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Aテ前 LV Nテコm. EXTRA

GUERRA DE LA INDEPENDENCIA OPERACIONES EN EL SUROESTE, 1810-1811

2011

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Nuestra Portada: Composición, medalla de la Campaña de Chiclana (Museo del Ejército) y plano de la batalla extraído de «Contestaciones a las Razones que da el General Graham en su papel de 24 de marzo de 1811» (Cádiz, 1811). Diseño: Juan Álvarez Abeilhé y José M. Guerrero (IHCM).


I N S T I T U T O D E H I S T O R I A Y C U L T U R A M I L I T A R

Año lV

2011

Núm. Extraordinario


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CATÁLOGO GENERAL DE PUBLICACIONES OFICIALES http://publicacionesoficiales.boe.es

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NIPO: 075-11-025-9 (edición en papel) ISSN: 0482-5748

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La Revista de Historia Militar es una publicación del Instituto de Historia y Cultura Militar, autorizada por Orden de 24 de junio de 1957 (D.O. del M.E. núm. 142 de 26 de junio). Tiene como finalidad difundir temas históricos relacionados con la institución militar y la profesión de las armas, y acoger trabajos individuales que versen sobre el pensamiento histórico militar.

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Sumario

Páginas

Artículos – El Duque de Alburquerque y la retirada del Ejército de Extremadura a la Isla de León, por don José Manuel GUERRERO ACOSTA, Teniente Coronel de Ingenieros, Instituto de Historia y Cultura Militar.................................................................. – Sénarmont: Comandante en Jefe de la Artillería Napoleónica en España, por don Juan TORREJÓN CHAVES, Universidad de Cádiz............................................................................. – Extremadura y la Guerra de la Independencia en 1811, por don Juan José SAÑUDO BAYÓN, Coronel de Infantería...... – D. Rafael Menacho y Tutlló, Mariscal de Campo, Héroe de Badajoz, por don Eduardo GARCÍA-MENACHO Y OSSET, Teniente Coronel de Artillería................................................... – La Campaña de Barrosa, por don Mike OLIVER, Historiador.. – La Batalla de Chiclana, 5 de marzo 1811, por don Juan José SAÑUDO BAYÓN, Coronel de Infantería.............................. – Los Lanceros del Vístula y los Trofeos de los Yébenes y La Albuera, por don Luis SORANDO MUZÁS, Vexilólogo, asesor del Museo del Ejército.............................................................. Documento Bajo el epígrafe Documentos sobre La Campaña de La Albuera se adjuntan diversos textos presentados, atendiendo a su procedencia, como sigue:

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• ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID. INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR................................... 249 ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL....................................... 264


PRESENTACIÓN Presentamos en este número extraordinario diversos trabajos relativos a dos años cruciales de la Guerra de la Independencia: 1810 y 1811. En el primero de ellos, a su vez tercero de la lucha contra el invasor napoleónico, el Rey José Bonaparte lanzó una importante ofensiva para reducir el territorio más extenso que hasta entonces se había resistido a la ocupación: Andalucía. Tras forzar el paso de Sierra Morena, débilmente defendido por unas tropas españolas desplegadas en un frente excesivamente extenso, el ejército imperial avanzó buscando el objetivo político de ocupar Sevilla, donde residía la Junta Central, que hubo de trasladarse a Cádiz, disolviéndose en el proceso, no sin antes delegar sus poderes en una Regencia. Gracias a la decisión del XIV duque de Alburquerque de retirarse con sus tropas a la plaza gaditana, pudo contarse con una pequeña fuerza que sirvió para establecer y organizar las defensas entorno a Cádiz y la Real Isla de León, aprovechando la orografía del terreno. Así se salvó la España patriota y pudieron reunirse las primeras Cortes constituyentes de España el 24 de septiembre de 1810 en la Isla de León, un hecho sin precedentes en nuestra historia. El asedio de Cádiz duraría hasta agosto de 1812, siendo por tanto el más largo de la guerra y su sistema defensivo de fortificaciones fue el más importante establecido en España en el siglo XIX. En su organización trabajaron ingenieros y artilleros de los dos bandos, y tras las trincheras y parapetos de ambos contendientes, los soldados sufrieron similares privaciones, en largas vigilias, combates y escaramuzas frecuentes, con el azul del mar y la incomparable luminosidad meridional como escenario. Tras un año dedicado a la reorganización, instrucción y equipamiento de las unidades del 4º Ejército que guarnecía Cádiz y la Isla, durante el que la Regencia suspendió las grandes operaciones militares, se decidió iniciar una operación envolvente para intentar levantar el asedio de Cádiz. Tal fue el origen de la campaña que culminó con la Batalla de Chiclana el 5 de marzo de 1811, que no pudo culminar sus objetivos al incumplir las fuerzas aliadas británicas el plan de operaciones acordado para el ejército


combinado y retirarse unilateralmente del campo de batalla. Como tantas operaciones combinadas, tras el combate surgió una polémica entra las dos naciones que tuvo su eco en la prensa y en los debates de las Cortes y que ha tenido su continuación en la historiografía. Poco después ocurriría la pérdida del grueso del 5º Ejército extremeño en la Batalla del Gévora y de la plaza fronteriza de Badajoz, ocupada el 10 de marzo de 1811 por los franceses. La debilidad del dispositivo defensivo de las tropas españolas había sido puesta de manifiesto por su comandante en jefe, el general Mendizábal, solicitando reiteradamente apoyo a los británicos. Un segundo intento español de levantar el asedio de Cádiz se transformó por influencia de lord Wellington en una campaña para recuperar Badajoz, y así una fuerza expedicionaria del 4º Ejército desembarcó en Huelva y se internó en Extremadura. Estas tropas iban bajo el mando directo del teniente general Blake, en ese momento presidente de la Regencia, autorizado excepcionalmente por las Cortes para mandar tropas en campaña. Combinando sus operaciones con la División del condado de Niebla del general Ballesteros, el Cuerpo británico del mariscal Beresford que entró desde Portugal y los restos del 5º Ejército, ahora a las órdenes del teniente general Castaños, se operó para asediar Badajoz. Pero fuerzas imperiales al mando del mariscal Soult llegaron desde Sevilla y Cádiz para socorrer la plaza extremeña, produciéndose un sangriento choque en la encrucijada de la Albuera, el 18 de mayo de 1811. En este combate, aquel ejército de las Cortes -como puede considerarse a la unión del 4º y 5º españoles- supo estar a la altura de las circunstancias, conservando la posición clave de la batalla y rechazando varios ataques imperiales, el último de ellos conjuntamente con los británicos1. Con la publicación de estos trabajos en el entorno del segundo centenario de los hechos, se pretende ofrecer nuevas perspectivas y algunas claves para la mejor comprensión de lo que fueron importantes acontecimientos para el devenir de la contienda.

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er así mismo la edición conmemorativa del Bicentenario de la Batalla de la Albuera a V cargo de este Instituto editado por la Diputación de Badajoz. (El jueves de la Albuera, memorias y documentos, Badajoz, 2011)


ARTÍCULOS


El duque de alburquerque y la retirada del ejército de extremadura a la isla de león1 «Salvó la nave que zozobraba» José Manuel GUERRERO ACOSTA2

La máscara de la suerte, las cartas del desvarío A cara o cruz va la muerte jugando su juego frío Barra de los arenales, arrecifes de coral Azules son las señales por la isla de la sal Que marcaran mi regreso hasta tu puerto escondido Que la ruta de tus besos es mi último destino (Javier Ruibal)

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ntre las condecoraciones que conserva el Museo del Ejército se halla una rara y hermosa medalla en forma de estrella. Como casi todas las correspondientes a nuestra Guerra de la Independencia, es

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ste trabajo inédito se presentó en el I coloquio internacional «La isla de león y el E duque de Alburquerque», celebrado en San Fernando (Cádiz) en febrero de 2010. El autor quiere agradecer al Excmo. Ayuntamiento de San Fernando y la Universidad de Cádiz, las facilidades para su reproducción, así como al personal de la Oficina del Bicentenario por su amabilidad y excelente colaboración en aquella ocasión. Tte. Coronel, Instituto de Historia y Cultura Militar


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una pieza bellamente esmaltada, en cuyo anverso puede leerse la leyenda «Salvó la nave que zozobraba» rodeando la imagen de las columnas de Hércules, mientras al fondo un navío se hunde enarbolando la bandera nacional. Al reverso, la inscripción «Al duque de Alburquerque y su Exército». La cinta de la que cuelga la estrella es azul y blanca, colores que quizás quisieran rememorar la luz y la mar gaditanas. El mensaje de esta condecoración es claro: el reconocimiento a un duque y a unos soldados que salvaron a su nación de perecer, en uno de los momentos más peligrosos de su historia. La nave representada en la medalla puede fácilmente identificarse con la desventurada Junta Central, el gobierno que dirigía los destinos de la España libre desde el otoño de 1808, y que al iniciarse el año 1810 se encontraba en Sevilla, totalmente desacreditada a pesar de sus esfuerzos por encauzar la dirección de la guerra. En realidad, la Central no sobreviviría a la situación creada en enero de 1810, pues en su lugar se instauraría una Regencia y poco después entrarían en funcionamiento unas Cortes reunidas apresuradamente en la Isla de León. Pero, ¿cómo fue que aquél Ejército y su comandante en jefe, el duque de Alburquerque, pudieron retirase hasta Cádiz en medio de la debacle general provocada por la invasión francesa de Andalucía?

LA GUERRA EN ENERO DE 1810 Una vez concluida la campaña de Talavera, entre julio y septiembre de 1809, el Ejército de Extremadura, al mando de Eguía, se retira hacia el Guadiana. Posteriormente, Eguía será nombrado para el mando del Ejército del Centro3, llevándose este las mejores unidades extremeñas para reforzar dicho ejército, siendo sustituido en el mando del de Extremadura por el duque de Alburquerque. En noviembre, el duque efectuará un tímido avance sobre Talavera, siguiendo las órdenes de la Junta de apoyar las operaciones del Ejército del Centro. Tras un pequeño combate cerca de la localidad toledana, (Herencia - Calera) entre el 17 y 18 de noviembre, cumpliendo con la misión encomendada de distraer al enemigo, Alburquerque retirará a su ejército de nuevo, situándose entre las localidades de Deleitosa y Don Benito, donde pasará el resto del invierno. La situación de sus soldados es muy delicada: un informe fechado el 2 de diciembre de 1809 en Deleitosa, manifiesta la «carencia total de vestuario» de las tropas. Mientras tanto, el Ejército de la Izquierda, al mando del duque del Parque, tras los combates 3

También conocido como de La Mancha.


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de Medina del Campo y la derrota de Tamames, se retira así mismo a la zona Ciudad Rodrigo-Salamanca. En Cataluña se producirá, tras una resistencia de un año, y al caer enfermo del que fuera el alma de su defensa -el general Álvarez de Castro- la caída de Gerona, el 11 de diciembre.

Situación estratégica en España entre el final de 1809 y principios de 1810 (La Aventura de la historia y elaboración propia, cortesía Fundación 2 de mayo, Nación y Libertad)

Tras la derrota en Ocaña, el 19 de noviembre de 1809, el Ejército del Centro al mando del general Areizaga se replegó a posiciones en Sierra Morena siguiendo las órdenes de la Junta Central desde Sevilla. Era la única fuerza que cerraba el paso hacia el territorio de mayor extensión libre de invasores: Andalucía. Pero el frente que cubría -más de 170 kilómetros- era a todas luces excesivo, sobre todo para la fuerza efectiva disponible, algo menos de 20.000 hombres. Además, aunque los envíos de equipo desde los almacenes sevillanos hacia esas tropas fueron importantes durante gran parte de 1809 y continuaron hasta la caída de la ciudad4, nunca pudieron cubrir totalmente las necesidades. Así, los restos de las unidades que habían 4

n el archivo histórico nacional (en adelante AHN) se conserva toda la documentaE ción referente a las remesas de uniformes y equipo enviados. AHN ESTADO, 37, B. Marzo1809 a 10 enero 1810


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combatido en Ocaña se encontraban no sólo muy disminuidas numéricamente y cualitativamente (había batallones al 50% de los efectivos y otros compuestos por una elevada proporción de reclutas encuadrados apresuradamente) sino desprovistos de vestuario de invierno, y lo que era peor, muy quebrantados en su moral. No en vano los franceses alineaban enfrente a unos 60.000 hombres de tropas veteranas al mando del rey José, decidido a ocupar la última gran extensión de territorio hasta ahora en manos patriotas.

DESTROZO DEL DISPOSITIVO DEFENSIVO ESPAÑOL En enero de 1810 este Ejército del Centro-la Mancha se hallaba como decíamos, cubriendo los pasos hacia el interior de Andalucía (ver croquis 1). En el extremo oeste, las tropas del brigadier Zeraín, en la zona de Almadén, cubriendo las avenidas hacia Córdoba; algo más atrasada y hacia el oeste se situaban las tropas al mando de Copons en Puertollano; a su derecha, la división Lacy, cubría el puerto del Rey; a continuación la de Girón, el del Muradal; seguía en línea hacia el este la de Zayas, cubriendo el de Despeñaperros; en el extremo derecho y hacia el este la división de Vigodet se situaba a la altura de Villamanrique. En segunda línea se situó Areizaga con su cuartel general en La Carolina, contando con la división de Castejón como única reserva. Estas divisiones contaban en números redondos con entre 3.000 a 4.000 efectivos cada una. En cuanto al Ejército Imperial al mando del rey José, se componía nada menos que de tres Cuerpos de Ejército (unos 15.000 hombres cada uno): el I al mando del mariscal Victor; el IV al mando del mariscal Sebastiani; y el V -El mejor de la Grand Armée en palabras del propio Napoleón- al mando del mariscal Mortier; además de unidades de la Guardia Real y de línea españolas al servicio de José Bonaparte. La desproporción numérica era aterradora y la posición española poco defendible. Areizaga informó de ello a la Junta, que haría caso omiso. El general Girón, marqués de las Amarillas, recuerda: «tengo entendido que el general en jefe hizo conocer estas razones al gobierno, y que este mandó que se defendiera la Sierra a pesar de todo»5. El día 15 de enero, las primeras unidades imperiales atacaban a las tropas de Zeraín, quien por su lejanía e inferioridad numérica no tuvo más remedio que retirase hacia Sevilla, acompañado de las tropas de Copons. 5

I nterrogatorio al marqués de las Amarillas. Foro para la historia militar de España, Madrid, 2008, pp. 87.


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Así, Victor avanzó, si bien lentamente, hasta alcanzar el camino real a la altura de Adamuz el 21 de enero, cortando las comunicaciones españolas entre la Carolina y Sevilla. En el extremo este, Sebastiani atacaba a Vigodet el 19 de enero. Tras unas jornadas de combates, en que los españoles, que aquí se encontraban en menor inferioridad numérica, intentaron resistir, y el envío de la división de reserva Castejón desde La Carolina para apoyarles, el resultado acabó de nuevo de forma adversa, con la destrucción de las tropas de Vigodet y la rendición de las de Castejón intactas, al encontrarse rodeado en Arquillos el 21 de enero. En cuanto al sector central, leamos lo que cuenta el general Girón: «El 20 a las nueve de la mañana apareció la cabeza de la columna enemiga por las primeras alturas del camino del Viso y por los partes que recibí no me dejaron duda de la gran fuerza con que venía. (…) La Vanguardia se batió bizarramente, pero superada por el número tan excesivo tuvo que ceder (…) su retirada fue con orden. (…) me dirigí al regimiento de Baylen que estaba mas próximo al punto por donde venia el enemigo y por mi mismo mandé romper el fuego, pero este regimiento en el que yo estaba con todo mi Estado Mayor apenas descargó sus fusiles, quando se puso en el mayor desorden y se retiró precipitadamente sin que mis esfuerzos, el de los oficiales que estaban conmigo y el de los suyos pudieran obligarles a cumplir con su deber (…) Al ruido de los tiros, volvió naturalmente la tropa la cabeza y descubriendo a la caballería enemiga, sin parar la atención en el número de esta, ni hacer otra reflexión, gritaron la Caballeria, la Cavalleria y aunque me es sensible decirlo, echaron a correr»6 Las palabras de Girón son el reflejo de la delicada situación en que el ejército español combatiría durante casi toda la guerra. Las unidades se hallaban siempre incompletas de efectivos; los soldados eran campesinos a los que casi nunca había dado tiempo de instruir, sin ninguna experiencia de combate, sin conocer a su jefes ni estos a su tropa, con deficiencias de vestuario y equipo y escaseces atroces de alimentación –en ocasiones un puñado de arroz y unas mondaduras de naranja para dos días- en definitiva, sin la necesaria cohesión, principio básico para resistir en el combate ante un enemigo más preparado. Nuestra inferioridad endémica en caballería y la superioridad en número y en calidad de la imperial –sin duda la mejor del mundo en la época- y su bien merecida fama de causar víctimas por acuchillamiento entre la infantería al descubierto, provocaban el pánico entre los soldados bisoños. En cuanto a la infantería Imperial, era superior 6

Interrogatorio al marqués de las Amarillas… págs. 79-85.


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en maniobrar y contaba con una mayor flexibilidad para adaptarse a todo tipo de situaciones y terrenos. Además tenía la experiencia de sus mandos superiores, que imponían siempre la iniciativa al adversario. Y la artillería era también muy maniobrable, con un alto porcentaje de unidades a caballo. Sólo la constancia, el aprender de los errores, el sacrifico y la abnegación de los mandos y la tropa durante muchos años de guerra, y los muchos combates menores permitieron conseguir la victoria final7. Un ejemplo de lo que se podía conseguir con tropas medianamente instruidas, organizadas y motivadas lo sería la actuación de las tropas del 4º ejército de Cádiz en las campañas de Chiclana y la Albuera en 1811.

Croquis de la ruptura del frente en Sierra Morena que propició la invasión de Andalucía en enero de 1810

Una vez forzados los pasos de los puertos, las tropas se dispersan en todas direcciones, desertando muchos de los reclutas que eran de localidades próximas. Todo el dispositivo español de defensa de Andalucía había caído, y lo que era peor, no existía ninguna reserva. El camino hacia Sevilla estaba abierto. 7

n análisis completo sobre estas cuestiones en SAÑUDO, J.: «El Ejército español: U el gran olvidado» en II Seminario internacional sobre la Guerra de la Independencia. Madrid, 1996, y GUERRERO A., J.: «Ejército y pueblo durante la Guerra de la Independencia», en La Guerra de la Independencia, una visión militar», Revista de Historia Militar, número extra, Madrid, 2009.


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ALBURQUERQUE SE PONE EN MARCHA En su cuartel general situado en Don Benito (Badajoz), el duque de Alburquerque recibe una orden de la Junta Central ordenándole ponerse en movimiento con sus tropas en dirección a Almadén, al objeto de reforzar al ejército del Centro ante la ofensiva francesa contra Andalucía. De este modo comenzarían unas operaciones, que, como calificó el historiador británico Oman, «resultarían ser lo más importante de toda la campaña de Andalucía». En cumplimiento de la misma, llegaría el día 15 de enero a Campanario, donde recibirá noticias de la retirada de la división de Zeraín de sus posiciones y del ataque imperial. Ante el cambio de situación, decide continuar su marcha en dirección a Sevilla, considerando no tener sentido continuar hacia una zona previsiblemente ocupada por el enemigo. El duque cuenta en esos momentos con 13.227 hombres de infantería y 1.077 de caballería. El 16 de enero envía a su artillería, escoltada por la mitad de sus efectivos de caballería por el Camino Real, es decir la vía de la plata, siguiendo la ruta Santos – Monasterio - Santa Olalla – Ronquillo. También envía sus dos divisiones más débiles hacia Badajoz, una al mando de Menacho, quién se distinguirá luego en la defensa de la plaza, y otra al mando de Contreras, unos 4.000 hombres en total, al objeto de asegurar la defensa de la importante plaza fortificada. Con el resto -unos 8.000 infantes y menos de 600 jinetes- comienza su marcha hacia el sur por una ruta mucho mas escabrosa, por Zalamea, el Campillo, Maquilla, Valverde… recogiendo a los dispersos de las divisiones Zeraín y Copons, llegando a Guadalcanal el 18 de enero. Allí recibió otra orden de la Junta en la que se le ordenaba atacar al enemigo por su flanco, algo totalmente fuera de lugar por la situación táctica y el estado en que se encontraban sus tropas. Alburquerque conocía bien la capacidad de sus enemigos: no en vano había tenido enfrente a las tropas de Sebastiani y Victor en las campañas de febrero y julio de 1809. En su lugar decidió continuar hacia la capital, escribiendo a la Junta que «intentaría cubrir Sevilla en lo posible considerando las pequeñas fuerzas disponibles». Es seguro que en todas las decisiones que el duque de Alburquerque tomó en los días siguientes y en sus actuaciones posteriores, tuvieron gran influencia su experiencia bélica del año anterior, notablemente en las batallas de Medellín, Talavera y Puente del Arzobispo. Es consciente de las limitaciones de maniobrar y combatir con unas tropas poco instruidas, sobre todo las de la caballería, y al mismo tiempo ha tenido oportunidad de comprobar la superioridad de la caballería e infantería Imperiales. Sin


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embargo, también conoce la capacidad de resistencia ante la adversidad y la abnegación que pueden demostrar sus hombres.

UN DUQUE EN EL TORBELLINO Según Blanco White, el duque era «poco instruido, pero con un alto concepto del honor personal». Adolfo de Castro, describe al duque como «pequeño de cuerpo, extraordinariamente blanco, rubios el cabello y el bigote; una majestuosa inquietud en su mirada revelaba el ardimiento de su espíritu y una voluntad inalterable». Intentando completar los rasgos de su carácter, podemos apreciar como en sus escritos (los partes redactados en 1809 tras las acciones de Mora y Consuegra, Medellín, Talavera, Puente del Arzobispo…) hay una tendencia a intentar justificar y glorificar sus actuaciones al tiempo que una crítica persistente hacia sus superiores. ¿Había detrás de todo ello un afán de protagonismo o un espíritu independiente? ¿Su pertenencia a la nobleza condicionó sus relaciones con otros generales españoles? ¿Era el duque un romántico al que le movía su concepto del honor? Resulta difícil dar una respuesta satisfactoria a estas preguntas doscientos años después, aunque volveremos a esta cuestión más adelante. Lo que no se le puede negar es que siempre demostró un espíritu combativo en el campo de batalla y que llevó adelante sus decisiones, a veces en contra de las órdenes recibidas, acomodándolas a lo que creyó lo mejor para sus tropas según las circunstancias. Uniforme del Regimiento de Caballería Por otra parte, como a otros de Calatrava, al inicio de la Guerra de la militares, en su estado de ánimo Independencia, uno de los más distinguidos y en las decisiones que tuvo que durante la retirada de las tropas de Alburquerque tomar en estas primeras semanas (Estado Militar de 1806)


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de 1810, pesarían el desprestigio en que se hallaba una Junta Central dividida por facciones internas y que había mostrado una caótica forma de dirigir la guerra durante las últimas campañas. El día 22 de enero, las fuerzas de Alburquerque llegaban a la localidad de El Pedroso, donde recibió una nueva orden, de la Junta Central, por la que se le ordenaba acudir a Sevilla. En cumplimiento de ella, continuará camino hacia Cantillana, cruzando el Guadalquivir el 23 de enero por medio de la famosa barca que existía en esta localidad. Allí recibirá otro real despacho, el último que la Junta Central pudo decretar antes de huir de Sevilla, ordenándole dirigirse a Córdoba, orden que, en otra muestra de su independencia de carácter, ignoró, al recibir noticias de la existencia de fuerzas imperiales entorno a la ciudad, donde la Vanguardia del mariscal Victor había llegado el 24 y el rey José entrado oficialmente el 26. Para recabar noticias sobre la verdadera situación, destacó a su ayudante, el general Miguel de Álava –que llegaría a ser uno de los generales más distinguidos de la guerra8- a la capital andaluza. Así obtiene informes de primera mano de los acontecimientos: Los alborotos populares, la huída de la mayoría de los miembros de la Central ante el peligro de ser linchados por la multitud exaltada; la formación de una «Junta Suprema de Gobierno» provisional, formada por conspiradores del partido fernandino -Palafox, Montijo, el marqués de La Romana- y la incorporación de otros como Saavedra y Francisco de Eguía. Alburquerque nunca reconocerá la autoridad de este gobierno provisional, de cuyos miembros desconfiaba, y que por otra parte sería de efímera existencia. Muy al contrario, el había sido favorecido por la Central, durante la campaña del Tajo del año anterior. En aquella ocasión, la Junta Central y el embajador inglés Frere, le habían intentado utilizar en sus manejos a espaldas del general Cuesta, responsable militar de la campaña, con el fin de disminuir su poder. La Junta recelaba de la influencia y el prestigio que el veterano general tenía en el Ejército, y el inglés intentaba incrementar la influencia de Wellington como jefe militar en las decisiones estratégicas. Así la División de Alburquerque estaría gran parte de la campaña a las órdenes directas de Wellington, lo que provocaría a su vez el enfrentamiento entre Alburquerque y Cuesta. El embajador británico pensó en aquella ocasión en Alburquerque como sustituto de Cuesta al mando de parte del ejército de Extremadura, considerando su «reputación y popula8

iguel Ricardo de Álava y Esquivel, procedente de la Armada, combatió en Tudela y M a partir de Medellín a las órdenes de Alburquerque. En febrero de 1810 fue destacado ante Wellington como enlace con el general británico, con quien trabó gran amistad, siguiendo en ese puesto en todas las campañas hasta la batalla de Waterloo.


