actualidad Nov2011

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La niebla de Obama

Uri Ben Schmuel uribs@larazon.com.pe

Director de La Razón

A

l día siguiente del linchamiento de Gadafi (impresionantes esas imágenes del dictador rogando a sus captores la clemencia que él no tuvo durante 42 años, memento mori) se le ocurrió a Barack Obama anunciar que para fin de año Estados Unidos habrá retirado todas sus tropas de Irak. La observación más punzante al respecto la formuló el irreverente @BorowitzReport, que puso en boca del presidente estadounidense la frase: “No estamos desertando, los vamos a seguir por Twitter”. Al analizar la política exterior de EE.UU. uno no puede menos que preguntarse cómo ese país llegó a ser una superpotencia, porque maneja sus asuntos globales de

una manera bien chapucera. Ni siquiera lee su propia historia. En Alemania, al final de la II Guerra, ahorcó a unos cuantos peces gordos nazis pero mantuvo intacta la burocracia. En Irak, en cambio, descabezó al Baath, que por lo menos era un partido laico, potenciando así a las fuerzas extremistas que sin duda llenarán el vacío cuando el último soldado yanqui abandone suelo iraquí al cabo de nueve años. Ahora, en Libia, EE.UU. ha saltado de la sartén de Gadafi al fuego de un régimen islámico que va a manejarse a

través de la sharía. La lista de desaciertos de Washington a lo largo del siglo XX es larga e impresionante (y su conducta, por lo visto, no cambiará en el XXI). Sostiene a regímenes impresentables y cuando las papas queman los deja en la estacada o contribuye a su caída con la misma delicadeza que elefante en cristalería. Por ejemplo, en Panamá hubiera bastado con mandar el helicóptero que le pidieron oficiales insurgentes para llevarse a Noriega sin derramar sangre pero los funcionarios gringos se lavaron las manos (y Noriega mató a golpe de bate, al líder del abortado golpe). Poco tiempo después, cambiaron de idea y para sacar a ‘Cara de Piña’ bombardearon Panamá y mataron 400 civiles. El emblema de la deserción estadounidense

NOVIEMBRE 2011 es por supuesto Vietnam y el escape en helicópteros desde el techo de la embajada en Hanoi. En La niebla de la guerra, un documental de visión indispensable –la frase original, Nebel des Krieges, es de Von Clausewitz y alude a la incertidumbre que se da en los conflictos bélicos debido al desconocimiento de la capacidad del adversario– el ex secretario de Estado, Robert McNamara, pasa revista a la política exterior de su país desde la I Guerra

Mundial. Y enumera 11 lecciones: 1. Hay que sentir empatía por el enemigo 2. La racionalidad no nos salvará 3. Hay algo más allá de uno mismo 4. Maximizar la eficiencia 5. La proporcionalidad debe ser una guía para la guerra 6. Conseguir datos 7. Lo que creemos y lo que vemos a menudo no es cierto 8. Hay que estar dispuesto a volver a exami-

nar tus razonamientos 9. Para hacer el bien, puede que tengas que hacer el mal 10. Nunca digas nunca jamás 11. No se puede cambiar la naturaleza humana El Sr. Obama, a todas luces, no ha visto este documental. Si lo hiciera, se daría cuenta que no solo la guerra sino también las relaciones internacionales se parecen más al póquer que al ajedrez. Pero, claro, él solo juega golf…


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