EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°881-CHICLAYO, 10 DE NOVIEMBRE DE 2017-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
V ENCUENTRO NACIONAL DE EX SEMINARISTAS El Seminario de San Carlos y San Marcelo que se encuentra en la ciudad primaveral de Trujillo, el domingo cinco último pasado, sirvió de escenario del V ENCUENTRO NACIONAL DE EX SEMINARISTAS de las diferentes promociones egresadas de esa casa espiritual, que habíamos ingresado con el firme llamado del Señor, para prepararnos y servirle como Pastores de su Rebaño pero que, conforme iba pasando el tiempo y descubriendo nuestra verdadera vocación, muchos abandonamos dicho recinto, tomamos otros caminos y muy pocos respondieron al llamado del Señor, ordenándose Sacerdotes. En el caso de mi promoción (1963-1967) que estamos celebrando nuestras BODAS DE ORO y hemos sido los organizadores de éste V ENCUENTRO NACIONAL DE EX SEMINARISTAS, ha sido emocionante éste REENCUENTRO de un buen número de integrantes de ese grupo humano de amigos y hermanos que conformamos la Promoción 1963-1967 “Víctor Andrés Belaunde” y que iniciamos nuestros estudios de secundaria en el Seminario Menor de San Carlos y San Marcelo de la Calle Gamarra N° 251 del centro de Trujillo, para luego pasarnos al seminario nuevo de la campiña de Moche y culminar nuestro quinto año de secundaria en 1967. El reencuentro ha sido fabuloso, re confortable y lleno de grandes recuerdos inolvidables vividos a lo largo y ancho de nuestro internado, en el indicado Seminario de San Carlos y San Marcelo. Cuando ingresamos al indicado recinto espiritual, siendo muy niños, avanzábamos firmes, seguros y con fe, en nuestra vocación de servirle al Señor, hasta culminar el quinto año de secundaria. Luego, al concluir nuestros estudios de secundaria en el Seminario de San Carlos y San Marcelo, muchos tomaron un sin número de caminos, unos siguieron estudios universitarios, otros regresaron a sus pueblos de origen y el suscrito regresó a Chiclayo, al Seminario de Santo Toribio de Mogrovejo que recién se abría en nuestra ciudad, y pude continuar preparándome en mi vocación sacerdotal, hasta culminar con mis estudios de filosofía. A los pocos meses de haber llegado de Trujillo, en 1968, llega de visita al Seminario Santo Toribio el recordado Padre Juan Tomis Stack a hacernos una propuesta e invitarnos a conocer un nuevo programa juvenil que, como sacerdotes que íbamos hacer, era conveniente conocer el indicado programa, según nos informó el Padre Juan. Sin pérdida de tiempo fuimos, cerca de cinco seminaristas, a conocer dicho programa juvenil, y era, nada menos, que el Movimiento Scout. De los cinco seminaristas que habíamos asistido a las diferentes charlas, el suscrito fue el que más perseveró que, al final de mis estudios de filosofía me incliné seguir ese camino que, hasta el día de hoy, y sin lamentación alguna, sigo firme con los principios e ideales del escultismo, formando a la niñez y juventud peruana a que dejen éste mundo en mejores condiciones en que lo han encontrado. Así como mis compañeros y amigos de mi promoción del Seminario San Carlos y San Marcelo (1963-1967) de la ciudad de Trujillo que tomaron diferentes caminos en su vida, de igual forma, el suscrito, también tomó la designación de tomar otro camino de educar, formar y guiar a la niñez y juventud lambayecana, pero reavivando y profundizando la vivencia fraternal, espiritual y cristiana que nos inculcaron nuestro grandes maestros sacerdotes en el Seminario de San Carlos y San Marcelo, desde muy niños, y que hasta hoy los recordamos y es nuestro norte de todos los que conformamos la Promoción de Ex Seminaristas 1963-1967. El V Encuentro Nacional de Ex Seminaristas, se inició con la celebración de la Santa Misa que estuvo concelebrada por dos Ex Seminaristas y que hoy son Servidores y Pastores del Rebaño del Señor, y que, como acólito, éste humilde servidor lo desarrolló, recordando esos viejos tiempos de mi internado en el seminario y que, precisamente, era el encargado de preparar los ornamentos, todos los días, para que el Sacerdote pueda celebrarnos la Santa Misa y acolitar. Luego de la Eucaristía vinieron los recuerdos y tratar de reconocernos unos a otros, porque no nos veíamos hace cincuenta años. Emocionante y perdurable el reencuentro. La jornada terminó con un almuerzo de confraternidad en un restaurant, al costado de la Huaca del Sol y de la Luna, luego de su interesante recorrido. EL DIRECTOR