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ridad entre las tropas», mientras que Cuesta además de negar que Alburquerque tuviera estas cualidades, añadía que el duque «es el más pobre de todos (los aristócratas) y apenas le bastan sus rentas para subsistir con moderación»9. Finalmente, la maniobra terminó con el relevo de Cuesta, enfermo de apoplejía, sustituido como ya vimos, por Francisco de Eguía. Ahora, a finales de enero de 1809, los antiguos componentes de la Central se veían acusados de traidores y cobardes, siguiendo un particular vía crucis, a lo largo de su camino hasta llegar a Cádiz. Algunos de ellos estarán a punto de perecer en la ciudad de Jerez a manos de un populacho enfervorecido, debiendo su salvación en el último momento gracias a la generosa intervención del general Castaños, el mismo que la Junta Central había privado del mando y relegado a segunda fila un año antes.

CHOQUE DE CABALLERÍAS El 24 de enero los efectivos con que cuenta Alburquerque alcanzan unos 9.000 hombres de infantería y entorno a 1.000 de caballería, gracias a los elementos dispersos que ha ido incorporando por el camino. También se le une su artillería, que llegando a Sevilla, ha cruzado el Guadalquivir por el puente de Triana, y que eleva el número de piezas disponible a 20 cañones. El día 26 se establece en Carmona, sobre el Camino Real. Dese allí, envía sus exploradores de caballería en todas direcciones para localizar y evaluar al enemigo. El 27 de enero sus jinetes chocarán con la vanguardia del mariscal Soult en Écija, descubriendo así que los imperiales avanzan con una fuerza de entidad considerable desde Córdoba. Al frente del enemigo siempre irá la División de caballería del general Latour-Maubourg, unos 6.000 jinetes. En fuentes francesas10 se habla de este primer choque como un pequeño tiroteo en el que la 3ª brigada de la División de caballería (compuesta por los regimientos 14º y 26º de Dragones) intentará cortar la retirada a los españoles, haciéndoles varios prisioneros, pero sin poder impedir que los exploradores de Alburquerque se replieguen. Los regimientos españoles de los que hay noticias que intervienen en este primer encuentro son el de

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ARCÍA DE LA CUESTA: Manifiesto que presenta á la Europa el Capitan General G de los Reales Egércitos Don Gregorio García de la Cuesta, sobre sus operaciones militares y políticas desde el mes de junio de 1808 hasta el día 12 de agosto de 1809 en que dejó el mando del egército de Estremadura. Palma de Mallorca, 1811 LAPRAY, Oliver: «Le 26e dragons en Espagne» en Soldats Napoléoniens, nº 25, 2010


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Dragones de Granada y el de Línea de Calatrava11. En todos los combates que tendrán lugar a partir de ahora, a lo largo de la retirada española en dirección a Cádiz, los jinetes españoles tendrán que enfrentarse a unos dragones franceses entrenados para combatir a pie o a caballo, y equipados con fusiles similares a la infantería. Su superioridad en el combate a distancia es pues manifiesta, máxime si se tiene en cuenta que nuestras unidades apenas cuentan con armas de fuego y estas son una mezcolanza de fusiles, carabinas y pistolas de varias clases. Por ello, serán acciones de poca intensidad en que los españoles, contando con la ventaja del conocimiento del terreno y el apoyo de la población civil, bus- Uniforme del 14º Regimiento de Dragones franque actuó en la vanguardia de las tropas can retardar la progresión ene- ceses, imperiales contra la caballería española de miga en lo posible, conscientes Alburquerque (Estampa de Martinet) de que no pueden emplearse a fondo en ningún combate, y superados en número seis a uno. Si la caballería francesa es superior en armamento, no lo es menos en experiencia y en empleo táctico. Su general es uno de los mejores oficiales de caballería imperiales: Marie-Victor-Nicolas de Fay Latour-Maubourg, distinguido en los campos europeos de Austerlitz, Jena y Friedland, ha derrotado a los españoles en Uclés, Medellín y Ocaña. Sus hombres montan caballos de mejor calidad, acostumbrados al fragor del combate, y la experiencia de sus jinetes les convierten, como al resto de la caballería francesa, en los mejores del mundo sobre el campo de batalla. Además cuentan con artillería a caballo de acompañamiento. En cuanto a los españoles, además 11

atos recogidos de diversas fuentes en SAÑUDO: Base de datos de unidades de la D Guerra de la Independencia. Ministerio de Defensa, 2007.


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de la carencia de armas de fuego, montan los escasos caballos disponibles, normalmente de mala calidad y como las sillas de montar, son de muchas procedencias y poco adecuados al uso continuado en campaña. Lo mismo sucede con las armas blancas, mezcla de espadas y sables de muchos modelos. En cuanto a los jinetes, apenas quedan un puñado de veteranos del Ejército Real, y la mayoría son reclutas con muy poca experiencia. En cuanto a Alburquerque, es oficial de caballería desde sus tiempos de joven oficial en los regimientos de Dragones de la Reina y de Lusitania. Los regimientos de caballería de Cazadores de Sevilla, de Pavía, de Perseguidores de Andalucía, del Rey, los Carabineros Reales… son viejos camaradas. Alguno como el de Calatrava, con su coronel José María Bucarely, lleva desde el verano anterior sirviendo a sus órdenes, y por tanto conoce bien a sus jefes y a no pocos de sus soldados veteranos. No solo sabe cuáles son las capacidades de sus hombres, sino también las del general francés y sus jinetes, pues lo ha tenido enfrente en Medellín y Talavera. Ese bagaje le ayudará a decidir como maniobrar con especial habilidad durante los nueve días que va a durar aquella retirada estratégica. Un día más tarde de este combate de Écija, y una vez informado de la verdadera situación, el duque tomó la trascendental decisión de marchar con todas sus tropas hacia Cádiz. Así, el 28 de enero, abandona Carmona y se dirige hacia Utrera, dejando Sevilla a su derecha. En esta localidad divide a sus fuerzas: da orden a la artillería de marchar por el camino real, mientras que la infantería tomará un camino secundario más al oeste, pasando por Alcantarilla, Cabezas de San Juan y Lébrija. El punto de reunión sería la localidad de Jerez. Entre las fuerzas de cobertura de Alburquerque, está la del Regimiento de caballería de Dragones de Villaviciosa12 que destaca una guerrilla de 72 jinetes que irán cubriendo la retaguardia desde Alcalá del Río a orillas del Guadalquivir y cerca de Sevilla, hasta el Puerto de Santa María, ya en la bahía de Cádiz. El 29 de enero, la división Alburquerque pasa por Alcalá de Guadaira. Ese mismo día, en la Isla de León, la Junta Central traspasa sus poderes a una Regencia compuesta por cinco miembros y presidida por el teniente general Castaños. El 30 de enero la división de Alburquerque llega a Cabezas de San Juan. En esa fecha siguen produciéndose nuevos choques entre los dos ejércitos, al aproximarse los imperiales a Utrera, donde se encuentran a elementos españoles de caballería -al mando del coronel José Escudero, 12

rchivo General Militar de Madrid (AGMM), Sección histórica del Depósito de la A Guerra, Historial del Regimiento de Lanceros de Villaviciosa, sign. 7003.20


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quien ostenta el mando de la división de caballería de las fuerzas de Alburquerque- cubriendo la retaguardia, entre las que que se encontraba el Regimiento de Línea de Calatrava. Probablemente fue otro pequeño combate en el que se sufrieron algunas bajas en acción retardadora. Ese día se produce un hecho que tendrá una trascendental importancia para el desenlace de la campaña: En un consejo de generales franceses reunidos en Carmona bajo la presidencia del Rey José se decide proseguir el avance principal hacia Sevilla, en lugar de perseguir al núcleo más importante de tropas enemigas y continuar hacia el sur en dirección a Cádiz. El Rey intruso da así primacía a lo que considera el objetivo político, la capital donde ha radicado la Junta Central, sobre el estratégico, pensando nuevamente de manera errónea, que con su entrada en Sevilla conseguirá doblegar la voluntad de los patriotas que quedan en Andalucía. Es cierto que en Sevilla, además, se hallaban los almacenes del ejército español y la fábrica de artillería con numerosos pertrechos, cañones y municiones, además de dinero en metálico. Pero no es menos cierto que con esa decisión ignoraba los consejos de su hermano, quien nunca había aprobado la invasión de Andalucía y conocía la importancia defensiva de Cádiz13. En sus memorias achacará esa decisión al mariscal Soult, quien según él le habría animado, asegurando que para él la conquista de Cádiz era cosa fácil14. En consecuencia, los dragones de Latour-Maubourg se presentaron ante las fortificaciones preparadas para defender la ciudad del Guadalquivir en la mañana del día 30, reforzados en al atardecer por la infantería del 1er Cuerpo del mariscal Victor, mientras que sólo una brigada de caballería perseguía las fuerzas de Alburquerque. Tras algunos disparos de mosquete y cañón por parte de elementos exaltados, y ante la huida de las autoridades, la resistencia desapareció, capitulando la ciudad con la condición de no que no se le impusiera contribución alguna de guerra, a lo que el Rey asintió queriendo dar muestras de su talante generoso y conciliador. En la tarde del día 1 de febrero José Bonaparte hizo su entrada triunfal en Sevilla escoltado por su guardia.

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«En el avance contra Sevilla y Cádiz hay que tener la precaución de llevar los trenes y equipamientos de asedio necesarios, ya que si el enemigo sabe que no tenemos los medios de bombardearle ni de hacer trabajos de minado, su resistencia podría acrecentarse ( )» Correspondencia de Napoleón, París, 31 de enero de 1810. 14  «Que se me responda de Sevilla y yo me ocuparé de Cádiz»


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POR FIN, LA ISLA DE LEÓN De Cádiz a la Isla, luz y esperanzas Y por bandera el viento de las murallas ¡A las Cortes los sueños que sueña España! (Rafael Alberti)

Al tiempo que ocurrían los hechos de la caída de Sevilla, el 31 de enero el Ejército de Alburquerque alcanzaba Jerez, reuniéndose la infantería y la artillería y recogiendo dispersos y también algunas unidades de voluntarios que se hallaban en formación en diversas localidades. El día 1 pasaba él con el grueso de las tropas por Puerto Real y al día siguiente, 2 de febrero, alcanzaba el puente de Suazo, único acceso del camino real sobre la ría de Sancti-Petri, entrando sus primeras unidades en la Isla de León, como los regimientos de Imperiales de Toledo o el 2º de Milicia Provincial de Guadix. El destacamento del Regimiento de Calatrava continuó en contacto con el enemigo, siempre en retaguardia, manteniendo choques en Jerez y el Puerto de Santa María hasta el mismo día 2. Por orden de la Regencia, que comisionó al patriota Isidro Sartorio, comisario de la Inspección de Caminos, se cortaron los puentes sobre el Guadalete: el día 5 a las ocho de la noche el de san Alejandro en el Puerto de Santa María «Cuando ya el enemigo tenía sus guerrillas en la Alameda»; el de San Pedro se cortó a la media noche, nada más cruzarlo la caballería y la artillería a caballo. El de Cartuja, situado en Jerez, no se pudo cortar por ocupar la localidad la caballería enemiga venida desde Arcos15. Por su parte, el mariscal Víctor, duque de Belluno, en su persecución de Alburquerque, cubrió en cinco días la distancia entre Sevilla y Cádiz, por lo que su vanguardia, compuesta por la brigada de Caballería Ligera de cazadores y húsares, llegaba a la zona el mismo día 2, dedicándose sus destacamentos a dificultar el tránsito de los españoles. Su grueso alcanzaría Puente Suazo el día 5 de febrero. Instantes antes se había producido la entrada de las últimas unidades españolas, como el Regimiento de Voluntarios de la Patria o la Milicia de Ciudad Rodrigo, al que se le ordenó cortar el tramo central del puente y el puente de barcas que existía río abajo. 15

iario de Operaciones de la Regencia. Archivo del Congreso de los diputados (en D adelante DOR). 5-febrero-1810.


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Los últimos en entrar serían los elementos de caballería de retaguardia, como el Regimiento Calatrava, que mantuvo su último combate contra las tropas francesas en Puerto Real a primeras horas de la tarde del mismo día 5, y en la Venta del Arrecife16. En este último lugar tuvo que desalojar mediante una carga al sable a un destacamento enemigo que dando un rodeo, se había atrincherado allí, impidiéndole el paso17.

Representación del duque de Alburquerque en el monumento a las Cortes de Cádiz

Con la llegada de las tropas de Alburquerque, exhaustas por las largas marchas, se activó lo que sería la primera línea defensiva de Cádiz, cuyo «antemural» va a estar constituido durante dos largos años por la Isla de 16  17

onocida hoy como Ventorrillo del corral, situada entre Puente Suazo y el Portazgo C (hoy Tres Caminos) AGMM, Sección histórica del Depósito de la Guerra, Historial del Regimiento de Lanceros de Calatrava, sign. 7003.7


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León. Será en esta localidad donde se establezcan los campamentos y alojamientos de las tropas españolas, el cuartel general del Ejército y el campo de instrucción de San José. Las unidades del Ejército, apoyadas por las fuerzas de la Armada -tanto los navíos como las cañoneras que se hallan en la bahía- se dedican a guarnecer, reforzar y artillar todas las defensas disponibles. Durante muchos meses, se efectuarán trabajos hasta establecer tres líneas defensivas de baterías y fortificaciones, trabajos que se habían empezado, si bien con escasos resultados a mediados de enero. El día 6 de febrero al mediodía18 se presentó un enviado del mariscal Víctor con un destacamento de 200 caballos frente a puente Suazo, con intención de parlamentar, pero no fueron admitidos, por lo que se retiraron. En la madrugada del día 9 Alburquerque ordena un ataque por tierra -apoyado por fuerzas sutiles de la Armada y la artillería de la cabeza de Puente Suazo- contra las posiciones avanzadas imperiales, con lo que se ocupó la zona de Portazgo, el cruce de caminos anterior al puente, lo que permitió avanzar ligeramente la línea defensiva española y obligar al enemigo a retirar sus avanzadas hacia Chiclana, si bien los ataques y contraataques de ambos adversarios, las escaramuzas y los duelos de artillería se prolongaron durante varios días, en lo que hoy conocemos como el Combate del Portazgo. En estas acciones tuvo un importante papel el capitán de navío Diego de Alvear y Ponce, dirigiendo el servicio de las piezas de artillería ubicadas en los baluartes españoles. Así se eliminaron los primeros intentos imperiales por entrar en fuerza en la Isla de León. Por su parte, el rey José llegará poco después al Puerto de Santa María, donde el mariscal Víctor había establecido su cuartel general. Desde allí verificaría por sí mismo la imposibilidad de atacar Cádiz sin contar con artillería de asedio y gran número de tropas, y sobre todo con fuerzas navales que puedan atacar la ciudad desde el mar, escribiendo el día 18 de febrero a su hermano en petición de la escuadra de Tolón. Pero Bonaparte ignoraría siempre esa petición, consciente de la superioridad naval británica en el mediterráneo. En la ciudad y La Real Isla había como guarnición a la llegada de Alburquerque unos 3.000 voluntarios y milicianos locales, cuya capacidad combatiente era muy escasa. En realidad la guarnición de Cádiz a principios de 1810 era prácticamente simbólica. Aparte había unos pocos centenares de soldados del 2º Regimiento de Infantería de Marina -muy dañado en la campaña del año 1809 (Talavera, Ocaña) y la defensa de Despeñaperros 18

DOR. 6-febrero-1810.


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encuadrado en la División Copons- y unos escasos efectivos de marinería, todos empleados en el servicio en los buques y las fuerzas sutiles de la Armada. A pesar de que se habían estudiado varios planes de defensa y artillado de las fortificaciones, apenas se había ejecutado algún trabajo de importancia, como el castillo de la Cortadura de San Fernando, ahora alejado de lo que iba a ser el frente de batalla a partir de entonces. Aunque se ha escrito lo contrario por algunos autores, las defensas exteriores no existían19, salvo en la cabeza de puente Suazo en la Isla de León, unas baterías «mal artilladas». Aunque se habían iniciado algunos trabajos por orden del mayor general de la Armada Francisco de Uriarte, a la sazón gobernador militar de la Isla de León, no sería hasta meses más tarde cuando se ejecutarían las obras exteriores para resistir un asedio formal y prolongado. Faltaban artilleros y soldados para guarnecer todos los puntos a vigilar y baterías existentes, aunque el citado Alvear y Ponce había organizado los cuerpos de Voluntarios Distinguidos de la Isla y encuadrado a salineros y escopeteros como auxiliares. Por ello, la llegada de las tropas del duque fue providencial no sólo para poder defender la ciudad, sino para ejecutar los trabajos de construcción y mejora de una extensa red de fortificaciones que compuesta por tres líneas de defensa, iba a conseguir mantener a raya al invasor durante más de dos años. Gracias a la llegada de algunos oficiales de ingenieros españoles, ingenieros de la Armada presentes en la Carraca –como Timoteo Roch- y la colaboración puntual de algún ingeniero británico llegado con los batallones anglo-portugueses que desembarcaron entre el 13 y 17 de febrero, pudieron proyectarse los trabajos propios y vigilarse los del enemigo.

¿QUIÉN PODRÁ OLVIDARLO? Los imperiales establecieron un sistema de posiciones y baterías desde la desembocadura de Sancti-Petri hasta Rota, enlazadas por el fuego artillero. La situación privilegiada de Cádiz, protegida por su posición geográfica, rodeada de esteros, salinas y caños, que hacían que el ataque por

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rchivo Histórico Nacional. Diversos, Colecc. 120, N2. Informe del jefe de Ingenieros A de la Plaza, 8 de junio de 1811. Cartoteca del Centro Geográfico y Cartográfico del Ejército. Proyecto de defensa de Cádiz por Julio del Pozo, julio de 1810 (sig. 60.16). Diario de operaciones de la Regencia, Archivo del Congreso de los Diputados, día 3-02-1810.


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tierra fuera muy dificultoso, se aunó al error de José Bonaparte20 de no atacar de inmediato con medios suficientes, y la providencial llegada de las tropas de Alburquerque que permitieron guarnecer convenientemente la ciudad, La Isla y las defensas exteriores. Sumando la superioridad naval anglo-española, que permitió mantener abierta la ciudad al tráfico marítimo, el resultado fue que Cádiz pudiera resistir, transformándose en la porción de terreno más importante para la España libre, y dando pie al trascendental hecho de que pudieran por fin reunirse las Cortes en la Isla de León el 24 de septiembre de 1810, aquel acontecimiento que asombró al mundo, del que Marx diría en 1854 que no tenía precedentes en la historia Europea, y que haría preguntarse a Galdós en sus epi- Uniforme del Regimiento de La sodios nacionales, ¿Quién podrá olvidarlo? Patria en 1810, uno de los últimos Por tanto, a pesar de que quieran buscar- en entrar en La Isla de León en la se otras interpretaciones, no hay duda que retaguardia de Alburquerque (Lácon sus decisiones, el duque salvó a Cádiz mina de Pereira, Cabildo de Sta. Cruz de Tenerife) y salvó a España en 1810. Así pudo oírse en la sesión de las Cortes del 13 de enero de 1811, cuando el diputado Luján declaraba: «Así salvó la Nación; y si existimos, es por él y su ejército; y si vive España, vive por él y por su ejército; y si esta provincia puede decir soy libre, lo debe al Sr. Duque de Alburquerque y a su ejército valeroso».

UN ARISTÓCRATA CONTRA COMERCIANTES. DRAMATIS PERSONAE Desde su llegada a Cádiz, Alburquerque fue reconocido como «Comandante en Jefe del Ejército Expedicionario y Capitán General de los cuatro 20

lgunos autores como PRIEGO han querido achacar la decisión de José de ir a SeviA lla en vez de a Cádiz al temor a un ataque del ejército español del duque del Parque, como temía Napoleón desde París, pero su hermano estaba mucho mejor enterado de la precaria situación del general español, que en ningún caso podía bajar hacia el sur desde Salamanca teniendo enfrente a dos cuerpos de ejército enemigos.


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reinos de Andalucía». El día 16 de febrero recibió una misiva21 del propio rey José Bonaparte desde el Puerto de Santa María, en la que posiblemente se le instaría a pasar a su servicio y rendir las fuerzas a su mando, a la que contestó en términos de rotunda negativa. Desde su llegada a la Isla, ordenó que se activaran los trabajos para reforzar las fortificaciones existentes en la bahía y construir otras nuevas, y simultáneamente comenzaron sus desavenencias con la Junta de Cádiz, compuesta mayoritariamente por los comerciantes más señalados de la ciudad y presidida por el general Venegas, sobrino del ministro Francisco de Saavedra. Este hábil y veterano político, había pasado como vimos, de formar parte de la Junta Central a la efímera Junta de Sevilla, y ahora formaba parte de la recién constituida Regencia. Su influencia será decisiva en que la junta de Cádiz mantenga el control de los almacenes y aprovisionamientos del ejército, así como de los impuestos Reales, los ingresos de América y las cantidades entregadas por la ayuda británica, en lugar de ponerlos en manos de la Regencia22. Tampoco debía gozar Alburquerque de muchas simpatías en el seno de la Regencia, compuesta por elementos conservadores, poco afines a la antigua Junta Central. En otra vuelta de tuerca de esta absurda situación, el propio Venegas rehusaría reconocer la autoridad de Alburquerque. El día 20, la regencia nombraba a Venegas como Virrey de Méjico, aunque este no se incorporaría a su puesto hasta meses después. El capítulo más destacado de esta situación será la escasa ayuda prestada por la Junta de Cádiz a las necesidades de las tropas recién llegadas, carentes desde antes de empezar la campaña de equipos y vestuarios, ahora totalmente arruinados, así como a pagar los sueldos y a mantener los hospitales. La situación empeoraría con la negativa a que entraran las tropas en la ciudad de Cádiz, donde ni la Regencia ni el propio Alburquerque pudieron establecerse, siendo continuas las peticiones para que los oficiales del ejército no permanecieran en la ciudad, que por otra parte se encontraba llena de refugiados. Así comenzaría una serie de desencuentros que duraría toda la estancia del duque y que incluso se extendería durante toda la duración del asedio, pues las tropas de lo que poco después se conocería como 4º Ejército nunca contaron con suficientes medios, a pesar de constituir la fuerza armada más preparada con que contó España, como se demostró en las campañas de Chiclana, la Albuera y Valencia. Así se dieron episodios lamentables como la desaten21  22

OR, 16-02-1810. D «Así la junta se convertiría en el tesorero de España, y las ganancias de los comerciantes de Cádiz no quedaron los últimos de la cuenta, ni mucho menos». El comentario irónico se encuentra en SCHEPELER, capitulo XXXIV, pág. 524.


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ción que sufrieron los heridos de la batalla de Chiclana y de otros combates en los hospitales de la Isla, hechos en los que incluso hubieron de intervenir representantes de las Cortes. En todo este tiempo, la Isla de León, que adaptaría después de la guerra el nombre de San Fernando, siempre fue la vanguardia de la defensa de Cádiz y sobre la población y sus habitantes recayeron el principal esfuerzo y las mayores incomodidades. Allí se establecieron el Cuartel General y los alojamientos, polvorines, almacenes y campo de instrucción (el campo de San José) del 4º Ejército. Como anécdota baste citar que a finales de abril se habían talado todos los árboles útiles de la población, «incluyendo los cipreses y hasta los álamos»23 para usarlos como parapetos de las baterías de la línea defensiva. El gobernador militar de la Isla era el ya mencionado Francisco de Uriarte, quien tuvo que jugar el difícil papel de mediador entre la Junta Civil de la Isla y el Comandante en Jefe del Ejército y las necesidades de la defensa. Las relaciones entre todas las autoridades no siempre fueron fáciles, al carecer la isla de materiales –fundamentalmente madera- y otros recursos y ante la resistencia que en ocasiones mostró la escasa población civil a emplearse en continuos y duros trabajos frente al enemigo. En su mayor parte fueron realizados por los propios soldados, alternando los servicios de armas con los trabajos en las fortificaciones. El jefe del Real Cuerpo de Ingenieros que ideó el plan de fortificaciones fue Manuel Zappino, quien basó su plan en instalar tres líneas de defensa independientes y situadas en profundidad. La primera línea se extendía desde el arsenal de la Carraca hasta el castillo de Sancti Petri, en el mar. Se proyectó un campo atrincherado con varias posiciones delante de la población de san Carlos, aprovechando una línea de alturas para reforzar la defensa del citado arsenal. Delante de Puente Suazo se planearon e instalaron varias baterías como protección adicional a las inmediatas a la cabeza de puente, para lo cual se sostuvieron varios combates los días finales de febrero por el control del Portazgo, hasta establecer una cortadura y expulsar a los franceses hacia Chiclana, destruyendo las baterías que habían instalado en su entorno. En todo ello, además de combatir, los soldados trabajaban día y noche «las más de las veces con el agua y el cieno hasta la cintura»24. Se estableció una línea de baterías para poder batir el río desde su desembocadura contra cualquier intento de cruzarlo. La segunda línea la formaban reductos entorno a la población de la isla y a Campo Soto. 23  24

GMM colección Blake. Sign. 6178.49. Preparativos para la defensa de la Isla de A León en 1810. DOR, 21-02.1810.


