida 1B36 y los postes adosados a M13.

Detalle de la esquina de M13 con M52 y la consolidaciรณn de los estucos adosados a sendos muros.

Vista general de H28 realizada desde el noroeste.

Vista general de H24 tomada desde el oeste.

ANEXOS II

CONTAJE Y DETERMINACIÓN PETROGRÁFICA DE LAS ROCAS EMPLEADAS EN LAS ESTRUCTURAS

ANEXOS III

DIBUJOS Y PLANTAS DE LOS MUROS

ANEXOS IV

FICHAS TÉCNICAS DE LAS ESTRUCTURAS INTERVENIDAS DURANTE EL PROCESO DE CONSERVACIÓN