ORAR EN EL MUNDO OBRERO 2º Domingo de Cuaresma (21 febrero 2016)
EL TRANSFORMARÁ NUESTRA CONDICIÓN HUMILDE
Se nos presenta un reto para nuestra fe y nuestra misión evangelizadora: afrontar la necesidad del anuncio explícito de Jesucristo unido a la lucha por la justicia. Vivir desde Jesucristo y reconocerlo como centro de nuestra vida es, desde nuestra experiencia, camino privilegiado de humanización, de liberación. Es importante saber distinguir y sacar a la luz los signos positivos que existen en nuestra sociedad, signos y realidades de esperanza que afloran en nuestros ambientes y que ayudan a construir una cultura humanizadora (Documentos XIII AG, pág. 20).
DISPONTE ORANDO
Confesamos que somos cómplices de los poderes demoníacos de la violencia. Nos hacemos ricos en la opresión. Dormimos en blancas camas de racismo. Sembramos de fronteras y muros esta tierra. Hablamos muy bien del amor y maldecimos a nuestros enemigos. Nos enorgullece la libertad e inventamos nuevas esclavitudes. Decimos que nuestro objetivo es la paz y preparamos nuevos instrumentos de guerra. Gritamos contra la explotación y nos explotamos entre nosotros Y, de esta forma, justificando cada tentación, somos cómplices
en el crimen de nuestra indiferencia en el crimen de nuestra sordera en el crimen de nuestra inhumanidad en el crimen de nuestro bienestar siempre a costa de vidas, de sueños, de la vida de los pobres. Somos cómplices, por nuestra violencia, por nuestra sutil violencia, por nuestra atroz violencia, de volver la cara y no hacer nada
Iglesia de Berkeley, adaptada
9