EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1239-CHICLAYO, 21 DE MAYO DE 2021-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL ¡LAS ANSIAS DE VIVIR! Cuando nos referimos a la vida podemos incluir a diferentes reinos como el vegetal, el animal, el de hongos, y el de bacterias. En el caso del ser humano (perteneciente al reino animal), las ansias de vivir y su importancia se vuelve compleja al ser este el único ser vivo que puede reflexionar y analizar los diferentes fenómenos abstractos e incomprensibles. Podríamos decir que la importancia de la vida reside en el don que uno recibe al nacer y que transforma en aquello que nos permite, en definitiva, existir. Por lo tanto, la vida es sumamente importante porque, de otra manera entonces, no podríamos existir. De esta manera, entra en cuestión la idea de cómo cuidar y proteger nuestra vida. Queda en claro que si no tuviéramos vida no existiríamos, por lo tanto, lo que hagamos y realicemos para cuidarla será importante. En este sentido, la vida es importante porque nos permite crecer, desarrollar vínculos con otros seres vivos, aprender, conocer el mundo y un sinfín de actividades que ya van más allá de las meras funciones biológicas. Actos de agresión, violencia, o situaciones en las que se da la ausencia de salud, de abrigo y de una buena nutrición son todos elementos que no toman en cuenta la importancia de la vida y por tanto la ponen en peligro. Algunos de ellos pueden ser involuntarios e inconscientes, otros pueden ser planeados y bien conscientes. La complejidad de las sociedades actuales hace que muchas veces olvidemos esta noción de cuán importante es la vida, y la pongamos en peligro como la que estamos sufriendo con esta cruel pandemia, a Dios gracias las vacunas que venimos recibiendo, por grupos, a nivel nacional, es una forma de evitar que sigamos contagiándonos con el virus mortal, y nos permita tener ansias de seguir viviendo. En este sentido, acabo de tener una linda experiencia en la semana pasada, al querer vacunarme en el Jockey Club. El miércoles 12, a eso de las nueve de la mañana decido ir a vacunarme, llego al lugar y me encuentro con una impresionante ola humana, me imagino, con ansias de vivir. Me había ido con dos mascarillas y protector facial, aun así, al ver el mar humano y encontrándome en medio del contagio, sentía miedo y temor, bueno dije que se haga la Voluntad del Señor, pero tengo que vacunarme. Pregunto a los que estaban en una fila (cerca de tres cuadras) ¿cómo puedo hacer para estar en esta fila? Y me responden ¿tiene ticket? No, les respondo. Bueno tiene, primero, que sacar su ticket, ésta fila es para vacunarnos hoy y lo hemos sacado el día anterior, la fila para sacar ticket y lo vacunen mañana, es la que está más adelante. Caminé y caminé, hasta que llegué donde se encontraba el último de la cola para sacar su ticket, que era reguardado por dos miembros de las FF.AA. que decían que ya no había cupo, decepcionado miro a todos lados sin saber qué hacer, lo único que me quedaba era madrugar para sacar mi ticket para dentro de dos días. Al caminar y llegar a la altura de donde estaban entrando a sacar su ticket para el día anterior, sale una señora y me dice… señor, señor deme su DNI. ¿cómo? Le respondo. Deme su DNI voy a sacar dos tickets, con duda tremenda le di mi documento y entró. Luego de unos minutos sale, junto con su amiga y me entrega mi ticket para vacunarme el día siguiente. ¿Cómo tomar esto? Lo único que le dije a la señora ¡Gracias, Usted es mi ángel!, y allí no quedó, a eso de las seis de la tarde me llama y me dice que necesitaba mi ticket porque estaban empadronando, fui y le entregué, estaba en la cola y amaneció para la vacuna. Yo tuve que ir a las cuatro de la mañana y acompañarlas. Fue la única manera de vacunarme, de lo contrario, no me hubiese podido vacunar y esto lo debo a mi ángel. El tumulto de gente que vi ese día, quiere decir, que hay ansias y deseos de seguir viviendo. EL DIRECTOR