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do rey Manasés, cuando Judá estaba bajo el control asirio. Manasés alentó la adoración de Baal y de los ejércitos del cielo. Ignoró las tradiciones religiosas de la nación de Jehová. Cimentada en los libros proféticos del Antiguo Testamento, la obra de Smith hace un análisis de la labor desplegada por Oseas, Jonás, Miqueas, Isaías, Nahum, Sofonías, Habacuc, Jeremías, Joel, Abdías, Ezequiel, Daniel, Hageo, Zacarías y Malaquías a favor de la causa de Dios. En este estudio minucioso, que incluye el contexto político, social y espiritual de los albores de Israel, se examina la forma en la que el Señor usó a este grupo de siervos para transformar la manera de pensar y la conducta del pueblo israelita. Ezequiel nació en Judá durante el reinado de Josías, treinta años antes de ser llamado como profeta (Ezequiel 1:1). Cuando Ezequiel todavía era un niño, Josías llevó a cabo reformas políticas y religiosas (628 y 621 a. C.; 2 Crónicas 34). Esto le prorrogó la vida a Judá y le dio independencia de la dominación extranjera de Asiria. Estos cambios positivos se hicieron añicos cuando el rey Josías fue muerto en una batalla en contra de Necao, el rey egipcio (609 a. C.; 2 Reyes 22:28-29). La dominación egipcia de Judá duró solo cuatro años, dado que el rey babilónico Nabucodonosor derrotó a Egipto en Carquemis y llevó a Daniel y a muchos otros judíos al exilio. En la Guía práctica para entender a los profetas de la Biblia se afirma que los profetas del Antiguo Testamento fueron los mensajeros de Dios para Judá e Israel. Además, acota que transmitieron la Palabra del Señor a hombres y mujeres comunes, a reyes y jueces ricos y a grandes grupos en eventos públicos. En ese sentido, Smith recalca que los libros proféticos son el registro escrito de lo que el Espíritu les indicó a los profetas que comunicaran a sus audiencias. Asimismo, según él, proveyeron respuestas espirituales para preguntas de la vida diaria.
FIDELIDAD DE PROFETAS Daniel nació durante el reinado de Josías, el rey justo. Durante su adolescencia, el ejército babilónico llevó a Daniel y a muchos otros judíos a la cautividad, en el tercer año del rey Joacim (605 a. C.; Daniel MISIONERO MUNDIAL 26 MOVIMIENTO América • Europa • Oceanía • África • Asia
1:1). Los que estaban en cautividad vivían bajo Nabucodonosor, un gran constructor y el gobernante militar de un vasto imperio. Nabucodonosor les dio a Daniel y a sus tres amigos puestos de liderazgo en oficinas importantes del gobierno (Daniel 1:17-20, 2:48-49), porque Dios le dio a Daniel sabiduría y revelaciones especiales para interpretar los sueños del rey. Más tarde, el rey Nabónido rechazó la adoración de Marduk, dios popular de Babilonia. Dividido en 19 capítulos, el libro de Gary V. Smith rescata el paso terrenal de los profetas hebreos, que dejaron mensajes imperecederos cargados de principios teológicos que son aplicables para cada nueva generación de cristianos. En torno a este punto, el autor dice que la descripción de la santidad de Dios y el desafío de confiar en el poder y la promesa del Señor tienen relevancia en este mundo moderno saturado de incertidumbre y maldad. También refiere que la fidelidad de los profetas es un ejemplo. El profeta Zacarías y los mensajeros de Dios de nuestros días tienen la tarea de entender la acción de Dios en el pasado, ayudando a la gente a descubrir el propósito y la dirección de Dios para hoy, y a discernir los planes de Dios para el futuro (Zacarías 1:6; 8:13-15). Esta responsabilidad incluye dar palabras de advertencia, de consejo y de aliento. Nadie puede conocer la mente de Dios en forma completa ni comenzar a entender todos sus propósitos, pero en algunos asuntos, sus planes son conocidos. Cuando sus propósitos son comprendidos, la visión de Dios del presente y del futuro trae fuerza, así como una sumisión humilde. Publicada en 1994, originalmente en inglés con el título de The prophets as preachers, esta obra persigue el objetivo de alentar a la comunidad evangélica a mirar a través de los ojos de los profetas del Antiguo Testamento, analizar su cosmovisión, examinar los contextos históricos y sociales en los que se desenvolvieron y aprender de sus enseñanzas y mensajes. Con un lenguaje claro, y apoyado en la Biblia, anima a los creyentes en Dios a enfrentar con fe los dilemas de la existencia cotidiana, tal como lo hicieron ellos. Los registros escritos de los profetas los retratan como personas normales que predican a audiencias diversas en una amplia va-