3 de Julio de 2022
Cena del Señor primer domingo del mes
LA COMUNIÓN Hno. Marco Alejandro Rincón Guzmán Presidente de Diáconos El significado bíblico de la COMUNIÓN se refiere a la relación del hombre con Dios. También se refiere a los miembros de la iglesia que están de acuerdo con un mismo sentir y actuar en una relación íntima con el cuerpo de Cristo para lograr un objetivo común. En la primera carta de Juan, capítulo 1 versículo 3 nos dice: “lo que hemos visto y oído, esto os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros, y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su hijo Jesucristo” Este versículo nos invita a crear lazos de comunicación con los miembros del cuerpo de Cristo. De igual manera en Hechos capítulo 2 versículo 42 nos dice: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. Nuestra iglesia “El Divino Salvador” ha decidido que la comunión que celebramos el primer domingo de cada mes en “La Cena del Señor” establecida por nuestro Señor Jesucristo, debamos de celebrarla mediante la COMUNIÓN CERRADA, lo cual quiere decir que el llamamiento que hace un pastor ordenado
durante esta celebración, en la que solamente invita a los hermanos bautizados miembros de nuestra iglesia y a los hermanos miembros de otras iglesias bautistas que pertenezcan a nuestra misma Fe y Orden puedan acercarse a la mesa del Señor en comunión perfecta con Dios y con los hermanos, en pleno entendimiento espiritual de lo que representa el Pan como el Cuerpo de Cristo y el vino del fruto de la vid que representa su Sangre Preciosa. En la primera carta a los Corintios capítulo 10 versículo 16 nos dice: “La copa de bendición que bendecimos ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?” Participar en la Cena del Señor, nos hace mirar hacia el pasado recordando el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo; nos hace vivir plenamente nuestro presente para hacernos pensar en nuestra comunión con nuestros hermanos y considerar día a día nuestra relación y consagración con Dios. Y, por último, mirar nuestro futuro en comunión, esperando el regreso de nuestro Redentor y Salvador.