Boletin Iglesia de Moron - febrero 2011

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Dios a imagen del hombre En el número anterior reflexionábamos sobre el ser humano como imagen de Dios. Me parece que la relación entre los conceptos “Dios”, “ser humano” e “imagen” también puede leerse en un sentido inverso. El acontecimiento histórico de la encarnación del Dios Hijo puede aportarnos otro lugar de mirada, a modo de reverso de moneda. Los cristianos proclamamos a un Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre. El envío del Hijo por parte del Padre presupone su preexistencia eterna con Dios: Gálatas 4.4; Romanos 8.3,32; 2 Corintios 8.9; Filipenses 2.6-8. Resultan muy significativas las expresiones que señalan a Jesucristo como el reflejo visible de Dios: “El es la imagen del Dios invisible…” (Colosenses 1.15); “…Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4.4). O la misma afirmación de Jesús al responder a Felipe: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14.8,9). ¿Qué vieron en Jesús sus contemporáneos? Es obvio que, en primer lugar, vieron un hombre concreto. Pero también percibieron pronto un hombre diferente de los demás. Su apariencia, sus gestos, sus acciones, sus reacciones eran básicamente humanas pero eso no era todo. Su humanidad dejaba trascender otra cosa. Cristo era la imagen pura del Dios eterno. Y esto también puede decirse invirtiendo los términos y sin alterar el misterio: ese Dios eterno tomó forma humana en Jesús. Por eso podemos afirmar que Dios se hizo a imagen del hombre. De este modo, aquella imagen y semejanza trastocada tanto tiempo atrás por la caída, fue restaurada plenamente en un ser humano de doble naturaleza. Ya que hombres y mujeres jamás hubiéramos podido recuperar esa imagen inicial por nuestros propios medios, Dios tuvo la condescendencia de hacerlo en sí mismo a través de la persona de su Hijo. Cristo como imagen de Dios es aquel que también es hombre y vino a este mundo para ser la primicia de muchos hermanos y hermanas a quienes haría restaurar y participar también de esta imagen: Romanos 8.29; 1 Corintios 15.49; 2 Corintios 3.18. Nuestra vida en la tierra, como hijos e hijas de Dios, se relaciona con el proceso de modelación y adecuación de la imagen de Dios en nuestras vidas. ¿Estamos permitiendo que el Señor modele su imagen en nosotros? ¿Traducen nuestras vidas la imagen de nuestro Creador en términos humanos e inteligibles para los demás? Pensando en un Dios eterno que toma nuestra imagen, y reconociendo que su obra está aún inconclusa y en continuo proceso, ¿le representa adecuadamente ante los demás, en especial frente a los niños a quienes enseñamos? Anhelemos y propongámonos parecernos cada día más a Cristo, la imagen visible del Dios invisible.

Ricardo Fantini

LO QUE PASÓ - II

El viernes 14 de enero, un grupo de hermanos de nuestra comunidad, presidido por nuestro pastor, visitó el hogar de Leonor Annoni. Por su estado de salud nuestra hermana no ha podido compartir durante un tiempo de la Cena del Señor, razón por la cual se tomó la iniciativa de llevar esta celebración a su hogar. En dicho contexto, este medio de gracia adquirió una connotación sumamente significativa.

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AGUA FRESCA PARA TU VIDA “La lectura devocional de la Biblia nos da un alimento espiritual insustituible para enfrentar el discipulado y la misión.” http://devocionalesaguafresca.blogspot.com El devocional online de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina


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