Gerardo Torres Zárate

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Patrimonio vernáculo de lo material a lo inmaterial. Gerardo Torres Zárate. Introducción La defensa y protección del patrimonio cultural, es una tarea conjunta de la sociedad civil y autoridades, pues solo en unificándose se logrará preservar dicho patrimonio. Desafortunadamente no ha sido posible frenar el deterioro, trasformación y destrucción del patrimonio cultural en México, Y en el caso específico del patrimonio vernáculo en aun más drástico. Poblaciones rurales de todo el país, al seguir el paso de la globalización, han ido modificando, alterando y destruyendo ejemplos valiosos de arquitectura vernácula. Generalmente en una idea de modernidad mal entendida. Tanto autoridades como pobladores no han tenido conciencia del valor del patrimonio vernáculo. El caso que se muestra corresponde al municipio de Xochitlán de Vicente Suarez, Puebla y se refiere a la preservación de los valores patrimoniales tangibles e intangibles vernáculos. Los problemas que se observan en Xochitlán, corresponden al fenómeno de la globalización: la modificación, alteración y destrucción del patrimonio vernáculo. Las autoridades municipales se han preocupado al percibir la sustitución de los tradicionales tejados a dos aguas por losas de concreto armado; la sustitución de muros de piedra por muros de block de concreto y los pisos tradicionales de piedra, por pisos de concreto. El municipio posee una amplia gama de elementos patrimoniales tangibles e intangibles.

Su comida tradicional, el son huasteco, los versos y las topadas, la

vestimenta y el baile en el huapango. Las artesanías, parajes naturales y diversas manifestaciones tradicionales. El trabajo que se presenta corresponde a un proyecto de investigación en que se establecen las relaciones entre el patrimonio material con el inmaterial. Uno de los elementos en que puede leerse dicha relación, es la arquitectura tradicional. Las actividades culturales tradicionales se desarrollan en el espacio público y en el espacio privado, lo cual se refleja en la configuración de la arquitectura vernácula. En este trabajo se muestra la forma en que los elementos tradicionales como la danza, música


u otros, son tangibles no solo en los objetos que utilizan en su ejecución, sino también el espacio edificado. El patrimonio material e inmaterial son categorías que no pueden disociarse en el patrimonio vernáculo. Todas las manifestaciones culturales tradicionales se han mantenido vivas por medio las celebraciones patronales. En el caso que se presenta se observa que el lugar mantiene una relación continua con el patrimonio, en sus manifestaciones y que tanto lo material como lo inmaterial están ligadas directamente y se mantienen vivas en esa relación. Los problemas que se observan en Xochitlán, corresponden a un fenómeno mundial, la modificación, alteración y destrucción del patrimonio vernáculo construido. Las autoridades se han preocupado al percibir la sustitución de las tradicionales de tejados a dos aguas por losas de concreto armado; la sustitución de muros de piedra por muros de block de concreto y los pisos tradicionales de piedra, por pisos de concreto. La imagen que ha logrado conservar este municipio es notable, pues arribar por sus calles, se percibe ese aire de provincia que practicante a desaparecido en muchos de los pueblos de nuestro país. Las calles empedradas en una topografía difícil, debido a la altitud en que se encuentra: La sierra Norte de Puebla. Las casas dispuestas de manera fantástica en pendientes pronunciadas y rodeadas de una vegetación exuberante y siempre verde. La niebla que baja durante gran parte del año, le otorga un toque de fantasía y una experiencia sensorial de ensueño. No solo es la imagen urbana arquitectónica, la que justifica centrar un trabajo de este tipo en Xochitlán.