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El cerro de los Mártires se planeó como zona de reserva contra un posible cruce del caño de Sancti Petri; y la tercera línea la formaban Torre Gorda, la Cortadura y las defensas de la ciudad propiamente dichas, para cubrir una eventual retirada hacia Cádiz; Además de las posiciones fijas, las fuerzas de la Armada al mando del marino Juan de Dios Topete, con su puesto de mando en el Real Carenero de Puente Suazo, efectuaban constantes servicios de vigilancia con lanchas y cañoneras por los caños y salinas. Además de las fuerzas anglo-portuguesas que llegaron en seguida a colaborar en la defensa, se contó con dos lanchas cañoneras y dos obuseras británicas con sede en el puerto de Gallineras25, en la orilla de Sancti Petri. En cuanto a las fuerzas sutiles organizadas por la Armada, el día 10 de febrero se contaba ya con seis lanchas cañoneras y obuseras en la Carraca, cinco en el puerto de Gallineras, cinco en puente Suazo y seis en Santi Petri26, que serían reforzadas con otra decena de embarcaciones días más tarde.

Plano de las defensas de Puente Suazo, según el Atlas de Vargas Machuca (Archivo Gral. Militar de Madrid, IHCM) 25  26

I bídem. DOR, día 10-02-1810.


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Sobre la población de Cádiz -y en menor medida La Isla, por su menor capacidad económica- recayó durante muchos años gran parte del peso del mantenimiento del Ejército y la Armada y la financiación de la guerra, no solo de la que se libraba en la península, sino la que pronto se iniciaría en los territorios americanos. Si ya se había hecho necesario acudir a donativos y peticiones de créditos a las clases pudientes, los impuestos y las recaudaciones extraordinarias de todo tipo iban a ser moneda corriente durante el próximo decenio. A ello había que unir las pérdidas que la Guerra y la situación del comercio con América había provocado en muchas firmas comerciales gaditanas, aunque, también para muchas otras significó la oportunidad de nuevos negocios. Pero si las clases acomodadas iban a mostrar resistencia a las exacciones de guerra, también muchos habitantes de la ciudad se distinguieron por su generosidad en donativos en metálico y telas y otros artículos para vestuario de las tropas. En el enfrentamiento entre la Junta y Alburquerque tampoco ha de perderse de vista el carácter del duque, como ya se ha mencionado, orgulloso, independiente y con un fuerte sentido del honor personal, algo trasnochado y ajeno para las clases dirigentes de la ciudad, más acostumbradas a un pragmatismo de raíces comerciales. José Miguel de la Cueva y de la Cerda, era el decimoquinto duque de Alburquerque, tres veces Grande de España y gentilhombre de cámara del rey Carlos IV. Su esposa Escolástica Fernández de los Ríos y Sarmiento, era la hija del conde de Fernán Núñez, también con grandeza de España. Su privilegiada posición aristocrática y su carácter le hicieron sin duda sentirse especialmente incómodo en el trato con los componentes de la Junta gaditana, que como ya hemos indicado, estaba compuesta mayoritariamente por comerciantes y a los que por otra parte debía conocer bien, pues tanto su consorte como él, además de residir en ocasiones en la zona, mantenían propiedades e intereses en diversas localidades de la provincia. A mediados de marzo, Alburquerque escribirá a la Regencia exponiendo todas sus quejas, al encontrase con la situación de que la mitad de sus hombres seguían «desnudos y hambrientos», y la mayor parte de los caballos sin forraje. La Junta se opondrá a sus argumentos mediante la publicación de una «Justificación» impresa el 16 de marzo, abriéndose así una guerra de papeles. Ante el cariz que iban tomando los acontecimientos, el 3 de abril la Gazeta de la Regencia le designaba como Embajador Extraordinario ante la corte de Londres, con lo que se le alejaba de sus tropas y se suprimían sus continuas quejas. En la misma orden, se reconocían sus cualidades militares «particularmente en la sabia retirada que executó viniendo a cubrir los importantes puntos de la isla de león y Cádiz». Nueve meses


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más tarde, moriría en la capital británica, corroído su estado por las secuelas de la tuberculosis que arrastraba desde al menos la campaña de 180927 y agravado por la tristeza y la cólera de saberse vilipendiado por la Junta. No sabemos si conoció que las Cortes le habían nombrado a él y a su ejército «Beneméritos de la Patria» unos día antes, el 13 de enero de 1811, ni nunca pudo lucir la condecoración que Fernando VII aprobó para premiar su gesta en 1815. Pero estoy convencido de que, igual que los soldados a los que dirigió, y con las luces y sombras inherentes a toda persona, hizo méritos suficientes para merecerla y ganarse el reconocimiento de su nación, por «salvar la nave que zozobraba».

La medalla concedida a las tropas del Ejército de Alburquerque por las acciones de 1810 (Foto E. Montero, Museo del Ejército) 27

onsta que en 1809 había solicitado licencia al general Cuesta por tener «accesos de C tos sangrantes».


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ORDEN DE BATALLA DEL EJÉRCITO ESPAÑOL DEL DUQUE DE ALBURQUERQUE (ENERO-FEBRERO DE 1810) Tropas que participaron en la marcha hacia Cádiz INFANTERÍA Regimiento de Guardia Real de Infantería (2º y 4º batallón) Batallón de Granaderos de Canarias Batallón de Infantería de Canarias Regimiento de Milicia Provincial de Sigüenza Regimiento de Milicia Provincial de Guadix Regimiento de Milicia Provincial de Córdoba Regimiento de Milicia Provincial de Ciudad Rodrigo Regimiento de Milicia Provincial de Trujillo Regimiento de Milicia Provincial de Ronda 2º Regimiento de Voluntarios de Madrid Regimiento de Infantería Imperiales de Toledo Regimiento de Infantería Voluntarios de la Patria Regimiento de leales de Fernando VII (1º Batallón) Regimiento de Infantería Ligera 2º de Cataluña Regimiento de Infantería Ligera de Campo mayor Regimiento de Infantería Ligera de Valencia de Alburquerque Batallón de Ayamonte (1 compañía) Compañía Fija de Infantería de Marbella 2º Batallón Voluntarios de Sevilla 4º Batallón de Voluntarios de Sevilla Voluntarios distinguidos de Jerez Compañía de Tiradores de España Regimiento de Loja (1º Batallón) CABALLERÍA Carabineros Reales Regimiento de Línea Rey Regimiento de Dragones de Granada Regimiento de Línea Calatrava Regimiento de Dragones de Villaviciosa Perseguidores de Andalucía Cazadores de España (4º de Húsares)


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ARTILLERÍA 20 piezas de diversos calibres de a pie y a caballo Llegados a Cádiz por barco desde Ayamonte, Gibraltar o de forma desconocida INFANTERÍA 1.050 hombres de la división Copons desde Ayamonte (DOR, día 11 de febrero) Regimiento de Reales Guardias Walonas Regimiento de Infantería de la Reina Regimiento de infantería de Irlanda Regimiento de infantería de África Regimiento de Infantería de Órdenes Militares (3º Batallón) Regimiento de Infantería 2º de Milicia Provincial de Murcia Regimiento de Infantería 2º de Milicia Provincial de Jaén Voluntarios de Honor de la universidad de Toledo Batallón ligero Tiradores de Castilla Regimiento Fijo de Ceuta Batallón de Voluntarios de Vélez-Málaga Regimiento de Loja (2º Batallón) CABALLERÍA Regimiento de Dragones de Almansa Regimiento de Dragones de la Reina Regimiento 2º de Dragones de Lusitania Regimiento de Línea del Príncipe Regimiento de Granaderos de Fernando VII Guarnición de Cádiz y la Real Isla de León EAL ARMADA (Tte. Gral. Cayetano Valdés escuadra de Cádiz 46 R buques / Isla de León, jefe de escuadra D. Juan Bautista Topete, 34 buques)(DOR, 13-02-1810) Oficiales y cuadros de la Escuadra 2º Regimiento de Infantería de Marina Cuadros de mando y elementos de Artillería de Marina Marinería Obuseras, cañoneras, bombarderas, lanchas de fuerza, faluchos, botes y falúas.


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MILICIAS Voluntarios Distinguidos de Cádiz (4 batall. de Línea, 2 de Cazadores, 1 de Bombarderos) Compañía de Artilleros Distinguidos Milicia honrada de Cádiz Voluntarios Distinguidos de la Real Isla de León (3 batallones) ROPAS ALIADAS (británicos desembarcados el 13-02-1810, portuT gueses el 17-02-1810). (DOR.) Regimiento nº 79 Cameron Higlanders Regimiento nº 87 Prince of Wales Own Irish Regimiento nº 94 Scotch Brigade Regimiento de Línea nº 20 Campo Mayor (Portugal)


EL DUQUE DE ALBURQUERQUE Y LA RETIRADA DEL EJÉRCITO...

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SÉNARMONT Comandante en Jefe de la Artillería Napoleónica en España Juan TORREJÓN CHAVES1

«Añadió [Napoleón] que la artillería constituía hoy en día el verdadero destino de los ejércitos y de los pueblos […], y que en la batalla como en un sitio, el arte consistía, en el momento, en hacer converger un gran número de fuegos sobre un mismo punto; que una vez establecida la refriega, aquél que tenía la destreza de hacer llegar súbitamente y por la retaguardia del enemigo, sobre uno de sus puntos, una inesperada masa de artillería, estaba seguro de ganar»2.

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ada hacía presagiar aquella bonancible mañana del 26 de octubre de 1810, que la jornada sería de gran duelo para el Ejército francés en Andalucía. A la sazón, al frente de sus artilleros en España se hallaba el general de división Sénarmont, uno de los más distinguidos de la República y del Primer Imperio, quien se había significado en el arte de emplear la artillería en el campo de batalla por la agrupación de sus piezas y la concentración de sus fuegos. Hasta él, la Artillería se había considerado tácticamente como un instrumento puramente accesorio, y no como capaz de ser empleada de manera independiente, e incluso, en determinados casos, como arma principal.

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niversidad de Cádiz. U LAS CASES, Comte de: Mémorial de Sainte-Héléne. Paris, Imprimerie de Lebégue, 1824; Tome Septième, p. 343.


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De aspirante, a general de Artillería Alexandre-Antoine, segundo hijo de Alexandre-François Hureau de Sénarmont y Marie Le Veillard, nació en Estrasburgo –Departamento del Bajo Rhin– el 21 de abril de 1769, donde su padre –entonces capitán de Artillería, que llegó a retirarse como general de división– estuvo encargado de una fábrica de armas3. Después de efectuar estudios en la Escuela Militar de Vendôme, ingresó como aspirante en la afamada Escuela de Artillería de Metz el 1.º de agosto de 1784, y pasó a ser alumno de la misma un mes más tarde, permaneciendo en calidad de tal justamente un año. Con posterioridad, fue –entre paréntesis, se señalan las fechas de los correspondientes nombramientos– teniente en 2.º (1.º de septiembre de 1785); teniente en 1.º (1.º de abril de 1791); capitán en 2.º (2 de febrero de 1792); capitán en 1.º (30 de agosto de 1792); jefe de batallón (23 de noviembre de 1794); jefe de brigada (6 de septiembre de 1800); coronel (6 de septiembre de 1801); general de brigada (10 de julio de 1806); y general de división (7 de diciembre de 1808). De teniente en 2.º, estuvo destinado en el Regimiento de Besançon; y, de teniente en 1.º, en el 7.º Regimiento. En 1792, de capitán en 2.º, mandó la 5.ª Compañía de obreros que siguió al Ejército de las Ardenas, comandado por el general De Valence. En 1793, ya de capitán 1.º, hizo la campaña con el Ejército del Mosela y estuvo empleado en la Plaza de Philippeville, donde contrajo matrimonio con la hija de un antiguo procurador del Rey. A principios de 1794, fue enviado al ala izquierda del Ejército de las Ardenas –aquél monstruoso cuerpo de dos cabezas– que maniobraba sobre el Sambre, bajo las órdenes de Charbonnier y Desjardins. El capitán Sénarmont participó en cuantas alternativas de éxitos y fracasos experimentaron ambos generales. Más tarde, cuando el Ejército del Mosela acudió a esta frontera, tras una reseñable marcha a través de las Ardenas, todas las divisiones se reunieron bajo la denominación de Ejército del Sambre y Mosa, que se colocó bajo las órdenes del general Jourdan. El 3 de junio, Sénarmont llevó a cabo una brillante acción en el puente de Moriceau, sobre el Sambre y cerca de Marchienne-au-Pont, con una compañía de obreros y un destacamento de granaderos, que fue incluida en la orden del día del Ejército y celebrada en 3

ue éste el que participó en la batalla de Valmy (20 de septiembre de 1792), la primera F victoria de la Francia republicana, donde la artillería desempeñó un papel decisivo. La acción está representada en un cuadro del Museo de Versalles, pintado al óleo por JeanBaptiste Mauzaisse, donde Alexandre-François Sénarmont aparece de pie, herido en el muslo, detrás del teniente general Kellermann. Vid: Galeries Historiques du Palais de Versailles. Paris, Imprimerie de Fain et Thunot, 1842; pp. 489-495.


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los boletines del momento. Le valió, el siguiente 17 de agosto, una carta de felicitación del Comité de Salud Pública. En su informe, del 4 de junio, el entonces capitán de Artillería destacó algo que mantendría toda su vida militar: la defensa de sus subordinados y el reconocimiento de sus valores. En la misma campaña, asistió al sitio y toma de Charleroi, y a la batalla de Fleurus (26 de junio de 1794). En ésta, Sénarmont participó dirigiendo la artillería del Cuerpo de Kléber en el ala izquierda, y manifestó de nuevo su sangre fría y coraje. Un poco más tarde, concurrió a la toma de Maastrich, donde fue nombrado Comandante del Tren de sitio. Tras ser nombrado jefe de batallón y Subdirector de la Artillería en Douai, enfermó gravemente de viruelas –de las que quedó fuertemente marcado–; lo que le obligó a permanecer durante varios meses en Givet. Una vez restablecido, en 1795 hizo campaña encuadrado en el Ejército del Mosela, para pasar enseguida al del Sambre y Mosa, que relevó al primero para el sitio de Luxemburgo. Tras su toma por los franceses el 10 de junio, Sénarmont, que ya era jefe de batallón, mandó allí la artillería. La campaña de 1796 la hizo con el Ejército del Norte, del que Beurnonville recibió el mando en abril, como Director del Parque de Artillería.

Busto del general Sénarmont. Palacio de Versalles


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En 1797, pasó de nuevo a pertenecer al Ejército del Sambre y Mosa, que tuvo en aquélla ocasión a Hoche como general en jefe, y se halló en la batalla de Neuwied (18 de abril de 1797). La campaña de 1799 la comenzó en el Ejército del Rhin, pero fue llamado a Paris para formar parte del Comité Central de la Artillería. En tal puesto se encontraba el 18 de brumario del año 8 (9 de noviembre de 1799), cuando Napoleón acabó con el Directorio e inició el Consulado. Posteriormente, durante la guerra de la Segunda Coalición, Sénarmont fue nombrado Jefe del Estado Mayor de la Artillería del Ejército de Reserva. Se distinguió en el dificultoso paso del Gran San Bernardo, y en el del peligroso Fuerte de Bard –entre Ivrée y Aosta–, además de tender puentes sobre el Pó con una prodigiosa rapidez. En la batalla de Marengo (14 de junio de 1800) tuvo una actuación destacable ante la mirada del Primer Cónsul. Tan relevantes servicios le fueron recompensados con el grado de jefe de brigada, inmediato inferior al de coronel –entones, aún no existía el de teniente-coronel–. De coronel, Sénarmont tuvo su primer destino en la Escuela de Artillería de Douai, donde desempeñó provisionalmente las funciones de Director. Más tarde, el 4 de enero de 1802, fue nombrado comandante titular del 6.º Regimiento de Artillería a pie. El 8 de diciembre de 1803, se trasladó al Campo de Brest en calidad de Jefe del Estado Mayor de la Artillería del general de división Dorsner, a las órdenes de Augereau4. Luego, el 4 de enero de 1804, pasó al Campo de Boulogne como Comandante del personal del tren de sitio del Ejército de las Costas del Océano destinado a la conquista de Inglaterra, y el 25 del siguiente mes de junio fue confirmado en el empleo de Jefe del Estado Mayor de Artillería de la Reserva del Ejército de las Costas del Océano. El 3 de mayo de 1805, fue nombrado Subjefe del Estado Mayor General de la Artillería, a las órdenes de Songis, Primer Inspector General del arma. Fue en este empleo –que conservó tras la conversión del Ejército de las Costas del Océano en la «Grande Armée»– con el que Sénarmont participó en la primera campaña contra Austria, donde brilló tanto por su capacidad como por su actividad. En Austerlitz (2 de diciembre de 1805) ocupó la importante posición de Santon –que así fue como Napoleón denominó a la altura de Bosenitzberg–, en el ala izquierda, que ofreció a los franceses un firme punto de apoyo, y en la que se mantuvo con la mayor firmeza ante los reiterados e infructuosos ataques del general ruso Bagration; por lo que recibió numerosas felicitaciones, entre ellas las del Emperador. En la «Relación» efectuada por el mariscal Berthier, Mayor General de la 4

uatro días después, recibió el nombramiento de Miembro de la Legión de Honor y, el C 9 de junio de 1804, el de Oficial.


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«Grande Armée», de la que fue considerada «batalla de las batallas», al tratar sobre la actuación de la Artillería que se halló bajo las ordenes del Primer Inspector General, destacó que el arma había sostenido su antigua reputación adquirida en tantos servicios; y, al citar a sus componentes más significados, incluyó al coronel Sénarmont y su dirección de la batería del Santon, que contó con 18 piezas de gran calibre. Después de ascender a general de brigada, Sénarmont permaneció como Subjefe del Estado Mayor General de la Artillería de la «Grande Armée», puesto en el que se mantuvo aún después de recibir, el 15 de agosto de 1806, la Comandancia de la Escuela de Metz, que no fue sino un título honorífico. Luchó en Iéna (14 de octubre de 1806) y, el 21 de noviembre siguiente, fue nombrado Comandante de la artillería del 7.º Cuerpo que mandaba el mariscal Augereau, con el que se unió en Bromberg para la penosa campaña de Polonia. Participó en las batallas de Golymin (26 de diciembre de 1806) y de Eylau (7, 8 de febrero de 1807). En ambas volvió a distinguirse, y en la última escapó afortunadamente de una muerte segura. Conocido es el terrible sufrimiento que pasó el heroico y desdichado 7.º Cuerpo en esta batalla. El informe que, sobre el comportamiento en la misma de la Artillería pasó el general Songis al Emperador, señaló que no podía efectuarle demasiados elogios del general Sénarmont, dado que sus talentos y servicios eran sobradamente conocidos, y que demandaba para él el grado de Comendador de la Legión de Honor, que le fue concedido el 3 de marzo siguiente5. Tras el aniquilamiento del 7.º Cuerpo y su posterior disolución el 21 de febrero de 1807, los efectivos fueron repartidos entre los Cuerpos 1.º, 3.º, 4.º y 10.º. Entonces, Sénarmont recibió el mando de la artillería del 1er. Cuerpo de la «Grande-Armée», con el que se reunió el 28 del mismo mes. En aquellos momentos, éste cubría los sitios de Dantzick y Graudentz. Siempre preocupado por el progreso del arma a la que pertenecía, Sénarmont se oponía radicalmente a la diseminación de la fuerza artillera en el campo de batalla, y pretendía que se utilizara reuniéndola en masa sobre el punto de ataque o de defensa; asunto éste que trataba en las conversaciones frecuentes que mantenía con sus oficiales subordinados. Para alcanzar dicho objetivo, consideraba que era preciso introducir mejoras en la organización de las baterías de los diferentes regimientos, en lo relativo al mando y a los modos de ejecución. De ahí que dotase a la artillería del 1er. Cuerpo de un reglamento –a imitación de lo que ya había efectuado en el 6.º Regimiento–, 5

ARION, Claude: Mémoire sur le lieutenant-général d’artillerie Baron Alexandre de M Senarmont. Paris. J. Corréard Éditeur, 1846 ; p. 29.


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con el objeto de lograr la coordinación entre los diferentes elementos para alcanzar la unidad de acción. Esta innovadora concepción táctica la aplicó en la batalla de Friedland (14 de junio de 1807), con el consentimiento del mariscal Victor y a pesar de las reclamaciones de los generales de división. Sénarmont reunió las 36 piezas de que disponía, y las colocó en batería a 400 metros del enemigo como primera posición con toda la rapidez que le permitieron los caballos. Luego, las hizo avanzar progresivamente a 300, 200 y 120 metros, disparando un terrible fuego de metralla con la mayor viveza. Esta súbita conjunción de bocas de fuego que hacían converger sobre un solo punto toda su potencia, sorprendió a los rusos que respondieron de manera convencional con sus baterías desperdigadas a lo largo de su línea, reponiendo una y otra vez sus bajas con nuevos efectivos, hasta que se precipitaron en la huida con una pérdida inmensa de combatientes. Tan audaz movimiento, que decidió la victoria de las armas imperiales, fue realizado ante los ojos del Emperador, quien hasta aquél momento no había visto una aplicación tan positiva de la concentración artillera. Sin lugar a dudas, fue en Friedland donde Sénarmont desplegó todas sus grandes cualidades, brillando por su

Plano topográfico de la Isla de León, en el que representan el reducto «Villatte», el caño de Sancti-Petri, y la batería de «Los Ángeles» (detalle)


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inteligencia, capacidad y sangre fría. El mismo Napoleón reconoció que le había rendido un inmenso servicio en esta batalla, manifestándole: «Vous avez fait mon succès» 6. Y, si la concepción de la maniobra fue espléndida, su ejecución fue admirable. Por vez primera se vio combatir a la Artillería de una manera independiente de las demás armas. Después de la paz de Tilssit (7 de Julio de 1807), Sénarmont solicitó una licencia al Príncipe de Neufchâtel para trasladarse a su hogar en Dreux, que le fue concedida desde el 2 de octubre de 1807 al 1.º de abril de 1808. Entonces, fue nombrado Presidente vitalicio del Colegio Electoral del Departamento de Eure-Loir. El 25 de abril de 1808, se le encargó la inspección de las Direcciones de Artillería del Havre, Cherburgo, Brest, Rennes y Paris.

Comandante en Jefe de la Artillería en España El 26 de agosto de 1808, Sénarmont fue destinado a servir en España con el 1er. Cuerpo del Ejército, comandado por el mariscal Victor –ya Duque de Belluno–7. El 30 de octubre siguiente, le fue otorgado el título de Barón del Imperio, con una dotación de 10.000 francos de renta en Westphalia; y, por un decreto emitido en Burgos el siguiente 28 de noviembre, el Emperador le nombró Caballero de la Orden de la Corona de Hierro8. Después del paso de Somosierra (1.º de diciembre de 1808), donde tanto descollaron los valientes lanceros polacos, Sénarmont se distinguió sobremanera en el ataque a Madrid (3 de diciembre de 1808), forzando los atrincheramientos del Retiro y persiguiendo al enemigo con sus cañones hasta el centro de la Villa y Corte9. Públicamente, en el campo de batalla, Napoleón lo colmó de elogios por el vigoroso ataque de sus artilleros, y

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8  9

émorial de l’Artillerie, n.º VI, p. 517. Paris, Imprimerie et Librairie de Bachelier, M 1845. El 1er. Cuerpo estaba formado por excelentes Regimientos, dirigidos por competentes y experimentados oficiales. Cuando el 22 de noviembre de 1808 Napoleón pasó revista a las tropas en Burgos, la artillería al mando de Sénarmont contaba con 2.441 hombres, 40 cañones y 6 obuses. Journal de l’Empire (Paris, 11 Janvier 1809), p. 2. 14.º Bulletin de l’armée d’Espagne (Madrid, 5 décembre 1808): « Le 3, à midi S. M. arriva de sa personne sur les hauteurs qui couronnent Madrid […] le général de brigade d’artillerie Sénarmont, officier d’un grand mérite, avait placé ses trente pièces d’artillerie et avait comencé un feu trés vif qui avait fait brèche aux murs du Retiro…».


