EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°805-CHICLAYO, 17 DE FEBRERO DE 2017-LAMBAYEQUE-PERÚ
EDITORIAL VIERNES NEGRO PARA EL HERMANO SCOUT Jesucristo dijo: “Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:13). Esto no significa que tengamos que morir para demostrar nuestro amor por nuestros amigos. Ponemos u ofrendamos nuestra vida cada vez que anteponemos las necesidades de otra persona a las nuestras. (Y los “amigos” que se mencionan en la Escritura anterior, pueden entenderse como toda persona que conocemos, debido a que Jesús también nos mandó que “os améis los unos a los otros”). Ofrendamos nuestra vida por medio del servicio. Podemos hacer pequeños actos de bondad por nuestros vecinos, por nuestros hermanos que, en estos momentos, están pasando serias dificultades a consecuencia de las torrenciales lluvias que cayeron la semana pasada, y contribuir a los esfuerzos de ayuda humanitaria que tanto se necesita hoy. Estas acciones, sean grandes o pequeñas, nos permiten sentir la felicidad de conectarnos con nuestros hermanos y nos recuerdan que Dios frecuentemente concede que seamos la respuesta a la oración de otra persona. Viernes diez de febrero, negro para la familia scout treinta y ocho, era la una de la tarde y las noticias por Canal TV N, eran alarmantes, una casa en Chiclayo se venía por los suelos, pero ésta casa no era una casa cualquiera, era el hogar de nuestro Hermano Scout Ing. Pedro Luis Bernal Almeyda, Sub Jefe de Tropa de nuestro Grupo Scout Chiclayo 38 “Juan Tomis Stack” que hace pocas semanas había llegado a nuestro grupo, a poner en práctica sus conocimientos que había recibido, cuando fue scout. La noticia que habían pasado a la una de la tarde de ese viernes diez, no lo habíamos escuchado, y lo volvieron a repetir a las cuatro y cuarentaicinco de la tarde que, en ese momento que me alistaba para salir de casa, lo escucho y veo las imágenes, era nada menos que la casa de mi hermano scout, sin perdida de tiempo me puse mi uniforme y emprendí a apoyarlo. Lo había hecho con otras familias y ¿por qué no ahora que se trataba de mi hermano scout? me pregunté. Al llegar al lugar de los acontecimientos, encuentro a Pedro con su amigo José Samillán, en medio de los escombros y contándonos los momentos desesperantes que pasó junto a su esposa y a su menor hija que se encontraban en casa. A Dios gracias que pudieron salvarse, de milagro. Pedro estaba a punto de salir de casa y fue en ese momento que vino el derrumbe, salvándose milagrosamente. Su esposa e hija habían corrido a la parte posterior de la casa, sin ninguna consecuencia que lamentar. Luego de unos minutos, su esposa e hija pudieron salir, por un espacio que se había hecho por el derrumbe de la casa. Eran las nueve de la noche y la preocupación y desesperación de Pedro era sus mascotas que se encontraban atrapadas entre los escombros y se escuchaban los ladrillos del mas pequeño, en ese instante se acordó que uno de los amigos de Pedro, entrara y lo rescatara, así fue, y a los pocos minutos teníamos a la pequeña mascota en brazos temblando de miedo y con mucha sed y hambre, que luego se calmó después de beber mucha agua y comer su comida preferida. Once de la noche y la preocupación era por la mascota más grande que se encontraba al fondo de la casa. En el lugar ya se encontraban Jaisia Figueroa, promoción de Pedro, en los scouts, de esos viejos tiempos, y Mariana Flores, mi compañera, que comenzaron a pedir auxilio a diferentes instituciones de servicio, sin ninguna respuesta positiva, hasta que alguien les informa que llamen a la Policía Nacional que tienen un equipo especial de rescate de animales. Así fue, Jaisia, haciendo prevalecer su carrera de ciencias de la comunicación, pudo comunicarse con el Jefe de la PNP que, en pocos minutos se hicieron presentes tres patrulleros. Luego de estudiar la forma cómo entrar y rescatar a la mascota, entraron en acción, y a los pocos minutos era la alegría de todos los presentes que, con barras y vivas recibíamos al amigo de todo ser humano, y en especial, de Pedro, en brazos. El animal salió muy nervioso con sed y hambre que a los pocos minutos se le pudo aliviar esos malos momentos que ha vivido desde la una de larde, encerrado sin ver a su dueño. Doce de la noche, recién nos podíamos retirar del lugar, prestando nuestro servicio que es lo más grandioso que podemos hacer por nuestros hermanos. EL DIRECTOR