El municipio posee una amplia gama de elementos

patrimoniales, tanto materiales como inmateriales y que no pueden disociarse, resultando la arquitectura vernácula, a través del espacio el elemento que sostiene y unifica ambos elementos patrimonilaes. Xochitlán de Vicente Suárez. “El último rincón de la huasteca,” así se refieren los propios habitantes, al hablar acerca de su municipio. Y es que Xochitlán se ubica aun dentro de esa maravillosa área cultural denominada la huasteca. Por lo cual la identidad de la comunidad gira en


torno al huapango, además de otros aspectos culturales que se enuncian más adelante. Xochitlán de Vicente Suarez es un municipio que se ubica en la sierra norte de Puebla, formando parte de la Sierra Madre Oriental. “Se localiza a los 19° 59´latitud norte y a los 97° 38´ longitud oeste. A una altura que va de los 1000 a los 1200 metros sobre el nivel del mar” (H. Ayuntamiento 1992:11). La cabecera municipal está a 1040 metros sobre el nivel del mar (Juárez 1999:13). Las colindancias son al norte con el municipio de Zoquialapan, al sur con el municipio de Xochiapulco, al oriente con el municipio de Nauzoantla y al poniente con Zapotitlán de Méndez y Huitzilan. Xochitlán es uno de los 217 municipios que conforman al estado de Puebla. Tiene una extensión territorial de 45.92 km 2 representando el 0.14% del total del estado. (H. Ayuntamiento 1992:19). Se divide políticamente en la cabecera municipal, dos juntas Auxiliares en Huahuaxtla y Zoatecpan y ocho comunidades: Amatitan, Chicuacencuautla, Huapalegca, Ocotepec de Cardenas, Pahuata, Tzontecomata, Xalticapc y Xicalxochico. La cabecera se divide en cinco barrios: San Bartolomé, San Lázaro, San Isidro. Tatempan y Xochitepec. (H. Ayuntamiento 2011:19). La vegetación es bosque tropical subcaducifolio, acompañado de bosque de pino-encino. La topografía del lugar es accidentada con variantes de clima. (H. Ayuntamiento 1992:11). Los niveles tan variados y la humedad, hacen de Xochitlán un lugar siempre verde y atractivo a la vista. Quien lo visita, difícilmente olvida las bellezas naturales que se pueden observar El nombre del municipio está representado en el glifo oficial, como una flor sobre una roca (Rivera 2005). Cuyo significado se interpreta como “lugar entre flores” (Secretaría de Gobernación 1998:1094), “lugar y abundancia de flores” (Rivera 2005), “lugar florido” (H. Ayuntamiento 1992:11), “lugar de flores” y “lugar donde abundan las flores” (Juárez 1999:15). Como sea que se tome el significado es cierto que el clima y la vegetación, hacen de Xochitlán un lugar donde la variedad de flores es abundante. En la actualidad los habitantes son mestizos, nahuas, totonacas, otomí y tepehuas. De acuerdo a datos del INEGI (2010) la población total es de 12,249


habitantes, en donde 5,977 son hombres y 6,272 son mujeres. 9,348 personas hablan alguna lengua indígena. El analfabetismo es del 25% de la población y el 45% de la población no concluyo la primaria. La mayoría de las comunidades están consideradas con alto grado de marginación (H. Ayuntamiento 2011). La diversidad de pueblos que han estado presentes en esa región, han dejado una aportación a la formación una cultura rica y extensa. Xochitlán de Vicente Suárez es un ejemplo comunidad en que los aspectos físicos, naturales, y de la población se muestran en diversas relaciones para generar una identidad propia. Patrimonio Cultural Xochitlán de Vicente Suarez posee elementos culturales que corresponden a las diferentes categorías establecidas por la UNESCO.

El patrimonio cultural está

representado por el asentamiento que data del siglo XVI, su población y la arquitectura vernácula. Así mismo el valor histórico de ser lugar de origen del cadete Suárez, suma importancia al valor cultural. Al estar ubicado en la serranía norte de puebla, los parajes y paisajes naturales lo ubican dentro de la categoría de patrimonio natural.

