Vivir en condiciones de pobreza genera un alto nivel de estrés durante el desarrollo infantil. Las investigaciones han documentado que la pobreza expone a los niños y niñas al estrés tóxico, afectando su desarrollo neurobiológico. Como resultado, esto impacta su rendimiento académico, sus emociones, la capacidad de concentración, la memoria, el control y el enfoque de pensamientos.
Todos los niños y niñas merecen acceso a educación de calidad. Esto se logra con una agenda intencionada que impulse la movilidad económica de las familias, que garantice entornos saludables, con buena alimentación y los recursos necesarios que les permitan alcanzar sus metas.
En esta publicación se presentan los datos sobre aprovechamiento académico en relación con los niveles de pobreza.
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