La HOAC se mueve Acampada Dignidad en Plasencia Edita HOAC - Nº 145 - ABRIL 2013 - III ª Época - 0,60 € - Suscripción anual: 6 €
Ante una democracia rota
otra política es posible desde la Comunión
L
así lo vemos
a fe cristiana exige la creación de las mejores condiciones sociales posibles en cada momento para que cada persona y todas las personas puedan vivir de acuerdo a la dignidad de Hijos de Dios y realizarse plenamente como tales. Cuando la acción política busca, en libertad, antes que cualquier otra cosa, satisfacer las necesidades humanas más radicales, tejer relaciones de fraternidad entre todos, y hacer justicia a los empobrecidos, colocándolos en el centro de la vida social, entonces la política se inspira en y aspira a la Comunión. Cuando esto es así, la democracia se hace plena y participativa; la economía incorpora la gratuidad como manifestación de fraternidad y de la lógica del don; el trabajo se construye sobre principios éticos y valores espirituales; el Estado se hace garante y promotor del Bien
Común; y la sociedad civil se vertebra y se hace responsable de la vida social. La comunidad cristiana ha de ejercer la caridad política, entendida como «un compromiso activo y operante fruto del amor cristiano a los demás hombres, considerados como hermanos, a favor de un mundo más justo y fraterno, con especial atención a los pobres» («Los Católicos en la Vida Pública», 61, CEE). Los creyentes estamos llamados a vivir libremente en Comunión las dimensiones del Amor de Dios –humildad, pobreza y sacrificio–, para ser signos de fraternidad en medio de la intemperie de la vida, de modo que sea Jesucristo nuestra propuesta de vida personal y de relaciones sociales, para que todas las personas, especialmente las que más sufren, puedan ser protagonistas de sus propias vidas.