La ciudad y sus signos
Mario Margulis La ciudad como texto LA NOCIÓN DE “CULTURA” REMITE A SISTEMAS COMPARTIDOS de códigos de la significación que hacen posibles la comunicación, el reconocimiento y la interacción. Nos habla de mundos de signos, de sentidos, de sensibilidades, de formas de percepción y apreciación, históricamente constituidos y que contienen señales de los procesos sociales que han incidido en su gestación. El lenguaje es el código simbólico por excelencia y el que mejor abarca la trama de lo social. Como construcción histórico-social de los hombres, refleja en su intimidad los modos en que cada cultura va organizando sus percepciones, sus afectos, su relación con el entorno natural y social. La ciudad, como construcción humana, también da cuenta de la cultura. Como construcción social e histórica, va expresando los múltiples aspectos de la vida social y transmitiendo sus significaciones. No es un sistema de signos tan estudiado y manejable como el lenguaje, pero igualmente puede ser considerada expresión de la cultura y texto descifrable. Nuestro punto de partida es, consecuentemente, que desde la perspectiva de la sociología de la cultura, es decir, desde el ámbito de los sistemas significativos, desde el interés por los códigos que hacen posible la comunicación, la interacción, el reconocimiento y la identidad, podemos leer la ciudad como si fuera un texto. Para Roland Barthes “la ciudad es un discurso, y este discurso es verdaderamente un lenguaje: la ciudad habla a sus habitantes”.1 La ciudad no sólo funciona, también comunica2 y desde este 1
Roland Barthes, La aventura semiológica, Barcelona, Paidós Comunicación, 1990,
p. 260. 2
“…disfrutamos de la arquitectura como acto de comunicación, sin excluir su funciona-
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