CUARTO DOMINGO DE CUARESMA 2015 Acercarse a la luz de la cruz es vivir la vida obrera en la única verdad, que no consiente el doble juego, la duplicidad de vida: Decir, pero no hacer, amar, pero sin obras, buscar la felicidad, pero sin riesgo. Sólo el que obra el bien y la justicia, no se asusta de la luz de la cruz
“Jesús…, desde la cruz, va diciéndome sin parar y en todas partes ( a mí y a cada uno):¿No ves que te amo? ¿Todavía no te has dado cuenta? ¿Qué más podía hacer de lo que he hecho para demostrarte Mi Amor? ¿No quieres dejarte amar? ¿Crees que ha existido o puede existir un amor semejante a Mi Amor? Mírame en la Cruz; fijamente, mírame bien. Cuando exhalé el último suspiro estaba pensando en ti, en ti mismo, tal como eres, y pensaba: a ver si cuando Rovirosa se entere de que todo, todo, desde la Encarnación hasta ahora, lo he hecho para demostrarle que le amo... Dime: ¿No te parece que merezco tu amor?” (Rovirosa. “Dimas” O. C. T. I ,pág. 386-387)
ORACIÓN PARA DISPONER EL CORAZÓN Señor, quiero nacer de nuevo. Lo necesito, para ver la vida con tu luz y desde tu cruz. Quiero mirar al mundo obrero con tu mirada y servirle con tu amor y tu ternura; quiero mirarte a ti y vivir contigo. A Nicodemo le revelaste el secreto de la vida plena. Dime a mí también , Señor, que no viniste a juzgar, sino a salvar lo perdido y a liberar a los penados; que no viniste a envenenar nuestra alegría, sino a llenarnos de luz y esperanza; que no Te desentiendes de este mundo, porque amas demasiado a cada hombre y cada mujer. Dime a mí también que Tú eres lo más decisivo de mi vida. Acércate a mí y dame tu luz de la cruz. Amén.