MONESTERIO INFORMACIÓN Nº 50 - ABRIL 2011

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Colaboraciones

Abril, 2.011

INCOMPRENSIBLE Carlos González Sánchez Monesterio En relación con los tiempos que cíclicamente padecemos, (a saber: lo que algunos llaman «crisis») en un par de ocasiones, si la memoria no me falla, me he encontrado con una técnica comercial más propia de rufianes que de comerciantes. Ruego al amable lector tenga paciencia para leer atentamente lo que sigue y comprenderá el por qué del título de esta colaboración. Supongamos que Vd, lector o lectora se encuentra un buen día en cualquier medio de comunicación el siguiente anuncio publicitario: «Bicicletas a 10 Euros» ¡Aproveche la ocasión! ¡10 Euros en lugar de 50! Contactar:... Y aquí sigue el nº de teléfono, fax, dirección postal, e-mail, página web, etc. Supongamos de nuevo, que, algunos entre los amables lectores, contactan con la empresa que vende bicicletas (o, para el caso, cualquier otro producto), y envía sus 10 Euros. La empresa, en principio, no les remitirá la bicicleta,

sino cuatro tarjetas que debe vender, a 10 Euros cada una, entre cuatro conocidos. Los 40 Euros recogidos los remite a la empresa y, ahora sí, recibe su bicicleta, que, en verdad, le ha salido por 10 Euros, más la no excesiva molestia de colocar las cuatro tarjetas, a 10 Euros cada una. ¿Qué pasa con esas tarjetas? ¿Qué gana quien las compra?. Pues inicia de nuevo el ciclo. La empresa les remite otras cinco tarjetas iguales que debe colocar entre sus conocidos a 10 Euros cada una, y, cuando envíe el dinero, recibirá su bicicleta. A primera vista, todo parece correcto: el comprador, efectivamente, paga diez euros por la bici, tal y como dice la publicidad y la casa, por su parte, cobra el precio completo por la mercancía. Sin embargo, en realidad, todo el sistema es un auténtico fraude, porque aquí funciona el mecanismo de «engaño mutuo» (para que el querido lector lo entienda: tonto el último) y es que, tarde o temprano, llega un momento en que los poseedores de tarjetas no encontrarán a nadie dispuesto a adquirirlas. Dicho en el lenguaje tecnocrático: no podrán colocarlas en el mercado. Este proceso se conoce con varios nombres: «cascada», «bola de nieve», «la pirámide», «avalancha» y viene de antiguo... Concretemos algo más, para verlo mejor. Es de esperar que, en el primer grupo que recibe las tarjetas de la

casa, cada uno encuentra fácilmente a cuatro nuevos participantes: 4 X 5 = 20 La avalancha se ha puesto en movimiento e inicia su avance. Ahora, cada uno debe encontrar cinco nuevos compradores: 20 X 5 = 100 En el paso siguiente, se sale ya fuera del círculo de personas conocidas: 100 X 5 = 500 Estos 500 deben convertirse en: 500 X 5 = 2.500 La avalancha sigue despeñándose. Supongamos una ciudad de tipo medio (Mérida, por ejemplo, debe andar por las 57.000 personas). La cosa habría ido así: 1 4 20 100 500 2.500 12.500 62.500 Espero que los amables lectores se percaten del hecho de que, si toda la población capaz de montar en bici, ascendiera a 62.500, a la octava «vuelta» la avalancha debe desaparecer, PERO SÓLO 1/5 HA RECIBIDO SU BICICLETA, los otros 4/5 (es decir 50.000 personas) SOLAMENTE TIENEN TARJETAS PARA LAS CUALES NO HAY COMPRADOR. Si alguien piensa que

