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Enrique Segundo Fermín Mena Díaz

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Día del Libro

Día del Libro

Más de 50 años como docente ligado a la institución, cuenta la historia de su vida y de cómo la formación técnica que recibió, le abrió las puertas al mundo y le permitió educar a sus 3 hijos.

Para Enrique Mena es imposible no emocionarse cuando habla de INACAP, que no sólo lo formó como técnico electricista, sino que también lo acogió como instructor de tal especialidad.

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Porteño de corazón, con 73 años de vida, 52 años de matrimonio y 3 hijos profesionales, recuerda que sólo tenía 18 años cuando ingresó a estudiar la carrera de electricidad, luego de que su hermano mayor lo invitara a conocer la institución.

Siendo el mayor de 10 hermanos asumió la responsabilidad de educarse y trabajar al mismo tiempo, por ello está hoy tan agradecido de las oportunidades que se le dieron en el camino.

A su juicio, la electricidad le ha abierto muchas puertas, ya que él indica se encuentra presente en todos los oficios y en casi toda la industria; “en cada una de las actividades se requiere de un técnico electricista, damos solución a muchas demandas y eso nos hace indispensables”.

Hizo la práctica en empresa maderera, su elección fue una empresa de baja experiencia para poder aprender y crecer dentro, resultó ser una barraca productora de casas prefabricadas con instalaciones eléctricas deficientes, por tanto, fue un tremendo desafío para don Enrique.

Su vida estuvo siempre ligada a INACAP. Primero como estudiante en la sede de Avenida Argentina en el año 1969 y luego como instructor, incluso ya después de jubilado, “soy parte del inventario de esta institución. Me contrataron como electromecánico, antes del primer mes nace mi primer hijo, venía con la marraqueta bajo el brazo”, señala con cariño.

Según su experiencia, la educación tiene que ser continua porque cambia permanentemente, él lo ha vivido en estos más de 50 años de trabajo y se define orgulloso de ser técnico, “no todos podemos ser ingenieros, de hecho, me ofrecieron seguir la carrera de ingeniería y no quise, ya que prefiero ser el mejor en mí profesión”.

Su carrera también estuvo ligada a la marina mercante, donde logró desarrollar una carrera internacional importante. “Hoy puedo trabajar en cualquier país del mundo con los conocimientos que adquirí en esa época que me validan a nivel internacional”.

Hace un tiempo atrás nuestra sede lo reconoció por su trayectoria y sus años de vida en la institución. Hoy recuerda con cariño cómo sus exestudiantes lo recuerdan e incluso comparten con él sus logros y sus fracasos. “Me vienen a ver y me cuentan sus experiencias, incluso se acuerdan de las anécdotas que tuvimos en clases y que los han marcado para el resto de sus vidas”.

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