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PERSPECTIVAS

Ecuador, viernes 12 de septiembre de 2008

arece necio decirlo, pero sigue siendo necesario hacerlo: nada contribuye más al desarrollo de los pueblos y al de las personas individualmente que disponer de ese acervo de conocimientos y destrezas indispensables para enfrentar todas las dimensiones de la vida y, particularmente, las exigencias laborales y de aprendizaje permanente que caracterizan a estos tiempos. Por algo la educación es un derecho humano fundamental. Y por algo también, en 1990, gobernantes de 92 países del mundo reunidos en Jomtien suscribieron la Declaración Mundial sobre Educación para Todos; diez años más tarde, en Dakar, el Foro Mundial de la Educación fue testigo de la renovación del compromiso internacional de alcanzar “los objetivos y finalidades de la educación para todos, para todos los ciudadanos y todas las sociedades”; y, en diciembre de 2001, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el Decenio de las Naciones Unidas de la Alfabetización, que comenzó a correr el 1.º de enero de 2003 y

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JUAN FALCONI PUIG

MARENA BRIONES VELASTEGUÍ

El mejor remedio terminará el 31 de diciembre de 2012. Estamos, pues, atravesando la mitad de un camino crucial, cuando se calcula que todavía en el planeta hay alrededor de 774 millones de adultos analfabetos, de los cuales dos tercios son mujeres, y que 75 millones de niños en edad de cursar la primaria no están escolarizados. Tres regiones concentran a la mayor parte: Asia Oriental, Asia Meridional y Occidental y África Subsahariana; pero ello no significa que las demás estén libres de deudas: aunque América Latina muestra una tasa de alfabetización en adultos del 91%, la subregión del

Caribe no supera el 74%. Y se estima que, en la región, unos 110 millones de jóvenes no terminan sus estudios primarios y que otros millones más truncan sus estudios por diversas razones. Esos son algunos de los datos que ha difundido la Unesco, a propósito de la conferencia regional que se está celebrando en estos días en México, titulada “De la alfabetización al aprendizaje a lo largo de toda la vida: hacia los desafíos del siglo XXI”. La conferencia llegó antecedida por el Día Internacional de la Alfabetización, que este 8 de septiembre exhibió como lema “la

alfabetización es el mejor remedio” y puso especial énfasis en la incidencia que tiene la alfabetización en la generación de sociedades más saludables. “Los más graves problemas sanitarios del mundo contemporáneo -ha dicho la Unesco- no se pueden tratar adecuadamente si las políticas y estrategias de salud pública no otorgan a la alfabetización la importancia fundamental que tiene. Un gran cúmulo de estudios han puesto de relieve que cuanto más elevados son los índices de alfabetización mayores son las posibilidades de que las personas lleven una vida saludable”. Para muestra, suficiente con un botón: unos 10 millones de niños mueren anualmente antes de los 5 años de edad por enfermedades infecciosas que podían ser evitadas. Saber leer y escribir, sí; pero no es suficiente. Es menester aprender a aprender, y no solo letras y no solo en las aulas. Hay que aprender que saber aprender es el mejor remedio. mbriones@hoy.com.ec

CLAUDIO MENA VILLAMAR

ASDRÚBAL

Crisis de la justicia

Un caso bancario

a Corte Suprema de Justicia fue designada con base en la ley de mayo de 2005 (R.O. N.º 26-5-2005), que no fue suficiente, puesto que para su conformación debió reformarse la Constitución. Además, para escoger a los jueces se contempló un reglamento que no entró en vigencia porque no se publicó en el Registro Oficial y por ello, en un artículo publicado en esa época, decía que, si en algo se podría legitimar, sería solo por sus actuaciones. Lejos de ello, la Corte ha sido cuestionada e inclusive autodepurada, separando en este lapso al 20% de sus miembros. El Derecho perece más por la corrupción que por la violencia, decía Lacordaire; y que para ser imparcial hay que tener mucho dinero en el bolsillo, agregaba el Príncipe de Ligne. Viene esto a colación por lo previsto en el proyecto de Constitución que se votará el 28 de septiembre, cambios sustanciales en lo judicial: que los funcionarios deberán someterse a un concurso de oposición y méritos para ejercer la carrera judicial; una Corte Nacional de Justicia y una Corte Constitucional, por Ej. Y no es solo cuestión de nomenclatura, pues la Corte Constitucional será un ente máximo de control, interpretación constitucional y administración de justicia mientras la Corte Nacional de Justicia ya no sería la última instancia. Los jueces ya no administrarán justicia en el nombre de la República, sino por cuenta de la ciudadanía. El sistema procesal será un medio para la realización de justicia, como también lo prevé la Constitución actual (no para llenar las alforjas de los jueces al servicio de los banqueros ladrones) manteniendo los principios de simplificación, uniformidad, eficacia, inmediación, celeridad y economía procesales, que harán efectivas las garantías del debido proceso, a que tienen derecho los justiciables, burladas todas por esos prófugos de la justicia que, no obstante la extradición pedida, viven como reyezuelos en Miami. Como hoy se prevé también, los jueces serán responsables por el retardo, negligencia y denegación de justicia o el quebrantamiento de la ley (Art. 172 del proyecto), pero tal responsabilidad solo podrá ser efectiva cuando existan jueces probos con la entereza moral e intelectual de sancionar a sus colegas y subalternos que no aplicaren estos principios. Cierto que esto es imposible bajo el esquema actual del “toma y daca” que impera en una administración de justicia que solapa a quienes violan la independencia de los jueces, dándoles instrucciones para que fallen. El pueblo necesita justicia y es imposible, como sostenía Azcárate, que pueda vivir con tribunales que no la administren bien y pronto. De ahí que, con solo remover de la Corte Suprema a los jueces al servicio de la “mafia Isaías” se justifica la Corte Constitucional y cualquier otra reforma para superar la crisis de la justicia.

