La mascara del duelo
La máscara del duelo El que encubre su dolor no encuentra remedio para él. Proverbio turco La máscara del duelo es una forma de protección. Con ella evitamos hablar del ser que ha muerto. A veces un familiar llora y otro dice “por favor no llores, hazlo por mí”. Esta solicitud deja un nudo en la garganta de la persona a la que no se le permite expresar lo que siente. Literalmente es obligada a tragarse su dolor y sus recuerdos. Cuando esto sucede, todos sufren en silencio, lo que puede provocar el aislamiento de los miembros de la familia. El silencio y la soledad se convierten en una especie de compromiso no explícito dentro de la familia. La situación anterior provoca lo que se conoce como “los muros del silencio”. Ello ocurre cuando la familia, sin proponérselo, deja de hablar del ser quericada uno, de los recuerdos y las historias. El silencio se vuelve tan pesado y tan difícil de sobrellevar que puede provocar síntomas como depresión, rabia, agotamiento e irritabilidad.
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La forma más sana para la familia es hablar del ser querido fallecido en cualquier momento que se requiera y escuchar al que quiera traer un recuerdo sin pedirle silencio.
Decisiones importantes Muchas veces el sufrimiento nos lleva a tomar decisiones importantes y precipitadas. Por ejemplo, muchos padres y madres no quieren seguir en la misma casa en la que vivían cuando murió su hijo o hija. El sufrimiento, y la necesidad de alejarse de él, los llevan a tomar decisiones como trasladarse de casa o incluso de ciudad, vender la casa o irse a vivir con otros familiares, decisiones muchas veces precipitadas En otros casos, el sufrimiento se expresa en la necesidad de apegarse lo más posible al familiar o amigo que ya