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lo ascendió a general de división10. En la batalla de Uclés (13 de enero de 1809), la artillería del 1er. Cuerpo que se halló bajo su mando no tuvo una actuación destacada, ya que se vio comprometida por hallarse en la peor de las posiciones11. El 9 de marzo Sénarmont fue nombrado Comandante en Jefe de la Artillería de los Ejércitos Franceses en España, reemplazando al experimentado general Lariboisière12; de ahí que no comandase la artillería del 1er. Cuerpo en la batalla de Medellín (28 de marzo de 1809), a cuyo frente se encontró el jefe de batallón Bernard, desde el 23 hasta el 31 del mismo mes, cuando se incorporó el coronel Bouchu. Precisamente, fue el mismo día 28 cuando Sénarmont llegó a Madrid para ocupar su nuevo cargo, habiéndose demorado en acabar las disposiciones comenzadas para el establecimiento más sólido del puente flotante de Almaraz. Un disgusto muy serio tuvo Sénarmont a consecuencia del informe que presentó sobre el servicio de la artillería en la indecisa batalla de Talavera (28 de julio de 1809), donde el 1er. Cuerpo contó con 36 bocas de fuego, el 4.º Cuerpo con 33 y la Reserva general –compuesta por la Guardia del Rey y la División Dessoles– con 14; que efectuaron 5.666 disparos en aquella ocasión. Expresó que, como resultado de los combates, sólo se habían perdido dos cañones de la División Alemana, abandonados entre las viñas y los olivares, y que otros cuatro quedaron fuera de servicio. Pero, cuando llegaron a conocimiento de Napoleón –quien entonces se hallaba en Schoenbrunn– las relaciones difundidas por los británicos sobre la artillería que habían capturado13, exigió conocer la verdad ante las relaciones contradictorias; solicitó varias aclaraciones; y reclamó nuevos informes. Claramente irritado, el Emperador dirigió a Sénarmont una dura reprimenda en la que le manifestó su descontento por la conducta irregular mantenida y el incumplimiento de los deberes manifiesto a la hora de informar con veracidad a sus superiores14. Un mes más tarde, luego de que los franceses se sacaron 10  11  12  13

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1 5.º Bulletin de l’armée d’Espagne (Madrid, 7 décembre 1808): « Sa Majesté a nommé le général d’artillerie Sénarmont général de division ». 29.º Bulletin de l’armée d’Espagne (Valladolid, 16 janvier 1809). « Le général d’artillerie Senarmont s’est conduit comme il l’a fait dans toutes les circonstances ». SERVICE HISTORIQUE DE LA DÉFENSE. Vincennes. Archives de l’Artillerie: « Etat des Services : Sénarmont ». El informe de Arthur Wellesley, insertado en el Times de Londres del 15 de agosto de 1809, elevaba el número de piezas a 20 y especificaba las características de 17 de ellas: 4 cañones de a 8, 4 cañones de a 6, un cañón de a 4, un obús de 6 pulgadas, tomados por la Brigada del general Campbell; y 6 cañones y un obús de 6 pulgadas, abandonadas por el enemigo. Correspondance de Napoléon Ier. Paris, Plon & Dumaine Éditeurs, 1866; p. 418 y p. 543: «Au Général Clarke, Comte d’Hunebourg, Ministre de la Guerre», 4 de septiembre y 2 de octubre de 1809.


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la espina de Talavera en Almonacid (11 de agosto de 1809), Sénarmont cometió otra grave equivocación al dirigirse personalmente al Gran Duque de Baden Carlos I Federico para hacerle saber el comportamiento bravo y distinguido que sus artilleros habían mostrado en las batallas de Talavera y Almonacid. Un resumen de la carta del Jefe de la Artillería de los Ejércitos Franceses en España, fechada en Madrid el 16 de agosto, fue publicada el siguiente 24 de septiembre en el n.º 196 de las Nouvelles Littéraires et Politiques: un periódico que se publicaba en Mannheim, en lengua francesa. Al tener de ello información, Napoleón se enojó fuertemente; reprendió con dureza a Sénarmont por haber escrito la carta; y mandó emitir una circular a los generales que tenían tropas aliadas bajo sus órdenes prohibiéndoles toda correspondencia con las cortes extranjeras15. En la batalla de Ocaña (18 de noviembre de 1809), el mariscal Soult (Duque de Dalmacia) colocó bajo el mando de Sénarmont toda la artillería de su ejército, y previno a los demás Comandantes en Jefe que sería el único responsable de su disposición y dirección. Los artilleros franceses escribieron aquél día otra de sus páginas memorables. Maniobraron con una precisión y conjunción extraordinarias las 45 piezas disponibles, de las cuales 19 eran cañones de a 8, 11 cañones de a 4, 11 obuses de 6 pulgadas, y 4 obuses de 5 pulgadas y 4 líneas (el 4.º Cuerpo poseía 24, el 5.º Cuerpo 15, y la Reserva 6); realizaron 1.831 disparos; y tuvieron 3 oficiales heridos, 3 soldados muertos y 27 soldados heridos. En palabras de Sénarmont, su artillería «hizo maravillas» en Ocaña. Tras esta resonante victoria, él manifestaba –en una carta privada, fechada en Madrid el 27 de noviembre de 1809– que, en conjunción de la paz con Austria, los asuntos en España se resolverían pronto a favor de Francia. Señalaba, además, que «los ingleses han abandonado a sus aliados aquí como en otra parte, y en el movimiento general que los españoles habían combinado muy bien, ellos no han actuado nada más que para hacer cinco o seis leguas delante de Trujillo, para enseguida retirarse. Los creo resueltos a abandonar España»16. En 1810, Sénarmont formó parte de la expedición a Andalucía que dirigió el mariscal Soult. En la acción de Despeñaperros, del 20 de enero, participó directamente lanzándose con las 6 piezas mejor enganchadas en el desfiladero para desatar un ataque de gran vivacidad. El 31 de enero de 1810, desde Carmona, el Duque de Dalmacia informaba al Príncipe de 15  16

I bídem, pp. 550-551: «Au Général Clarke…», 6 de octubre de 1809. GIROD DE L’AIN, Maurice: «Les deux Généraux de Senarmont», en Revue d’artillerie, vol. 38. Paris, Berger-Levrault, 1891; p. 449.


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Neuchâtel y de Wagram, Mayor-General, que Sénarmont había recibido la orden de formar en Córdoba un tren de sitio para la artillería; lo que era posible con los apresamientos efectuados a los españoles17. Tras la entrada en Sevilla el 1.º de febrero, las tropas napoleónicas encontraron 163 piezas, de las cuales 140 estaban en batería, así como gran cantidad de municiones y aprovisionamientos18.

Ermita de Santa Ana. Chiclana de la Frontera

Las primeras actuaciones de Sénarmont en la capital del Guadalquivir se centraron en buscar y agrupar toda la artillería abandonada por los españoles; en continuar preparando el tren de sitio; y en poner en funcionamiento, de nuevo, la Real Fábrica de Artillería19. Para esto último contó 17  18

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J ournal de l’Empire (22 Fevrier 1810), p. 4. Journal de l’Empire (23 Fevrier 1810), p.2. Despacho del mariscal Soult, datado en Sevilla el 2 de febrero de 1810, en el que detalló al mariscal Berthier los pormenores de la ocupación. El establecimiento fue calificado por los artilleros franceses como «le plus beau de l’Europe» y fue mantenido por ellos en una actividad proporcionada a sus necesidades, en función de los recursos disponibles. A primeros de octubre de 1810, existían en los almacenes de la fundición 45.000 kilogramos de bronce y 6.500 kilogramos de estaño. SERVICE HISTORIQUE DE LA DÉFENSE. Vincennes. Archives de l’Artillerie : « Rapport sur la situation de l’Artillerie de l’Armée du Midi, en Espagne, à l’époque du 1er. Octobre 1811, par le général Ruty ».


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con la inestimable ayuda que le proporcionaron los fundidores españoles que habían continuado en sus empleos después de la ocupación francesa de la ciudad. De entre todos, sobresalió por su elevada cualificación Manuel Pe de Arros (d’Arròs), Fundidor Mayor de Artillería de Bronce y Comisario Honorario de Artillería20. Las últimas piezas aquí fundidas durante el periodo inmediato anterior a la llegada de los invasores, se realizaron en diciembre de 1809 y en enero de 1810. El 29 de diciembre de 1809, 8 cañones de a 8 cortos, y 10 de a 4 cortos –números 7287, 7288, 7289, 7290, 7291, 7292, 7293, 7294, 7295, 7296, 7297, 7298, 7299, 7300, 7301, 7302, 7303 y 7304–; el 12 de enero de 1810, 6 obuses de a 7 –números 7305, 7306, 7307, 7308, 7309 y 7310–; el día 19, 4 obuses de a 7 –números 7311, 7312, 7313 y 7314–; y el día 30, 6 cañones de a 4 cortos, y 8 obuses de a 7 –números 7315, 7316, 7317, 7318, 7319, 7320, 7321, 7322, 7323, 7324, 7325, 7326, 7327 y 7328–. En la Sevilla josefina, Sénarmont desarrolló una actividad extraordinaria, sobre todo con las miras puestas en el sitio de aquella España reducida, conformada por la Isla de León y Cádiz, cuyas operaciones artilleras colocó en manos del general de brigada Augusto Gabriel d’Aboville, Comandante de la Artillería del 1er. Cuerpo, quien desarrolló un trabajo muy meritorio. El Comandante en Jefe de la Artillería napoleónica en España pensaba, como tantos otros, que la rendición de la ciudad de Hércules conllevaría el final de la guerra, ya que Portugal no podría resistir a las fuerzas reunidas de los franceses en España; pero, frente a la opinión de muchos de sus compatriotas que creían que Cádiz se sometería como el resto de las principales ciudades andaluzas, consideraba que la influencia británica en la misma era muy fuerte como para poder esperarlo. De ahí que pusiera el mayor empeño en reanudar la fundición de artillería, con el principal objeto de aprovisionar de inmediato al Cuerpo del mariscal Victor con piezas de grueso calibre. Sin embargo, y no obstante su diligencia, la primera fundición de la nueva etapa de la Real Fábrica no tuvo lugar hasta el 6 de marzo de 1810, cuando se fundieron 2 cañones de a 24 y 2 de 16 –números 7329, 7330, 7331 y 7332–. El propio rey José I fue testigo presencial, el 21 de abril, de la fundición de dos cañones de a 24 y dos de a 16 –números 7333, 7334, 7335 20

acido el 3 de mayo de 1764 en Vilac, pueblo del Obispado de la Seu de Urgel, se N formó como alumno en la Real Fundición de Barcelona. Luego, pasó a Segovia donde estudió con Proust, del que fue uno de sus más destacados discípulos. De Fundidor Mayor, ejerció primero en Barcelona y después en Sevilla. En 1814, se le concedió pasar al servicio de Francia, donde se naturalizó y dirigió la Fundición Real de Artillería de Toulouse con el grado de coronel. Fue condecorado con la Legión de Honor y la Cruz de San Luis.


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y 7336–. En total, durante el tiempo en el que Sénarmont se encontró en Sevilla, fueron 28 las piezas fundidas –comprendidas entre los números 7329 al 7356–: 6 cañones de a 24, 6 cañones de a 16, 12 obuses de a 12, y 4 morteros de a placa (ANEXO I). Precisamente, la pieza n.º 7357 –que Sénarmont no pudo ver y en la que tenía depositadas grandes esperanzas– correspondió al obús «Villantroys», que se fundió el 6 de noviembre de 1810; cuyas pruebas fueron efectuadas en Sevilla los día 25 y 26 del mismo mes, y el 3 de diciembre; que llegó a la bahía de Cádiz por el Guadalquivir para ser colocado en la Batería Napoleón, en la Cabezuela; y que comenzó a disparar sobre Cádiz en la mañana del 15 de diciembre de 181021.

Muerte del general Sénarmont, el coronel Degennes, y el capitán Pinondelle Siete meses y medio después de la llegada de las fuerzas francesas a la bahía de Cádiz, y del inicio de sus actividades de sitio, aún no poseían nada más que la cuarta parte de los medios artilleros que precisaban para una operación tan delicada y compleja, a pesar de la inmensa actividad desarrollada. Entonces, ya existían 49 posiciones fortificadas y armadas con 250 bocas de fuego de todos los calibres. Si bien, como el mismo mariscal Soult señaló, estos grandes trabajos fueron pagados caros con la pérdida de Sénarmont, al que calificó de «oficial de una rara distinción»22. A principios de octubre de 1810, el Comandante en Jefe de la Artillería abandonó Sevilla con el objeto de efectuar una visita de inspección a la bahía de Cádiz. A mediados de mes, escribió desde El Puerto de Santa María al coronel De Camas –ambos eran viejos amigos y camaradas desde la Escuela de Metz–, comentándole que no preveía el término de la misma23. El viernes 26, a las nueve de la mañana, partió de Puerto Real acompañado de su Estado Mayor y del general d’Aboville para acudir a los reductos y las baterías que se habían establecido desde esta villa hasta la extremidad izquierda del caño de Sancti-Petri. A las dos de la tarde, la comitiva llegó 21

22  23

ste obús era del calibre de a 8 pulgadas de París, equivalente a 9 pulgadas, 3 líneas, E 2 puntos, y 2 centésimas de la medida de Castilla. Su ánima poseía siete veces su calibre, y la recámara cónica era capaz de 20 libras de pólvora. Fue colocado sobre cureña de mortero, construida expresamente con gualderas de bronce y teleras de madera. Su peso se elevaba a unas 5.200 libras. SAINT-PIERRE, Louis & Antoinette (ed.): Mémoires su Maréchal Soult. Espagne & Portugal. Paris, Libraire Hachette, 1955; p. 199. MARION, Claude : Mémoire sur le lieutenant-général d’artillerie…, op. cit., p. 29. GIROD DE L’AIN, Maurice: «Les deux Généraux …«, op. cit., p. 453.


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al reducto «Villatte», ubicado en el distrito de Chiclana de la Frontera, en el que se encontraba la más avanzada de sus baterías24. Esta fortificación tenía asignada una guarnición para su defensa de 130 hombres y contaba con 7 piezas de artillería: 2 cañones de a 24, 2 cañones de a 16, 2 cañones de a 8, y un obús de 6 pulgadas25. En aquel momento, se trabajaba en rellenar el parapeto para colocar la batería en barbeta. La noche precedente, se había emplazado en la misma un cañón de a 24 sobre cureña de sitio, que aún no había sido disparado. Sénarmont quiso que se probara la pieza, apuntándose a una lancha cañonera española que se hallaba delante, en posición, en el caño de Sancti-Petri y a unos dos kilómetros de distancia. El disparo fue realizado, pero nadie pudo ver la caída de la bala. Entonces, Sénarmont ordenó cargar otra vez y, con la intención de poder observar la trayectoria del proyectil, se desplazó desde el lugar extremo izquierdo, donde se encontraba, hasta el extremo derecho, para así colocarse a barlovento. En su movimiento, fue seguido por el coronel Degennes –Director General del Parque de Artillería y Comandante del 4.º Regimiento a pie–, y el capitán Pinondelle –de la 2.ª Compañía del 2.º Regimiento de Artillería a caballo, Comandante de Artillería de la División de Dragones de Latour-Maubourg y del reducto «Villatte»–. Los tres se colocaron uno detrás de otro, ante el parapeto delantero que estaba a medio construir. En el mismo instante en que se metía de nuevo fuego a la pieza, los españoles respondieron desde la batería española de «Los Ángeles», situada en la primera línea defensora de la Isla de León26. El humo del propio disparo impidió a los franceses ver el obús de 8 pulgadas que les acababa de lanzar el enemigo, y que alcanzó a los tres artilleros referidos en el lado derecho, desde el pecho hasta la pierna. Luego, el proyectil siguió su trayectoria hasta encajarse en el macizo del parapeto opuesto y estallar sin herir de importancia a nadie más. El general Sénarmont murió en el acto; el coronel Degennes le sobrevivió, inconsciente y sin proferir palabra alguna, alrededor de un cuarto de hora; y el capitán Pinondelle quedó muy grave24

l reducto llevaba el nombre en honor de Eugène Casimir Villatte, general de división E desde el 25 de febrero de 1807, a la sazón Comandante de la 3.ª División de Infantería del 1er. Cuerpo de la «Armée Impériale du Midi en Espagne», que estaba encargada del «attaque de gauche» de la línea francesa. 25  TORREJÓN, Juan & GRUSKA, Anny: «L’héritage de la négligence: les lignes de fortifications de la guerre d’Espagne Dans la baie de Cadix (1810-1812)», en MEYNEN: Nicolas (dir.): Valoriser les Patrimoines Militares. Théories et actions. Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 2010; pp. 189-207. 26  Las fuentes documentales francesas señalan, equivocadamente, que la batería española desde la que se lanzó el obús contra la batería «Villatte» era la de «St. Jacques».


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mente herido, pues el obús le arrancó el muslo derecho27. Los cirujanos que le asistieron juzgaron que no pasaría de aquella noche, pero no falleció hasta el día siguiente a las 11 de la mañana, soportando en todo momento su herida con calma y resignación dignas del mayor encomio. En tan dramática circunstancia, el bravo Pinondelle recomendaba a los apesadumbrados artilleros que le rodeaban, que no se preocupasen por él, sino por la irreparable pérdida ocurrida en la figura de Sénarmont, al que calificaba de «el mejor de los jefes» y «el honor y ornato de nuestra arma»28. La batería de «Los Ángeles», se hallaba ubicada en la salina homónima, al frente del caño de Bocaseca, en el recodo saliente del caño de Sancti-Petri. Su finalidad era la de defender la parte de éste hacia Gallineras, con cuya

Partida de entierro del general Sénarmont, el coronel Degennes y el capitán Pinondelle. Parroquia de San Juan Bautista de Chiclana de la Frontera 27

28

ICENNES. Archives de l’Artillerie. Journal de siège de Cadix (1810-1811). 3 V W 157: «Rapport des opérations de l’artillerie devant Cadix depuis le 16 octobre jusqu’au 1er. Novembre 1810». Por su brillante reputación, el coronel Degennes no habría tardado en convertirse en uno de los más distinguidos generales de Artillería. Lo extraordinario del suceso se acrecienta cuando, desde hacía más de cuatro meses, los españoles disparaban diariamente sobre esta batería, sin haber producido hasta entonces ni un hombre muerto.


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batería cruzaba sus fuegos, y batir el Molino Nuevo que se hallaba distante a medio tiro de cañón, así como el caño de Bocaseca, el Molino de Santa Cruz, y la batería enemiga de la izquierda de Chiclana de la Frontera («Villatte»); además de oponerse a cualquier desembarco que se intentase por los caños de Bocaseca, de la Borriquera y otros contiguos. En aquél momento, estaba guarnecida con 3 cañones de a 24, 4 cañones de a 8, y 2 obuses de 9. Todas las piezas eran de bronce29. La noticia de lo ocurrido en el reducto «Villatte» se propagó rápidamente entre los sitiadores, quienes quedaron profundamente consternados. De un solo y funesto disparo, desaparecían tres oficiales de la mayor distinción; en particular el primero, que ocupaba uno de los principales empleos del Cuerpo y estaba llamado a las más altas responsabilidades en el servicio. Aquél que había arrostrado tan valerosamente los mayores peligros en batallas memorables, había caído a los 41 años y medio de edad en una acción banal, víctima del acierto de los artilleros españoles. Charles d’Agoult describió lo sucedido en sus Mémoires, pero su relato es más anecdótico que fidedigno. Refiere que el general llegó de improviso al reducto «Villatte» y que encontró a los artilleros descansando, lo que le sorprendió. El capitán Pinondelle le expuso que existía una especie de acuerdo tácito con el enemigo, por el cual cada día y en las horas de mayor calor, el fuego cesaba por ambas partes. Sénarmont no admitió los motivos de esta tregua y ordenó que comenzase el fuego30. El acta de defunción de Sénarmont fue redactada a mediodía del sábado 27 de octubre de 1810 en El Puerto de Santa María, firmada por Jacques Martin-Chausserouge, Sub-inspector, quien ejerció funciones de Inspector de Revistas del 1er. Cuerpo, y recogió la declaración sobre la muerte y sus circunstancias, efectuada conjuntamente por Augusto Gabriel D’Aboville, general de brigada y Comandante de la Artillería del 1er. Cuerpo del Ejército; François Berge, coronel Jefe del Estado Mayor General de la Artillería del Ejército del Sur en España; y Jean Baptiste Marie Pastoureau, capitán adjunto de Estado Mayor31. En la misma fecha, 29

ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Diversos-Colecciones, 120, N2: «Idea general de las obras de defensa de la Rl. Isla de León», por el Comandante General de Ingenieros Manuel Zappino, en 13 de noviembre de 1810. 30  D’AGOULT, Charles (Colonel comte): Mémoires. [s.l.], Mercure de France, 2001; p. 126. El autor, que era entonces oficial del 4.º Regimiento de Dragones, con guarnición en Vejer de la Frontera, compró un caballo en la venta que se produjo de los bienes del capitán Pinondelle tras su muerte. 31  VICENNES. Archives de l’Artillerie. 1 VN 13. C8: «Armée d’Espagne. Premier Corps. Acte de Décès. Alexandre Antoine Hureau Baron de Senarmont».


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fueron redactados los informes sobre las pérdidas de Sénarmont y sus compañeros, para ser enviados a Paris. El del Duque de Dalmacia, datado en Jerez de la Frontera, fue dirigido al Ministro de la Guerra, Duque de Feltre, en los términos siguientes: «El ejército conocerá con dolor que el Sr. General de División Senarmont, Comandante en Jefe de la Artillería del Ejército, ha finalizado su carrera delante de Cádiz. Este digno y respetable general, cuyo nombre se encuentra unido a los más memorables hechos de armas de la guerra, fue a visitar las formidables obras de fortificación que el 1er. Cuerpo ha levantado, cuando un obús lanzado por una batería le ha alcanzado en el pecho. El mismo disparo ha derribado también al Sr. Coronel Degennes, director general de los parques de artillería y al Sr. Capitán Pinondelle, ambos oficiales muy distinguidos. El Emperador lamentará ciertamente la pérdida del Sr. General Senarmont. S. M. no tenía un sujeto que llevase al ejercicio de sus deberes una dedicación más absoluta. Todos sus pensamientos estaban dirigidos hacia el servicio, la gloria de las armas imperiales, y el perfeccionamiento de la ciencia en el ilustre cuerpo en el que era uno de los principales jefes [ ] El corazón del General Senarmont será embalsamado, para ser enviado a Francia y puesto a disposición del Emperador [ ]»32. El informe del general d’Aboville fue remitido, desde Puerto Real, al general Songis; a quien también le dirigió el suyo el coronel Bergé desde el Cuartel General en Jerez de la Frontera. D’Aboville describió cómo se encontraba cerca de Sénarmont cuando ocurrió el fatal suceso, y que había caído a sus pies. También expresaba sus sentimientos sobre el que había sido su jefe, con expresiones tales como: «¡Qué pérdida para el Ejército, particularmente para la Artillería»!, «He perdido en él a mi mejor amigo». Bergé fue el que detalló más pormenorizadamente el desventurado acaecimiento, y calificó a Sénarmont como «el más distinguido oficial del

32

ARION, Claude: Mémoire sur le lieutenant-général d’artillerie…, op. cit., pp. 99– M 100 ; GIROD DE L’AIN, Maurice: «Les deux Généraux ...», op. cit., pp. 455-456. La carta del mariscal Soult fue publicada, en inglés en Cobbett’s Political Register, vol. XVIII. Londres, T. C. Hansard, 1810; columnas 1180-1181


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Cuerpo de Artillería, que verosímilmente no sería reemplazado en mucho tiempo» 33. Los restos mortales de Sénarmont, Degennes y Pinondelle fueron trasladados desde el reducto «Villatte» a la villa de Chiclana de la Frontera para rendírseles en la misma los honores debidos a sus grados y recibir sepultura según el rito católico34. El corazón del general fue separado del cuerpo, en conformidad con lo ordenado, y embalsamado por Antonio Laurent Apollinaire Fée, entonces un joven oficial de Farmacia destinado en Chiclana de la Frontera, que alcanzó a ser un botánico y farmacéutico muy reputado35. El coetáneo Conde de Maule, cuya obra se ha utilizado en ocasiones como fuente bibliográfica sobre el asunto, trata la muerte de Sénarmont –al que nombra «Chalarmont»– con errores e imprecisiones36.

Cortejo fúnebre El domingo 28 de octubre, el 1er. Cuerpo del Ejército rindió los honores a los artilleros fallecidos, en conformidad con el programa aprobado por el mariscal Victor, quien designó al general de división Villate para presidir la ceremonia37. Éste se dirigió a las nueve y media de la mañana a la casa de Retortillo, donde habían sido velados los cadáveres, y en la que ya se encontraban el general de división Lery, Comandante en Jefe 33

INCENNES, Archives de l’Artillerie, 3W157. D’Aboville narraba cómo se enconV traba cerca de Sénarmont cuando ocurrió el fatal suceso y que éste había caído a sus pies. También expresaba sus sentimientos sobre el que había sido su jefe, con expresiones como: «¡Qué pérdida para el Ejército, particularmente para la Artillería», y «He perdido en él a mi mejor amigo». 34  ARCHIVO DE LA PARROQUIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE CHICLANA DE LA FRONTERA, Libro de Entierros n.º 14, fol. 41: «(Al margen) Oficiales de Artillería. (En el texto) En la Villa de Chiclana de la Frontera, en veinte y ocho días del Mes de octubre de mil ochocientos y diez, se enterraron en la Hermita de Santana, extra Muros de esta Villa, los Cadáveres de un General, un Coronel y un Capitán todos Gefes de la Artillería del Exercito Frances, qe. fueron muertos en el Fuerte de Sn. Christoval (sic) por una Bomba despedida de las Baterías de la Rl. Isla de Leon. Dn. Nicolás Martínez (firma y rública). (Al pie) El General se llamava Señor Senarmont El Coronel Dejennon, y el Capitan Pinondel. Comandantes de todo el Exercito del medio dia de España, en Andalucia». 35  FÉE, Antoine L. A.: Souvenirs de la Guerre d’Espagne, dite de l’Indépendance. Paris, Veuve Berger-Levraut et Fils, 1856; p. 94. 36  CRUZ BAHAMONDE, Nicolá (Conde de Maule): Viage de España, Francia é Italia. Cádiz, Imprenta de D. Manel Bosch, 1813; Tomo Décimo-quarto, pp. 59-60. 37  El general Marion afirma, erróneamente, que los honores fúnebres fueron rendidos en El Puerto de Santa María. Vid.: MARION, Claude : Mémoire sur le lieutenant-général d’artillerie…, op. cit., p. 100.


