La reforma laboral empeora el empleo La lucha contra la violencia machista en crisis Edita HOAC - Nº 144 - MARZO 2013 - III ª Época - 0,60 € - Suscripción anual: 6 €
Esperanza para la democracia así lo vemos
L
a burocracia de las organizaciones políticas parecen duras de oído al sufrimiento de los más desfavorecidos y desválidos; y excesivamente complacientes con el poder económico, con el que en ocasiones mantienen una relación nada decente. Afortunadamente se ha abierto una puerta a las esperanzas de regenerar nuestra democracia y conseguir mayores niveles de justicia social, con la aceptación a trámite de la Iniciativa Legislativa Popular que aspira a acabar con el drama de los desahucios que dejan sin hogar, pero con una deuda impagable, a tantas familias. Habrá que esperar a ver en qué queda el trámite, pero el camino ya se ha empezado a recorrer, gracias a la participación informada y consciente de la ciudadanía, incluidas las propias víctimas de la legislación hipotecaria. Para la Iglesia «la participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, lla-
mado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos, además de una de las mejores garantías de permanencia de la democracia» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190). En esta época de grandes padecimientos e injusticias y ante la crisis de las propias instituciones democráticas, nos parece oportuno recordar, con la Iglesia, que «se hace imprescindible la exigencia de favorecer la participación, sobre todo, de los más débiles, así como la alternancia de los dirigentes políticos, con el fin de evitar que se instauren privilegios ocultos; es necesario, además, un fuerte empeño moral, para que la gestión de la vida pública sea el fruto de la corresponsabilidad de cada uno con respecto al bien común» (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 190).