sulten a Heráclito, irrepetible, único... y pasajero. Dicho de otra manera: los que sonríen el lunes podrían lloriquear el martes. Yo que por largos años estuve en eso de la política militante puedo decir cuan rápidamente las sonrisas se vuelven desconsolados gestos. Según unas encuestas, Sixto debió haber derrotado a Roldós en 1978. Según otras, Borja debió ganar en segunda vuelta a León en 1984. Nadie dudaba, ni aun las encuestadoras, que Nebot vencería a Bucaram años más tarde y nada de eso ocurrió. Para más frescos recuerdos hay que anotar que, según las encuestas, Alvarito debía ganar a Correa con absoluta fluidez, a tal extremo que el prianista ni se despeinó para enfrentar la vuelta definitiva y ahí están los resultados. Ahora estamos en vísperas del referendo. Tres empresas han dado unos tres o cuatro puntos por encima del cincuenta por ciento al Sí, lo cual debe haber derramado torrentes de felicidad en el oficialismo propiamente dicho y en sus fieles servidores. El entusiasmo inesperado no les ha dejado pensar que, según dicen los malvados, la opinión pública tiene contornos femeninos y que, siendo, según Verdi, la donna e mobile cual piuma al vento, la alegría que les embarga bien puede considerarse efímera, amarga y comprobablemente movediza e ingrata. Valga lo dicho para los que por ahora aplauden y también para los débiles que suelen desalentarse prematuramente. Cuatro puntos sobre los cincuenta necesarios son nada. El gran Perogrullo ya nos ha dicho: a la hora de la verdad, el día 28 se definirán las cosas. Nunca antes.

l caso “West Merchant Bank” me ha permitido conocer algo que no había pensado que pudiera ocurrir en nuestra justicia, en su estrato más alto, que es el de la Corte Suprema. Se trata de un caso que ya había causado alarma en la opinión pública, debido a la expedición de una sentencia condenatoria en un proceso penal contra personas que eran miembros del directorio del Banco Popular de Quito. He leído en BLANCO y NEGRO del 8 de septiembre una prolija investigación periodística que realmente desconcierta, debido a una sentencia de la Segunda Sala de lo Penal de la CSJ que condena a personas inocentes que no cometieron dolo ni culpa, lo cual configura uno de las más graves errores que puede darse en el Derecho Penal de cualquier país del mundo. Este juicio se inició contra los vocales del directorio que votaron a favor de una operación financiera con el West Merchant Bank realizada el año 1998, en la forma cómo lo hace el directorio de cualquier banco o empresa, en vista de los informes favorables para la operación presentados por el gerente en la sesión respectiva. Durante un año y dos meses se cumplieron las estipulaciones del convenio, sin que exista ninguna impugnación del órgano de control, que es la Superintendencia de Bancos, respecto a una operación que, además, fue aceptada por las auditorías de Price Waterhouse y Deloitte. En el peor de los casos para un inculpado, existe una importante garantía para él y que debe ser aplicada por los jueces, constante en el aforismo jurídico indubio pro reo, que significa que cuando se presenta un error o duda en el proceso, los jueces deberán colocarse en la situación que favorezca al acusado. Esta norma debió aplicársela justamente, pero no lo fue, debido al grave error cometido por el tribunal de aplicar retroactivamente la ley penal, en lugar de hacerlo con la ley vigente en la fecha de la supuesta infracción. Varios errores procesales ha denunciado el abogado defensor de uno de los vocales injustamente implicados en el caso, como es que el fiscal en una audiencia haya amenazado a los magistrados jueces con un juicio penal en caso de emitir un fallo condenatorio. Un ex magistrado como el doctor Jorge Andrade Lara, de quien tengo un magnífico concepto como jurisconsulto, ha denunciado en la entrevista periodística que “el elemento indispensable del delito de peculado es el dolo, el conocimiento e intención del sujeto activo de aprovecharse de recursos o bienes entregados a su custodia, administración o disposición, con la finalidad de perjudicar a la víctima.” También señala como grave falta que la Sala no haya tomado en cuenta los informes de la sesión del Directorio que sirvieron para la indicada operación financiera. Errar es humano, pero cometer yerros graves en un asunto penal es lo más grave que puede cometer un juez o tribunal.