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de Ingenieros del Ejército de España; el general de división Latour-Maubourg, Comandante de Dragones del 1er. Cuerpo; el general de brigada d’Aboville, Comandante de la Artillería del 1er. Cuerpo; el general de brigada Garbé, Comandante de Ingenieros del 1er. Cuerpo; el general de brigada Barrois; el general de brigada Cassagne; el general de brigada Laplane; el general de brigada Lefol; el general de brigada Pécheux; la comisión del Estado Mayor General del 1er. Cuerpo del Ejército; el Estado Mayor General de la Plaza; la comisión de la Artillería; la comisión de Ingenieros; las comisiones de la 1.ª, 2.ª y 3.ª Divisiones de Infantería; la comisión de la División de Dragones; además de la Administración Civil y la Guardia Cívica de Chiclana de la Frontera. El Regimiento 27 de Infantería ligera y el Regimiento 63 de Infantería de línea se hallaban bajo las armas, dispuestos para efectuar la escolta. A las diez de la mañana, la artillería efectuó una salva de cinco disparos de cañón, y la tropa una descarga general de fusilería. Seguidamente, se puso en marcha el cortejo fúnebre –organizado en cortejo militar, cortejo religioso, cortejo de duelo, y cortejo de honor–, en dirección a la Iglesia

Casa de Retortillo, donde fueron velados los cadáveres del general Sénarmont, el coronel Degennes y el capitán Pinondelle. Chiclana de la Frontera


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de San Telmo, pasando por las calles de las Huertas, Larga, Plaza Mayor, Huerta Chica, y Plaza del Puente38. El cortejo militar lo abrió un piquete de Caballería seguido del Regimiento 27 de Infantería ligera, comandado por el general de brigada Cassagne. Detrás, marcharon un destacamento de artillería a pie; otro destacamento de artillería ligera, con dos piezas de a 4, un obús, y sus furgones; y un destacamento de zapadores de Ingenieros, teniendo al frente a su Estado Mayor precedido de su cuerpo de tambores y músicos. El cortejo religioso, que marchaba tras el cortejo militar, estuvo integrado por todo el clero de la villa de Chiclana de la Frontera y las diferentes cofradías. El cortejo de duelo se halló precedido por la música del Regimiento 95 de Infantería. Le seguían el cuerpo del general Sénarmont, transportado por seis suboficiales de Artillería, con las esquinas del paño mortuorio sujetadas por los generales de división Lery y Latourg-Maubourg, y los generales de brigada Garbé y Barrois; el cuerpo del coronel Degennes, llevado por seis cabos y brigadieres de Artillería, con cuatro coroneles sosteniendo los picos del paño fúnebre; y el cuerpo del capitán Pinondelle, transportado por seis artilleros de la Artillería a caballo, sustentando las esquinas del paño de luto cuatro capitanes. Coroneles y oficiales de Artillería seguían inmediatamente a cada uno de los féretros. Una Compañía de Carabineros del Regimiento 27 de Infantería ligera, y una Compañía de Granaderos del Regimiento 63 de línea, marcharon en fila a la derecha y a la izquierda el cortejo de duelo. Después, y precedido de la música del Regimiento 94 de Infantería ligera, transitó el cortejo de honor, que estuvo compuesto por el Estado Mayor de la 3.ª División, diferentes comisiones del Ejército, empleados de la Administración, oficiales de la Sanidad Militar, autoridades civiles, y la Guardia Nacional de Chiclana de la Frontera. Cerró el cortejo fúnebre el Regimiento 63 de Infantería de línea, teniendo a la cabeza a su Plana Mayor, precedido de sus zapadores y de su cuerpo de tambores y músicos.

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Para conocer las correspondencias con el callejero actual, remito a: MELÉNDEZ BUTRÓN, Manuel & YESTE SIGÜENZA, Fco. Javier: Calles y plazas de Chiclana de la Frontera (nomenclatura histórica desde 1700). Chiclana de la Frontera, Fundación Viprén, 2006.


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Ceremonia religiosa en el templo Cuando llegó la comitiva a la iglesia de San Telmo, los tres cuerpos fueron depositados sobre un catafalco elevado, que había sido dispuesto al efecto y cuyas gradas se hallaban cubiertas por un gran número de candelabros. Sobre los tejidos de terciopelo bordados en oro que recubrían los féretros, se colocaron las armas y los signos distintivos de los grados de los difuntos. Los oficiales generales, los coroneles y todos quienes compusieron el cortejo de honor, ocuparon en el templo los lugares correspondientes, según lo contemplado en el «Décret Impérial relatif aux céremonies publiques, préséances, honneurs civils et militaires» (24 messidor An XII – 13 de julio de 1804). El altar y la nave de la iglesia fueron revestidos de paño negro, y las águilas de los regimientos, a las que les fueron colocados crespones de luto, estuvieron a la entrada del coro. Todo el clero rodeó el altar mayor, y detrás del mismo se situaron el chantre y la música religiosa, mientras que la música militar fue colocada enfrente y debajo del órgano. Un servicio solemne fue celebrado, y misas particulares fueron dichas en las capillas laterales durante todo el tiempo que el oficio duró. A la finalización de la ceremonia, se efectuó un tiro de cañón y la Infantería hizo una descarga de todas sus armas.

Entierro y últimos honores Reunido de nuevo, el cortejo fúnebre se puso de inmediato en marcha, encaminándose hacia el Fuerte de Santa Ana, situado en un cerro junto a la villa de Chiclana de la Frontera, donde existía de tiempo atrás una capilla con tal advocación. Se observó el mismo orden que el seguido para llegar al templo, y se transitó entonces por las calles de San Telmo, de la Pescadería, Real, Plaza de las Religiosas, y de Braque. Una vez que toda la comitiva hubo llegado a Santa Ana –donde una bandera negra fue colocada en el chapitel de la capilla–, el clero efectuó las últimas preces. Seguidamente, los cadáveres fueron depositados en su interior, en una misma fosa que se excavó a propósito, de tres varas de largo, tres de ancho y dos de profundidad: primero, el del general Sénarmont; a su derecha el del coronel Degennes; y a su izquierda el del capitán Pinondelle. A continuación, habló a todos el general de brigada Cassagne, quien había sido designado para expresar los sentimientos del Ejército hacia el general fallecido (ANEXO II). A renglón seguido, se dirigió a los concurrentes el general de división Villatte, manifestando la consternación existente y deplorando tan sensibles


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pérdidas (ANEXO III)39. Finalizado este discurso, las llaves de los féretros y el corazón del general Sénarmont fueron entregados al coronel Bergé; se dispararon cinco tiros de cañón; y toda la tropa efectuó una descarga de fusilería, desfilando luego delante de la fosa40. En la misma jornada, mientras las armas francesas efectuaban tan luctuosa ceremonia, las fuerzas españolas y sus aliadas británicas y portuguesas disfrutaron de una jornada de júbilo para celebrar los éxitos del general Enrique O’Donnell en Cataluña, formando en la Real Isla de León, de once a doce de la mañana, una brillantísima línea de tropas, y realizando tres descargas de artillería y fusilería41. El mariscal Soult designó al general d’Aboville para reemplazar provisionalmente a Sénarmont, hasta que el Emperador cubriese en propiedad la vacante. El Ejército Imperial llevó duelo durante un mes, y el Fuerte de «Sainte Anne» fue denominado a partir de entonces «Fort Sénarmont».

Honras fúnebres en Paris. Su corazón, depositado en el Panteón La noticia de lo ocurrido en la batería Villatte llegó pronto a Paris, donde fue dada a conocer al público42. También se recogió en la prensa británica, destacándose que éste fue el suceso más señalado de los ocurridos en el sitio de Cádiz durante la segunda mitad del año43. El 4 de diciembre de 1810, el Emperador hacía saber al Ministro de la Guerra su parecer sobre la conveniencia de que la Artillería efectuara un servicio religioso a Sénarmont y que, en esta ceremonia alguien se encargara de efectuar una oración fúnebre, con el fin de poderla incluir en Le Moniteur44. Pocos días después, el general 39  40

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mbas disertaciones se publican en el presente trabajo por vez primera. A VINCENNES, Archives de l’Artillerie, 3W157. «Procès verbal des honneurs fúnebres rendís au Général de division Senarmont Commandant en Chef l’artillerie de la’armée d’Espagne, le 28 octobre 1810, d’après la ordre de S. Ex. M. le Maréchal d’Empire Duc de Bellune, Commandant en Chef le 1er. Corps de l’Armée Impériales du midi en Espagne, en date du 27 du même mois de la même année». El Puerto de Santa María, 3 de noviembre de 1810. El Conciso, 30 de octubre de 1810, Suplemento al n.º XXXVI, p. 172. El mismo periódico recogió el siguiente 12 de noviembre –n.º XLIII, p.208– la noticia de la muerte de Sénarmont, pero llena de imprecisiones, entre ellas las de llamarlo «Clermond» y localizar el hecho en el fuerte de Santa Catalina. Mercure de France, Tome quarante-cinquième. Paris, Arthus-Bertrand, 1810; p.222. The Edinburgh Annual Register. Edinburgh, Printed by James Ballantyne and Es., 1810; p. 507. En la información se comete el error de señalar que el proyectil que alcanzó a Sénarmont, Degennes y Pinondelle, fue lanzado desde una embarcación. Correspondance de Napoléon Ier. Paris, Plon & Dumaine Éditeurs, 1867, Tome vingt et unième; p. 301.


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Songis escribió al general d’Aboville acusando recibo de la información y manifestándole sus sentimientos por la pérdida del Comandante General de la Artillería en España, de quien opinaba que dejaba una memoria que sería largamente querida por sus compañeros de arma, y una reputación que les serviría de ejemplo. Tras la inhumación, el corazón embalsamado del general permaneció algún tiempo expuesto en la capilla de Santa Ana, hasta que fue trasladado a Paris. El encargado de hacerlo fue su cuñado Othon Hufty –capitán de Artillería que había desempeñado funciones de su ayudante de campo45–, que estuvo acompañado por el artillero Théodore Joran, cuya familia era de Dreux y al que Sénarmont había destinado a su servicio particular. El 5 de junio de 1811, se celebró en la iglesia de Santo Tomás de Aquino un servicio religioso muy solemne en el que pronunció un elogio fúnebre el general Conde de Lariboisière, Primer Inspector General de la Artillería –sucesor del general Songis–, destacando las virtudes de Sénarmont, su talento y los grandes servicios que había rendido a la patria46. Seguidamente, y según lo decretado por el Emperador, el corazón fue llevado a Santa Genoveva (El Panteón)47�, en cuya cripta se sepultaban los grandes servidores del Estado, y depositado en el interior de una urna de mármol, bajo la cual se gravó la inscripción siguiente: COEUR D’ALEXANDRE-ANTOINE HUREAU DE SENARMONT, GÉNÉRAL DE DIVISION, INSPECTEUR GÉNÉRAL D’ARTILLERIE, BARON DE L’EMPIRE, COMMANDANT DE LA LÈGION D’HONNEUR, CHEVALIER DE LA COURONNE DE FER; NÉ Á STRASBOURG DÉPARTEM. DU BAS-RHIN, LE XXI AVRIL M.DCCLXIX. TUÉ DEVANT CADIX, LE XXVI OCTOBRE M.DCCCX.

En la villa de Dreux, también se celebró otro servicio religioso con oración fúnebre, en honor de su ilustre ciudadano. En el muro de la capilla de Notre Dame de Pitié, de la iglesia de Saint-Pierre, fue colocada una lápida de mármol negro, consagrada a la memoria de los generales Alexandre-François y Alexandre-Antoine Hureau de Sénarmont. El Consejo General del Departamento de Eure-et-Loir determinó, en 1811, 45

urió con el mismo grado en la batalla de Leipsig (16 al 19 de octubre de 1813), el M mayor enfrentamiento armado de todas las guerras napoleónicas. 46  Fue insertado en el Moniteur n.º 159, del 14 de junio de 1811, p. 301 y ss.; y publicado más tarde por GIROD DE L’AIN, Maurice: «Les deux Généraux ...», op. cit., pp. 459-462. 47  OUIN-LACROIX, Charles: Histoire de l’Eglise Ste.-Geneviève, Patronne. Paris, Sagnier et Bray, Libraires-Éditeurs, 1852; p. 107: «Quatrième Caveau à droite. Coeur d’Alexandre-Antoine Hureau de Sénarmont».


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levantarle un monumento fúnebre en la catedral de Chartres, como Presidente de por vida que había sido de su Colegio electoral; pero la intención no fue llevada a cabo. El nombre de Sénarmont figura en el Arco de Triunfo de Paris, pilar oeste, y un busto suyo fue realizado en 1844, en mármol blanco, por el escultor Antoine Laurent Dantan (1798-1878). De factura muy académica, se encuentra en el Museo de Versalles, en la galería de los oficiales generales muertos en el campo de batalla –«Galerie des Batailles»–. Existe un vaciado en yeso del mismo en el Museo de Arte e Historia Marcel Dessai de Dreux, que fue donado a la ciudad por Amédée de Sénarmont en 1846. La gran-cruz que figura en su uniforme le fue otorgada por el Gran Duque de Baden, pero Napoleón le prohibió llevarla. En lo tocante a su vida familiar, ha de reseñarse que Sénarmont se desposó con Marie-Josèphe-Henriette-Rosalie Hufty el 24 de noviembre de 1793, de la que tuvo dos hijos: un varón –Alexandre Hippolyte– y una hembra –Henriette Desirée–. La viuda –que gozó de una pensión anual y vitalicia sobre el Tesoro Imperial de 6.000 francos, otorgada por el Emperador el 4 de diciembre de 1810– falleció en Paris el 24 de mayo de 1815, a la edad de 41 años, en su domicilio de la calle de la Universidad n.º 20, 10.º distrito. A su muerte, el hijo era subteniente en el 1er. Regimiento de Cazadores a Caballo, y la hija quedó bajo la tutoría de su tío Amédée de Sénarmont.

Los restos mortales de Sénarmont y sus compañeros Cuando los invasores napoleónicos se retiraron del sitio de la bahía de Cádiz el 25 de agosto de 1812, las tropas españolas y aliadas que se hallaban en los puestos avanzados recibieron la orden de ponerse en marcha, ocupar las posiciones abandonadas por el enemigo, e iniciar inmediatamente sus demoliciones. Dos días después, el reducto de la falda del cerro de Santa Ana y su fuerte aún continuaban ardiendo. En el siguiente, ya se había comenzado a derribar el reducto de la derecha, y esta labor fue continuada en las jornadas sucesivas, extendiéndola al reducto de la falda y al mismo fuerte. Al invadir de nuevo España el Ejército francés en 1823, al mando del Duque de Angulema, Amédée de Sénarmont escribió al teniente general Tirlet, Comandante Superior de la Artillería del mismo, solicitándole información sobre el estado de la sepultura de su hermano en la capilla de Santa


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Urna funeraria que contiene el corazón embalsamado del general Sénarmont. Panteón de Paris

Ana48. Tirlet le respondió que, tras la retirada de las tropas francesas en agosto de 1812, los españoles la habían violado, y que el insensato populacho había esparcido al viento sus restos, de los que nada se hallaba. Ante la imposibilidad, pues, de repatriarlos a Francia, Tirlet encargó a un oficial de Artillería que le efectuase un dibujo de la capilla en la que Sénarmont había sido enterrado y de incluir en el mismo el plano de la batería en la que recibió el disparo mortal49.

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irlet, amigo y compañero de Sénarmont, era un veterano de la Guerra de la Península. T A las órdenes del mariscal Massena hizo la desastrosa campaña de Portugal al mando de la artillería del 2.º Cuerpo. En la batalla de los Arapiles (22 de julio de 1812), fue el Comandante en Jefe de la misma. Sus acertadas disposiciones, en relación a las baterías de reserva, hicieron que se frenara la persecución de las tropas británicas y que los franceses escapasen de una completa catástrofe. Regresó a España en 1823, para participar en una empresa que le repugnaba. Importantes fueron sus disposiciones en el ataque a la bahía de Cádiz, que significó el desenlace de la campaña. MICHAUD, J. F.: Biographie Universelle Ancienne et Moderne. Paris, Chez Beck Libraire-éditeur, 1857 ; T. 84, pp. 156-157.


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ANEXO I REAL FÁBRICA DE ARTILLERÍA DE SEVILLA. FUNDICIONES CORRESPONDIENTES A LOS MESES DE ENERO A OCTUBRE DE 1810 FECHA 1810. Enero, 12. 1810. Enero, 12. 1810. Enero, 12. 1810. Enero, 12. 1810. Enero, 12. 1810. Enero, 12. 1810. Enero, 19. 1810. Enero, 19. 1810. Enero, 19. 1810. Enero, 19. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Enero, 30. 1810. Marzo, 6. 1810. Marzo, 6. 1810. Marzo, 6. 1810. Marzo, 6. 1810. Abril, 21. 1810. Abril, 21. 1810. Abril, 21. 1810. Abril, 21. 1810. Junio, 2. 1810. Junio, 20. 1810. Junio, 22. 1810. Junio, 30. 1810. Julio, 3. 1810. Julio, 5. 1810. Julio, 6. 1810. Julio, 9. 1810. Julio, 10. 1810. Julio, 12. 1810. Julio, 13. 1810. Julio, 14. 1810. Julio, 24. 1810. Julio, 24. 1810. Sept., 11. 1810. Sept., 11. 1810. Sept., 11. 1810. Sept., 11. 1810. Oct., 1. 1810. Oct., 1.

N.º DE LA PIEZA 7305 7306 7307 7308 7309 7310 7311 7312 7313 7314 7315 7316 7317 7318 7319 7320 7321 7322 7323 7324 7325 7326 7327 7328 7329 7330 7331 7332 7333 7334 7335 7336 7337 7338 7339 7340 7341 7342 7343 7344 7345 7346 7347 7348 7349 7350 7351 7352 7353 7354 7355 7356

TIPO DE PIEZA Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Cañón de a 4 corto Cañón de a 4 corto Cañón de a 4 corto Cañón de a 4 corto Cañón de a 4 corto Cañón de a 4 corto Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Obús de a 7 Cañón de a 24 Cañón de a 24 Cañón de a 16 Cañón de a 16 Cañón de a 24 Cañón de a 24 Cañón de a 16 Cañón de a 16 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Obús de a 12 Mortero de a placa Mortero de a placa Cañón de a 24 Cañón de a 24 Cañón de a 16 Cañón de a 16 Mortero de a placa Mortero de a placa

PROCEDENCIA DEL COBRE Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto Riotinto América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) América (Lima) -


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ANEXO II DISCURSO DEL GENERAL DE BRIGADA CASSAGNE «Messieurs, La triste cérémonie qui nous rassemble est bien pénible à nos coeurs, mais elle devient un devoir sacré qu’il nous importe de remplir. Si j’avais à vous peindre toutes les vertus du Général dont vous pleurez la mort, cette entreprise serait au dessus de mes forces ; le tableau qui doit exciter un si noble intérêt demande un pinceau plus habile. Que puis-je vous dire, MM., que vous ne sachiez déjà mieux que moi? Je viens confondre mes larmes avec les vôtres. Interprète de vos sentiments, j’adresserai vos éternels adieux à ce chef que la plus cruelle des fatalités vient d’enlever à nos espérances. Telle est l’immuable destinée ; l’homme s’arrête et tombe au moment où il croit prendre son plus brillant essor : pour user de la parole sacrée, je dirai que ses jours ont passé comme l’ombre. Doué d’un talent supérieur, le Général Sénarmont eut de bonne heure sa place marquée dans l’artillerie: dans cette arme si méritante et dont la patrie compte tous les jours de nouveaux et signalé services. Il était fils d’un officier Général distingué dans le Corps de l’artillerie, et il entra, à l’âge de quinze ans, dans la carrière que son père avait si brillamment parcourue. Chaque circonstance de la guerre que le général fît avec tant d’ardeur, donnait un nouvel éclat à la gloire qu’il devait acquérir. Il courut sa carrière avec une noble intrépidité: elle lui promettait un long cours de prospérités. Il avait justifié la haute opinion qu’avaient fait concevoir ses profondes connaissances. Dès le 15 prairial an 2, le Général Sénarmont fit connaître ce qu’il serait un jour. Il leva le pont jeté sur la Sambre près de Marchiona, sous le feu le plus meurtrier et malgré la fuite de ceux chargés de cette importante opération. Le général en chef lui témoigna sa satisfaction par l’ordre de l’armée. Parvenu aux premiers grades, il ne fit qu’ajouter à son mérite, à l’estime qu’il savait commander, à la confiance qu’il avait toujours inspirée. S’il parlait le langage de l’autorité, il le faisait avec cette affabilité marquée, cette grâce particulière qui lui gagnaient tous les cœurs et qui persuadaient mieux que la force et la contrainte. Brave comme ceux qu’il conduisit si souvent à la victoire, il se montra constamment digne d’être leur chef, mais ses actions se rapportaient sans


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cesse à son pays qu’il chérissait, à l’auguste Empereur dont il était idolâtre. Vous fûtes, MM., témoins des hauts faits du Général Sénarmont dans les Campagnes de Sambre et Meuse, d’Italie, d’Autriche, de Prusse et de Pologne. Son nom est attaché aux Batailles de Fleurus, de Marengo, d’Austerlitz, d’Iéna et d’Eylau. Dans toutes ces journées, ses dispositions aussi savantes que hardies ont excité votre admiration : vous êtes encore pleins de la journée de Friedland, de cette brillante victoire due au génie de Napoléon; vous vous rappelez avec orgueil que votre souverain utilisa votre courage, mais vous n’oubliez pas que l’artillerie que dirigeait son intrépide Général, seconda puissamment vos efforts. Dans cette heureuse circonstance le Général Sénarmont fixa l’attention particulière de l’Empereur. Je ne saurai rien ajouter à cet éloge. Je ne puis néanmoins me dispenser de vous parler de la part active que ne cessa de prendre le général à la guerre d’Espagne. Le siège de Madrid lui valut de nouvelles récompenses ; il voulut les mérites encore aux batailles d’Uclés, de Talavera, d’Almonacid et d’Ocaña. Respectable Maréchal d’Empire qui commande le 1er Corps, votre grande sensibilité n’a pu vous rendre témoin de cette pompe funèbre: vos constantes sollicitudes pour l’armée vous assurent de son amour. Au premier bruit de la calamité publique, vous avez partagé la douleur de ceux dont vous partagez depuis longtemps les dangers et les fatigues. C’est de votre bouche que sortirait avec Majesté la vérité que je dois faire entendre. Vous donnâtes un nouveau jour au mérite de celui qui sut gagner votre confiance; vous lui payeriez dignement un juste tribut d’éloges; il se montra reconnaissant à vos bontés; il acquit des droits à votre bienveillance ; il combattait à vos côtés, il exécutait fidèlement vos ordres ; il fut digne de s’associer à votre brillante destinée. C’est en venant satisfaire à ses obligations les plus importantes que le général Sénarmont a trouvé la mort des braves. En payant sa dernière dette, il semble qu’il ait aussi voulu s’acquitter envers l’amitié. Il a vu son compagnon d’armes qu’une suite de longs rapports et une conformité dans les goûts et le caractère lui faisaient préférer; c’est avec ce collègue, dans l’épanchement de son cœur, que portent ses regards vers la France, il a parlé de ses affections les plus chères… de sa famille… de son épouse… quelle perte pour une âme sensible… elle est irréparable… Cette perte est également grande pour l’armée; elle sera vivement sentie par ses amis et tous ceux qui le connurent.


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MM., donnons des regrets à la mémoire que nous saurons honorer. Jetons des fleurs sur la tombe où reposent trois braves qu’un grand zèle animait. Ils ont été frappés d’un seul coup de ces foudres, que, pour la gloire de nos armes, ils lancèrent à tant de batailles. Un même sort les unit. Puisque nos larmes ne peuvent les rendre à la vie, jurons de venger leur mort. Le souvenir de ce qu’ils ont fait nous rappelera ce qui nous reste à faire. Lorsque le signal sera donné, nous irons punir ces insulaires des maux causés par la guerre qu’ils perpétuent».


