ICIMAG 20 Coaching, PNL, Hipnosis

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Así es como se inicia este proceso de identificar los temas que el coachee plantée desde lo más abstracto a lo más concreto. Esto permitirá ver más allá de la realidad, facilitando el proceso de la “observación”. La idea es ampliar la mirada aproximándonos a los hechos desde distintas visiones o realidades, estimulando así el “pensamiento divergente”. Para ello tenemos que entender que la realidad es neutra. Son las preguntas las que facilitan el ver lo que realmente importa y que pretenden reconocer y tener “claridad” sobre los temas a trabajar. La cámara nos permite “enfocarnos”, es decir, “hacer foco” en lo que realmente se quiere trabajar en función de la “tarea” y el objetivo” o “meta”. Es muy importante poder “ver” en la “Rueda de la Vida” el primer mapa de la persona para luego encontrar las coordenadas desde donde

se apalancará para comenzar a mover esta rueda. Para encontrar esas coordenadas hay que “hacer foco” detectando lo que realmente importa y cuál es el valor detrás de las metas. No hay ninguna posibilidad para el coach de “hacer foco” si no trabaja a conciencia la “escucha activa” (tema que realmente me apasiona y trataré en otro artículo). Un camarógrafo de cine enfoca ajustando el lente según la distancia que esté del sujeto u objeto y usará uno u otro lente según quiera acercar o alejar, ampliar o reducir dicha imagen, mientras no lo haga su visión será borrosa. Lo mismo ocurre en el proceso del coaching, salvo que esos lentes y esos ajustes serán aquellas “preguntas poderosas” que permitirán acercar, ampliar y ver nítidamente. Cuando digo “escucha activa” me refiero a la sensibilidad capaz de percibir del otro no solo lo que oímos de sus palabras sino

también lo que nos quiere decir detrás de las mismas (lo que en teatro se llama “subtexto”), me refiero también no solo a lo que nos deja ver de sus gestos, estados, actitudes sino también a lo que percibimos, intuimos u olfateamos (equivocados o no) de los mismos. En definitiva, “hacer foco” es un proceso de comunicación “fina” de ajuste y sintonía que facilitará la definición de un plan de acción estratégico dirigido al objetivo o meta. Sabiendo esto, también se tendrá que hacer foco en los recursos con que contamos o podemos desarrollar para alcanzar dicha meta. Este proceso finalmente desemboca en la definición de los “verbos de la acción”: saber que es lo que hay que “hacer”. La acción enseña que el “movimiento se demuestra andando” y no hay posibilidad de “hacer”, sin un “verbo”. En teatro existen los “verbos físicos” y los

“intelectuales”. Sin duda que los verbos que hacen que la acción dramática “avance” son los verbos físicos, es decir aquellos que involucran un comportamiento físico, una acción física y emocional. Lo mismo ocurre en el proceso de coaching, si bien es vital “pensar”, “reflexionar”, “meditar”, etc. luego será necesario poner en acción lo pensado o reflexionado. Esto es lo que finalmente hará que avance o no el proceso y si bien el coach es solo responsable del proceso y no del resultado, tendrá el compromiso ético profesional de ser facilitador del resultado, no así responsable. Ahora, como coach, pienso cuánto hubiera facilitado mi trabajo como director y profesor de teatro, si hubiese sabido sistémicamente trabajar el proceso del coaching. Ahora como coach me doy cuenta también cuánto me ha servido el conocer el trabajo del proceso creador de las vivencias del arte escénico.


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