El decrecimiento Miguel Ángel García Encinas. Sacerdote de Monesterio y Montemolín La sociedad está ligada al crecimiento y nos hacen creer que no hay más salida. Se legitima el despilfarro, y la publicidad nos anima a consumir para ser diferentes y únicos, para ser felices y valorados por los demás, para aparentar que hemos triunfado en la vida y sentirnos superiores a los demás. Quien no cumple estos objetivos es considerado como un fracasado. Este es el modelo de una sociedad del crecimiento: 1.Crecer, producir y consumir es la única respuesta a todos los males de la sociedad. Los supermercados y tiendas ofrecen todo tipo de productos, en los países ricos se destruyen alimentos de excedentes, a los países empobrecidos se les obliga a producir lo que requieren los países enriquecidos, mientras que ellos pasan hambre con los monocultivos y se fabrican objetos con poca durabilidad con el fin de que el consumo no finalice. 2.En un mundo finito no se puede crecer de manera infinita. Mantener

este nivel de consumo degrada los recursos de la naturaleza. El petróleo, el gas, los minerales no son renovables, sino limitados; el agua, el aire, los ecosistemas se destruyen y los vertederos se trasladan al tercer mundo; La atmósfera se altera provocando cambios en el clima y desastres naturales. 3.Se prioriza el dinero por encima de la vida. Dos terceras partes de la humanidad pasan hambre, mientras que en otras partes se consume sin moderación; la convivencia, la relación, la familia, los amigos, la salud queda maltrecha ya que se fomenta el individualismo personal y social. 4. Se propone y se ofrece el desarrollo sostenible, pero vivimos gastando y consumiendo más de la cuenta. Todo esto exige una manera de vivir. La alternativa es DECRECER. Desde hace unos años se levantan voces sugiriendo que la solución a la pobreza, el problema ecológico y otros graves problemas, pasan por lo que se denomina el decrecimiento que se puede resumir en el siguiente principio básico y fundamental: Menos es más. *El decrecimiento es un cambio radical en los modos de producción y consumo, propiciando un reparto equitativo de los recursos de la Tierra y de todos los bienes de producción del

trabajo, logrando un equilibrio entre el ser humano y el planeta. *El decrecimiento no consiste en pasar necesidad o renunciar a servicios públicos como la sanidad, la educación, las pensiones o el cuidado de las personas dependientes. Decrecimiento es *El decrecimiento no consiste en pasar necesidad o renunciar a servicios públicos como la sanidad, la educación, las pensiones o el cuidado de las personas dependientes. Decrecimiento es bajar algunos su nivel de vida para que todos puedan llegar a disponer de lo necesario. * El decrecimiento es una utopía y una lucha por eliminar la fuerza del poder de los grandes mercaderes, banqueros, dueños de los medios de comunicación que controlan casi todos los productos incitando al consumo. Su teoría es que hay que producir(así se crea y se da trabajo), hay que comprar y consumir lo ofrecido(esto hace feliz a la persona) y hay que volver a producir nuevos productos para volver a comprarlos consumirlos; así hasta el infinito en un mudo que no lo es. En este sistema(neoliberal) solo se enriquecen, hasta unos límites inmorales, los grandes mercaderes que se adueñan de todos los productos. El decrecimiento propone romper esta cadena para proponer un sistema nuevo donde se

la situación puede salvarse con una campaña publicitaria que aumente el número de participantes (por ejemplo, ampliando la venta a otras poblaciones mayores) que observe el mecanismo, pues lo que aumenta es el tamaño del problema conforme se despeña la avalancha: 62.500 312.500 1.562.500 7.812.500 39.062.500 Resumiendo: lo que se consigue con este mecanismo, es que 4/5 de la población le pague la mercancía a la otra quinta parte restante. Es decir: obliga a cada cuatro ciudadanos a beneficiar a uno. ¿No les suena esto? ¿Perjudicar a muchos para el beneficio de unos cuántos?. Veamos: que el amable lector haga las siguientes sustituciones: donde dice «bicicleta», ponga Vd «vivienda»; donde dice «tarjeta», Vd pondrá «crédito hipotecario»; las personas que intentan colocar las tarjetas son las Cajas y Bancos ( en connivencia con las inmobiliarias). Aquí está resumido el mecanismo de la burbuja inmobiliaria y las hipotecas «basura» americanas, con el agravante de que, en un mundo globalizado, un bono basura originado en Nueva York, puede acabar siendo comprado por una Caja de Cuenca o de Granada (que de hecho es lo que ha sucedido). La avalancha ha proseguido hasta alcanzar magnitudes capaces de dañar gravemente la economía de países enteros. Hasta aquí el asunto está razonablemente claro. Lo que ya

