DIARIO HOY 17 de octubre de 2008

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PERSPECTIVAS

Ecuador, viernes 17 de octubre de 2008

nicio la escritura de estas líneas minutos después de haber espectado el tercer y último debate entre los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos de América, el demócrata Obama y el republicano McCain. Es un momento en el que no me siento segura de anticipar cuál de ellos habrá resultado ganador frente a la población estadounidense. Y, aunque mi preferencia tiene a Obama como el mejor contendor, confieso que esta primera impresión no las ha tenido todas consigo para concederle un triunfo contundente al senador de Illinois. Puestos cara a cara, un McCain decididamente agresivo, que volvió a los ataques personales contra su rival y no dudó en poner obligada distancia con Bush; y un Obama impresionantemente sereno, que hizo gala de su reconocida elegancia para devolver cada sainete y de una clara inteligencia para explicar el contenido de sus respuestas; solo una mayoritaria percepción ciudadana podrá hacerse con la última palabra.

I

JUAN FALCONI PUIG

MARENA BRIONES VELASTEGUÍ

Tercer y último debate Obama llegó al debate con sondeos que le otorgaban una ventaja de 14 puntos sobre su rival, y mostrando avances significativos en estados que tradicionalmente han sido republicanos. A él, entonces, le iba a bastar con preservar la delantera sin correr ningún riesgo y, si la fortuna decidía acompañarlo, además y en buena hora incrementarla. McCain, en cambio, entró al plató con la ansiedad de quien ha ido perdiendo terreno, y, por tanto, con la plena conciencia de que tendría que jugarse el todo por el todo en un tramo crucial de una contienda cuyo de-

senlace cada vez está más próximo. La puesta en escena televisiva así lo confirmó: Obama no hizo nada nuevo y ni siquiera pestañeó ante los embates de McCain. Éste, por el contrario, buscó una y otra vez arrastrar a la confrontación al primero. Continúo escribiendo estas líneas a la mañana siguiente, y ahora sé que las primeras lecturas sobre el ánimo estadounidense posterior al debate dejan a Obama muy bien parado para el corto trecho que falta. Lo que no quiere decir que no haya habido también críticas. Y lo que no quiere decir tampoco que a McCain no se le haya atribuido una

Malas relaciones

sta semana, los prófugos William y Roberto Isaias publicaron una cínica carta dirigida al presidente, con el título “En sus manos está que la justicia y la ley primen sobre el odio y el rencor”. Odio, del latin odium, significa “antipatía y aversión hacia algo o alguien”…; y, rencor, “resentimiento arraigado y tenaz”. La misiva contiene falsas afirmaciones sobre el tortuoso caso Isaias-Filanbanco. Veamos: 1) No la firma Estéfano, quien meses atrás dijo vendría al país el siguiente miércoles y, cobarde, hasta hoy no regresa; y porque gracias a los entonces fiscal, Mariana Yépez, y presidente de la Corte Suprema, Galo Pico, no fue incluido en el juicio por peculado bancario, no obstante era director y condueño del Banco. 2) El informe sobre las pérdidas, que el superintendente de Bancos Miguel Dávila escondió en 2001, es distorsionado maliciosamente, pues se omite que la Junta Bancaria lo aprobó, “no por odio” recién en febrero de este año (siete años más tarde). 3) Que Rocafuerte Seguros S. A., independiente de que pueda tener balances falsos y su estado pueda ser de insolvencia -como Filanbanco en 1998-, haya apelado sobre la incautación al Directorio de la AGD, es distinto a que este debía aprobar una audaz e ilegal “propuesta de acuerdo... por la cual deba actualizarse el informe de Deloitte”, pues una cosa es la apelación y otra un “acuerdo” de pago, que era la propuesta, diminuto y ridículo, de $20 millones anuales a 10 años plazo, sin intereses, para extinguir $2 500 millones, aproximadamente. 4) Aun más, la Junta Bancaria resolvió recientemente la actualización de la auditoría de las pérdidas, que no debe ser para convalidar la alteración de la plataforma informática, los documentos y pagarés robados o desaparecidos, ni que el tipo de cambio del sucre por el dólar sea el vigente a mayo de 2001, en que se entregó la auditoría, sino el de diciembre de 1998, cuando pasó el banco a la AGD. 5) Para que el sector público haga “acuerdos”, según el Erjafe, que ahora invocan, no deben ser contrarios al ordenamiento jurídico, ni sobre materias no transables (como el peculado) y que satisfagan el interés público, en procesos administrativos que no afecten las competencias de otros funcionarios. Dónde, pues, el “odio y el rencor” si, lejos de odiarlos, son benevolentes y aceptan la nueva auditoría. Infame la carta pública porque ya no pueden usar las cloacas para calumniar. Y cierto que la benevolencia no es la alcahuetería de los regímenes que por 10 años los solaparon como sus remunerados defensores, pues aunque hubiese “odio y rencor”, que no los hay, y ellos sí exhibieron con sevicia contra el que se atrevía a señalar sus actos, no sería motivo para mantener la impunidad y no exigirles cuentas que, aunque odiosas, solo en Filanbanco significan más o menos $2 500 millones.