El

asentamiento en medio de bellos bosques lo distingue como patrimonio mixto. En torno al patrimonio intangible, son diversos los elementos que lo caracterizan, el huapango, la gastronomía, las danzas, la música, las artesanías, los ritos y rituales en las fiestas patronales. Patrimonio Histórico.- La fundación de Xochitlán ocurrió en el siglo XVI. En 1633 se concluyó el templo dedicado al santo patrono. El 14 de abril de 1875 Xochitlán fue elevado a rango de villa y se constituyó como municipio independiente en 1875. Perteneció al antiguo distrito de Zacapoaxtla y en 1885 se constituyó en municipio libre con el nombre de Xochitlán de Romero Rubio. El municipio cambió su nombre a Xochitlán de Vicente Suárez, en memoria del Cadete que murió en la batalla de la toma del castillo de Chapultepec de 1847. El H. Congreso del Estado de Puebla, en 1982 presentó el dato del nacimiento del Cadete Vicente Suarez, tomado del inventario del archivo parroquial de San Bartolomé Apóstol, Xochitlan, Arzobispado de Puebla En reconocimiento a las pruebas presentadas se verifico que efectivamente el llamado “Niño Héroe de Chapultepec” nació en ese


municipio. (H. Ayuntamiento 2011:15) Siendo ese el dato histórico más relevante, lo cual permite afirmar que Xochitlán es un lugar histórico a nivel nacional. Actualmente existe en la parte central de Xochitlán en la calle Francisco Márquez, una edificación que la tradición oral reconoce como la casa donde vivió su niñez Vicente Suarez. La invasión norteamericana de 1847, junto con la independencia y la revolución mexicanas son de los hechos históricos que la mayor parte de la población conoce y recuerda. La heroica defensa del castillo de Chapultepec, por los cadetes del H Colegio militar, es un acto que ha quedado muy marcado en la memoria de los mexicanos. De allí la trascendencia de conservar la casa que vio nacer a ese héroe nacional. La batalla del cinco de mayo de 1862 es otro de los hechos históricos nacionales que mayormente se recuerdan y conmemoran. La intervención francesa en México, genero el hecho histórico de haber derrotado en Puebla al ejército francés. Según la historia un factor determinante fue la convocatoria de pueblos mexicanos, para hacer la defensa de Puebla. A ese llamado acudieron los zacapoaxtlas, quienes apoyaron de manera decisiva el triunfo en esa famosa batalla. Varios pobladores de Xochitlán recuerdan esa batalla, pues afirman que al llamado nacional, no acudieron solos lo pobladores de Zacapoaxtla. Varias comunidades del alrededor y del mismo Xochitlán acudieron a dicha batalla. (Juárez 1999:28). Patrimonio Natural.- El clima y su ubicación serrana, permite que siempre se vea todo verde. Los parajes son de importante belleza natural. En cualquier dirección que se camine desde el centro, se encontraran bellos parajes. La importancia de mencionar estos lugares no es por sí mismo como un atractivo turístico, sino que el paisaje natural y sus elementos, tienen una interacción directa con los pobladores. Esto se refleja en la producción artesanal de adornos y bordados. En las fiestas patronales de los diferentes barrios, las portadas de los templos son adornadas con arreglos florales.

Dichos adornos utilizan una amplia variedad de flores de la región, las

portadas son elaboradas con elementos naturales que toman de su propia región. Así mismo los motivos de bordados en manteles, blusas y servilletas, hacen referencia a la amplia variedad de flores.


Patrimonio Intangible De acuerdo a la definición de la UNESCO, ese bien patrimonial se recrea constantemente, se trasmite generacionalmente y es un elemento de identidad. En esta categoría patrimonial se enlista la tradición oral, la música, rituales, las danzas, las artesanías y la gastronomía entre otros. Las tradiciones de Xochitlán son diversas y en todas ellas se conjugan aspectos tangibles e intangibles. Los aspectos mencionados por la UNESCO se abarcan ampliamente en los elementos culturales intangibles de Xochitlán. El huapango.- Los elementos culturales patrimoniales en Xochitlán son diversos y se relacionan en varias manifestaciones. Dichos factores son parte fundamental de la cultura popular, que “es un complejo sistema de símbolos de identidad que el pueblo preserva y recrea” (Colombres et al. 1982:7). El huapango o son huasteco, en Xochitlán es el elemento cultural más significativo de la comunidad, pues en él se conjugan diversos valores.

