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Los Primeros PUBLICISTAS
JENNY ESTRADA R. HISTORIADORA
D
ata del antiguo Egipto el primer aviso publicitario del que se tiene conocimiento y figura en un papiro encontrado en Tebas, cuya antigüedad se remonta casi a 3.000 años antes del presente. Estudiado y preservado por los especialistas del Museo Británico de Londres, la traducción de su contenido dice lo siguiente: “Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el tejedor, este invita a todos los buenos ciudadanos de Tebas a encontrarle. Se ofrece media pieza de oro a quien de información sobre su paradero; a quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejen las más bellas telas al gusto de cada uno…” Siendo esta última frase la que ha llevado a los estudiosos del tema a considerarla como una forma primara y la más antigua evidencia de una publicidad hasta el momento conocida. Por referencias históricas sabemos que la publicidad fue utilizada con mayor intención por los griegos y sus pregoneros que circulaban por las calles anunciando el arribo de los barcos con cargamentos de vinos, especias, metales y más mercancías. También en Grecia usaban cilindros de madera sujetos a un soporte, donde se pegaban toda clase de comunicados. Ambos sistemas fueron copiados por los romanos que a
su vez inventaron los “alba”, tablones de anuncios permanentes y los “libelli”, especie de carteles hechos de papiro, que adosaban a las paredes exteriores y a los muros, donde se publicaban avisos oficiales y anuncios de venta de esclavos, espectáculos, alquileres de casas, objetos extraviados o encontrados. Así pues, los anuncios colocados al aire libre resultan ser una de las expresiones más duraderas