se entiende menos, es cómo se ha consentido llegar a este estado de cosas: nuestros jóvenes hipotecados de por vida, o peor aún: que a muchas personas les quiten su casa y, aún así deban seguir pagando al banco por algo de lo que han sido despojados, debido a tasaciones falsarias. Más: empleos basura, sueldos de miseria, jornadas abusivas y, encima personajes del mundo económico y financiero, algunos de los cuales deberían haber sido encarcelados, salgan en los medios exigiendo y dictando cuánto, cuándo y cómo hay que recortarnos a los demás, que no hemos tenido ni arte ni parte en el desaguisado, nuestros sueldos, nuestros puestos de trabajo, nuestras pensiones, nuestros períodos de cotización, nuestra Educación, nuestra Sanidad, etc, etc. ¿Qué han hecho los directivos del Fondo Monetario Internacional, los del Banco Mundial, las Agencias Especializadas en la Evaluación de Riesgos, el Banco de España, La Comisión Nacional del Mercado de Valores, las Sociedades de Tasación y qué se yo cuántos organismos más? ¿Cuánto han cobrado ( y siguen cobrando) los responsables de esos organismos por estar como los monos de Gibraltar: sordos, mudos y ciegos?. Su papel, resulta no ya patético, sino que raya la indecencia. Esta gente tendría que habernos protegido de la desvergonzada codicia de unos pocos. No lo han hecho. No les va a pasar nada. No va a pasar nada. Nos vamos a conformar. A un latrocinio masivo, le llaman «crisis» y la ciudadanía se lo cree. Incomprensible.

produce solo lo necesario en cada nación o grupo de naciones evitando los grandes intermediarios y gastos en transporte intercontinentales, y consumir lo que sea realmente necesario. *El decrecimiento desmitifica el mercado neoliberal como generador de felicidad para la persona; es una manera de frenar el deterioro, la desertización, el agotamiento de los recursos naturales; y nos hace reflexionar sobre nuestras necesidades reales. No es una actitud regresiva, antisocial, sino progresista, humanista y cristiana ya que fomenta unos nuevos valores éticos y morales. Manos Unidas, Greenpeace, Cáritas, Médicos sin Fronteras, Comercio Justo, etc… son asociaciones que se implican en este proyect o de decrecimiento y que nos recuerdan con sus acciones que necesitamos volver a una conducta colectiva y personal en la que es necesario cambiar nuestros hábitos cotidianos de consumo y despilfarro en la parte del mundo que nos ha tocado vivir, que es la minoría de la humanidad que consume la mayoría de los bienes de la Tierra. Gandhi lo decía de una forma muy clara:»vivir simplemente para que otros puedan simplemente vivir». También es un estilo evangélico el decrecimiento en la persona de Jesús de Nazaret que decía a sus amigos:» no llevéis oro, ni plata, ni provisiones para el viaje, no llevéis más ropa que la puesta, ni bastón, ni sandalias» Mt.10,9 Para vivir mejor nosotros y que puedan

vivir las siguientes generaciones, tenemos que vivir con menos: 1. Los poderes públicos tendrán que poner en el primer objetivo a la persona y no a los mercaderes de este mundo, la ONU deberá trabajar al servicio de los ciudadanos y no sólo al servicio de las grandes corporaciones y transnacionales, promover la soberanía alimentaria, apoyar a las que promuevan el decrecimiento, exigir a las naciones el cumplimiento de las cumbres de Kyoto y de Cancún, dar unas normas claras para el salario mínimo y máximo y que no supere nunca las 20 veces(el movimiento obrero pedía que no fuera más de cinco vences), cambiar el indicador PIB por otros más verdaderos y justos, trabajar por una democracia verdadera que busque el bien de todos y no de unos pocos. 2.Los ciudadanos tendremos que cambiar de mentalidad y de hábitos de consumo para convencernos que no nos hace más felices el derroche, sino el conservar, reparar y reutilizar; eliminar los gastos suntuosos, comprar productos que se producen o fabrican cerca de nosotros o con menos envoltorios o gastos de transporte, rechazar grandes marcas, trasgénicos, comida basura o productos muy publicitados; ahorrar energía con un uso eficiente de la misma; utilizar más y mejor los servicios públicos que la sociedad nos ofrece como el transporte, la sanidad, la educación… En resumen, es el tiempo de compartir, es el momento del decrecimiento.


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