Además de ser parte importante en la identidad, también se ha

constituido en un factor de resistencia cultural, ya que por medio de su manifestación, se recrea y retrasmite esa tradición, por encima de cualquier otro de la cultura de masas. De acuerdo a D’ León (2004) el son es tan importante en la música mexicana que lo califica como su “columna vertebral” y cita a Eloy Cruz definiéndolo como “una pieza musical, basada en un patrón rítmico-armónico recurrente, tocado con un instrumento armónico y que constituye la base de toda una cultura, y de una forma de ver y entender a la música mexicana”. El son es un género musical que según D’ León (2004), es de los más usuales y representativos en ambas costas del país, “que se extiende hasta las faldas de la Sierra Madre Oriental y de la Sierra Madre Occidental

así como también en una

porción de la Península de Yucatán.” Se sabe que la región huasteca abarca los estados de Hidalgo, San Luis Potosí, Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas y Puebla. El son huasteco es también conocido con el nombre regional de huapango y los músicos que lo interpretan como Huapangueros.


La gente de Xochitlán refiere que en su origen era “música de pobladores de la región de la Huasteca, los cuales, escuchando los instrumentos de los españoles, empezaron a fabricar los suyos. Para los indígenas era prohibido desde la manufactura hasta la entonación de éstos, lo cual los llevo a tocar clandestinamente, de esa manera surgió el famoso huapango. También se hace del conocimiento del Son Nontuno aparte del Son Jarocho de Xochitlán”1. Para entender qué es el huapango no basta conocer su concepto, también es importante escucharlo pero sobre todo bailarlo. Una Huapangueda en Xochitlán reúne a tríos de las cinco huastecas. La fecha más importante es el 24 de agosto, la fiesta del santo patrono, en que el huapango inicia en la tarde y se extiende hasta la madrugada, llegando a terminar hasta las cinco o seis de la mañana del día siguiente. Todas las personas, sin distinguir su origen, comparten el tablado. Resulta complejo establecer la antigüedad del huapango en Xochitlán, sin embargo por medio de recordar las anécdotas de las personas, se afirma que “el huapango para Xochitlán es una manifestación de su cultura. Mi abuela platicaba que desde 1876 ya se bailaba el huapango en la localidad”2. Otra versión señala que “en Xochitlán

el huapango significa bailar, alegría, reunión y convivencia así como

conservación de una tradición y se practica desde los años 20 del siglo pasado hasta la fecha”3 El huapango es toda una ceremonia, es un ritual en que todos los participantes realizan su rito y lo comparten por medio de la convivencia. Cada familia o pareja que asiste, selecciona sus mejores prendas, se estrena ropa especial para el evento, se preparan. Se espera con ansia el día y la hora del inicio. La expectativa crece cuando se confirma la asistencia de tríos celebres de Hidalgo, San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz y desde luego los locales. Las Danzas.- El eje de las tradiciones en Xochitlán, son las fiestas patronales de cada barrio. Los cuatro barrios originales son San Lázaro, San Isidro, Las Lajas y Tatempa. Las danzas son parte trascendente de los elementos culturales de la región. La fiesta patronal reúne todo género de elementos culturales tangibles e intangibles. 1 2 3

Sr Ernesto Tirado, entrevista en sitio. Sr Ernesto Tirado, entrevista en sitio. Sr Ciro Méndez, entrevista en sitio.


