Domingo de la sagrada familia

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ORAR EN EL MUNDO OBRERO SAGRADA FAMILIA (28 de diciembre de 2014) ¿QUÉ EVANGELIO TRANSMITE HOY LA FAMILIA?

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1.- VER TESTIMONIO: FAMILIA DOMESTICADA POR LA PUBLICIDAD En Navidades mis sobrinas nos dijeron a la familia que en vez de comprar cada uno de nosotros un regalo a sus hijos pequeños (de 3 a 5 años), les compráramos entre toda la familia sólo uno o dos regalos a cada niño. La razón: maleducamos a los niños que reciben veinte regalos de los Reyes y otros tantos de Papá Noel. Los mismos sicólogos dicen que los niños no tienen capacidad de apreciar más de dos o tres regalos a la vez. Pasadas las Navidades me dijeron mis sobrinas que los abuelos, tíos y padrinos se presentaron cada uno con varios juguetes juntando cada niño más de veinte. Cuando les decían tímidamente a cada uno de los abuelos, tíos y padrinos que no habíamos quedado en eso, contestaban: “¿quién les iba a impedir la alegría de ver brillar los ojitos de sus nietos cuando abrían los regalos?” Mis sobrinas y yo comentamos: ¿qué valores estamos transmitiendo en la familia? Hacemos más caso a los comerciantes que se gastan un dineral en la publicidad dos meses antes de Navidad, que a la austeridad. TESTIMONIO: FAMILIA DOMESTICADA POR EL ÉXITO INDIVIDUAL Pedro José Gómez Serrano, profesor, nos cuenta que cuando los jóvenes fueron preguntados en una encuesta sobre qué preocupaciones mostraban sus padres respecto a ellos en la infancia, respondieron tres de cada cuatro que les interesaba sacar buenas notas. Sólo uno de cada cuatro, le animaba a la solidaridad. También comenta Pedro José que muchos padres se cabrean profundamente cuando sus hijos traen suspensos del colegio. Incluso les castigan sin salir ese fin de semana o sin paga del mes. Pero ¿cuántos padres preguntan a los profesores si sus hijos son solidarios y los “castigan” si no los son? Contados con los dedos de una mano. ¿Qué tipo de valores transmite la familia?


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2.- TEXTO EVANGÉLICO (Lc 2, 22-40)

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Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor» y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre Él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel». Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de Él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción —¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!— a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones». Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre Él.

3.- COMENTARIO EVANGÉLICO Los padres de Jesús cumplen todo lo que ordenaba la ley de Moisés con motivo del nacimiento de un niño. El primogénito pertenecía a Dios y tenía que ser rescatado por una ofrenda del padre: “un par de tórtola o dos pichones”, como correspondía a los pobres. El pueblo de Israel, representado por Simeón y Ana, encuentra al que será la gloria de Israel y la luz de los paganos. Pero Simeón ya une unos nubarrones a su anuncio de buena nueva: “Mira, este niño será como una bandera discutida… causa de que muchos caigan y otros se levanten” Y a su madre le anuncia: “y a ti, una espada te traspasará el alma”. Ya que hoy celebramos en la Iglesia el Día de la Familia ¿en qué se nota esta “bandera discutida” respecto a la institución familiar? En que Jesús ataca un modelo de


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familia que se potencien más los valores del sistema imperante, que los valores del Reino. La familia, para Jesucristo, no tiene fin en sí misma. Jesús de Nazaret vivió aproximadamente 30 años la familia tradicional de entonces, pero cuando se emancipó, fundó una nueva “casa” constituida por los doce apóstoles y los discípulos/as, para vivir con Él y arreglar el mundo según el modelo del Reino. S. Marcos dice que, después de la elección de los doce, “volvió a casa y se juntó de nuevo tanta gente que no les dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales” (Mc 3, 20-21) Si sus parientes piensan esto, los maestros de la ley, más suspicaces, emiten un diagnóstico más fuerte: “es un agente de Satanás” (Mc 3, 22). Ya está aquí la “bandera discutida” referente a la familia. La finalidad de la “casa” de Jesús no es reproducir el sistema socio-religioso imperante entonces en Israel sino crear una nueva humanidad donde los pobres sean atendidos y los últimos sean los primeros, aunque para ello “no haya tiempo ni para comer”. Las costumbres de la “casa” de Jesús, que el sistema socio-religioso imperante no aceptaba, nos las describe Marcos en los capítulos anteriores: sanar las dolencias del pueblo, curar a los leprosos tocándolos, relativizar el ayuno legal, “no echar vino nuevo en odres viejos”… Jesús no acepta en su “casa” los consejos de sus parientes: “¿quiénes son mi madre y mis hermanos? Y paseando la mirada por los que estaban sentados en corro, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre” (Mc 3, 31-34). ¡Familia de Jesús son los que lo siguen poniendo en práctica la voluntad del Padre! El seguimiento a Jesús exige corregir la educación común de entonces y extender la solidaridad a los pobres y marginados sin cerrarse en los círculos de la propia familia. Cuando las costumbre de la familia carnal entra en contradicción con la solidaridad a los empobrecidos, hay que optar por éstos últimos: “al que le había invitado, le dijo: cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus parientes, ni a tus hermanos… ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos: dichoso tú, porque no pueden pagarte” (Lc 14, 12-14) Ahora bien Jesucristo no suprimió la institución familiar. Sólo puso los criterios evangélicos como fin y meta de la familia. No cualquier tipo de familia vale. En el episodio de Jesús perdido y hallado en el templo se lo dice a María y José cuando se quejan “angustiados”. “Ellos no lo comprendieron” Pero bajaron al hogar de Nazaret a aprender los criterios evangélicos en su familia como modelo creyentes (“Su madre guardaba fielmente todo esto en su corazón”) Por cierto que Jesús “bajó con ellos y siguió bajo su autoridad”. (Lc 2, 52) ¿La vida familiar de los cristianos de hoy está fallando en transmitir los valores evangélicos, como la opción por los pobres, los últimos son los primeros…?


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4.- ORACIÓN: Oración a la Santa Familia (Sínodo de la Familia 2014) Jesús, María y José en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor, a vosotros, confiados, nos dirigimos.

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Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas. Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división;

que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado. Santa Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos haga tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios. Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén.


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