cesaria que, a la larga, se puede unimismar en una sola tarea que es la de amar. Esos apéndices serían lo de menos, si solamente conservaran la calidad de adminículos, porque lo grave es cuando las aficiones se transforman en verdaderos ídolos, al pie de los cuales se derrota lo sustancial. El arzobispo González lo dijo con la precisión que le caracterizaba. Hace 10 ó 12 años, me fue dado escribir una pequeña obra sobre su vida y pensamiento, cuando el prelado cumplía cinco lustros de servicio episcopal. La primera pregunta que le hice, para iniciar el trabajo de escribir sobre su existencia, fue cómo le gustaría que se le recordara al final de sus días. La respuesta fue rápida y tajante: “Como un pastor”. Primero como un pastor, es decir, como un cura que se dedicó a pastorear almas, o sea como la persona que ama y enseña a amar, que sirve y enseña a servir, que predica y transmite el mensaje cristiano. Y no es que no cumpliera tareas de educador o de escritor, porque nos dejó valiosas muestras de ello, sino que, sobre todo, quiso hacer siempre lo que fue su meta primera cuando, allá en su Pujilí natal, recibió y correspondió al llamado de la vocación sacerdotal, o sea ser cura de almas. De lo que dan testimonio numerosas expresiones de amigos y testigos, jamás dejó de responder a su misión. Siempre se le encontró dispuesto a celebrar misas, administrar los sacramentos, escuchar, aconsejar, orientar y predicar. Ser cura con mitra o sin ella. A toda hora y todos los días. Lo demás, por añadidura, sin perder lo esencial. Sin olvidar lo inexcusable, lo que hace que un cura sea tal.