Los diversos factores que se conjugan forman parte importante de la identidad y de la permanencia de los valores culturales de la población. Las fiestas patronales en México constituyen un elemento trascendente para la población. Paz (1985) reflexiona en torno a las celebraciones comunales, “un pobre mexicano ¿Cómo podría vivir sin esas dos o tres fiestas anuales que lo compensan de su estrechez y de su miseria?” Las fiestas son, continua Paz, el único lujo que se pueden dar los mexicanos de bajos recursos. Es también la ocasión para el mexicano de abrirse al exterior, de mostrarse, de revelarse y dialogar con las divinidades, la patria, los parientes y los amigos. “La fiesta es ante todo el advenimiento de lo insólito. La rigen reglas especiales, privativas, que la aíslan y hacen día de excepción (…) se introduce una lógica, una moral y hasta una economía que frecuentemente contradicen las de todos los días” (Paz 1985:45). El gasto que se requiere en una fiesta patronal llega al derroche económico, en muchos lugares del país es, incluso un gasto que las personas jamás pueden hacer para sí mismas. Sin embargo es también un compromiso, con la comunidad, pero sobre todo con Dios. La gente se siente comprometida y no le importa hacer dicho gasto. En las noches de las fiestas religiosas los amigos, los compadres, "se emborrachan juntos, se hacen confidencias y lloran las mismas penas." (Paz 1985:45). El aspecto social es de gran importancia, ya que en esas celebraciones desaparecen los rangos sociales y humanos. Las fiestas son un fenómeno cuya función es la de integrar valores sociales, religiosos, culturales y económicos. En Xochitlán se celebran 21 fiestas religiosas durante el año (Juárez 1999:54). Esas celebraciones son la expresión cultural del sincretismo indígena y el cristianismo. “EL ciclo de festividades de Xochitlán congrega a todos los miembros del municipio y a aquellos parientes que residen fuera de él” (Juárez 1999:14). Las autoridades civiles participan activamente junto con las organizaciones de la población y las religiosas. El complejo sistema de organización se puede resumir en dos tipos de agrupaciones; las Hermandades, que son “asociaciones de personas que se encargan de organizar las festividades al interior de templo y las mayordomías, cargos anuales cuya función es llevar a efecto la procesión de las cofradías” (Xochitlán 1992)


Se celebra la fiesta a San Bartolomé Apóstol, “el día 24 de agosto y conlleva el desarrollo de múltiples actividades místicas y lúdicas en las que participan casi todos los moradores del pueblo.” (Rivera 2005:54). Los arreglos de la fiesta se realizan con meses de antelación. Los ensayos se inician en el palacio municipal y se continúan en la casa del mayordomo. Cada danza tiene su propia vestimenta4, y los participantes elaboran sus propios trajes, o encargan a personas que tienen la experiencia en el asunto. La organización incluye la alimentación de los participantes, las ceras, los juegos pirotécnicos, los músicos, la bebida, las flores, los adornos y la vestimenta. La tradición de las danzas en Xochitlán, sigue un ciclo litúrgico complejo 5. Al igual que en la mayor parte del país, los pasos de la celebración forman un circulo en que se relaciona el espacio público con el privado, a través del altar del templo y el altar de la casa. Se relaciona el orden divino con el humano.

Los recorridos de las

procesiones van de la casa a la calle, al atrio, al templo, al atar del templo y nuevamente al atrio, en donde se ejecutan las danzas. Para después repetir el recorrido a la inversa (Torres 2009:153, 154). Participar en una danza es un acuerdo del danzante con Dios y el Santo Patrono. El compromiso que se adquiere debe ser por cuatro años, no puede ser menos. Cada participante se entrega en devoción y hace los gastos necesarios, sabiendo que si rompe el compromiso, puede “ser castigado por las fuerzas divinas”. El tiempo invertido es mucho, pues lo ensayos duran horas y los cuatro días seguidos en que transcurre la danza, en la que se incluyen procesiones. “La danza es el servicio del pueblo, el acompañamiento, la alegría y el espíritu de la fiesta, no es un baile de un solo día, sino los preparativos de varios meses en víspera de la celebración. Las danzas fueron resultado del sincretismo hispánico con la devoción que en los pueblos se les ofrendaba a las deidades, por ello, sus contenidos son leyendas y mitos de hechos acontecidos en la época prehispánica, en la conquista o en la colonia.” (Martínez 2010)

4

Para conocer cada una de esas vestimentas, pude consultarse la monografía municipal de 1992 e n la pagina 30, Para comprender ampliamente el desarrollo de las danzas, así como los antecedentes de orden simbólico, prehispánico y sincrético de las mismas, se puede consultar el trabajo realizado por Juárez (1999), en el que se desarrolla un análisis formal y serio de todos los factores que configuran esa tradición en Xochitlán. 5


La tradición se ha preservado, no ha muerto porque el sistema de retransmisión es muy importante y efectivo. Siempre existe la participación de niños y adolescentes que van aprendiendo todos los pasos y parlamentos de la danza que se trate. (Martínez 2010) El atrio es una planta rectangular de proporción 1 a 2. representaciones tienen su lugar definido.