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ANEXO III ALOCUCIÓN DEL GENERAL DE DIVISIÓN VILLATTE «MM, La cérémonie funèbre ordonnée par notre Général en Chef, S. Ex. M. le Maréchal d’Empire Duc de Bellune, est terminée. Je n’ajouterai rien à ce qu’a dit de vrai et de touchant M. le général Cassagne. Je n’ajouterai rien aux éloges si mérités qu’il vient d’adresser au brave et estimable camarade dont nous déplorons tous la perte. Notre Auguste Empereur perd en lui un sujet aussi dévoué que fidèle, l‘armée un des ses plus intrépides soldats, l’artillerie un chef distingué et nous tous, Messieurs, un véritable ami. Donnons des larmes et des regrets à ces trois braves qu’un même coup, qu’une fatalité inconcevable vient de nous enlever ; mais en déplorant un si fâcheux événement, pensons, MM., pensons que leur gloire est immortelle; la célébrité ne commence réellement que quand la vie cesse. Nous voyons ici les restes inanimés de ces trois vaillants, s’ils ne peuvent plus acquérir de nouveaux triomphes, leurs mânes se sont réunis à ceux de tant d’autres héros qui, comme eux, ont combattu pour la Patrie et pour leur Prince: ils jouissent maintenant de la paix et du bonheur éternel. Leur mémoire vivra sans cesse parmi nous; car quelle fin plus glorieuse peut désirer celui que sa destinée a placé dans la carrière des armes? Je dois rappeler ici les derniers mots de l’intrépide Pinondelle. Les canonniers qui l’aimaient pleuraient à l’entour de lui et tous s’empressaient à le secourir. «Allez mes enfants ce n’est pas de moi dont vous devez vous occuper, c’est de la perte irréparable que vous venez de faire. Pleurez le meilleur des chefs, il était votre père et votre ami; il était l’honneur et l’ornement de notre arme». Ces paroles, MM., vous caractérisent parfaitement le coeur de ce digne officier qui, ainsi que le colonel Degennes, jouissant d’une réputation justement acquise. Une même tombe les rassemble; un monument sera incessamment placé pour éterniser leurs faits d’armes et rappeler sans cesse leurs vertus privées et militaires. Le voyageur étonné y verra comment ils ont terminé une vie qui pouvait être encore si longue et si utile; il y verra nos regrets et il mêlera ses larmes à celles que nous répandons en ce moment».


EXTREMADURA Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN 1811 PUNTUALIZACIONES Juan José SAÑUDO BAYÓN1

L

a muy actual tendencia a potenciar el localismo, conlleva la pérdida de perspectiva, imprescindible para el adecuado conocimiento de la historia y consiguiente comprensión de las actitudes de sus protagonistas, todo ello en olvido de la muy reiterada recomendación de Polibio de Megalópolis, padre de la Historia Universal, en el exordio de su obra, siglo y medio a.d.J.C.: «No hay profesión más apta para la instrucción del hombre que el conocimiento de las cosas pretéritas», y «que por las partes se forme idea del todo es fácil; pero que se alcance una ciencia y conocimiento exacto es imposible.»

CONSIDERACIONES PREVIAS Intentaremos no persistir en el error y aunque con la necesaria brevedad, vamos a buscar el origen de los hechos, en un país tan lejano como los Estados Unidos de Norteamérica. Entre 1775 y 1783 tiene lugar la guerra de la independencia de los EEUU, tras una larga disputa por razón de los impuestos con Gran Bretaña. 1

oronel de Infantería ®. C Mi agradecimiento a D. José Manuel Guerrero, D. Jesús Maroto y D. José María Espinosa de los Monteros, miembros del Foro para el Estudio de la Historia Militar Española, por su imprescindible colaboración en este trabajo.


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Para conseguir su independencia, carente de una dinastía real, deben oponer una forma de gobierno nueva y diferente a la universalizada de monarquías más o menos absolutas. En consecuencia se recurre a un gobierno presidencialista y parlamentario, sujeto a la voluntad popular, mediante el sufragio y la libertad de expresión, que entre otros conforman los derechos humanos, recogidos en la Virginia Bill of Rights de 1776, frontalmente opuestos a la subordinación al buen rey Jorge, por la gracia de Dios. En 1778 Francia entra en la guerra a favor de los sublevados y empeña su flota y Ejército, pero también su hacienda, que se va a sentir irremediablemente dañada. En el transcurso de la guerra, oficiales y soldados franceses, entran en contacto con el nuevo ideario político. Nombres tan conocidos después, como el marqués de Lafayette o Bertier, que será el jefe del cuartel general de Napoleón, toman parte en el conflicto. El 5 de septiembre de 1781, en la bahía de Chesapeake, la flota francesa obtiene una pequeña victoria naval sobre la británica, pero de enorme repercusión estratégica2. El ejército británico queda bloqueado en Yorktown y el 19 de octubre debe capitular. El ejército francés regresa a su país, con la victoria en sus mochilas y las nuevas ideas políticas en sus cabezas. En 1783, Paz de Versalles, en Francia, «Las críticas al régimen aumentan. Tertulias, cafés, clubs y logias masónicas se convierten en centros del partido patriótico, formado por nobles, eclesiásticos y burgueses liberales (Lafayette, Mirabeau, Felipe de Orleans, Talleyrand, Sieyes y otros).»3 Las dificultades económicas del pueblo francés, las ambiciones personales de unos, los ideales exacerbados de otros y la insatisfacción de muchos, ante la ineficacia de las medidas económicas que recuperen la economía nacional, llevan al asalto de la Bastilla (Prisión del Estado) en Paris, el 14 de julio de 1789. El 26 de agosto se proclaman los Derechos del hombre, inspirados en la Virginia Bill. El 21 de enero de 1793 se ejecuta al rey Luis XVI. Entretanto a finales de 1792, en España, la caída de Aranda y la subida del protegido de la reina, Manuel Godoy, se traduce en la expulsión de los súbditos franceses y consiguiente declaración de guerra por la Convención francesa. La clara inferioridad militar española lleva en 1795, tras la caída de Bilbao y Vitoria, con los franceses ya en Miranda de Ebro, a la firma de la Paz de Basilea, seguida al año siguiente del 1er Tratado de San Ildefon-

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Von Salamis bis Okinawa, Helmut Pemsel. 1975 c. J.F. Lehmanns Verlag. KINDER, Hermann y HILGEMANN, Werner; DTV–Atlas zur Weltgeschichte.

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so con el Directorio (1795–1799), alianza ofensiva–defensiva contra Gran Bretaña. El 18 y 19 de Brumario del año VIII, 9–10 de noviembre de 1799, Napoleón Bonaparte, gobernador militar de París, con su hermano Luciano, disuelve el Directorio y el Consejo de los Quinientos y constituye un gobierno provisional. El destino de Francia será el suyo hasta 1815. No se constata oposición al golpe, ni protestas populares por parte de un pueblo aliviado por el fin del Terror, donde la lucha por el poder había degradado la República francesa. En 1800, se firma el 2º tratado de San Ildefonso. España entrega la Lusiana a Francia y el duque de Parma, yerno de Carlos IV, obtiene Reino en Etruria (Florencia). Al año siguiente España entra en guerra con Portugal, por la negativa de esta nación para cerrar sus puertos al comercio con Gran Bretaña. Es la llamada Guerra de las naranjas. Finaliza con el Tratado de Badajoz y España obtiene la plaza de Olivenza. Por la paz de Amiens, de 1802, España y Gran Bretaña permutan las islas de Trinidad y Menorca. Pero reanudadas las hostilidades, en 1803, Godoy debe firmar con Francia un tratado de subsidios y ayudar financieramente a Napoleón. Desde éste momento la débil economía española colapsa, a pesar de haber incrementado sus ingresos- impuestos cerca de un 25% desde 1793. El estudio promedio de los últimos cinco años del reinado de Carlos IV, 1803–1808, arroja las siguientes cifras,4 naturalmente simplificadas: Renta promedio de España .......................................... 550.000.000 reales. Renta promedio de América . ...................................... 150.000.000 reales. Total ingresos .................................................... 700.000.000 reales. Obligaciones del Tesoro .............................................. 1.047.000.000 reales. (más de 500.000.000 son de gasto militar) Déficit anual ................................................................ 347.000.000 reales. Deuda pública a principios de 1808 ............................ 7.194.775.893 reales. (renta de 10 años) Réditos de la Deuda .......................................... 219.591.473 reales. En pocas palabras, España es un país arruinado, incapaz de elevar su esfuerzo económico, para mejorar su potencial militar, ante una inminente guerra con Francia, cuyo presupuesto nacional para 1807 se cifró en 3.313.091.852 reales, más del triple del español. La crónica improductivi4

Archivo Histórico Nacional, Diversos Colecciones, Legajo 182.


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dad del pueblo español y su falta de interés en el comercio, en la industria y en la creatividad empresarial, son la causa del problema. Ante la imposibilidad de incrementar el Ejército profesional, Godoy recurre a movilizar la milicia provincial, es decir un regimiento, de un solo batallón, por cada provincia, donde solamente el Mayor es militar profesional, el resto desde el coronel al último soldado serán civiles. Pero como es crónico en España, Vascongadas, Navarra, Aragón, Cataluña y reino de Valencia, se niegan a movilizar la milicia, por ello faltarán 14 batallones. Tan solo acuden las cuatro divisiones territoriales habituales: Castilla la Vieja, Castilla la Nueva, Andalucía y Galicia. En total 42 batallones. La consecuencia inmediata se concreta en el balance de fuerzas, con 1.509.127 hombres en el Ejército imperial y 141.525 en el español, es decir una superioridad de 10 a 1.5 En 1807 España, que no pasa ya de ser un mero satélite de Napoleón, se adhiere al bloqueo continental y a su requerimiento envía una División a Dinamarca, para combatir a Suecia, que se opone a dicho bloqueo; esta compuesta por una brigada que parte de Cataluña y otra del reino de Etruria. Para equiparla debidamente, se obtiene material y ganado de las restantes unidades en España. Manda la División Don Pedro Caro de Sureda marqués de la Romana. El 27 de octubre de 1807, España y Francia firman el Tratado de Fontainebleau, que implica la invasión de Portugal por el mariscal Junot al mando

Pedro Caro y Sureda, Marqués de La Romana 5

Entre la guerra y la paz, Jaén (1808–1814). Universidad de Granada. Ayuntamiento de Jaén 1991.


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de un Ejército combinado y futuro reparto de su territorio. La parte norte para el duque de Parma, a título de rey, para compensarle por la pérdida del reino de Etruria, la parte sur, Alentejo, para Godoy, también a título de rey, y el centro, Lisboa, posiblemente para España. La ocupación se realiza de forma incruenta, nadie ordena al Ejército portugués que se oponga. Portugal queda ocupado por el Cuerpo de ejército del general de división Junot, reforzado por dos divisiones españolas a sus órdenes. Se inicia el proceso de El Escorial contra el príncipe Fernando, que con la complicidad de los duques del Infantado y San Carlos intentaban un golpe de Estado, que fracasa momentáneamente. Fernando es perdonado, pero no los demás, que siguen sujetos al proceso, con la prohibición de acercarse al príncipe. Perfectamente informado de la división de la familia real española y de la debilidad de nuestras fuerzas armadas, a finales de febrero de 1808, Napoleón ordena a Talleyran y Ducros entreguen a Don Eugenio Izquierdo, representante de Godoy en París, un documento titulado Especies y cuestiones, más conocido como de los dieciocho puntos, en los que se propone la ocupación militar francesa de las provincias fronterizas españolas, para así facilitar el paso de las tropas imperiales camino de Portugal. A cambio España recibiría el citado reino, es decir la frontera hispano-francesa se trasladaría al río Ebro. Caso de no aceptarlo, se haría de todas formas sin la cesión de Portugal.6 Con anterioridad los franceses ya se habían apoderado de las fortificaciones de Pamplona, Figueras y Montjuich en Barcelona con la forzada aquiescencia del gobierno español. El mariscal Murat, cuñado de Napoleón, marcha hacia Madrid con el Cuerpo de Ejército del mariscal Moncey, 18.000 hombres y 7.000 más de la Guardia Imperial. De nada sirven los ruegos del gobierno español para que se detenga. La familia real se traslada a Aranjuéz, escoltada por los guardias de Corps, un batallón de guardias Wallonas y el regimiento de carabineros, éste último se acantona en Ocaña pues su misión es cubrir la carrera hacia Sevilla primero y Cádiz después, incluso América, como ya realizó la casa de Braganza en Portugal. En Madrid resta una guarnición española de 5.000 hombres. La célebre frase del príncipe Fernando «Mañana nos vamos y yo no quiero ir», desencadena el golpe de Estado. El duque del Infantado, Tenien6

Guerra de la Independencia. Tomo I. Servicio Histórico Militar. Madrid 1966. Página 366.


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te general del Ejército y Coronel del regimiento de las Reales Guardias españolas, aunque desterrado en Ecija, ordena al Brigadier Don Pedro Pérez de Herrasti, comandante del 2º batallón del citado regimiento, ubicado en Navalcarnero, se traslade a Aranjuéz y aprese a Godoy. El 17 de marzo se lleva a cabo la toma del palacio de Godoy, por dicho batallón,7 sin oposición de la guardia wallona que lo custodiaba, y que termina con la detención del valido y abdicación de Carlos IV. Con 100.000 imperiales en España y tan solo 85.000 hombres en el Ejército español, tanto Fernando VII como los reyes padres y Godoy deciden recurrir a Napoleón como árbitro de su disputa. Todos serán sus prisioneros por tan ingenua actitud. Los conocidos sucesos del 2 de mayo en Madrid, donde la guarnición imperial de 25.000 hombres se impone a una pequeña fracción del pueblo madrileño y un puñado de militares, sublevan a la Nación entera contra el invasor. La torpe represión de Murat, designado su lugarteniente en España por Carlos IV, ha conseguido lo más difícil, unir a los españoles. El desequilibrio de fuerzas pasa desapercibido para los contemporáneos, salvo la reducida elite de ministros, capitanes generales y altas dignidades eclesiásticas, quienes interesados en conservar sus cargos, obran en consecuencia y se inclinan en su mayoría hacia el bando francés. El resultado será una guerra contra el invasor y contra el poder legalmente establecido por la Constitución de Bayona, es decir una revolución. Durante los siguientes seis años de la guerra, a pesar de la ayuda económica británica, las rentas españolas no llegaron a 300.000.000 de reales anuales, y aunque se dedicaron las nueve décimas partes de ellos a gastos militares, como se concreta en el punto III, 2º de la sesión de las Cortes de 1814, que, cuatro meses antes de finalizar el conflicto y con la experiencia administrativa de seis años de conflicto, aclara: «...viéndose las tropas sumidas en la miseria, a pesar de los deseos de la Regencia y de los sacrificios de la Nación». Se puede concretar como soldados e incluso oficiales caminan descalzos, los capotes escasean, nunca se consigue llegar a uniformar a la tropa. La comida se reduce con frecuencia a pan confeccionado con harinas mezcladas de Filadelfia, arroz, centeno o cebada. En 1811, el Teniente general Castaños, Capitán general de Extremadura, escribe a un compañero: «...con frecuencia Wellington me invita a cenar y yo me excuso diciéndole 7

Instituto de Historia Militar. Archivo del conde de Clonard. Historial del segundo batallón de las Reales Guardias Españolas.


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que tengo un régimen de comidas muy estricto, porque luego tendría que corresponderle y como tú sabes en mi mesa nunca hay más que pan, si bien de cinco clases distintas». Mucho más dramática resulta la falta de munición y de caballos, tal escasez resultará funesta en campo abierto.

El EJÉRCITO DE EXTREMADURA EN CAMPAÑA En 1808, el improvisado Ejército de Extremadura, tras verse obligado por los británicos a dejar marchar a la guarnición francesa de Elvas que mantenía cercada en el fuerte Lippe, recibe orden de la Junta Central de acudir a Burgos, vía Madrid, para cubrir el hueco existente entre los ejércitos de la izquierda en Bilbao y del Centro en Logroño, que debería haber sido ocupado por aquellos. A su paso por la capital, su general en jefe Galluzo protesta por la falta de medios, es destituido fulminantemente y sustituido por el joven e inexperto conde de Belveder, quién obtiene colosal derrota en Gamonal, al enfrentarse con solo una división al 2º Cuerpo de ejército del mariscal Soult, sostenido por Napoleón con la Guardia Imperial y aún el VI Cuerpo del mariscal Ney en reserva. Belveder disponía de diez cartuchos por hombre para su primera división, pero los batallones siguientes carecían de ella. El 25 de diciembre, los imperiales fuerzan el paso del río Tajo por varios puntos, en especial por el puente de Almaraz. El general Galluzo, nuevamente al mando del Ejército extremeño, consciente de la inferioridad de sus fuerzas, se retira hasta Zalamea. Disgustados por ello, la Junta de Extremadura le destituye y nombra en su lugar al Teniente general Don Gregorio de la Cuesta, quién se encontraba preso y sometido a consejo de guerra por la junta Central y de segundo al general Eguía en idéntica situación. Afortunadamente para los españoles el mariscal Lefebre, al mando del 4º Cuerpo, interpretó equivocadamente sus órdenes y cambió su dirección hacia Plasencia y Ciudad Rodrigo. Tal error le costó el relevo del mando. El general Cuesta pudo así volver a la línea defensiva del río Tajo y reconstruir el Ejército, en lo posible. Pero a primeros de febrero, en Toledo, el mariscal Victor, al mando del 1er Cuerpo de Ejército, recibe orden de avanzar sobre Extremadura, para cooperar con la pretendida ofensiva del mariscal Soult desde el norte de Portugal hacia Lisboa.


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El 15 de marzo de 1809, con una fuerza similar en infantería, pero más del doble de caballería y artillería, Victor consigue desbordar el ala derecha española por Talavera y obliga a Cuesta a emprender la retirada hacia Trujillo primero y Medellín después, no sin que la mínima caballería española deje de emboscar a la imperial, primero en El Berrocal (sur de Trujillo), puerto de Santa Cruz después y Miajadas por último, donde todo un escuadrón del 10º de cazadores francés es aniquilado, sin que los españoles dieran cuartel, en cumplimiento de lo ordenado por Cuesta. Urgido reiteradamente por la Junta a presentar batalla, a pesar de su inferioridad en campo abierto, el 28 de marzo, en Medellín, Cuesta consigue provocar el paso del 1er Cuerpo francés, por el largo puente sobre el Guadiana y cuando Victor tiene la mitad de su fuerza a cada lado del río, le sorprende con su Ejército ya desplegado en actitud ofensiva. Durante más de dos horas Cuesta presiona a los imperiales, que paulatinamente tienen que retroceder hacia el puente, sin que Victor se decida a pasarlo con la otra mitad e incluso llega a dar orden de retirada general. Pero en el momento crítico, cuando la infantería española del ala izquierda llega a tomar la artillería francesa, una maniobra de la caballería imperial, que amenaza carga, pone en fuga a la correspondiente española que abandona el campo. La batalla cambia de sentido y la infantería española se ve envuelta por la caballería imperial. Cercados, sin posibilidad de retirada, los batallones van siendo aniquilados uno a uno. Esta vez son los franceses quienes no dan cuartel, la orden es no hacer prisioneros hasta después de las doce de la noche. Unos 10.000 españoles son muertos en los campos de Medellín, previsible y trágica consecuencia del sistema de mando y de las penurias de todo tipo que padecen las fuerzas españolas y que Whittingham recoge en sus Memories, en boca del duque de Alburquerque, después que ambos consiguen romper el cerco y huir de sus perseguidores: «¡Quando mas se pierde, mas se gana, y que muchas sangrías eran menester para restablecer la salud del cuerpo político!» «¡The more we lose the more we gain, the Body Politic will yet require much blood-letting before its health can be perfectly restored !»8 (La traducción es del original). Al llegar la primavera, Austria entra en guerra con el Imperio francés y ello proporciona un respiro a los españoles. Gran Bretaña colabora con tres diversiones estratégicas: 8

A memoir of the services of Lieutenant–General Sir Samuel Ford Whittingam. London: Longmans, Green, And Co. 1868.


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-Desembarco de 40.000 hombres en Walcheren, bocas del Escalda, frente a Holanda. -Desembarco de 20.000 hombres en Portugal a las órdenes del general Wellesley, futuro duque de Wellington, para expulsar al mariscal Soult de Oporto, donde se encuentra ya muy comprometido con la sublevación portuguesa. -Desembarco de 10.000 hombres en la isla de Ischya frente a Nápoles, al mando del general Stuart. Obviamente se pretende fijar el mayor número de tropas imperiales para que no puedan acudir a la campaña del Emperador en Austria, pero sin profundizar en tierra firme, para no exponer a sus fuerzas, siempre limitadas en número, al no existir recluta obligatoria en Gran Bretaña. Ahuyentado Soult del territorio portugués, Wellesley en combinación con Cuesta intentan sorprender a Victor, pero éste se retira a Talavera de la Reina primero y hacia Toledo después. En el ínterin Napoleón derrota a los austríacos y toma Viena, la posterior victoria en Wagram se traduce en el armisticio de Znaim y el Gobierno británico dispone la retirada de sus fuerzas. Stuart abandona Ischya y Wellesley aduce problemas de abastecimiento para no pasar de Talavera. Cuesta con el Ejército de Extremadura, avanza una jornada más en la esperanza de que le siga, como informa a la Junta Central en Sevilla, pero en vano. La ofensiva de José I sobre ellos, con el 1er Cuerpo de Victor, el 4º de Sebastiani y la Reserva general, provoca la batalla de Talavera los días 27 y 28 julio, que termina con un empate táctico. La maniobra estratégica del mariscal Soult, con los 2º - 5º y 6º Cuerpos, desde Salamanca vía Puerto de Baños, hasta Plasencia, provoca la retirada unilateral de Wellesley al sur del río Tajo. Cuesta, reducido a sus solas fuerzas debe hacer lo mismo al día siguiente. Indudablemente obligado por su gobierno, Wellesley, ya duque de Welligton, debe abandonar Extremadura, pretextando siempre falta de suministros, y se interna en Portugal. Es la segunda vez que un Ejército británico abandona a su aliado español frente al enemigo. No será la última. Muy desacreditada por la marcha de la guerra, la Junta Central decide lanzar una ofensiva desde Despeñaperros hacia Madrid, antes de que puedan llegar los previbles refuerzos imperiales, operativos por la paz en Austria. En el mes de noviembre el Ejército de la Mancha llega hasta el Tajo, pero el día 19 es derrotado contundentemente en Ocaña. La derrota definitiva española, carente de ningún aliado operativo, parece inevitable.


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Situación 1810

El 20 de enero de 1810, con facilidad, José I invade Andalucía. El mariscal Soult dirige el 1er Cuerpo de Victor hacia Cádiz, que resiste; al 4º Cuerpo de Sebastiani hacia Granada–Almería y al 5º Cuerpo de Mortier hacia Sevilla y Huelva. Los objetivos se cubren, tan solo resisten Cádiz y Tarifa. En la primavera, el mariscal Massena, al frente de la mayor fuerza operativa imperial de la guerra, unos 80.000 hombres, sitia Ciudad Rodrigo, defendida por el brigadier Pérez de Herrasti y alentada con promesa de Wellington para socorrerla desde Portugal, mientras simultáneamente ordena el embarque en Lisboa de heridos y material para abandonar el país. Tal ayuda no se produce y la Plaza, con brecha practicable, se rinde para evitar los horrores del saqueo. Pero Massena ha perdido un tiempo precioso. En retirada Wellington aplica táctica de tierra quemada a su paso y pronto Massena tiene problemas de suministros, agravados por la acción guerrillera y militar española, que intercepta los envíos de galleta desde Salamanca. De forma que cuando llega ante la línea fortificada de Torres Vedras, próxima a Lisboa, ni siquiera intenta atacarla. El marqués de La Romana, desde Badajoz, acude en apoyo de Wellington con dos divisiones de infantería, en la esperanza de evitar el embarque de los británicos. Pero esta disminución de efectivos en la Plaza, coincide con el ataque a la misma de Soult, quién


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1811 Situación-1

procedente de Sevilla con el 5º Cuerpo reforzado, intenta tomarla en cumplimiento de lo dispuesto por Napoleón y apoyo a la ofensiva de Massena. La fuerza que Soult consigue reunir para el asedio de Badajoz no es más que la resultante del amplio territorio que debe mantener, desde Granada, con el 4º Cuerpo a Cádiz con el 1º, en consecuencia utilizará básicamente el 5º Cuerpo de Mortier, reforzado con la casi totalidad de la caballería de los restantes, hasta un total de 5.387 jinetes, muy útil en la tierra llana extremeña, pero de escasa eficacia ante una fortaleza. Un total de 13.060 infantes, Mariscal Soult escasos en principio, pero de imposible aumento y 1.300 artilleros y 700 zapadores, con 54 piezas de artillería9 e importante tren 9

GÓMEZ DE ARTECHE Y MORO, Tomás: Guerra de la Independencia. Tomo IX. Capítulo II.


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de pontones. La reunión de tales fuerzas y partida desde Sevilla, no se consigue hasta el 31 de diciembre de 1810. Del 19 al 23 de enero y a la espera de poder reunir toda su fuerza, Soult sitia y rinde Olivenza, donde hace mas de 4.000 prisioneros españoles. Por fin el 26 consigue Soult presentarse ante los muros de Badajoz con una parte de su Ejército, disperso por las operaciones previas, de suerte que en principio tan solo puede intentar una diversión estratégica a favor de Massena, en la esperanza de que Wellington distraiga fuerzas en socorro de la Plaza española. Coronel Chamorin, del 26º de Dragones: «...Después de la toma de Olivenza pasamos al asedio de Badajoz. Cruzamos el Guadiana el 27 y alternativamente tomamos posición entre Elvas, Campo Mayor y Badajoz...».10 En principio el cerco se consolida solamente en la orilla izquierda del Guadiana, mientras que la derecha, Gévora incluido se cubre tan solo con seis regimientos de caballería.

Mariscal Mortier 10

Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.


