El Muso 31

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Bohemysa ~ Capítulo III

NATALIA GÓMEZ GARCÍA 4º B ESO

- ¡No! - Su contestación fue inmediata- Es muy pequeña, y como tutor suyo que soy, no permitiré que se case con alguien a quien no ama. - ¡Pero George, tu padre se refiere a empezar a pensarlo! - Exclamó lady Lesa entre sonoras carcajadas- Ya sabes… Dentro de unos años, la princesa se hará mayor y…

pausa antes de continuar-. En cuanto al casamiento de Bohemysa, supongo que es pronto, pero en unos años –subrayó la última palabra- habrá que pensarlo; con todo hay una persona aquí que sí debería pensar en el matrimonio –y la mirada del Duque se volvió hasta su hijo. -Yo no voy a… -empezó a decir George.

Lesa actuó de manera que parecía que no sabía si debía seguir.

Lesa dirigió una mirada apasionada e insinuante a George, quien intentó evitarla.

-Continúa lady Lesa - La apremió el Duque.

- Algún día se casará George –intervino Lionel - y espero por su bien… Que elija adecuadamente.

-Pues… Que… No queremos que le pase lo mismo que a su madre, ¿no es así? – terminó de decir Lesa, echando una maliciosa mirada a George. Todos sabían a qué se refería la mujer: los padres de la Reina Bianca habían muerto cuando ella era una niña y no la habían prometido, pensando que la muchacha tendría la suficiente cabeza como para elegir al único heredero del ducado de Flearb, a George –de quien se sabía que estaba perdidamente enamorado de ella-. Pero no; Bianca se había quedado embarazada a los dieciocho años y había muerto en el parto sin decir quién era el padre de su hija.

Entonces Lesa dirigió otra de sus miradas traicioneras a Lionel. Mientras, George recordaba con amargura a Bianca, con la que había esperado casarse algún día. - No, no me voy a casar. Mi corazón se lo llevó la difunta reina hace siete años –dijo George con la voz teñida de tristeza.

quién era Lionel, puesto que sólo le había visto a los pocos días de nacer ella, y de esto hacía ya veintiocho años; pero William sabía quién era la madre de Lesa y los poderes que había heredado de ella, por lo que intentó zanjar la conversación: -Bueno, tal vez deberíamos dejar de hablar de Bianca, creo que a todos nos trae malos recuerdos –hizo una

Así, tras evitar la mirada de Lesa, que imploraba una oportunidad, George dio por terminada la reunión.

MUSOLITERARIO

Se había hecho un incómodo silencio, pero sólo Lionel se había percatado de la mirada que Lesa dirigía a George, llena de maldad y a la vez cargada de pasión. Los oscuros ojos de Lesa y Lionel se encontraron; en los del hombre se reflejó dolor y tristeza, y en los de la mujer un odio profundo y una gran impotencia, como una pequeña llama roja. Esta vez el Duque William se había dado cuenta de la mirada que se estaban cruzando aquel humilde campesino y la fascinante bruja de largos cabellos negros; y el duque se preguntó si había hecho bien en reunirlos. A fin de cuentas Lesa no debería saber

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