Las nueve

El acomodo se ha establecido y no se

rompe, no hay equivocaciones, todos ejecutan sus pasos y sus sones sin interferir con los demás. Los movimientos definen su tiempo y su espacio. Los desplazamientos establecen las dimensiones y las proporciones. La fiesta es diversa, pero la razón es una, el motivo es dejar el alma en un acto de redención ante Dios, ante San Bartolomé. Si el número de participantes ya es alto, hay que sumar los escenarios y elementos de cada ejecución. El trapiche de los negritos, la escenografía del infierno para los migueles, la cárcel de Cuauhtémoc, las imágenes de las cofradías, el área de juegos pirotécnicos, la garrocha de los torreros, el asta y telón de los matarachines y el poste de los voladores. Definidamente el espacio no es suficiente, sin embargo, es la fiesta del santo patrono y ocurre el milagro, todo y todos entran, todo cabe en ese espacio que se agiganta con la devoción de los participantes. La cocina tradicional.-La comida tradicional mexicana quedo inscrita en la lista de patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO el 16 de noviembre de 2010. Siendo la primera ocasión en la historia en que se registra una cocina tradicional con tal distincion. La comida de nuestro país representa también aspectos culturales es “una riqueza gastronómica que no debe subestimarse, y que unida a la infinita diversidad de las cocinas tradicionales de los indígenas, siempre basadas en productos autóctonos, configura a la gastronomía mexicana como una de las más complejas del mundo” (De Orellana 2012:52) Considerar la gastronomía es importante, ya que como parte de la cultura, permite conocer acerca de las costumbres y formas de vida. “La cocina de un lugar no puede desligarse de su historia ni de su cultura alimentaria, que es el proceder colectivo que tiene ligado no solo con el acto de guisar, sino con la alimentación en general: la forma de comer acostumbrada por el grupo y los atributos, rituales,


simbólicos, sensoriales y sociales que ha asignado a los alimentos y preparaciones. Por su historia y su cultura alimentaria, la cocina mexicana tienes rasgos excepcionales” (De Orellana 2012:72) Xochitlán perteneciendo al estado de puebla forma parte de la herencia culinaria que distingue a ese estado. La región serrana tiene sus propias comidas y formas de prepararlas. La relación entre el alimento y los aspectos físicos como el clima, genera el uso de plantas hierbas y especias propias de la región. También los versos del son huasteco hacen registro de aspectos culinarios. Por ejemplo un atole agrio que se prepara durante la semana santa. Los platillos tradicionales de Xochitlán son el chilponzontle, que puede ser de pollo o res, mole poblano, tamales, tlayoyos, enchiladas, enmoladas, pescado ahumado, o un delicioso caldo de cozoles o acamayas. Dulces y pan de dulce, pan de yema, ojaldra, marquesote. Desde luego el café, licores como el yolixpa, y licor de café. Promover y mantener esos platillos es importante porque “donde se mantienen los saberes tradicionales y la economía de pequeña escala y de subsistencia, se practica una gastronomía sustentable que se halla en estrecha armonía con el contexto natural y cultural” (De Orellana 2012:50) Patrimonio vernáculo construido.- El caso de Xochitlán de Vicente Suarez además de las características propias de la arquitectura vernácula que definió el CIAV, presenta también las influencias mencionadas. Así se puede observar que la arquitectura tradicional de España se refleja en sus tejados a dos aguas y en los elementos formales de los vanos en fachadas. EL sistema constructivo de la cubierta es netamente producto de la influencia de la colonia. La historia del asentamiento se remonta a finales del siglo XVI y principios del XVII, fue fundado durante la colonia, el templo principal del pueblo data de 1633. Las edificaciones habitacionales originales seguramente ya no existen, sin embargo los edificios que constituyen el centro de Xochitlán pueden datar del siglo XIX. De acuerdo a los comentarios en entrevistas a las personas residentes y los elementos formales las construcciones son de hace más de 180 años.


