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Una actitud hacia el otro: lo que pienso y siento hacia la persona con la que me comunico.
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Una actitud hacia el mensaje: lo que pienso o siento hacia lo que dicen o lo que voy a decir.
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Una actitud frente a la comunicación: lo que yo creo que es la comunicación, cómo me siento al comunicarme…
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Un papel social: cómo creo que me debo comportar en cada situación, teniendo en cuenta la posición que ocupo en ese momento…
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Un estado de ánimo.
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Una experiencia anterior en comunicación: cómo me he sentido cada vez que me he comunicado, cuáles fueron los resultados.
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Un objetivo: lo que creo que es la comunicación.
Toda comunicación se produce en una situación determinada y eso influye en su resultado (no me siento igual comunicándome en mi casa que en mi lugar de trabajo o en un lugar desconocido). Existen una serie de obstáculos psicológicos (de uno u otro interlocutor) que pueden llegar a bloquear la comunicación como son las distintas interpretaciones de las cosas, distintas personalidades, la forma de expresarnos o la posición jerárquica. Uno de los elementos principales que tenemos que comenzar a manejar para manipular las impresiones de manera que alcancemos los objetivos que nos proponemos es saber manejar y disfrutar de la incertidumbre. Unido a esta capacidad debemos vincular la capacidad de transmitir y de vender aquellos aspectos sobre los que queremos focalizar la atención de nuestro interlocutor o interlocutores. Dominar estas habilidades nos llevará a desarrollarnos y son un medio para garantizar nuestra supervivencia: •
La capacidad de saber explicar qué hacemos o qué podemos hacer. Requiere entrenamiento ya que no es fácil explicarlo de manera clara y resumida. Además, es conveniente aumentar esta información con la explicación de los beneficios que produce, adaptándolo a nuestros interlocutores. Esta idea es la