Año 3
No. 108
Semana del 27 de febrero al 05 de marzo de 2011
Nunca perdió la confianza
Ana Lucía nació el 20 de septiembre de 1994 en Monterrey. Cuando tenía diez meses fue cuando por primera vez apareció el Cáncer. Desde entonces comenzó a recibir tratamientos de Quimioterapia y Radioterapia. Cuando Ana tenía un año y un mes nació su hermana Marifer. Al aparecer otro tumor en su pierna, comenzaron nuevos tratamientos y operaciones. Sin embargo, Ana tomaba clases de ballet y asistía a la escuela, jugaba y llevaba una vida de niña, esto, a pesar de que tenía que usar un aparato ortopédico en su pierna. Al pasar de los años, hubo que cortarle la pierna y Ana siempre se mantuvo con fortaleza y una gran capacidad de adaptación a sus circunstancias. Vino la muerte de su mamá. Tiempo después vino el trágico accidente en donde murieron su hermana y Regina quien era entonces la novia de su papá. Pero Ana y su papá se mantuvieron siempre fuertes y unidos por un gran amor. De su papá siempre recibió mucho amor, y mucha esperanza. Ana tenía una voz preciosa y cantaba en el coro de niños en San Antonio. Le gustaba tocar la guitarra eléctrica y el órgano. Aprendió a utilizar una prótesis como pierna. Después su papá conoció a Tanya, con quien se casó. Ana encontró en ella a una verdadera amiga. Tanya además fue clave en el encuentro de Ana con la Fe. Ana se acercó mucho a Dios. Tenía amigos, iba a la escuela, a fiesta y llevaba la vida de una adolescente feliz. Apareció un nuevo tumor, esta vez en la quijada. Se sometió a una operación muy dolorosa, pero se mantuvo fuerte. En agosto del año pasado viajó con su papá y visitó a la Virgen de Londres. Su salud comenzó a empeorar terriblemente en octubre. Murió llena de amor, de fe, y de esperanza.
Experimenta
la alegría de vivir
Dejó un legado de fortaleza. Antes de morir Ana Lucía donó sus córneas y su corazón.
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Mentiras verdaderas
(carpe diem) 14 Voto de Educación confianza sexual Pág. 3
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