¿Quién tiene la culpa de que nuestras relaciones diplomáticas con Colombia y el Brasil hayan entrado en un callejón en el que no se avizora un final feliz, al menos en un corto plazo? Cuando se examina lo ocurrido con Colombia, encontramos que aquella incursión en nuestro territorio, que aparentemente halló una salida con la intervención nada menos que de la OEA, no ha logrado restablecer una relación normal. Es necesario reflexionar sobre este hecho, porque dos naciones vecinas que no llegan en corto tiempo a entrar en la normalidad originan un deterioro en las relaciones que, en esta hora del mundo, es pernicioso. En efecto, no se producen entendimientos constructivos que produzcan un avance en cualquier campo. Las relaciones en el ámbito económico a las que tanta prioridad asignan los Estados quedan estancadas, las fricciones fronterizas se acentúan, las autoridades de los dos países pierden sus contactos tan necesarios para solucionar los problemas que trae la vecindad. Las declaraciones de nuestro presidente vuelven a enconar las heridas, en lugar de cicatrizarlas. Con relación al Brasil, el arreglo con la empresa brasileña Odebrecht tampoco ha encontrado una solución necesaria e imprescindible, en lugar de que actúe la intemperancia que siempre es mala consejera. Las relaciones bilaterales marchaban con el Brasil por buen camino en aquellos campos de la cooperación económica en que ese país puede ser, debido a su potencial comercial e industrial, un socio muy importante para nuestro desarrollo. Varias veces se han reunido Correa y Lula da Silva y, como resultado, se avizoraba un cooperación mutua que iba a producir gran beneficio para los dos países. El Gobierno debió pensar que la firma constructora brasileña no es en su tierra una empresa privada cualquiera, sino una joya de la corona, como lo fue la General Motors para los EEUU, cuando se llegó a decir que aquello que era bueno para esa empresa lo era también para la nación del norte. Numerosos errores se han hecho presentes en la construcción de la hidroeléctrica San Francisco, e hizo bien nuestro país en denunciarlos y exigir reparaciones, para lo cual el Brasil no actuó con intemperancia ni en forma negativa, pues más bien manifestó conformidad en que los problemas de aquella construcción podían resolverse por otros caminos y planteó la intervención de una empresa imparcial para ejercer un peritaje. Debe reconocerse también que ese falso arranque de los trabajos, por los que hasta se llegó a premiar a la esta empresa con una suculenta cantidad de dinero debido a la entrega anticipada de la obra, tiene también culpables del lado ecuatoriano. En muchos contratos, durante el transcurso de las obras, se van firmando contratos accesorios, muchas veces con ligereza y, para no hablar de corrupción, con mucha “benevolencia”. Señor presidente: evite nuevas declaraciones que aviven las llamas con sus dos pares, Uribe y Lula. El deseo de los ecuatorianos es que las aguas vuelvan a su curso normal. El país le agradecerá.

mvlaraguzman@hoy.com.ec

cmena@hoy.com.ec

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MARCO LARA GUZMÁN

Primero, un pastor uena pregunta la que sigue: ¿Cuál debe ser el rol esencial que debe cumplir un sacerdote? Tal vez una adicional: ¿Qué debe buscar básicamente un aspirante a cura? El reciente fallecimiento del cardenal Antonio González Zumárraga, sensible para todos quienes le conocimos y penoso porque su ausencia será notoria por muchos años, ha abierto, me imagino que en mucha gente, un espacio de reflexión, dentro del cual se alojan las preguntas precedentes. Las respuestas deberían ser tan obvias que vale la pena fijar, como antecedente, que se producen debido al hecho de que hay curas historiadores, geógrafos, filósofos y hasta fotógrafos, y de muchas más layas o especialidades, y que, por ende, las inquisiciones son absolutamente pertinentes. No está mal, por supuesto, que los sacerdotes se dediquen a la historia, a discurrir sobre filosofía o a las diversas artes. Pero hay que anotar que para dedicarse a tan dispares aficiones o cultivos no hacía falta entrar de cura. En cambio, para ser cura en plenitud de concepto, o sea para dedicarse de lleno, todo el tiempo y sin más ocupaciones ni preocupaciones a la tarea sacerdotal, hay que entender que la consagración a Dios y, por tanto, a los hermanos humanos, es por sí absorbente y, en más de un sentido, absolutamente excluyente. Un cura primeramente no puede ni debe aspirar a nada más que a ser cura y cumplir de manera ineluctable e inexcusable su deber de amar, predicar y servir. Todo lo demás, dígase lo que se diga, no son más que apéndices contingentes frente a la triple misión ne-