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Aunque lejos de resultar perfectas, las fortificaciones de Badajoz eran de consideración. La ciudad contaba con unos 17.000 habitantes y una guarnición de 5.000 soldados mandados por un militar de reconocido prestigio profesional y patriotismo, el mariscal de campo D. Rafael Menacho. La Plaza disponía de 170 piezas de artillería,11 pero solo 100 con montaje12 y la promesa de acudir en su socorro por parte del marqués de La Romana y del noble Lord Duque de Wellington. Lamentablemente el primero fallecerá en Lisboa, el 23 de enero, antes de poder cumplir su palabra, en cuanto a la del segundo... Después del correspondiente estudio de la situación, los imperiales deciden atacar el fuerte de Pardaleras, para utilizarlo como punto de asalto a la ciudad y para ello emplean como base de partida los cerros de San Miguel y del Viento. El 29 de enero abren la primera paralela y asientan dos baterías de artillería. Los primeros días las lluvias y las salidas de los sitiados retrasan las obras, pero Soult va reuniendo todas sus fuerzas. General George Allen Madden:13 «El cinco de febrero, a primera hora de la mañana, llegó a Elvas el General Mendizabal, quién habia escapado de Badajoz en un bote durante la noche.» El Teniente general Mendizabal, reune en Elvas, a 13 kilómetros de Badajoz, toda la fuerza posible, incluye las dos divisiones de infantería que habían marchado a Lisboa, la pequeña división de vanguardia de D. Carlos España y las caballerías española del general Butrón y portuguesa al mando del británico Madden. Cerca de 15.000 hombres en total: Historial del Regimiento 1º de la Princesa: «...las dos Divisiones y el Cuerpo de Vanguardia, seguimos con dirección a Badajoz, a cuyas inmediaciones llegamos la noche del 5 de Febrero, acampando bajo el cañón del Castillo de San Cristóbal, después de haber puesto en precipitada fuga el cuerpo de caballería enemiga que bloqueaba á aquella en la derecha del Guadiana. El 6 entramos en la Plaza».14 11

GÓMEZ DE ARTECHE Y MORO, Tomás: Guerra de la Independencia. Tomo IX. Capítulo II. 12  Informe formulado por el Brigadier, Teniente Coronel de Artillería Joaquín Caamaño y Pardo, en 1811, sobre la defensa de Badajoz. Dirección de Artillería. 13  The Services of General Sir George Allen Madden. Mark Thompson Publishing, 11 Friarsfield Close, Chapelgarth, Sunderland, SR3 2RZ. Pág. 33. 14  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 147. Historial del Regimiento 1º de la Princesa.


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En realidad tan solo se trató de partidas de seguridad de la caballería francesa. Un Ayudante del general La Carrera, día 5 «Vino de Badajoz el General Mendizabal y con él marchamos a esta Plaza por el camino de Campo Mayor, llegamos a las diez de la noche al Cerro de San Cristóbal, habiendo tenido antes un pequeño encuentro nuestras Partidas descubridoras con una gran guardia de Caballería enemiga, la que hicimos retirar.»15 Coronel Chamorin, del 26º de Dragones: «El 6 de febrero toda la caballería española y portuguesa, 1.500 caballos, obligo a cruzar el Gévora a 200 jinetes que teníamos en la otra orilla. Esta tropa, mandada por el general La Carrera, que intentaba introducirse en la Plaza, tenía una buena artillería y ocupaba una posición difícil de atacar. El general Latour Maubourg, a la cabeza de su brigada, del 26º de dragones y parte del 2º de húsares, y sin artillería, después de haber decidido el ataque ordena la carga, que se hace con tanto ímpetu, que el enemigo, sin volver a la buena posición que ocupaba ni atender a su número, sostenido por cañones y obuses, se retira con precipitación; el 14º le sigue con valor y pasan el puente de a cuatro, bajo la metralla». Los españoles han sido derrotados y pierden, entre su material de guerra, 4 obuses y 300 prisioneros.16 A pesar de las acostumbradas fantasías, propias de la época, la caballería francesa se retira a Montijo. El cerco de Badajoz queda roto en la orilla derecha del Guadiana y asegurada la comunicación por la cabeza del puente, fortificada por hornaveque con foso y camino cubierto hasta el fuerte de San Cristóbal, cuadrilongo artillado en la altura de su nombre. Al día siguiente, Mendizabal con el grueso de su fuerza penetró en Badajoz, para intentar una salida contra el cerro de San Miguel, que terminó en fracaso: Historial del Regimiento 1º de la Princesa: «...el 7 por la mañana nos hallábamos formados en la Alameda con el objeto de hacer una salida sobre la línea enemiga y destruir sus obras. Con la mayor serenidad se principió a marchar por la Puerta de Trinidad y Rastrillo de San Vicente, y con la misma se atacaron las baterías de los Cerros 15

«Ruta del General». Manuscrito de un Ayudante del general Martín de la Carrera. Escuela de Estado Mayor. 16  Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.


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de San Miguel y del Almendro, que se tomaron a la bayoneta, haciendo una cruel carnicería en los que las defendían, pero no sostenidas las tropas que atacaron, por otras de reserva, cargó sobre nosotros el enemigo con fuerza muy superior y volvió a ocupar sus puestos. Segunda vez se repitió este ataque con igual éxito que en la primera, y segunda vez tuvimos que desistir de la empresa por la misma causa, en cuyas circunstancias viendo desgraciada la operación, que todos mirábamos realizada felizmente antes de principiarla, nos retiramos a la Plaza, llorando la pérdida de muchos valientes, que perecieron en éste glorioso aunque desgraciado día. El Regimiento tubo un Capitán y dos Subalternos gravemente heridos, de cuyas resultas murió el uno y otro contuso y perdió crecido número de la demás gente, cuyo total no puede expresarse por no conservarse en la Mayoría.»17 Un Ayudante del General La Carrera: «A las 12 del día, determinada ya la salida de la Plaza, empezaron las tropas a desfilar en los términos siguientes. La Vanguardia, la División del Brigadier D. Carlos España y la 1ª División con la Caballería española, por la Puerta de la Trinidad, a atacar sus baterías. La 2ª División y la Caballería Portuguesa por la Puerta del Camino de Olivenza á amenazar un ataque falso. En efecto, el General La Carrera que mandaba la Vanguardia y el Brigadier D. Carlos España con su División, quedando la primera de reserva, atacaron las dos baterías de aquél frente, cuya Artillería no pudo clavarse por retardo de los clavos, pero si se consiguió arroyar a los enemigos y desalojarlos a la bayoneta, aunque luego tuvimos que retirarnos por haber ellos cargado con fuerzas dobles, y tener las nuestras en gran número heridos. Nuestra pérdida en este día, sería de 100 muertos y 300 heridos.»18 Coronel Chamorin, del 26º de dragones: «El 9, el enemigo quiso tomar la revancha por haberle hecho volver a cruzar el Gévora, tenía una fuerza de 8.000 infantes, artilleros y toda su caballería. Hicimos la retirada más perfecta. El enemigo avanzó en tres columnas y a pesar de su superioridad numérica tardó más de cuatro horas 17

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 147. Historial del Regimiento 1º de la Princesa. 18  «Ruta del General». Manuscrito de un Ayudante del general Martín de la Carrera. Escuela de Estado Mayor.


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en hacernos retroceder un cuarto de legua, sin atreverse nunca a cargar sobre nosotros. Nos retiramos así tras el Gévora que veníamos de cruzar, ocuparon el puente, que cortaron enseguida y guarnecieron el monte con su infantería que acampa. Su posición se apoyó en el fuerte San Cristóbal. El mariscal, después de haberlo reconocido decidió atacar.»19 Además la caballería española fue arrollada por la francesa hasta más allá del Gévora. En consecuencia, Mendizabal volvió a sacar de Badajoz casi toda su fuerza y se estableció en la zona de San Cristobal y Santa Engracia, en su caballería, incluyendo 900 jinetes portugueses. General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «Después de la salida que hizo el Ejército el 7 de Febrero, sobre las trincheras enemigas, permaneció en la Plaza hasta el 9, que salió de ella, ocupando con la línea de puestos avanzados los márgenes del Gévora, sobre cuyo puente se construyó una obra para cubrirle y algunos parapetos por los vados contiguos. En los días siguientes, hasta el 18, se conservó aquella posición y se sacaron, no sin dificultad, 8 barcas de las del puente. De las cuales cinco ya están en Yelves y tres se quemaron en el Caya el 19 en la retirada. Se introdujeron víveres en la Plaza, dos millones de reales y se hicieron salir multitud de bocas inútiles.»20 Historial del Regimiento 1º de la Princesa: «Con la 1ª División y Vanguardia salimos de la Plaza el 9 y habiendo batido el Cuerpo de Caballería que sostenía el bloqueo en la derecha del Río, nos colocamos a espaldas de San Cristóbal, donde formamos Campamento...».21 Mariscal Soult, General en Jefe de los imperiales: «El ejército español, rechazado de la orilla izquierda del Guadiana, tomó posición sobre las alturas de la orilla derecha, apoyándose en el fuerte San Cristóbal. Su frente estaba cubierto por el Gévora.»22

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Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones. Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército. 21  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 147. Historial del Regimiento 1º de la Princesa. 22  Memorias del mariscal Soult. Capítulo XIII. Página 212. 20


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Badajoz 1811

¿POR QUÉ EN EL GÉVORA – SANTA ENGRACIA? General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «El General Mendizabal creyó que más inmediato a la Plaza la ayudaría más, por lo menos para mantener la comunicación abierta, pues superior el enemigo en número y calidad de su Cavallería por sus medios de entretenerla, induvitablemente la comunicación hubiera quedado cortada. Habiéndose notado el día 12 que en un recodo que forma el río Guadiana, media legua mas arriba de una presa por encima de Badajoz, travajaba el enemigo para formar una cabeza de Puente de esta parte, y que de la otra juntaban tablazón y maderas, se receló querrían formar algún paso, ya con balsas u de otro modo equivalente; y en junta decidimos tomar posición a


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la derecha del Caya en Monte Moiro; pero la reiteración y eficacia con que el Excmo. Señor Lord Vizconde Wellington instava por que se mantuviese abierta la comunicación y la imposibilidad de mantenerla abierta de otro modo, movió sin duda al General Mendizabal a mantenerse en aquella posición, aventurada por su localidad. En este compromiso solo el fortificar la posición podía suplir sus defectos, sin que fuese posible sacar partido de las antiguas lineas de Berwick, por estar estas en un solo sentido, y deverse recelar el ataque por varios y distintos puntos. Lo que se empezó a verificar dos días antes; esto es el 17.»23 Después de once infructuosas peticiones de ayuda al duque de Wellington, el día 17 de febrero, desde Badajoz, el Teniente general Mendizábal oficia al Teniente general Juan de Henestrosa. «...quedará VE asegurado como yo de que no debemos esperar socorro alguno de tropas de aquél General (Wellington), no obstante que he ido disminuyendo mis súplicas, hasta pedir en la última (del 12) solos 500 caballos y que por tanto crece cada día más mi cuidado y desconsuelo por lo que aseguran y adelantan los Enemigos sus ataques contra la Plaza de Badajoz, y sus medios de pasar el Guadiana con competente fuerza, para atacar esta posición precaria que tengo y conservaré hasta el último momento posible, por mantener expedita la comunicación de la derecha y la confianza de los sitiados. Nada se de Don Julián Sánchez mas de lo que dije a VE ayer y de su tardanza en incorporárseme. Se puede temer que dé con él el grueso de la Caballería Enemiga, á la cual no puedo emprender el observar de cerca, por la inferioridad de la mía, y por no pasar el Gévora no pudiendo destacar fuerza alguna de Infantería á sostenerla...».24 Carta de Beresford a Madden:25 «Sin embargo no dudo que, mientras el servicio lo requiera, usted continuará actuando como lo ha hecho, conciliando tanto como sea posible, e influenciando (a los generales españoles) cuando sea posible. Veo que el enemigo ha comenzado a batir el puente fijo de Badajoz; ¿no se pueden 23

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército. 24  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. 25  The Services of General Sir George Allen Madden. Mark Thompson Publishing, 11 Friarsfield Close, Chapelgarth, Sunderland, SR3 2RZ. Pág. 53.


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poner piezas de campaña en batería en la orilla derecha para enfilar las suyas?. Hable al general Mendizabal sobre esta cuestion, y úrjale que coloque el puente de pontones, etc. ¿No se podrían reforzar los parapetos del puente con sacos terreros, para cubrir su transito?. ¿ No sería mejor destruir el puente sobre el Gévora que dejarlo como está? Háblele al general Mendizabal de estas cuestiones, que Lord Wellington desea. Lord Welligton observa que existe una franja de terreno entre la ciudad y el río que se debería atrincherar, para prevenir que los franceses progresen por ella hacia el puente: observe esto a Mendizabal, etc.» Como podemos observar, directa e indirectamente, Wellington influye en la dirección de las operaciones como si realmente ejerciera mando sobre el Ejército español, que no tendrá oficialmente hasta septiembre de 1812, pero cuenta con el respaldo del gobierno español, siempre interesado en que el mando único no recaiga en un general español, además de su nombramiento como Capitán general del Ejército español.

Retrato miniatura de Lord Wellington


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Perdido el fuerte de Pardaleras por un descuido en su vigilancia, solo atribuible a la crónica desidia que caracteriza a los españoles y a la audacia habitual de los franceses, aunque la acertada reacción del general Menacho, lo reduce a escombros desde la muralla de Badajoz, Pardaleras sirve de apoyo al emplazamiento de artillería francesa, que según el parte de Soult: «El general Bourgeat, comandante de la artillería, recibió el día 18 orden de romper contra el campo enemigo el fuego de bombas y de granadas del diámetro de 8 pulgadas, disparándolas por encima de la ciudad y del fuerte de San Cristóbal, a fin de obligar a las tropas que se hallaban en aquel campo a alejarse de allí, y a situarse fuera del alcance de los fuegos del fuerte. Esta operación salió perfectamente, pues los españoles recogieron al mediodía sus tiendas y las colocaron a 1.200 toesas más adelante, estableciendo un nuevo campamento.»26 El argumento se repite en las memorias del mariscal Soult: «El día 18, las baterías de sitio dispararon bombas y granadas por encima de la ciudad, sobre el glacis del fuerte San Cristóbal, para inquietar el campamento español. Los enemigos, incomodados por el fuego, evacuaron

Fuerte de San Cristóbal 26

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su campamento y lo establecieron un poco más lejos, fuera del glacis. Pagaron caro este error...»27 Es evidente que Soult quiere figurar éste pequeño bombardeo como una iniciativa suya, decisiva para la consecución de la victoria, cuando en realidad fortalece la posición española al ocupar la Atalaya y Santa Engracia. Historial del Regimiento 1º de la Princesa: «El enemigo adelantó sus obras. Se posesionó del Fuerte de Pardaleras y habiendo colocado, protegido de éste, una batería de obuses principió a incomodar nuestro Campo incesantemente. El daño que indefensamente recibíamos en nuestra posición, obligó al General en Jefe interino a variar aquella y el 17 nos colocamos en los Campos de Santa Engracia, acampados en una prolongada línea de batalla, apoyando la derecha á San Cristóbal y la izquierda cubierta por las Brigadas de Caballería.»28 Relación anónima: «Se mantubo el Exto. Sin novedad alguna en sus campamentos hasta el día 18, en que nos saludaron desde Pardaleras con 14 granadas, que a pesar de la excesiva distancia llegaron al campamento, fue forzoso decampar y se trasladó el Campo a las inmediaciones de la altura de la Atalaya, un tiro de cañón distante de San Cristóbal...»29. General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «Atendida la superioridad de la caballería enemiga y lo llano del terreno, obligó a mantenerse en las alturas de San Cristóbal y después en las de la Atalaya ó Santa Engracia, por haber arrojado los enemigos en 40 minutos 14 granadas el 18 sobre aquél campo. El 9 se cortó el Puente del Gévora, se principió a habilitar algún reducto de la línea Berwick y a construir otros que no se habían hecho antes, en el concepto de abandonar la posición. 27

Duque de Berwick

Memorias del mariscal Soult. Capítulo XIII. Página 212. Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 147. Historial del Regimiento 1º de la Princesa. 29  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Relación anónima. 28


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Los trabajos de los enemigos sostenidos por su caballería, que ocupaba la derecha del Río, progresaban pero no se veía ni sabía tuvieran mas medios para pasarle, que una barquilla capaz de 10 a 12 hombres, otra de 28 á 30 y otra igual en tierra, sin advertirse alguna balsa ó balsas con la que probablemente pasaron sus tropas durante la noche del 18 al 19.»30 No hace falta ser ningún experto en arte militar para comprender que, desde este momento, la suerte de Badajoz, dependía de la capacidad de Mendizabal para mantener abierto el cerco o de Soult para cerrarlo y ello habría de resolverse en...

LA BATALLA DEL GÉVORA Existe una inevitable inclinación de muchos historiadores militares a convertirse por momentos en tratadistas o críticos de las operaciones pretéritas y alternan ambos papeles a mayor gloria del narrador. En el caso que nos ocupa, la censura hacia el Teniente general Mendizabal es generalizada; primero porque en la salida del día 7 no empeñó más fuerzas hacia el cerro de San Miguel, ésta acción hubiera conducido a una

Badajoz, San Miguel 30

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército.


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batalla en campo abierto, siempre favorable a los imperiales y al riesgo de su entrada en la Plaza en persecución de los españoles en retirada. En segundo término se le censura por no haberse fortificado en la posición de Santa Engracia, como si no dispusiera ya de la propia de Badajoz en su inmediación. ¿De qué hubiera servido prolongar el perímetro defensivo de la Plaza 1 ó 2 kilómetros más, como preconizaba el duque de Wellington? Extender las consideraciones posibles si los hechos hubieran sido diferentes es un vano ejercicio, pues las circunstancias también habrían variado imprevisiblemente. La única constante es la diferente calidad de los bandos enfrentados, que lleva a Soult a la confiada realización de una maniobra audaz y atacar con una fuerza numéricamente menor y dos ríos a su espalda. Muy seguro debía sentirse en la calidad de sus tropas.

Badajoz-Gévora-Atalaya

SITUACIÓN PREVIA General Butrón, Jefe de la Caballería: «Las alturas de S. Cristóbal se hallan situadas entre el río Gévora y el Caya, la derecha de estas da principio en el Fuerte de este nombre, extendiéndose por la izquierda tres cuartos de legua en la dirección de Campo Mayor, por el frente se encuentra una llanura de cuatro leguas que concluye en el Montijo, por la espalda otra igual hasta las inmediaciones de las Plazas de Yelves y Campo Mayor, figurando otras alturas, todas muy accesibles


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Vista del Fuerte de San Cristóbal, desde la Ciudad

para la Artillería y Caballería, una Atalaya, en esta, Señor, se hallaba situada la Artillería é Infantería y en la llanura que dirige al Puente del Gévora, la Caballería de mi mando, sosteniendo los puestos avanzados de Infantería y Caballería, que cubrían los vados y Puente de este río.»31 Mariscal Soult, General en Jefe de los imperiales: «Para atacar esta posición, había que pasar dos ríos, el Guadiana y el Gévora, y alejar al enemigo del fuerte San Cristóbal, donde apoyaba su derecha. Los ríos estaban desbordados. Pedí a Sevilla los materiales necesarios para la construcción de balsas para el cruce. No los recibí hasta el 19 de febrero, y muy felizmente las aguas comenzaron a bajar.»32 Coronel Chamorin, del 26º de dragones: «El ataque tuvo lugar el 19. Las aguas del Gévora estaban un poco bajas. A las cuatro de la mañana toda la caballería, compuesta por los 2º y 10º de húsares, 21º de cazadores, 14º y 26º de dragones, pasan el río por un vado un poco por debajo del puente cortado, gana la izquierda del enemigo para fijarlo, en tanto que la infantería pasa por debajo y se dirige hacia la montaña para maniobrar entre el enemigo y el fuerte de San Cristóbal...»33

31

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Declaración del Jefe de la Caballería del 5º Ejército D. Fernando Gómez Butrón. 32  Memorias del mariscal Soult. Capítulo XIII. Página 212. 33  Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.


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General Butrón, Jefe de la Caballería: «A las 4 de la mañana del 19 recibí aviso de que el Enemigo, en toda su fuerza de Caballería, después de haber arrollado mis grandes guardias, se hallaba situado en la derecha del Gévora y que por la izquierda (del Gévora), se dirigían gruesas columnas de Infantería a forzar el Puente que sostenía un batallón de Infantería nuestro con cien caballos. Inmediatamente avisé de esta ocurrencia al General en Gefe y al Gefe del Estado Mayor, para que tomasen sus disposiciones, ínterin yo con el resto de la Caballería avanzaba sobre el Enemigo para contenerle y sostener la retirada de la Infantería y Grandes Guardias, que se habían reunido sobre dicho Puente.»34 General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «El 19 al empezar a rayar el día dieron parte los puestos avanzados de que un fuerte Cuerpo de Caballería enemiga venía ya por la parte derecha del Gévora, era el momento de tocar la diana, así cambiando el toque en generala se empezó a batir tiendas, y tomamos las armas y la posición determinada.»35 Un Ayudante del General La Carrera: «Los enemigos siguieron avanzando, pero lo denso de una fuerte niebla no nos dejó ver bien sus movimientos, y solo advertimos que su Caballería amenazaba el ataque sobre la izquierda, con cuyo movimiento tomamos nosotros, con la 1ª y 2ª divisiones, la posición que hay en la Atalaya, inmediato al camino de Campo Mayor, y la Vanguardia en el mismo puente (sobre el Gévora), ya con el ánimo de esperar el ataque...»36. Historial del Regimiento de la Princesa: «Soult, pasado el Guadiana con algunos Cuerpos de Infantería, recayó sobre nosotros el 19 protegido de una niebla bastante densa, atacó y batió el Cuerpo de Vanguardia, se arrojó sobre una Brigada de la 1ª División con igual éxito y fue batiendo en detall las demás fuerzas...»37 34

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Declaración del Jefe de la Caballería del 5º Ejército D. Fernando Gómez Butrón. 35  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército. 36  «Ruta del General». Manuscrito de un Ayudante del general Martín de la Carrera. Escuela de Estado Mayor. 37  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 147. Historial del Regimiento 1º de la Princesa.


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Badajoz, 1811, Francés

Relación anónima: «...fuimos vigorosamente atacados al día siguiente, sin haber tenido el General la menor noticia de los movimientos ni intención de la Caballería del Enemigo, hasta el preciso momento de la acción (si así se le puede llamar)... Según noticias ulteriores empleó toda la noche en pasar su infantería que constaría de 6.000 hombres y la caballería que siempre se mantuvo en la derecha del Guadiana, protegió el paso, teniendo además construida una cabeza de Puente con anticipación de tres días; media hora antes del amanecer se supo el paso del enemigo, dudándose si venía infantería. La desgracia de una densa niebla favorecía el buen éxito del plan del enemigo, mientras que nosotros no podíamos descubrir sus movimientos; hasta las 7 de la mañana no hubo particular novedad mas que el fuego de guerrillas, los enemigos conservaban la posición...»38

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Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Relación anónima.


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LA MANIOBRA IMPERIAL Mariscal Soult, General en Jefe de los imperiales: «Durante la noche del 18 al 19, la división Girard pasa el Guadiana en las balsas que acaban de ser preparadas, después el Gévora, utilizando vados bastante profundos. Iba precedida por la Caballería de Latour-Maubourg, quien había sorprendido a los puestos españoles del Gévora y que se dirigió hacia la izquierda enemiga y la cargó.»39 Coronel Chamorin, del 26º de dragones: «...Esta maniobra (de la infantería francesa), tenía por objeto impedirles la retirada hacia Badajoz, entretanto que nosotros (la caballería) les cortábamos la de Campo Mayor. Todos los movimientos ordenados por el mariscal se ejecutaron a la perfección. El general Latour Maubourg nos hizo maniobrar magistralmente, siempre a distancia de tiro de fusil...»40

Batalla del Gévora 39

Memorias del mariscal Soult. Capítulo XIII. Página 212. Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.

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Un Ayudante del General La Carrera: «Los Enemigos continuaron su marcha amenazando nuestra izquierda y cargando fuertemente por nuestra derecha, para lo que colocaron 4 piezas de á 4 y 2 obuses en el llano de Evora (Gévora), desde donde nos hicieron un fuego vivo y acertado. A las 9 y ½ se resolvieron atacarnos haciéndolo su Infantería a la Vanguardia nuestra, y su Caballería y Artillería por el frente y su derecha.»41 General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «Venían distintos partes de que el enemigo se presentaba en distintas partes del Gévora para vadearle, lo que le era fácil por qualquier parage, y á cubierto con la espesa niebla y de su infinidad de tiradores pasó su Infantería en quatro columnas. Nuestra Caballería, situada en la llanura de la parte del Gévora, y la Portuguesa en la de la parte de Elvas, contenía á la Cavallería enemiga que vino por la parte de Botoa, y se había extendido hacia el camino de Campo Mayor. Otros dos cuerpos de Cavallería pasaron el Gévora inmediato al puente, y amenazando el flanco de la nuestra obligaron a ésta a retirarse por entre la División de Vanguardia y 1ª, y cargando vivamente un Cuerpo de Infantería, desalojó los tiradores de nuestra Vanguardia, pero esta División al mando de su vizarro actual comandante General el Brigadier Don Carlos España, marchó avanzando, y arrojó á la Caveza de la Columna enemiga de aquél punto; fue cargado después con más fuerzas, y manteniéndose por más de media hora, se destacó una Brigada de la 1ª División para que le sostuviese, destacándola de la altura de la Atalaya, donde el General Mendizabal había hecho reunir las dos Divisiones 1ª y 2ª, formando un Quadrilongo con la Artillería en sus ángulos, pues la espesa niebla no dexaba distinguir bien la calidad de Enemigos, y se persuadió sería Cavallería sola la que nos cargava, con poca Infantería.»42 General Butrón, Jefe de la Caballería: «Sobre la marcha recibí segundo aviso de que toda la Caballería Enemiga al trote y galope se dirigía sobre nuestro flanco izquierdo, quedan41

«Ruta del General». Manuscrito de un Ayudante del general Martín de la Carrera. Escuela de Estado Mayor. 42  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército.


