Oraciones verde_Maquetación 1 14/06/2016 10:26 Página 1
ORAR EN EL MUNDO OBRERO
12º Domingo del tiempo ordinario (19 junio 2016) Comisión Permanente HOAC
El cristiano, mientras vive, es incomprendido por los hombres en la misma medida en que es comprendido por Dios N.S. Lo mismo que Cristo no fue comprendido hasta después de Pentecostés, así los “alter Christus” (otro Cristo). Y nuestro Señor solamente nos comprende cuando hacemos Su Voluntad y no la nuestra… (Rovirosa. Cartas. OC, T. VI, pág. 113)
Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama… Si queremos entregarnos a fondo y con constancia, tenemos que ir más allá de cualquier otra motivación… Este es el móvil definitivo, el más profundo, el más grande, la razón y el sentido final de todo lo demás… Más allá de que nos convenga o no, nos interese o no, sirva o no, más allá de los límites pequeños de nuestros deseos, nuestra comprensión y nuestras motivaciones, evangelizamos para la mayor gloria del Padre que nos ama (EG 267). ¿Qué dice la gente?
¿Quién dice la gente que soy yo? Eso vuelve a preguntarnos hoy Jesús. ¿Podemos contestarle sin que sea de oídas? Porque a lo mejor por imaginarnos las respuestas –igual que nos imaginamos la vida- nos equivocamos, ya que nunca hablamos con las personas de nuestro entorno de estas cosas. Pudiera ser… a lo mejor, no. O, a lo mejor sí, y tenemos las respuestas que da la gente. Pero, si no, nuestra oración debe comenzar por salir, por encontrarles, por preguntarles: ¿Quién es Jesús para ti? Claro que, también, conviene que me lo pregunte yo antes. ¿Qué me respondo? Vuelve después de haberlo hecho. Y entonces cuéntaselo al Señor. Pero antes de salir, ora: Enséñame como tú sabes llévame a tu ritmo por los caminos del Padre y por esas sendas marginales que tanto te atraen.
Cualquier día, en cualquier momento, a tiempo o a destiempo, sin previo aviso lanzas tu pregunta: y tú, ¿quién dices que soy yo?
Cuando en tu vida toda encuentre el sentido para los trozos de mi vida rota; cuando en tu sufrimiento y en tu cruz descubra el valor de todas las cruces; cuando haga de tu causa mi causa; cuando ya no busque salvarme sin perderme en tus quereres…, entonces, Jesús, vuelve a preguntarme: Y tú, ¿quién dices que soy yo?
Y yo me quedo a medio camino entre lo correcto y lo que siento, porque no me atrevo a correr riesgos cuando tú me preguntas así. Nuevamente me equivoco y me impones silencio para que escuche tu latir y siga tu camino. Y, al poco, vuelves a la carga: Y tú, ¿quién dices que soy yo?
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