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El doloroso relato de la mamá de Lucas González

Por primera vez desde que la bala del gatillo fácil le arrancó a su hijo, Lucas González, de la vida, Cintia López se enfrentó cara a cara con los acusados del crimen y del encubrimiento, nada menos que catorce efectivos de la Policía de la Ciudad, quienes están sentados en el banquillo.

Cintia tuvo cuatro intentos de suicidio, una clara muestra del enorme dolor que lleva sobre sus espaldas. Así, con ese enorme peso, horas atrás se subió al estrado y enfrentó a quienes le quitaron la vida a su hijo. No lo hizo sola, sino que estuvo con su asistente terapéutico porque se quiso suicidar en varias oportunidades y se encuentra en tratamiento psiquiátrico.

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En un testimonio de un poco más de 40 minutos ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25, la madre de Lucas, acompañada en todo momento por una psicóloga -ya que era la primera vez que estaba frente a los acusados-, recordó el día que mataron a su hijo y puntualmente cuando llegó al hospital Penna, del barrio porteño de Parque Patricios, donde el joven fue internado con un balazo en la cabeza y con custodia policial.

"Cuando llegué no me dejaban verlo. Un policía de la Ciudad nos dijo que no sabía nada. 'Viste que los chicos de ahora, no le dicen nada a los padres y andan en cosas raras', nos dijo otro policía; pero yo sé lo que crié, mi hijo era incapaz, siempre le decía que si le querían robar que acuda a la Policía", recordó la mujer.

"Me dijeron que mi hijo estaba detenido acusado supuestamente de robo", re- cordó López visiblemente conmocionada en uno de los tramos de su exposición, en la que varias veces rompió en llanto.

Frente a unos 15 familiares que la acompañaron y a los 14 efectivos de la Policía de la Ciudad imputados -tres por el crimen de Lucas y 11 por el encubrimiento del hecho-, la mujer continuó: "Tuve que destapar a mi hijo y verle los tatuajes porque estaba irreconocible, le tiraron en la cabeza, le 'volaron el frasco' como dijeron, era su cabecita… me dolió en el alma que hayan dicho eso porque era la cabeza de mi hijo, no era ningún frasco".

Tras la declaración de Cintia, declaró

Mario "Peca" González, padre de Lucas, uno de los testigos propuestos por la querella y la fiscalía para el debate oral.

"A Lucas lo siguieron, lo encerraron y lo acribillaron. También pudieron haber acribillado a los demás chicos", sostuvo González, quien recordó al igual que su esposa lo que vivió durante la internación de su hijo en el Hospital Penna.

"Llegamos al lugar y no nos dieron nada, no podría creer lo que estábamos viviendo. Le pedí a un policía que si era papá me ayude y averigüe cómo estaba mi hijo. 'Ya a tu hijo le hicieron el luminol por la arma que disparó', me dijo, a lo que le contestó que no puede ser, que mi hijo no sabía ni parar el colectivo", sostuvo.

Luego, el hombre les habló a los jueces e hizo referencia a la declaración de los tres policías imputados como coautores del crimen de su hijo, quienes aseguraron que actuaron en legítima defensa y que no cometieron ningún delito.

"Escuché que fue legítima defensa, ¿cómo puede ser si mi hijo tenía canilleras y un jugo?, ¿Era porque tenía una viserita o porque era negro? Me lo quitaron de la peor manera los que me lo tenían que cuidar, en vez de salvarle la vida me lo quemaron con cigarrillo", dijo indignado

Al finalizar su relato, que duró poco más de 15 minutos, el hombre miró a los jueces Ana Dieta de Herrero, Daniel Navarro y Marcelo Bartumeu Romero y con voz firme pronunció: "¡Justicia por Lucas!".

Antes del ingreso de Cintia a la sala de audiencias, declaró como imputado el oficial Daniel Rubén Espinosa, uno de los 11 policías detenidos como acusado de encubrimiento, quien aseguró que no vio "ningún tipo de arma" en poder de los jóvenes, ya que solo los vio "a distancia".

El policía se refirió así al arma que, de acuerdo a la pesquisa, fue "plantada" por efectivos de la fuerza porteña en el auto que iban Lucas y sus amigos con el fin de hacerlos pasar por delincuentes. π

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