mvlaraguzman@hoy.com.ec

cmena@hoy.com.ec

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Cuatro puntos son nada i de cerca ni de lejos discuto la idoneidad de las empresas encuestadoras. A veces lo único que hago es pensar en lo bien unidas que algunas suelen estar junto al poder reinante y lo difícil que se va poniendo en este país eso de disgustar al poderoso. También es bueno recordar que muchas encuestas, más allá de lo comprensible, dieron por triunfadores a los que luego tuvieron que derramar amargas y dolidas lágrimas, porque, a la hora de la verdad, resultaron perdedores, a pesar de haber planchado el ternito y tener lista hasta la banda presidencial, hecha por las monjitas y rellena con tierra de cementerio y reliquias de múltiples santos, según corresponde a quienes se sienten taumaturgos llamados a salvar esta pobre República. En honor a la verdad, ni un solo dueño o gerente o empleado de las encuestadoras se ha atrevido jamás a atribuirse la categoría de oráculos del porvenir o profetas de victorias o derrotas. Lo único que han dicho es que sus encuestas se han hecho a lo largo y ancho del país, llueva, truene o relampaguee. Que aun en condiciones inhóspitas, casi inverosímiles, han entrevistado a tantos cientos de ecuatorianos y que los averiguados pertenecen a todos los estratos y pisos económicos, sociales y culturales habidos y por haber, lo cual, dicen ellos, es garantía de que la muestra es bastante aceptable y decorosa. Dicen también que los resultados, y tienen toda la razón, no son sino solamente una especie de fotografía, o sea una visión momentánea de lo que piensa la gente y sus preferencias en un instante dado, que es, por supuesto, y si no con-

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jfp@hoy.com.ec

n el país de los pitufos, como en las tiras cómicas, todo es posible. Que un presidente que se dice el “ciudadano” por antonomasia (el “Ciudadano Presidente”, como lo llamaba el Alberto Acosta preconstituyente) se presente de esquina a esquina por el país, promocionando su Constitución y desplegando absolutamente todo el aparataje del Estado y utilizando todas las artimañas retóricas más repetidas del populismo clásico, y denigre a quien no le rinde pleitesía, burda y socarronamente, es pan de cada día. En el país de los pitufos también es perfectamente posible que el mismo ciudadano nos diga que esta será la elección más democrática de la historia. Sí, pues inclusive superando a la de los asambleístas, que en sí misma era la madre de todas las elecciones democráticas. Seguramente el lavado cerebral al que los ecuatorianos estamos sometidos día a día, hora a hora y minuto a minuto es un espejismo

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MARCO LARA GUZMÁN

ANA MARÍA CORREA

En el país de los pitufos que los revolucionarios simplemente no pueden ver, pues en el país de los pitufos el poder les ha obnubilado completamente los sentidos. Seguramente no ven las creaciones artísticas del señor Alvarado, con montajes, imágenes alteradas, audios cambiados, etc. Eso solo está reservado para los desafortunados que vivimos en la realidad. Probablemente tampoco ven los noticieros, pues se deleitan contándose entre sí sus fantasías sobre que la patria ya es de todos. Debe ser por eso que ni se mosquearon de

que el mismo ciudadano haya transfigurado completamente el sentido de las cadenas gubernamentales. No recuerdan ustedes que, en el país del pasado, las cadenas eran informativas sobre la marcha del Gobierno. ¡Es que todo cambió! En el país de los pitufos, la nueva producción cinematográfica de cadenas dejó de ser informativa y ahora se dedica a contestar uno a uno, línea por línea, aquellas frases de “animadores” que no agradan al “Rey”. Pero no todo es felicidad en el país de los pitufos. ¿O se imaginan ustedes que un “Rey” o “Ciudadano Presidente”, da igual,

tenga que contestar, y por medio de cadena dirigida, uno a uno a cada uno de sus súbditos cuando estos no le obedecen sumisamente? Claro, siempre la realidad supera a la ficción, y eso sucede en cualquier día de la semana, aquí, en el gran país de los pitufos. Esta semana fue a Vera; las pasadas, a los estudiantes. Pero el cuento no termina ahí. Solo en el país de los pitufos se alteran textos, desaparecen actas, desaparecen capítulos, vuelven a aparecer, eso sin contar con las ayudas venidas del Viejo Continente y del pasado más infame, sin que nadie se inmute. ¡Obvio! Pero si en el país de los pitufos todo está al servicio del “Rey”. ¿O ya se olvidaron? ¡Extraño sería que en ese país alguien reaccione! Como el fiscal o el Tribunal Supremo Electoral o el resto de súbditos que permanecen adormecidos, mientras son espectadores del cuento mejor contado, mejor vendido y más repetido de todos los tiempos. amcorrea@hoy.com.ec


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