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mbriones@hoy.com.ec

CLAUDIO MENA VILLAMAR

TOÑO

Cuentas odiosas

lianza País va tras las Alcaldías. Aún no está claro si lo hará mediante alianzas con los alcaldes o si se arriesgará con sus cuadros propios. Algunas, como Guayaquil, sabe que por el momento se mantendrán en manos ajenas y que una suerte de buena vecindad deberá crearse, aunque sea forzadamente, para que el alcalde Nebot no se convierta aún más en una incómoda piedra en el zapato. Pero Quito es otro cantar. Sin duda, es desde ya la joya de la corona que AP quiere atesorar. No solo que Quito respalda mayoritariamente el proyecto de Correa, sino que fue la cuna del “forajidismo”. Está claro que no tiene mayor sentido mantener a la administración Moncayo. Finalmente, al octavo año de gestión, el desgaste que se siente es notable, y el Gobierno sabe que esta es plaza propia que no la puede desperdiciar con extraños. Las apuestas y los nombres corren. Cada día hay potenciales candidatos para la Alcaldía, pero al parecer la disputa interna en

buena performance. Para algunos, hasta quedaron en tablas. A aproximadamente dos semanas y media de la definición electoral, no faltan opiniones que aseguren que la suerte de ambos contendientes ya está echada, con Obama a la cabeza. Pero, en política, como en otros menesteres, incluso en las puertas del horno puede quemarse el pan. De tal manera que, en estos días siguientes, la campaña por alcanzar la Casa Blanca prenderá sus llamas al rojo vivo, en medio de una grave crisis financiera que le ha costado votos y muelas al senador McCain. ¿Llegarán los Estados Unidos a tener, por primera vez en su historia, a un afroamericano sentado en el despacho oval? Hay quienes dicen que, desde aquí hasta el 4 de noviembre, el mayor enemigo con el que Obama podría encontrarse sería con un avivado sentimiento racista. Ya lo veremos, y ya veremos también qué nomás será capaz de sacar McCain de su manga con tal de remontar la desventaja.

ANA MARÍA CORREA

Quito, joya de la corona AP no comenzó en estos días. La precandidatura de Augusto Barrera, y su lanzamiento al ruedo, es tan solo la primera muestra visible de algo que se ha empezado a cocer desde hace meses. Pero el caso de Quito es complejo. No se trata de una ciudad sencilla y sin problemas. Los últimos meses de la Alcaldía de Paco Moncayo, por el contrario, son la muestra de que los problemas de Quito están alcanzando proporciones gigantescas, y que ninguna solución improvisada va, ni lejanamente, a funcionar en esta compleja urbe. Por tanto, la apuesta para AP no es sencilla.

A la hora de elegir a su candidato, seguro pesarán carisma y popularidad. Pero ojalá sean considerados también el conocimiento profundo de la ciudad y sus complejidades. Existe un elemento de carisma personal que el candidato elegido ciertamente deberá tener, pero definitivamente ese no puede ser el factor determinante para la nominación. Además, no olvidemos que, con seguridad, el candidato presidente hará también campaña para la Alcaldía. El Gobierno debe estar consciente de que una gestión desastrosa para la ciudad de

Quito sería un suicidio para el Gobierno. Después de todo, la ciudad ha gozado por algunos años de gestiones relativamente exitosas. AP no puede correr el riesgo de que los problemas del tránsito se profundicen, de que la inseguridad campee y de que Quito se quede sin las grandes soluciones para una capital en pleno siglo XXI. Eso pondría en riesgo también el proyecto nacional del Gobier no. Quito y un buen número de ciudades en el Ecuador exhiben modelos exitosos de desarrollo local. Es imprescindible que el Gobierno entienda que, para asumir la tarea local, persistir en la lógica refundacional que desconoce todo éxito pasado puede ser letal. Si AP se lleva la joya de la corona, será interesante mirar desde la cercanía de la ciudad y sus problemas cotidianos cómo se solucionan los problemas de una urbe que definitivamente requerirá menos eslóganes, menos retórica y menos ideología para enfrentar sus encrucijadas. amcorrea@hoy.com.ec


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