La fe, impulsora de cambios socio-políticos en el contexto de la crisis global Alfredo Sánchez Alberca (asalber@gmail.com) Miembro de los Grupos de Animación Misionera de Ciudad Real y del movimiento 15M 10 de abril de 2012
Introducción Vivimos tiempos de crisis que irremediablemente vienen acompañados de vientos de cambio. El derrumbe del castillo de naipes de la economía financiera ha evidenciado las fallas del sistema y preconiza un cambio de ciclo. El capitalismo agoniza, a pesar de que sus garantes, los grandes poderes financieros y políticos, se esfuercen una y otra vez en su refundación, así que debemos prepararnos para el cambio. Como ha sucedido en otras muchas épocas a lo largo de la historia, los cambios de sistema son periodos extremadamente convulsos, de gran desconcierto e incertidumbre, porque se reconoce que el antiguo sistema ya no sirve para dar respuestas a los problemas y las necesidades actuales, pero no se tiene claro cuál debe ser el rumbo hacia un nuevo sistema más satisfactorio. Como ocurre al alumbrar una nueva criatura, el parto no será fácil y provocará sufrimiento a gran parte de la población, pero debemos afrontarlo con la esperanza de saber que no estamos solos, que, a pesar de todo el dolor, Dios vela por la humanidad y nos envía su Espíritu en los momentos más difíciles. Es en estos momentos cuando los cristiano/as tenemos que estar más atentos que nunca a los signos de los tiempos, y más receptivos que nunca al soplo del Espíritu, para no ser unos meros espectadores del cambio, sino convertirnos en propulsores del mismo, asumiendo nuestra Misión de constructores del Reino. Es el momento de salir de los templos y de nuestras trincheras para que la fe brille con fuerza en la calle y alumbre el camino hacia la nueva humanidad. En este artículo se analizan cuáles son las principales singularidades de la crisis sistémica que vivimos, así como los cambios socio-políticos que se están gestando en contestación a esta. Se insiste en la urgencia de que los cristiano/as seamos parte activa del cambio asumiendo el compromiso social y político que emana de nuestra fe. Como máximo exponente de estos cambios se presentan las revueltas de la primavera árabe, y con más profundidad el movimiento 15M aquí en España. Finalmente se hace una reflexión en clave misionera, de cómo estos movimientos, aunque surgidos fuera del seno de la Iglesia, son signos de la presencia transformadora del Espíritu en la realidad presente, y por tanto, movimientos proféticos que los cristiano/as debemos apoyar participando activamente en ellos.
Una crisis global que requiere cambios socio-políticos urgentes Desde 2007 nos vienen repitiendo que estamos en crisis, pero lo cierto es que la mayor parte de la humanidad ya se hallaba inmersa en una crisis crónica desde mucho tiempo antes. Una crisis provocada por la propia inercia del sistema capitalista neoliberal, que ha hecho posible el crecimiento económico de los estados centrales gracias el sometimiento y el expolio de las poblaciones de la periferia. Lo novedoso de esta crisis es que esta vez toca de lleno a las poblaciones del Centro, que ahora ven peligrar su estado del bienestar, construido durante muchos años con los recursos de nuestros hermanos de la Periferia. Muchos de los estados centrales están siendo ahora ajustados con recortes en el gasto social similares a los Planes de Ajuste Estructural que hundieron las economías de la periferia en la década de los 80-90. El capitalismo por fin se ha quitado la careta amable en Europa y ya ni siquiera los ciudadanos de primera estamos a salvo de ser víctimas de su voracidad. Desde es estallido de la burbuja inmobiliaria y el desencadenamiento de la crisis financiera estamos asistiendo a uno de los mayores procesos de transferencia de capital de las rentas medias y bajas a las más altas con la excusa del salvamento del sistema. Esta transferencia está provocando que la ciudadanía del Centro sufra un deterioro progresivo de sus condiciones de vida mientras que las grandes fortunas aumentan sus beneficios, y la codicia de las grandes empresas y bancos arrasa con los derechos de las personas y los pueblos. Pero si este acaparamiento de capital esta siendo posible, es gracias a la usurpación de poder popular 1