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política

a noche del viernes 16 de diciembre de 2011, Ernesto Suárez fue suspendido del cargo de gobernador del Beni bajo acusaciones de malversación de fondos. La reacción inmediata, en ese entonces, fueron diversas movilizaciones protagonizadas por sus seguidores y cívicos benianos, quienes organizaron vigilias y actos de resistencia. No faltó la declaratoria de paro departamental. Estas medidas tuvieron poco efecto y, con el paso de los días, Haisen Ribera del MNR asumió el control de la gobernación con el apoyo del MAS. Cinco meses después, el 15 de mayo de 2012, Ernesto Suárez presentaba su renuncia al cargo y abría la posibilidad de convocar a elecciones para nombrar democráticamente un nuevo gobernador beniano. El 23 de agosto, el Tribunal Supremo Electoral convocó a la ciudadanía para asistir a las urnas en enero de 2013 y definir así la titularidad de la instancia departamental. Por: Pablo Deheza Fotos: ABI

¿Cómo llegamos hasta aquí y para qué?

Sin embargo, detrás de estos aspectos formales, otros elementos del juego político se movían en el escenario; presentes, indudablemente, aunque no siempre explícitos. Un primer aspecto es la lógica que determinó la caída de Ernesto Suárez y cómo esto afectó al contexto. Es pertinente tener en cuenta que la autoridad tuvo que abandonar su cargo posteriormente a la realización de la VIII Marcha Indígena y cuando el Consejo Indígena del Sur, CONISUR, estaba dando inicio a su movilización. Es posible establecer una correlación entre ambos hechos, en el marco de un reacomodo estratégico del gobierno nacional que también incluyó ajustes en el equipo ministerial. En conjunto, todos estos elementos actuaron juntos para permitir que el oficialismo logre revertir la situación política alcanzada por los indígenas de tierras bajas con su victoria coyuntural expresada en la Ley 180 de Protección al TIPNIS.

Ernesto Suárez, durante la realización de la VIII Marcha Indígena, brindó apoyo a los caminantes. En el nuevo ciclo del conflicto por el TIPNIS, gestado a partir de la Ley 222 de Consulta Previa, esto ya no fue así. La nueva autoridad departamental del Beni fue consecuente con la alianza que lo llevó al poder y jugó a favor de las acciones gubernamentales. Este fue el efecto estratégico de la remoción de Suárez, tuvo consecuencias en la dinámica del mayor conflicto político e ideológico experimentado por el MAS en todo lo que va de su presencia en el poder. Van apuestas, las candidaturas en carrera

El 22 de octubre, el Tribunal Supremo Electoral confirmó que cuatro candidaturas pugnaban por hacerse con la gobernación beniana. Con relativa anticipación Jessica Jordan inició sus actividades proselitistas apoyada por el partido de gobierno. Carmelo Lenz hizo lo propio desde los bastiones del frente opositor conformado por Samuel Doria Medina, en conjunto con actores políticos tradicionales del departamento, formalmente constituidos bajo la sigla Primero el Beni. También se inscribía en carrera Ademirzon Algarañaz, por parte de la agrupación Nacionalidades Autónomas por el Cambio y el Empoderamiento Revolucionario, NACER. Hasta ahí se conocían los nombres, pero algo faltaba. El 19 de octubre, a pocos días y horas de que se cierren las inscripciones, Pedro Nuny hizo conocer su candidatura, apoyado por las organizaciones de los pueblos de tierras bajas, bajo la sigla Frente Para la Victoria, FPV. Se cumplía así un paso más del trayecto y emergencia de los pueblos indígenas del oriente boliviano como actor político propio; hecho que constituye, sin duda alguna, el suceso más relevante acontecido en el campo político boliviano durante el último lustro. En el Beni están asentados 29 de los 36 pueblos indígenas reconocidos por la actual Constitución Política del Estado. Si bien su número es relativamente reducinoviembre -

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