Solemos decir, “es un minuto”, “no cuesta nada”. Quizás no signifique mucho en nuestra vida, pero ¿por qué desperdiciarlo estando siempre tan ocupados? ¿En qué inviertes tu tiempo? Revisa en que se consumen los minutos de tu día. ¿Cuánto dedicas a “robatiempos” (mala leche, críticas no constructivas)? ¿Te puedes plantear reinvertirlo o transformarlo en minutos constructivos? Transforma las críticas no constructivas en oportunidades de cambio. No se trata de invertir más, sino de cambiar hábitos respecto a aquello que quizá te hace malgastar el tiempo y convertirlo en tiempo de calidad, constructivo y transformador.