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Cambia de pareja, sigue conociendo. Frente a frente. Uno propone un movimiento, el otro lo sigue… Este es un ejercicio de respuesta, y respuesta, y respuesta infinita a un movimiento inicial. Cuéntale al otro, a través de tu cuerpo, tu manera de vivir el
movimiento y, al mismo tiempo respóndele… Él se mueve y tú respondes con tu propio movimiento.
Ahora, con la misma pareja… elijan quien empieza esta vez la comunicación.
Él o ella hace un movimiento y tú lo interpretas: observa con cuidado lo que hace
con su cuerpo e imítalo con el tuyo. Es una interpretación, porque nuestros cuerpos son distintos y nuestra posibilidad de movernos también es diversa. Piensa que no a
todos nos gusta la remolacha, o no todos somos de Bogotá, o no todos, por ejemplo, tenemos un cuerpo con cuatro extremidades.
¡Nuestros cuerpos son distintos, deja que el otro te hable!
Es hora de imaginar. Sigue con tu pareja, ya se conocen un poco, ¿no? Tú cierra los ojos. Él o ella se disponen a moverse. A la cuenta de tres, tú empieza a imaginar cómo el otro se mueve; mientras, el otro se mueve libremente. Cuando tu compañero o compañera pare, va a decir “ya”. Y tú, como has imaginado todo lo que ha hecho, vas a empezar a imitar ese movimiento que el otro hizo cuando tenías los ojos cerrados. Después cambian de roles…
¿Qué pasa?, ¿hay algo que le quieras decir al otro?