La arquitectura vernácula de Xochitlán se integra a al contexto natural y al construido. Xochitlán aun conserva la imagen tradicional, ese aire de pueblo que se ha perdido ya en muchos lugares de la provincia mexicana. Esta realizada con materiales de la región y el conocimiento de los sistemas constructivos son producto de la trasmisión generacional. Sus calles empedradas han resistido el embate de la nueva costumbre de cambiarlas por concreto o asfalto. Lo cual le otorga un valor visual y tradicional más. Las formas, dimensiones y proporciones son netamente vernáculas. Se puede observar que la longitud de los volados de las cubiertas, corresponde a la protección de las frecuentes e intensas lluvias de la sierra. Así mismo existe dicha relación entre la altura e inclinación de las cubiertas con sus tejados. El clima serrano ha definido todos los elementos constructivos y arquitectónicos. Es así como la arquitectura vernácula de la región serrana de Puebla tiene una imagen tradicional propia. La variante topografía genera diversos niveles en los que algunas construcciones se van acomodando a manera escalonada. También se generan edificaciones en que el nivel de calle presenta un cuerpo de altura, pero al ingresar, se tiene que son dos o tres cuerpos hacia abajo. Varios casos son una alarma en el municipio, pues se corre el riesgo de modificar por moda, la imagen original del asentamiento. Esto no es deseable, pues todos los elementos culturales referidos, se relacionan con el espacio urbano y arquitectónico. Alterar y modificar la arquitectura vernácula, rompería las relaciones naturales y culturales que se ha preservado por generaciones. Eso llevaría a cambios de valores que incidirán en modificar también la identidad. La traza urbana del municipio es irregular, pues se ajusta a las curvas de nivel del terreno. De allí que los terrenos varíen mucho en sus formas y dimensiones. La mayor parte de edificios vernáculos se ubican en la parte céntrica del asentamiento. Sin embargo se tomaron muestras representativas en las zonas de la periferia y algunos casos de construcciones fuera de la mancha urbana. Esto permitió hacer un estudio preciso sobre las formas, tamaños, elementos arquitectónicos, así como materiales y


sistemas constructivos de cada caso y compararlos para establecer parámatelos de características. En términos generales, se pueden observar tres tipologías y diversos géneros de edificios. Al centro de la traza están los edificios de dos y tres niveles con mayor número de metros cuadrados, así como varias habitaciones y de uso mixto. En un segundo círculo en torno al centro están las viviendas de un nivel, con dos o tres aposentos. La tercera tipología se establece en los niveles socioeconómicos más bajos y son viviendas de un solo nivel y un aposento más cocina. Las construcciones ubicadas en el centro de la cabecera municipal y que presentan una marcada influencia española. Se trata de construcciones con elementos arquitectónicos eclécticos como son arcos de medio punto, columnas de fustes dóricos y jónicos, óculos, arcos rebajados y arcos ojivales. Dichos elementos eclécticos llevan a definir que son edificios del siglo XIX. Esos edificios son principalmente de uso mixto, habitacional con comercio y servicios. Los edificios en torno al centro, generalmente son de un nivel, sin embargo hay algunos de dos niveles. En los elementos formales se pueden observar arcos rebajados y adintelados. Son edificios de menores dimensiones que lo del centro y son de uso habitacional, aunque excepcionalmente hay algunos de servicios y comercios. Las viviendas que se ubican en las orillas de la traza, son sin elementos formales que las distingan, como se observa en el centro. Únicamente los vanos de las paredes presentan arcos adintelados en su mayoría. Son viviendas sin pretensiones formales y con dimensiones menores a las de la parte central. Las características generales de la arquitectura vernácula de Xochitlán son:Muros de piedra generalmente de 45 a 60 centímetros de espesor, con algunas excepciones, como el caso del templo dedicado a San Bartolomé Apóstol, que tienen un espesor de un metro.

Las plantas son rectangulares, en los inmuebles

habitacionales son pocas las divisiones, al contrario que edificios de servicio y comercio, donde hay tantas divisiones como locales se quieren lograr.


