EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1191-CHICLAYO, 4 DE DICIEMBRE DE 2020-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡SE NOS VA EL AÑO 2020! Increíble pero cierto, se nos está agotando el presente año. Ya hemos entrado al mes de diciembre, por lo tanto, es el último mes del año y ¡qué año! Nadie se imaginó pasar este año, como la estamos pasando de una manera, completamente, diferente a lo de años anteriores. Una pandemia de padre y señor mío, a nivel mundial, con unas consecuencias catastróficas para toda la humanidad con más de un millón de muertos; con una crisis financiera y económica a nivel mundial, nunca antes visto; con pérdidas de fuentes de trabajo, sin precedentes; hambruna y desolación total. Mes para reflexionar de todo lo que viene sucediendo en nuestro país y el mundo. Se habla y se dice que la solución a la pandemia mundial, es la vacuna, vacuna que ya está en camino y que muchos países se desesperan por adquirirla, en medio de una segunda ola mundial y que será la más cruel de la que hemos sufrido, según vienen informando los expertos en la materia. Pero quisiera detenerme en la vacuna y comentar sobre las dudas que existe en su aplicación. Existe una gran preocupación, al respecto, no solo en el país, sino también en el mundo entero. Se viene difundiendo por diferentes redes sociales que la vacuna cambiará la genética humana, permitirá enfermedades irreversibles, entre otras consecuencias fatales para la humanidad y que nos aferremos a los médicos de la verdad. ¿Mal intencionadas? ¿Qué hay de verdad o mentira en todo esto? No lo sabemos. Solo Dios lo sabe que nos ponemos en sus manos y que se haga su Voluntad. En nuestro país, la pandemia nos viene dejando más de treinta mil compatriotas muertos; con una crisis económica, peor de todos los tiempos; una crisis política nunca antes visto en la historia de nuestro querido Perú que, en una semana, hemos tenido tres presidentes y dos jóvenes héroes que lucharon y entregaron sus vidas por defender el honor y la justicia de todos los peruanos; más hermanos nuestros pobres que luchan por sobrevivir; millones de compatriotas sin trabajo, sin empleo, sin ingresos económicos y dejando a sus familias a la suerte y al desconcierto. La pregunta es ¿Qué está pasando en nuestro territorio patrio? ¿Qué está pasando con el futuro de nuestras futuras generaciones? Aquellos que estamos imbuidos por sacar adelante a la niñez y juventud peruana, trabajando y trabajando por años y años con valores de la humanidad, nos preocupa, nos lastima y nos hace reflexionar, seriamente, en lo que será el futuro y el presente de todo ese ejército de jóvenes que nos siguen. ¿Nos preocupa? Sí nos preocupa esos niños, esas niñas, esos jóvenes de hoy y de su futuro. Soñamos con cada uno de ellos, porque nuestra vocación de servicio de años, ha sido y seguirá siendo nuestra preocupación de formarlos bien para la vida; de encaminarlos por senderos de bien; que crezcan con valores; que vayan conociendo los diferentes caminos de la vida y quemando cada una de sus etapas, con responsabilidad y dignidad; que caminen fuertes y seguros; que tengan la alegría de vivir; que tengan sus ideales sanos y firmes para que cuando sean adultos y tengan en sus manos los destinos del país, si se da la oportunidad, sean diferentes a esos políticos actuales que los traicionaron, que les dejaron malos ejemplos de vida y que llegaron al poder no para servir sino para servirse de ella. Que esta primera semana de cuaresma que la hemos iniciado el domingo último, donde nos pide que estemos preparados y vigilantes a la segunda venida del Señor, nos sirva de reflexión sobre los últimos acontecimientos ocurridos en nuestro país y que la Navidad sea de unión. EL DIRECTOR