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“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 2 Corintios 12:10.

Rev. Gustavo Martínez

El apóstol Pablo, un hombre experimentado en las cosas de Dios, nos muestra cómo tenemos que enfrentar los problemas. Nadie pasa por esta vida sin dificultades; unos de una manera, otros de otra. Uno no busca los problemas, pero vienen. Para eso tenemos dos opciones: 1) podemos pretender ignorarlos o huir, creyendo que los podemos evadir; o 2) reconocerlos, enfrentarlos, aprender y crecer. Esta segunda es la mejor, porque nos permite ver los problemas como una oportunidad para aprender, para madurez, para crecer y para poder contemplar la gloria de Dios. “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia...” (2 Co. 12:7-9). Dios sabe cómo cuidar a Pablo, para que el orgullo no lo dañe. I. LOS PROBLEMAS MUY A MENUDO VIENEN PARA DARNOS DIRECCIÓN

En el capítulo 27 de Génesis, vemos que Jacob estaba desorientado y no sabía qué hacer, ni qué camino tomar. Engañó a su padre, se apropió de la primogenitura, y eso le ocasionó problemas. Luego, en el capítulo 28 de Génesis, él va huyendo, y en medio de ese paraje tan terrible y solitario, tal vez sentiría angustia. Y esa noche tuvo un sueño y el Señor le habló, e hizo un compromiso con Dios. Jacob le dijo: “Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.” (vv. 2021). Los problemas lo llevaron a encontrar dirección. MISIONERO MUNDIAL 42 MOVIMIENTO América • Europa • Oceanía • África • Asia

HAY UN PROPÓSITO DETRÁS DE

CADA PROBLEMA

II. DIOS USA LOS PROBLEMAS PARA EXAMINARNOS

Los problemas revelan lo que hay dentro de nosotros. Dios llevó a Israel al desierto para probarlo, para afligirlo, para ver lo que había en el corazón de ellos. “Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” (Dt. 8:2). La Biblia habla de los que vinieron de Babilonia, Dios lo permitió para ver lo que había en el corazón de Ezequías. Él no respondió al milagro que Dios le había hecho, porque su corazón se enalteció. Porque una cosa es nuestro corazón antes de las pruebas, antes de la aflicción, antes del problema y después del problema. Y de un momento a otro cambiamos y comenzamos a expresar otro lenguaje, ¿qué pasó?; es que nosotros ocultábamos lo que había en el corazón, pero el problema, la incomprensión, el trato injusto que atravesamos, dejaron revelar lo que había en el corazón, salió a flote el irrespeto, la murmuración, la rebelión, y otras cosas más. Dios permite que se presente el problema, para ver lo que hay en el corazón. III. DIOS USA LOS PROBLEMAS PARA CORREGIRNOS

El Salmo 119:67, dice: “Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra.” Y los versos 71 y 72, dicen: “Bueno me es haber sido humillado, para que aprenda tus estatutos. Mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata.” Dios permite situaciones difíciles para corregirnos. Hay lecciones que las aprendemos sin dolor, pero la mayoría las tenemos que apren-

der con dolor. Es después de perder lo que tenemos, que venimos a valorarlo. IV. DIOS USA LOS PROBLEMAS PARA PROTEGERNOS, PARA PRESERVARNOS

En Génesis 45, vemos que Dios estuvo trabajando con José desde muy joven. El hecho de que sus hermanos lo hubieran vendido y de afrontar una serie de situaciones no lo desubicó. José les dijo a sus hermanos: “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios... para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación. Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios” (Gn. 45:5-8). “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.” (Gn. 50:20). Dios lo levantó y lo constituyó señor de Egipto. Dios mostró así Su poder, Su soberanía, Su propósito, dándonos a entender que nada escapa de su control, que no somos un accidente en este mundo y que no estamos solos; nuestros suspiros no le son ocultos a Dios, Dios sabe lo que estamos padeciendo, Dios sabe y no estará más sino hasta que se cumpla el tiempo del proceso en que tenemos que dar la medida, tenemos que dar batalla, y Dios nos mete en el horno para limpiarnos, para liberarnos del orgullo, del ego, de la vanagloria. V. DIOS PERMITE SITUACIONES QUE NOS PONEN EN UNA CONDICIÓN DIFÍCIL; PERO NO ESTAMOS DESAMPARADOS, NO ESTAMOS DESTRUIDOS


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