Otro tanto puede decirse del caso de la criada del Dr. Gerault. describiendo angustiada, estando ella en Francia, la muerte de su hijo, a la sazón en Crimea; del de Swadenburg, refiriendo desde Gothenburgo todos los detalles del gran incendio de Estokolmo; del de mistress Porter, relatando en el Connecticut. y como si lo estuviese presenciando, el incendio del vapor Henry Clay en el rlo Hudson, y, en fin, del descrito por el profesor Sales Ferrer, relativo a una señora de Sevilla que vio en sueños como asesinaban a su hijo. Estos hechos notables me hablan inducido a pensar muy seriamente si podlan existir ondas mentales, es decir, algo que transmita a distancia el pensamiento desde un cerebro a otro. No hay duda que cuando un cerebro trabaja, es indudable que en su masa, en su delicadlsima estructura, se verifican algunas alteraciones moleculares, correspondientes al trabajo mental que se realiza. Ha de haber mayor actividad en la vida de las células cerebrales, que se tiene que traducir por algo meclmico, como sacudidas, vibraciones, movimientos de algún género. "No te calientes la cabeza", le .:!icen al que piensa o discurre con mucha intensidad. Señal de que le experiencia enseña que en el cerebroi que trabaja hay una manifestación flsica de energla. Si, pues, en todo cerebro en función hay una modalidad flsica de potencia real y efectiva, aunque sea tenue y sutilisima, este foco de energla forzosamente ha de impresionar de algún modo al medio ambiente, como los cuerpos sonoros obran sobra el aire, en cuyo sano vibran o 101 focos calorificos, luminosos, magnéticos y eléctricos, actúan sobra el éter que todo lo llena. El medioambiente cerabral, asl impresionado, transmitiré en todas direccion81 el impulso recibido, y asl sa formarén las ondas mentales, por un mecanismo anélago a las luminosas, a las hertzianas, etc. Estas ondas mentales pasarén inadvertidas para todo el género humano, mientras no tengamos sentidos para apreciarlas, o en tanto que no se descubran medios de transformarlal en otral formal de energla, senliblel ya para nosotrol; lomilmo que ha lucedido con lal ondas hertziana. utilizadas para la telegrafla lin hilos.
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MUNDO DESCONOCIDO
No le conoce de un modo politivo ningún sentido especial que pueda apreciar lal ondal menta le. que de cerebrol ajenol procedan; pero lo més probable el que ele sentido lea nueltro propio cerebro, puel teniendo una conltitución limilar a 101 demél, debe ser lenlible a la milma forma de energla que cada uno de ellol produce al trabajar. Cuando le hace lonar una cuerda de un arpa, de un violin o de una guitarra, otral cuerdal de inltrumentOI mÚlicol anélogol, que le hallen en lal inmediacionel, suenan también lin que nadie lal toque. La única condición precila para que el fenómeno le verifique, el que lal cuerda. que hayan de vibrar por limpatfa, estén templadal para producir la milma nota que la cuerda que le hizo lonar primero. Lo mismo puede ocurrir con el cerebro. Uno de éltOI piensa o, como li dijéramol, luena. La vibración mental se transmite por el elpacio; y li encuentra otro cerebro, o sea otra cuerda, al mismo temple que al foco de vibración, vibraré también en la mi.ma forma, esto el, recogeré el pensemiento del primer cerebro. Mas si lal ondas mentalel que emanan de élte, no
o
o
IISól o un cerebro receptor sintonizado con el emisor puede captar el mensaje telepático de éste ll
encuentran ningún otro cerebro .intonizado con al que funciona, tal vez no hallen ninguno lenlible a IU acción. AI¡ me explico la tran.mi.ión del penlamiento a diltancia y, por lo tanto, la telegratia mental, por la qua se e.tablece cierta comunicación directa e inconlciente entre do. personal alejadas una de otra. Respecto a la diltancia a que pueda llegar elta