ORAR EN EL MUNDO OBRERO 12º domingo del Tiempo Ordinario (21 junio 2020) (Comisión Permanente de la HOAC)
Me dispongo a la oración leyendo y dejando que resuenen estos textos Por miedo al compromiso se pasa insensiblemente ante las más horrendas miserias. Por miedo a las represalias parecen lícitas todas las cobardías. Por miedo al «qué dirán» creemos necesario transigir con todas las justicias. Miedo al pasado, al presente y al porvenir. A los de arriba ya los de abajo. Al ejército rojo y a la bomba de hidrógeno. A los próximos y a los remotos. Miedo universal y enciclopédico. (Rovirosa, OC, T.V. 537)
La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad. La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas «salvadoras», incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad. Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos (Francisco, Momento extraordinario de oración. 27 marzo 2020).
Desde los textos, me sitúo en la vida En este tiempo hemos podido ser más conscientes de nuestros miedos; de los que nos visitan cada día y de aquellos que habíamos silenciado, pero están ahí. Conscientes de los miedos que alimentan nuestras tendencias egoístas, y terminan por encerrarnos en nosotros mismos, por recentrar mi existencia en torno a mí. Me hago consciente, una vez más de esos miedos, que me paralizan, me cierran a los otros, me deshumanizan… me hago consciente de sus raíces, orando.
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