Revista Hola Salud - Agosto 2020

Page 7

Al maestro con cariño

Domingo Giribaldo Podría decirse, parafraseando ciertos estilos, que muchas personas pasan por la química sin que la química pase por ellas. Sin embargo, no es el caso específicamente de quien sin dudas fue uno de los pioneros y más importantes químicos farmacéuticos de la República Oriental del Uruguay.

Domingo Giribaldo complementó su formación en Europa y fue discípulo nada menos que de Marie Sklodowska (Madamme Curie) en La Sorbona y de Walther Nernst en Berlín, así como de Franz Fischer en Charlottenburg. Químico Farmacéutico emprendedor, egresado de la Universidad de la República en el año 1895, fue sucesor de José Scoseria en la Dirección del Instituto de Química en 1910 y decano de la Facultad de Química en el periodo 1938-1941. Fue de los iniciadores de la química analítica como disciplina, y en 1903 se hizo cargo de la Cátedra de Análisis Químico General y Análisis Químico Aplicado del que era el nuevo plan de estudios de Farmacia. Como académico, fue un pionero en la lucha por imponer el doctorado en ciencias químicas y farmacéuticas, pero por aquella época (1912) se topó no solamente con el problema de la dependencia del Instituto de Medicina, sino también de varios de sus colegas farmacéuticos. Paralelamente, se multiplicaban los análisis legales a realizar, y eso fue lo que motivó un desplazamiento hacia la química Analítica. También fue el primero en abogar por la inclusión de la fisicoquímica (por aquél entonces química física) y fue fundador y primer profesor titular del laboratorio de electroquímica. De hecho, su teoría de los pa-

res galvánicos (1940) fue parte de la currícula de la Facultad de Química hasta avanzada la década del 90. En Europa, tomó contacto con la química industrial y la tecnología, y se familiarizó con las técnicas de obtención industrial, en especial la de hipoclorito de sodio. En particular, en Alemania, con Fischer estudió las metodologías de cloro/álcali, que se realizaba por electrólisis en celda de diafragma de asbestos, creando y patentando un sistema diferente de diafragma que lo llevaría a regresar a Uruguay a producir, en 1925 por primera vez en Sudamérica, cloro activo en el país. Eso llevó a la fundación de la empresa Efice y a desarrollar una modifica-

ción al líquido Carrell, lo cual permitió que Uruguay erradicara -a diferencia del resto del continente- la fiebre tifoidea y el cólera. Este antiséptico, que se vende aún hoy en farmacias y droguerías en solución que se diluye en el propio comercio (a partir de “Líquido Carrel Madre” concentrado), presentó, para lo que se disponía en el momento, esencialmente soluciones de yodo o de bicloruro de mercurio. Esta solución de hipoclorito de sodio permitía una excelente asepsia, pero sin producir irritaciones que las conocidas previamente provocaban porque contenían un elevado nivel de álcali. Los creadores, Dakin y Carrel, neutralizaron el exceso de basicidad con ácido bórico; pero Giribaldo, en aras de la toxicidad de este último, lo sustituyó por bicarbonato de sodio, amén de usar una solución de hipoclorito de sodio obtenida por electrólisis y de concentración conocida con exactitud, lo que permitía más control a la hora de dosificar. El periodista “Domingo Arena” fue muy elogioso en el diario El Día publicando un artículo titulado “Perfección natural de un gran desinfectante”, en el que destacaba su utilidad tanto para purificar y potabilizar el agua “de cachimba y de pozo”, como para frutas y verduras. Ese fue solamente un hito en la carrera industrial de Giribaldo, que como dijimos no solamente se de-

# 22 • AGOSTO 2020 • Pág 5

Por Q.F. Bernardo Borkenztain


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.