EDICIÓN GRATUITA A NIVEL LOCAL, NACIONAL E INTERNACIONAL N°1155-CHICLAYO, 7 DE AGOSTO DE 2020-LAMBAYEQUE-PERÚ EDITORIAL
¡TRAGEDIA CRUCEÑA EN NUESTRA MEMORIA! En el mundo en que vivimos existen acontecimientos y hechos que han marcado nuestro diario caminar por este planeta bendito que nos ha tocado vivir y gozar, y que son difíciles de olvidarlos, por más que el tiempo quisiera borrarlos del mapa como, por ejemplo, esas terribles guerras mundiales donde el hombre destruyó al propio hombre por ideas enfermizas, o, como olvidar ese acontecimiento histórico de Neil Armstrong el primer Scout en pisar la luna el 21 de julio de 1969 y que, al pisar la luna pronunció esta frase, que muy pronto se volvió célebre: “Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Éstos y muchos otros acontecimientos que han sucedido en el mundo, y que seguirán sucediendo, marcan el ritmo de nuestra vida. También hay tragedias que vamos sintiendo en nuestro lento caminar, que golpean duro nuestra existencia. Como la presente tragedia de la pandemia universal que viene padeciendo la humanidad entera y que, en nuestro país, lamentablemente, vamos perdiendo más de veinte mil compatriotas nuestros que van muriendo de la peor manera, sin que podamos despedirnos de ellos por miedo al contagio. Esto, indudablemente, es una tragedia nunca antes visto y sentido y que lo seguiremos soportando hasta poder conseguir la vacuna respectiva. Mientras tanto, nuestros estilos de vida, nuestra convivencia diaria que veníamos realizándola hasta antes de esta pandemia, sin duda alguna, que han cambiado completamente, para bien o para mal, pero cambiaron. Eran las nueve de la mañana del 29 de Julio de 1980, cuando un grupo de más de treinta cruceños (hombres y mujeres de la Provincia de Santa Cruz-Cajamarca) se preparaban para tomar el bus que los conduciría a la ciudad de Chiclayo, unos lo hacían de vacaciones, en especial, los que eran profesores, y otro grupo, que retornaba, luego de celebrar las Fiestas Patrias. Todos, hasta ese momento, rumbo a la ciudad costera de Chiclayo felices y contentos, sin presagiar que sería un viaje sin retorno. A los pocos minutos en el distrito de Catache, comprando sus riquísimos dulces, que se ha hecho tradición, para llevar y entregar a los familiares como muestra de aprecio y cariño. Alborozo era el ambiente en que vivían los viajeros luego de salir del distrito de Catache que, a los pocos minutos, este alborozo, esta alegría se convirtió en un silencio total al sufrir, el bus en que viajaban, una terrible volcadura, falleciendo la mayoría de sus pasajeros, más de treinta profesionales, entre hombres y mujeres, enlutando a las familias cruceñas. Los pocos sobrevivientes de éste fatal tragedia, salieron pavorosos a dar la noticia que, en pocos minutos todo el pueblo de Santa Cruz quedaba asombrado por la pérdida de sus más prodigios e ilustres hijos cruceños y que habían partido al campamento eterno del Señor. HUMBERTO DÁVILA LOMBARDI, un joven profesional cruceño que había llegado a su tierra, que lo vio nacer, y pasar unos días recordando su terruño querido junto a sus familiares y amigos, se encontraba entre los fallecidos, con quien, en nuestra niñez habíamos caminado juntos estudiando la educación primaria, y viviendo dulces travesuras de niños que, al enterarnos del terrible acontecimiento, solo nos quedó pedir al Todo Poderoso que los reciba en su Santa Gloria a Él y a todos mis paisanos que entregaron su valerosa vida al servicio del Señor. Cuarenta años han pasado de ésta terrible tragedia y que, aún, sigue latente nuestros recuerdos y sentimientos por todos y cada uno de ellos que nos hace difícil aceptarlo. Gloria a Dios por el eterno descanso de todos y cada uno de ellos. EL DIRECTOR