Impac Visual Marzo 2024

MPAC VISUAL

NUM.

14 MARZO 2024

Y CONCIERTOS EN PUEBLA Y CIUDAD DE MÉXICO

EVENTOS

EDITORIAL

Directora

e s

PERLA CORAL

COLUMNA

CARLOS MÉNDEZ

VIVA EL CARNAVAL DEL BARRIO

La verdad es que no tenía pensado salir a hacerle fotos a los huehues, pero dejé tipo atrás la apatía que me cargaba y me salí de casa con un 50 fijo y un 8-15 con rumbo al barrio de El Alto y ver qué se podía hacer. Llegué por ahí de pasadas las ocho del meridiano y ya el ambiente estaba a full en la parte de atrás del mercado gastronómico del mítico barrio, que creo es de los barrios más viejos de la ciudad.

Cientos de personas ya estaban sentadas esperando que el carnaval empezará, las micheladas, la caguama en vasito desechable, las jicaletas, las garnachas, los azulitos, la doña de los chicharrones, la de los cigarros sueltos, ahí los organizadores del evento lucían un tanto nerviosos porque la gente se empezaba a impacientar, "a ver a qué hora, ya es bien tarde", "dónde está la Vero, díganle que ya, que no mame", "ya es bien tarde y estos cabrones no tienen para cuando, chiflale gordo para que se despierten", comenzaban a decir cerca de la camioneta que tenía el sonido, mientras tanto Vero la organizadora de todo este show, se acercaba a la camioneta y decía en voz alta, "voy a creer que estos no puedan conectar el audio, ya es bien tarde, carajo"; mientras tanto algunos huehues se echaban el cigarrito porque si se sentía un poco de frío ayer, otros mandaban al niño, a la niña a la tiendita por la respectiva caguama y vasos, otros más estaban ahí tronando el chicote pa entrar en calor previo al baile.

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De pronto el de la camioneta comenzó a poner música y se supo que ya era el momento pa ver los bailecillos que tuvo música en vivo y la neta suena más chido.

Por ahí de las ocho treinta pasado el meridiano, la primera cuadrilla comenzó a bailar, eran la cuadrilla de Xonaca, según los del sonido, los danzantes llevaban un violín, una guitarra y un vato con saxofón que si debo ser sincero se rifaron macizo musicalizando a los enmascarados vestidos de catrines además, un pelado que iba con ellos saco una estructura de esas hechas en casa con materiales que todo tenemos la cual usó para poner cohetones que hicieron se viera más chido la participación de los de Xonaca. Ya en el último baile o la última pieza que se tocó, la gente empezó a murmurar, "ya que bailen los de El Alto que por ellos venimos"; "ya va a bailar mi papá", preguntaba una nena de unos ocho años a la abuelita o sepa dios quien era la señora viejita que la abrazaba y que le respondía, "ya mero, ya nada más está y ya le toca a él", la participación de los Xonaqueros terminó con aplausos y se dió entrada a los meros chidos.

Dicen además, que la cuadrilla de Huehues Del Alto Garibaldi es de las primeras cuadrillas de huehues que empezaron con este cotorreo, que si hay huehues en la ciudad se lo debemos a ellos pues fue en esta zona del barrio que en la época en que habían haciendas y cosas así la gente trabajadora que trabajaba en las mismas pues se burlaban de los hacendados y de ahí pues esto se ha hecho ya tradición, aunque haya algunos, algunas, algunes que se quejan amargamente de todo este ambiente carnavalezco del barrio.

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Entonces del lado del paseo de San Francisco, la cuadrilla más chingona de todas las cuadrillas y no lo digo yo, lo dice la gente que se la sabe, se formó teniendo al inicio del contingente a los diablos que eran sujetados de la cola y de pronto, la corretiza, las antorchas con fuego correteando al diablo, la gente aplaudiendo, "ahí va mi papá, ahí va mi papá", "quemen a ese pinche diablo, quémenlo", y después de la quema del diablo, la presentación de la cuadrilla, la garrocha, la víbora, la estrella y no sé qué otros bailes se aventaron, pero se puso chido el ambiente.

De la nada el olorcito a cola de diablo prendida, y el gallito que se pasaba de mano en mano, igual que la caguama, cuál pandemia, cuál Covid, en el barrio no hay nada de eso, toque y pasa carnal, y el gallito daba vueltas, "quieres un toque güero", me dijo un pelado del barrio, con la mano extendida agradecí el gesto de camaradería, "un trago de chelita mi güero, échatelo", me insistió el compa, porro no, chela sí; y de pronto un pinche diablo se agarró a un morrito, se lo arrebató a su mamá y cargándolo se lo llevó bailando, el morrito iba chille y chille y chille, y el diablo baile y baile, atrás su hermana diciendo, "ya diablo, dámelo, está llorando, dámelo", pero el diablo baile y baile el cabrón; se me andaba olvidando, también estuvo el señor de la cajita, ese señor que ahí va entre la gente agitando la cajita pa que la bandita se moche con unas monedas, con unos billetes y se tenga varo pa lo que se ocupé, otro diablo agarró desprevenida a una morrita como de unos ocho años, y con la complicidad de otro la agarraron de pies y manos y que la empiezan a columpiar, "ya bajenme, ya bajenme, yo no juego", gritaba la nena y los diablos gritaban emocionados, hasta que la bajaron y la nena corrió a sus papás que estaban cagados de la risa.

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Ya en la parte final, los huehues hicieron una rueda y que sale la sorpresa que el del sonido en el último baile prometió, un vato con un torito de cartón y pirotecnia en el lomo, salió corriendo lanzando chispas por todos lados, y así recorrió toda la calle y atrás de él, otro pelado con otro torito y la pinche algarabía de la gente, mientras el del sonido lo decía fuerte y claro, "ahí está cómo no, los toritos de El Alto, para que los demás saquen papel y lápiz y anoten cómo se hace un carnaval chingón".

Los toritos se acabaron y la cuadrilla siguió bailando entre el júbilo de la bandita ahí reunida, yo por la hora me marché del lugar con la sonrisa en la cara, porque siempre es lindo ver al barrio feliz.

¡Viva el carnaval del barrio!

¡Viva El Alto!