Las cubiertas son a dos tres y hasta cuatro aguas, aunque la más común es a dos aguas. El espacio interior se limita de manera horizontal por el zarzo, quedando un espacio de altura considerable del nivel de piso del zarzo al punto más alto de la cubierta. Con ello las inclinaciones de las cubiertas van desde los 35 hasta los 50 grados de pendiente. Las estructuras de los techos son de madera con una cubierta de teja de barro de media caña Los vanos en puertas y ventanas tienen diversas variantes formales, sin embargo existe una clara tendencia del dominio del macizo sobre el vano. El material original en ventanas y puertas es la madera, aunque ya hay una marcada tendencia a sustituir por aluminio y fierro. Los pisos originales eran de piedra, actualmente la mayoría se ha sustituido por firmes de concreto. Las alturas son muy variadas, pues se relacionan con los desniveles de la topografía natural del terreno, por lo que las fachadas no tienen uniformidad en sus alturas. Los corredores son otra característica, en su defecto los volados de las cubiertas son de tal manera que brindan protección contra la lluvia. La existencia de diversidad de géneros de edificios vernáculos es una situación favorable. Dicha diversidad junto con la topografía, han permitido tener variedad formal en los edificios principales del centro.

Al observar las imágenes de Xochitlán se

distinguen alturas heterogéneas, se funden y confunden cubiertas de teja lo cual rompe monotonía. Además de estar integrado al contexto natural, se percibe una arquitectura caprichosa en la serranía, que se acomoda de acuerdo a las circunstancias, siento esto agradable a los ojos de los visitantes. Las cubiertas en la región refiere Colle (1994:70), pueden observarse en Zacapoaxtla o Cuetzalan, al igual que en Xochitlán, con aleros prolongados que protegen de la lluvia En relación a los sistemas constructivos se observa que es el mismo en todos los casos. Las variantes son solo en dimensiones. El lugar por ubicación, geografía, geología y clima, ofrece tres de los materiales básicos de la edificación, la piedra, la madera y la arcilla. Los muros se construyen con mamposteó de piedra del lugar. Es importante señalar que tanto cimentación como muros, se junteaban con arcilla. En la


época de construcción de la mayoría de la arquitectura vernácula de Xochitlán, no existía el cemento y la cal no fue empleada tampoco. El sistema constructivo tradicional es con lodo del mismo terreno. Las estructuras del techo son a base de viguería de madera, con tirantes y entablado. Ésta apoyada sobre una viga perimetral que se denomina plancha, la cual a su vez se apoya sobre los muros de piedra. Formando con ello el piso del zarzo y a la vez el plafón del aposento. La cubierta a dos aguas se estructura con vigas de madera que en su punto más alto, se apoyan en una viga cumbrera al centro llamada caballete, y en los extremos se apoyan sobre una viga llamada alfarda, que transmite la carga hacia los muros. Sobre la viguería de la cubierta se colocan transversalmente las cintas denominadas alfajillas, sobre las cuales de apoyan las tejas de barro de media caña. Biliografia Colle Marie Pierre (editor) (1994) Casa Poblana. The gradle of mexican architercture. Revimundo México D’ León Montesinos, Laura Olivia, (2004). De España a América, del Cante Jondo al Cantar Huasteco, del Flamenco al Zapateado. Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, México De Orellana Margarita Editora (2012) “Elogio de la cocina mexicana. Patrimonio cultural de la humanidad.” Conservatorio de la cultura gastronómica mexicana s.c., artes de México, México. Días-Berrio Fernández, Salvador. (1986). Protección del patrimonio cultural urbano. INAH, México. Gudiño Coronado, Mauricio Editor (2003) Zacapoaxtla. Una ciudad con historia. Fundación académica metropolitana. México. H Ayuntamiento Xochitlán. (1992) Xochitlán de Vicente Suarez, Monografía. México. --------------------------------- (2011) Plan municipal de desarrollo de Xochitlán de Vicente Suarez. México. ICOMOS, (1999), Carta de Patrimonio Vernáculo Construido. Madrid. -----------. (2003) Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. París Juárez Cao Romero, Alexis. (1999). “Catolicismo popular y fiesta. Sistema festivo y vida religiosa de un pueblo indígena del estado de Puebla”. Benemérita Universidad de Puebla, México.


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