Huerequeque 844

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EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°844-CHICLAYO, 30 DE JUNIO DE 2017-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL

¡NUESTRO GUÍA Y PROTECTOR, PADRE JUAN! Si alguien que está cerca de ti se queja de la vida, respóndele con palabras de aliento. No aumentes el peso de quien se siente abrumado con el peso de sus problemas. A quien se lamente de la vida, muéstrale el lado bueno y hermoso que encierra la existencia. No contribuyamos con nuestras propias lamentaciones a aumentar el desaliento de nuestros compañeros. Levantemos sus ánimos con el corazón esperanzado y con palabras de aliento y entusiasmo. Posiblemente, éste sea el remedio que sane su corazón desanimado. ¡Qué ejemplo de vida la que nos legara nuestro recordado amigo, guía y protector, Padre Juan Esmundo Tomis Stack! ¡Qué vivencias eternas plasmó en la mente y los corazones de todos los que lo hemos conocido, el Padre Juan! Los que tuvimos la suerte de conocerlo, hombres, mujeres, niños, jóvenes, pobres, ricos, adultos, viejos, humildes, enfermos, políticos, autoridades y desamparados, no podemos dudar de ese estilo de vida maravilloso que llevaba el Padre Juan por todos los lugares por donde él caminaba. Nunca se quejó de la vida y si alguien lo hacía, tenía palabras de sabiduría y ternura para ellos. Muy joven empezó a enfermarse, aun así, seguía dedicándose a los fieles de su Parroquia y jamás se quejó de ella. Recuerdo cuando terminaba mis estudios de Filosofía en el Seminario Santo Toribio de Mogrovejo de Chiclayo, en ese tiempo, en el indicado Seminario, no había para seguir estudiando Teología y decido descansar un año, antes de ir a Lima, y gran parte de éste año lo pasé con el Padre Juan, Él feliz que lo hiciera porque ya venía trabajando con el movimiento scout, formando grupos en todo el departamento de Lambayeque. En ese tiempo que vivía con el Padre Juan, no había noche que alguien tocara la puerta, a altas horas de la madrugada, para que acudiera a auxiliar a un enfermo. Me daba cuenta que su salud no estaba bien, y así me pedía que lo acompañara. Años más tarde su salud se empeoró y luego tuvo que partir, muy temprano, al campamento celestial el 29 de junio de 1986 a los 61 años, de una vida plena al servicio del Señor. Treinta y un años de su partida. Treinta y un años gozando de la presencia viva del Señor Todo Poderoso. Treinta y un años que, muchos que lo conocieron y recibieron su cariño, sus consejos, su apoyo, su bendición, su amistad sincera y les perdonó de sus culpas, aun lo siguen recordando y añorando, y no es para menos. Valgan verdades, se siente la ausencia del Padre Juan por todos los caminos por donde caminó y puso su huella de amor y cariño. Todo el mundo le abría las puertas, por donde iba, porque sabían de su entrega, de su trabajo, de su empeño, de su carisma, de su labor pastoral. Recuerdo, como si fuera ayer, cuando estaba delicado y no podía manejar, me decía coger su carro y lo acompañara a alguna gestión que tenía que hacer, yo no tenía brevete pero así manejaba. Un día, por las calles de Chiclayo, nos para un policía de tránsito, me pide mi brevete y el policía, al ver al Padre Juan lo saluda cortésmente y le dice, ¡Adelante Padre Juan!, yo me moría de miedo. Ayer 29 de junio, Padre Juan cumplió treinta y un años que nos dejó, y sus hijos del Grupo Scout Chiclayo 38 que con cariño y gratitud llevamos su nombre, lo hemos visitado realizando nuestra clásica romería caminando por las calles de Chiclayo, desde la Casa Comunal de la Juventud-Guillermo Baca Aguinaga, hasta el lugar donde se encuentran sus restos, en su Parroquia San Juan María Vianney, visita que lo venimos realizando treinta y un años ininterrumpidos, porque sabemos y estamos convencidos que es nuestro guía y protector de nuestro Grupo Scout Chiclayo 38, y lo seguirá siendo, hasta la eternidad, del indicado Grupo Scout. Con nuestra banderola del grupo scout adelante, pancartas y cantando sus canciones scouts favoritas del Padre Juan, caminábamos firmes hacia su tumba, y luego al llegar, nuestros niños y jóvenes que nos habían acompañado, le pedían al Padre Juan que nos siga acompañando y apoyando en todos nuestros proyectos de desarrollo comunal que venimos realizando, como a Él le encantaba hacerlo en vida y nos dejó un bello ejemplo. En la Santa Misa hemos pedido al Señor que siga cuidando el alma del Padre Juan, y desde donde está, nos siga bendiciendo. EL DIRECTOR


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