Revista Mirador Cultural Diciembre 2018

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El devenir del teatro leonés por Luis Meza

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e dice fácil, pero casi no hay semana del año en que no sea posible ver una puesta en escena de hechura local en León. Ya sea en festivales o muestras institucionales, o más frecuentemente, en espacios y temporadas independientes, el teatro ha mostrado ser en esta ciudad una creatura inquieta e incansable. No fue así siempre. La actual escena teatral leonesa hunde sus cimientos casi medio siglo atrás, en esa febril década de los sesenta, en que las inquietudes juveniles buscaban todos los espacios posibles para manifestarse. Al comienzo de esa década, ni siquiera existían teatros, pues aún no se construía el foro del Seguro Social y el Teatro Doblado, histórico coloso de la ciudad, llevaba algunos años hibernando. Durante este 2018 se cumplieron 50 años de dos sucesos significativos para el teatro local, aunque poco recordados: la apertura del primer foro alternativo, a cargo del Teatro Club Experimental, dirigido por Raquel Aguilera, y la fundación, en el seno del Centro de Bienestar Social del IMSS, del grupo Palas Atenea, dirigido por Ramón Palomino. Ambas fueron apuestas por conquistar terrenos para el quehacer teatral y a su modo fueron precursoras de tendencias que se verían afianzadas mucho más adelante: los grupos que generan sus propios espacios y una asunción más seria y disciplinada del oficio, dentro de las limitaciones de una ciudad que hasta hace muy poco tuvo opciones universitarias de formación escénica.

Vislumbres de una escena local Luis Meza

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Antes de ello, el teatro al que era posible acceder en León era el de los grupos parroquiales o estudiantiles, que convivía con ocasionales visitas de compañías foráneas, como las de Fernando Soler, Oscar Ortiz de Pinedo o Lorenzo de Rodas, que aterrizaban en los teatros-cine de la época, como el Ideal o el Isabel. O del teatro popular itinerante, cuyo representante más legendario sería el Tayita, de la compañía Padilla-Morones. En los setenta, con la aparición de la Casa de la Cultura, los interesados en el arte escénico tuvieron un destino formativo más, el cual se volvería protagónico en los ochenta. Al mismo tiempo, surgían los primeros encuentros y muestras gestadas por la propia comunidad teatral, como el Festival de Teatro Leonés (1976), el Concurso Regional de Teatro Libre (1977) y el Concurso Nacional de Teatro Libre (1979), convocados por Teatro Activo de León, colectivo dirigido por Nicolás León. Más oportunidades para esas asambleas escénicas aparecerían en los ochenta, como el Concurso Municipal de Teatro, la Muestra Teatral de Mayo de la Gran Fraternidad Universal y la Muestra de Teatro Leonés, MUTEá, fraguada en 1989 de manera conjunta entre los grupos teatrales y el naciente Consejo para la Cultura de León y que escribiría una historia de más de una década. Los noventa son el momento en que el ejercicio teatral local hace sus mayores apuestas por el profesionalismo y la ilusión de vivir de este arte. Teatro Libre se encarga de hacer temporadas de largo recorrido en el Teatro del Seguro Social y después abre su propio espa-

Las venturas del Tayita Benjamín Cordero

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cio en la calle Hidalgo. Lo secundaría en 1994 La Floración del Mezquite, foro independiente que ofertaría teatro de distintos géneros hasta los principios del siglo XXI. Con el nuevo siglo se reconfigura el panorama: surgen foros nuevos, como el Teatro María Grever, proyectos de largo alcance, como el Programa Nacional de Teatro Escolar, y otras formas de relación entre la comunidad teatral y las instituciones, que promueven sucesivas transformaciones de la MUTEá y generan iniciativas como Escena Activa, Todos al Teatro y, más recientemente, Más Teatro. Actualmente, el teatro leonés cubre distintos frentes: desde las temporadas independientes que han logrado sostener agrupaciones como Teatro de la Complicidad en Los Azulejos o La Hidra en GenerArte Espacio, hasta las citas ya bien afincadas por el Instituto Cultural de León (Teatro Escolar y Más Teatro) y las experiencias de teatro comunitario acompañadas por Sara Pinedo, en San Juan de Abajo o Factótum Escena, en San Juan de Dios. El quehacer escénico local, desde hace un buen tiempo, puede verse ya no sólo en León: con frecuencia acude a festivales y foros nacionales, llámese Cervantino, Teatro en la Alacena o Muestra Nacional de Teatro. Es mayoría en la Muestra Estatal de Teatro y ha logrado traspasar las fronteras mexicanas, en montajes de Teatro de los Sueños, Luna Negra o Colectivo Alebrije, por citar algunos ejemplos.

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Raquel Aguilera: señora de la escena Luis Meza


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