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do solos dos Escuadrones que impedían la retirada de nuestras tropas; y conociendo que este movimiento iba dirigido a interceptar nuestra comunicación con Campo Mayor y Yelves, avisé nuevamente al General en Gefe, para que me comunicase sus órdenes: y entre tanto dispuse que los escuadrones de Sagunto y Lusitania, sobre el escape, avanzasen a proteger la retirada de la Infantería que se hallaba en el Puente, que lo verificó sin perder un hombre, hasta incorporarse con nuestras columnas; y con el resto marché para mi izquierda, hasta encontrar el grueso de la Caballería enemiga que alcancé a poco tiempo, cargándola a Sable y obligándola á contener su movimiento, á pesar de la Superioridad de fuerzas con que la encontré; obstinado aquél en forzar nuestra izquierda, dio repetidas cargas, todas infructuosas á pesar de su superioridad en número y del vivo fuego de obús y cañón que introducían en mis filas, todo a la vista del General en Gefe y del resto del Exército. Hasta las nueve de la mañana duró esta lucha, pero conociendo que todos sus esfuerzos eran vanos, desistió de su empresa y empezaron a desfilar sus Escuadrones sobre el flanco derecho (izquierdo) de nuestra línea, que cubría la Brigada Portuguesa,»43 Relación anónima: «La caballería enemiga se dirigió a buen paso a doblar el flanco izquierdo de nuestra posición mientras que la nuestra se mantenía, con el mayor descanso, hasta que presentándose un Ayudante de Campo del General en Gefe, quién viendo la intención del enemigo, la mandó, que acudiera al flanco izquierdo y contubiese su impune movimiento, pero fue un hecho escandaloso, que sin esperar la llegada del grueso de la Caballería Enemiga, huyesen a la desbandada dejando la infantería abandonada a sus esfuerzos. Dispuesta la infantería y caballería del enemigo, se dispuso éste al ataque, que executaron con una rapidez total, que para quando el Ayudante de Campo del General en Gefe, que obserbaba muy de cerca los movimientos voló a dar parte, ya subían las guerrillas francesas la cumbre en que estaba situado el Brigadier Don Carlos España, con 1.500 hombres, que sostuvieron con poca firmeza la altura, ocasionando que no tubieran lugar las Providencias del General en Gefe; por orden comunicada por el mismo Ayudante de Campo, el General Don Juan García que 43

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Declaración del Jefe de la Caballería del 5º Ejército D. Fernando Gómez Butrón.


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se hallaba con su División en la Atalaya, fue a colocarse en la altura más inmediata al Brigadier España, con la instrucción de auxiliar la retirada o las operaciones de España, pero habiendo tomado posesión de ella en el crítico momento de la retirada de aquellas tropas, fue puesta esta División en desorden en un instante por una descarga cerrada de un Regimiento francés, que asomaba la cumbre que abandonó el Brigadier España; en esta disposición la Caballería Enemiga que ocupaba la posición, atacó desesperadamente estas tropas de frente, las dispersas del Brigadier España por su Espalda, sufriendo al mismo tiempo un fuego terrible de la infantería enemiga dueña ya de la altura. Consiguió en este lance el Enemigo la victoria, dispersando la mitad de las tropas que componían el Exército, y dexando embueltas las situadas en la Atalaya, que por ocupar una posición tal no podía menos de sucederles esta desgracia.»44

Batalla del Gévora

44

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Relación anónima.


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LA DEFENSA EN SANTA ENGRACIA Mariscal Soult, General en Jefe de los imperiales: «Por su parte la división Girard ataca la derecha enemiga, a pesar del fuego del fuerte. Sostenido por la brigada de Caballería ligera del general Briche, que contiene a la caballería portuguesa y lo arrolla todo.»45 Coronel Chamorin, del 26º de dragones: «...El enemigo formó en varios cuadros; uno de ellos de unos 3.000 hombres que se designó como nuestro objetivo, maniobramos constantemente alrededor de él. Nuestra infantería en retaguardia. Recibimos la orden de formar por pelotones a la izquierda y de trasladarnos rápidamente a su flanco para seguir sus movimientos. Esta maniobra, al marchar por la izquierda, me pone en la cabeza de la columna...»46 General La Carrera, Jefe del Estado Mayor; «A pocos momentos me mandó á mí S.E. que dexando como mil hombres en la Atalaya, formase en cuadro el resto, y marchase con él para sostener á la Vanguardia y Brigada de la 1ª División, la tropa obedecía y maniobrava en esto con su serenidad acreditada, y con el mayor entusiasmo marchó conmigo; más apenas ocupó la cresta de la colina inmediata á la Atalaya se hizo general la acción, y el fuego de la artillería molestava demasiado á las tropas de la Atalaya, y á las mías, pues arrollada la Vanguardia, situó el enemigo su artillería instantáneamente contra mí, y otra batería contra la Atalaya, y con algunos tiros de metralla al tiempo que ibamos a maniobrar, para tomar otra formación mas propia para cargarles en forma, nos derribaron toda una cara del Quadro y parte de otra, y el resto se puso en retirada bien unidos, pero no ordenados para rechazar la Cavallería, que cargó por ambas partes, aconteciendo lo mismo en todo á las tropas de la Atalaya, y en los mismos momentos, con mas la desgracia de haver volado un carro de granadas nuestras en el mismo Quadro por una que le cayó, originando el daño que se dexa conocer, por lo que deshecho ya aquél apoyo que iban a buscar mis tropas, la Cavallería francesa acuchilló mucha gente, y cogió mucha más, con excelentes vizarros Oficiales y Xefes, haviendose refugiado en Badajoz casi toda la 1ª Brigada de la 1ª División, con su General Don 45

Memorias del mariscal Soult. Capítulo XIII. Página 212. Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.

46


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Juan Josef García, y quedando prisionero el General Virués con los expresados, a pesar de los vizarros esfuerzos de la nuestra, señaladamente los Regimientos de Sagunto y 2º del Algarve, que por dos veces hicieron ceder al Cuerpo de la enemiga, que por la parte de Campo Mayor, intentó en vano envolvernos a todos.»47 Ídem a Don Gabriel Mendizábal: «Marchando con el Quadro que VE me previno para apoyar las operaciones de la vanguardia, que se batía vizarramente, y de la 1ª Brigada de la 1ª División, que se había hecho adelantar en su socorro; marchava mi tropa en el mejor orden que pueda darse, y haun se mantuvo en el mismo, a pesar del fuego de cañón, y alguna otra granada que nos tiraron; pero estando ya muy cerca al alcance de la Metralla, me derribaron con quatro tiros, en pocos instantes, toda una cara ó frente que miraba a Badajoz; en este caso la tropa cedió y con algún desorden se dirigió al cerro de la Atalaya. La Cavallería Francesa cargó con rapidez á embolbernos, a pesar de los esfuerzos de la Portuguesa y resultó acuchillasen bastante gente, y hicieran rendir las armas, á mucha más.»48 Relación anónima: «En efecto la Caballería enemiga tubo la osadía de montar la cumbre, pero se halló con una infantería inmóvil, y con dos descargas cerradas perdieron en dispersión y precipitadamente la ventaja adquirida.»49 Historial del Regimiento de la Princesa: «Nuestra División, biendo desbaratada la derecha de la línea, formó el Quadro y contubo por algunos momentos al Enemigo, el que haviendo llegado su artillería y servido de la que nos havía tomado, principió a batirnos a Metralla. Por algún tiempo seguimos la retirada en aquella formación, pero desecha ésta por el cruel fuego de artillería, se apoderó el enemigo de miles de soldados valientes que no tuvieron otro recurso que ponerse a discreción del vencedor...»50

47

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército. 48  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército. 49  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Relación anónima. 50  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 147. Historial del Regimiento 1º de la Princesa.


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Batalla del Gévora

Coronel Chamorin, del 26º de dragones: «...Llegué delante del ángulo del cuadro, me doy cuenta que tres obuses y algunos carros de munición de una batería establecida detrás de nosotros acababan de llegar y habían provocado un poco de desorden: aprovechándolo cargué. Forzarlo y atravesarlo fue un instante. Les apresamos y sin detenernos, caímos sobre cinco piezas de artillería, enseguida nos apoderamos de cuatro y dos obuses; la quinta fue capturada en medio de un escuadrón enemigo junto con un general y su ayudante de campo. El desorden se extendió, el centro puesto al descubierto por la captura del cuadro no sostuvo nuestro choque, su derrota conlleva la del ala derecha y todo terminó...»51 General Butrón, Jefe de la Caballería: «Nuestra Infantería en toda esta serie de ocurrencias no hizo otro movimiento que el de formar dos quadrilongos en la Altura y esperar á que las 51

Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.


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columnas enemigas, con su Artillería, se aproximasen á tiro de Metralla por el centro de nuestra línea, luego que lo verificó situó tres baterías con las que desbarató nuestros Quadros, obligándoles a ponerse en un total desorden, momento indicado para su numerosa Caballería, compuesta de dos mil cuatrocientos caballos, que a un mismo tiempo cargaban por derecha, izquierda y centro; conociendo yo que la Infantería iba a ser impunemente sacrificada, hice el último esfuerzo y poniéndome á la Cabeza de los Regimientos de Sagunto y Lusitania, cuya fuerza total consistía en ciento quarenta plazas, avance en batalla sobre el Enemigo; de nada sirvió mi esfuerzo, pues envuelto por todas partes, solo conseguí manifestar mis buenos deseos a costa de muchas vidas y abriéndome paso con las espadas pude, aunque cargado y perseguido por gruesos escuadrones, salvar las reliquias de una Caballería que en el espacio de cinco meses ha dado tantas pruebas de valor y constancia...»52 Relación anónima: «El Enemigo trató de acabar con las tropas vencidas, pero habiendo aproximado siete piezas de Artillería a medio tiro corto de fusil, sostenidas por 2.000 Granaderos situados ya en la altura, empezaron un cañoneo vivísimo de metralla contra el Quadro situado en la Atalaya. No se puede contar sino con horror, el superfluo sacrificio que se hizo de estas valerosas tropas, que despreciaban la vida con heroísmo, hasta que habiendo quedado muertos la mitad de los que componían el Quadro, la Caballería enemiga pudo atravesar por un claro del Quadro, y este fue su resultado. De nuestra Caballería es prudente no hacer mención alguna, porque habiendo tenido la conducta referida antes de empezar la acción, se puede concebir la que executaría en lo fuerte de ella».53 General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «Nuestra Cavallería y la Portuguesa fueron arrolladas por la superioridad de la enemiga que pasaba de dos mil Cavallos, siendo la nuestra toda mil quatro cientos escasos, pues la portuguesa había vaxado mucho por la debilidad de sus Cavallos, y de la nuestra respectivamento, y por el excesivo trabajo en los días anteriores, en mas de un mes y medio.»54 52

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Declaración del Jefe de la Caballería del 5º Ejército D. Fernando Gómez Butrón. 53  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Relación anónima. 54  Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército.


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EL FINAL DE LA BATALLA Relación anónima: «El General García pudo apoyarse a la Plaza y entró en ella con 1.400 hombres de su División, todas las demás tropas, excepto el Regimiento de la Unión, fueron hechos prisioneros, éste Regimiento al mando de su Coronel Don Pablo Morillo, correspondió en ésta ocasión á su nombre, porque viéndose atacado en la retirada por 400 caballos, consiguió seguramente una victoria debida á la presencia de su Coronel, y al Exemplo y valor de los oficiales que le acompañaban, a pesar de verse abandonado por 200 caballos que llevaba a sus flancos, y verse sin municiones, esperó con sus bayonetas al Enemigo y lo detubo con la mayor bizarría, habiendo salido triunfante de su libertad, causando una pérdida considerable al Enemigo, y habiendo muerto al Coronel Comandante y Quatro oficiales. Este hecho que es uno de los mas distinguidos que se presentan en la Guerra, debe merecer el elogio de los buenos Militares, y el exemplo de los que no lo son.»55 General La Carrera, Jefe del Estado Mayor: «Solo el Regimiento de la Unión, mandado por su Coronel Don Pablo Morillo, pudo mantenerse unido, pues formado en masa, el último de la Vanguardia, logró evadirse, sin separársele nadie, por la retaguardia de la Cavallería francesa que cargava a las tropas. Este fue el apoyo de algunos, y el Cuerpo á que me reuní desde luego, procurando incorporar extraviados que por todas partes se evadían, y con unos 200 de estos escasos y este Regimiento nos dirigimos al vado del Caya, en dirección de Elvas, entre el camino derecho y el puente, y entonces fue cuando un Cuerpo de Cavallería francesa, como de 400 Cavallos que nos siguió, nos respetó hasta la derecha del Caya, donde hallamos un Cuerpo como de 100 Caballos portugueses, y otro de pocos más de los nuestros, á los que cargaron rápidamente los franceses y pusieron en huída, amenazando esta pequeña columna, pero cediendo á pocos tiros; y siguiendo esta su marcha, y los Enemigos el alcance de la Cavallería, llegamos cerca de la Atalaya, no lexos de los Olivares de Elvas, y allí fue donde los enemigos decididamente nos cargaron por tres partes á un tiempo; pero firme el Regimiento de la Unión, cogió el premio de mantenerla, pues dando frente a todos la55

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 99. Relación anónima.


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dos, escarmentó bien á los enemigos que llegaron a sus bayonetas; con este escarmiento huyeron, aunque á muy larga distancia se reunieron algunos. Al pasar el Caya hice quemar las tres barcas y me puse vaxo el tiro de cañón de la Plaza de Elvas. El bagaje se salvó todo, pues la mayor parte se dirigió a Elvas en los primeros momentos y el que no pudo se metió en Badajoz. El campamento se perdió y lo mismo la artillería como es consiguiente á tener que atravesar llanuras de mas de legua y media, por qualquier punto que se intentase retirarla, como se hizo con las piezas que se pudo, siendo once las perdidas, á saber: 4 cañones de á 8, 3 obuses de 7 pulgadas y 4 cañones de a 4, con sus carros; no habiendo podido retirarse del campo por falta de acémilas...».56. Coronel Pablo Morillo Morillo, Hoja de Servicios: «En la del 19 del propio, en los campos de Santa Engracia, habiendo sido el Regimiento de la Unión el único que se salvó, a pesar de las repetidas cargas que sufrió de la Caballería enemiga, retirándose hasta Yelbes y contribuyendo á que se salvasen igualmente varios individuos de otros Cuerpos, incluso el Gral. Carrera, por lo que le concedió SM. Un escudo bordado en plata en campo verde, con el lema en su orla de «Premio a la Unión», que deberá colocarse al lado izquierdo del pecho». El citado escudo de distinción fue concedido a todos los componentes del Regimiento, que en la orden de concesión se concreta en número de 200 infantes. Mariscal Soult. General en Jefe de los imperiales: «Antes del mediodía, el combate había terminado y la derrota era completa. Los españoles dejaron sobre el campo de batalla 1.800 hombres muertos o heridos, 5.000 prisioneros con la mayor parte de sus generales y 17 piezas de artillería. No quedó nada de todas las tropas llegadas de Portugal. De nuestra parte, la pérdida fue casi nula, gracias a la rapidez con que se ejecutaron todos los movimientos.»57 Coronel Chamorin, del 26º de dragones: «...El regimiento tuvo una veintena de hombres de baja, 16 de la compañía de elite; los valientes Rougetet y Drouet han muerto...»58 56

Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones. Legajo 109. Informe del General Martin de la Carrera. Jefe del Estado Mayor del 5º Ejército. 57  Memorias del mariscal Soult. Capítulo XIII. Página 212. 58  Memorias del Coronel Chamorin, comandante del 26º regimiento de dragones.


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RESISTENCIA DE BADAJOZ. ÚLTIMO ESFUERZO Y RENDICIÓN La plaza de Badajoz continuó su resistencia sin esperanza de socorro por ningún Ejército español, por que no existía, ni aliado por inacción de Wellington, quién bien lo lamentaría después. El general Don Rafael Menacho dirigió la defensa con acierto y energía hasta perder la vida en ella el día 4, como su fama hacía suponer.

El General Menacho y Tutlló. (Museo del Ejército)

Teniente Coronel Joaquín Caamaño y Pardo:59 «El dignisimo general Dn. Rafael Menacho, al ir a recibir las tropas de la salida, para darles las gracias, fue herido de una bala de metralla en la muralla que une los Baluartes de Santiago y Sn. José y a pocos instantes perdimos el Gefe que huviera sostenido la Plaza hasta llenar todos los deveres de una gloriosa defensa.» 59

Informe formulado por el Brigadier, Teniente Coronel de Artillería Joaquín Caamaño y Pardo, en 1811, sobre la defensa de Badajoz. Dirección de Artillería. Página 4.


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Ante la imposibilidad de poder acudir en socorro de la Plaza, se recurre a una diversión estratégica de alto estilo. Desde Cádiz embarca un Ejército combinado, al mando del Teniente general Lapeña, compuesto por dos divisiones de infantería española, una británica al mando del Teniente general Graham y la caballería unida al del también británico Whittingham. Desembarcados en Tarifa y Algeciras marchan hacia Cádiz por tierra, para atacar de revés al 1º Cuerpo de Ejército del Mariscal Víctor. Si se le consigue derrotar, tendrá que levantar el sitio de la Plaza y retirarse hacia Sevilla. Su única posibilidad de socorro sería por parte de Soult, previo levantamiento del sitio de Badajoz. Es decir se intenta salvar ambas plazas con una sola acción. El día 5 de marzo, Lapeña con las divisiones españolas de Vanguardia Lardizabal y 1ª del Principe de Anglona, atacan a la división francesa de Villatte en el Sancti Petri, la división británica de Graham y la caballería quedan en reserva en el Cerro del Puerco. Con dificultades Lapeña consigue batir a Villatte y llama a Graham para que se le una, pero a mitad de camino éste conoce que los franceses avanzan rápidamente a ocupar el citado Cerro y sin avisar a Lapeña, decide retroceder y atacarles cuando ya lo han ocupado. Se trata de las divisiones del conde Ruffin y Leval. Tras duro combate, Graham consigue derrotarles y obligarles a rertirarse, pero sus muchas pérdidas le impiden perseguirles. Lapeña no se ha enterado de su acción y además está demasiado lejos para llegar en tiempo oportuno. La victoria se ha conseguido, Víctor agrupa sus batidas divisiones y se prepara para lo peor al día siguiente. Pero... El general británico, abrumado por el número de sus bajas, tan contrario a las directivas de su gobierno, por la dificultad de reposición de las mismas, decide unilateralmente abandonar las operaciones y se interna en Cádiz. Como de costumbre acusará a los españoles por no acudir en su auxilio en la batalla. El general Lapeña, reducido a sus solas fuerzas, decide renunciar a continuar la ofensiva. El Mariscal Víctor reanuda el bloqueo de Cádiz y Soult no necesita acudir en su ayuda. El sitio de Badajoz continua, cinco días más tarde, el 10 de marzo, la Plaza capitula. Teniente Coronel Joaquín Caamaño y Pardo:60 «El Ingeniero se explicó según constará en su voto, y exponiendo varios Gefes de que la tropa y aún algunos oficiales estaban acobardados en 60

Informe formulado por el Brigadier, Teniente Coronel de Artillería Joaquín Caamaño y Pardo, en 1811, sobre la defensa de Badajoz. Dirección de Artillería. Página 8.


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términos que no podía contarse con ellos, con otras reflexiones a ese temor, concluyó Dn. Manuel Iturrigaray en estas terminantes palabras = Señores creo nos cansaremos en valde; el Sor. Ingeniero dice que á pocas horas estará practicable la brecha, y exponiendo además que la cortadura no podía estar concluida en quatro días, es evidente que no nos queda otro recurso que capitular.» El general Imaz, comandante de la Plaza fue declarado sin responsabilidad por la rendición, en el reglamentario proceso subsiguiente. Tras la toma de Badajoz, el 25 de marzo tuvo lugar un combate ante la plaza de Campo Mayor, el coronel Chamorin resulto muerto. Había sido ascendido a general de brigada con fecha 3 del mismo mes, pero no llegó enterarse de su ascenso. En el mes de mayo, Wellington decide recuperar Badajóz, acción que conducirá a la Batalla de la Albuera, victoriosa para las armas aliadas, pero se fracasa en la recuperación de la Plaza, que permanecerá en manos francesas durante un año más, después de uno de los más sangrientos combates de la guerra y brutal saqueo de tres días por parte de los británicos.

Badajoz: los 3 asedios


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ORDEN DE BATALLA. BATALLA DEL GÉVORA EJÉRCITO ESPAÑOL

Unidad

Fuerza

Bajas

Presos

Observaciones

Jefes --Tropa Jefes – Tropa

Mando interino Teniente general D. Gabriel de Mendizabal. Jefe de Estado Mayor Mariscal de campo D. Martin de la Carrera. División de Vanguardia Brigadier Carlos España 2ª Sección Coronel José García de Orozco. Bón del General. Cazadores del General Compañía de Guías Rgt.Inf.Lin. de la Unión. Rgt.Inf.Lin. Plasencia. Rgt.Inf.Lig.1º de Cataluña. Rgt.Inf.Lig.2º de Cataluña Rgt.Inf.Lig.1º de Castilla. Artillería ¿8 piezas 100?

1 bón. 1 bón. 1 cía. 594 ¿500? 1 bón. 1 bón. 1 bón.

602 225 del 5º Ejército. 602 38 318 24 119 Cor. M. del Mazo preso ¿50? 1 26 1 24 del 5º Ejército. 7 97 38 Cor. Pablo Morillo 21 Milicia Provincial 249 12 107 4 93 Coronel Vives. 408 19 328 10 132 Coronel Orozco. 574 12 387 8 199

Total Vanguardia 3.679 1ª División Mariscal de campo Juan José García. 1ª Sección Coronel Felipe Berenguer. Rgt.Inf.Lin. del Rey. 587 Rgt.Inf.Lin. 1º de León. 795 Rgt.Inf.Lin. Hibernia. 1 bón. Rgt.Inf.Lin. Valladolid. 740 Rgt.Inf.Lin. 1º de Sevilla. 1 bón. Rgt.Inf.Lin. 6º Vol. Sevilla. 650 Rgt.Inf.Lig.1º de Barcelona. 1 bón. Artillería. 8 piezas ¿100?

25 438 17 373 Tcol.Juan Mestre preso 18 325 12 173 Coronel Carrión preso 387 26 289 21 289 1 jefe herido preso Cor. Nicanor Ibañez Girón 334 6 57 16 355 Tcol. Blas de Manuel Trïas 302 15 136 7 71 Coronel Felix Prats 2 95 Piezas perdidas.

Total 1ª División 3.895 2ª División Mariscal de campo José Virues. (preso). 1ª Sección Br. Antonio Darcourt. 2ª Sección Cor. Nicolás Darcourt.


EXTREMADURA Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Rgt.Inf.Lin. 1º de la Princesa 647-701 Rgt.Inf.Lin. 1º de Toledo. 1º-3ºbón. 481 Rgt.Inf.Lin. Zamora. 454 Rgt.Inf.Lin. Vol. de la Victoria 258 Rgt.Inf.Lin. Lobera. 764 Rgt.Inf.Lig. Vol. Navarra. 321 Artillería ¿8 piezas100? Total 2ª División

3.079

Total Infantería Total Artillería

10.353 ¿300?

2

20 468

37 27 19 73 17

470 23 449 20 260 14 493 28 231 12

360 257 158 458 206

Cor.N.Darcourt preso Br. A. Darcourt preso Coronel Palma Tcol.Fco.Haro herido

División de Caballería Mariscal de campo Fernando Gómez de Butron. Rgt. Carabineros Reales. 45 Rgt.Lin. Reina. 112 Rgt.Lin. Infante. 41 Rgt.Lin. Borbón. 144 81 Rgt.Lin.2º del Algarve. Rgt.Lin. Alburquerque. 50 Rgt.Drg. Sagunto. 1 esc. 139 Rgt.Drg. 1º de Lusitania 90 73/61 Rgt.Caz. Vol. de España. 2 esc. ¿120? ¿50? Rgt.Caz. Córdoba. Rgt.Caz. Granada de Llerena. ¿50? Rgt.Caz. Sagrario de Toledo. 92 Rgt.Hus.1º de Extremadura. 57 Compañía de Voluntarios. 46 Total Caballería

1.117

Total españoles

11.770

5/5 2 20/19 4 19-32/21-39 19/19 1 2 1 Cruzada de. 29/24 7 3 2 1 Montaña de. 2/5 1 32/33 23/27 2

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EJÉRCITO PORTUGUÉS Brigada de Caballería Madden. Rgt.Nº 3 Olivença. Rgt.Nº 5 Evora. Rgt.Nº 8 Elvas.

¿300? ¿300? ¿300?

Total portugueses

900

París, Arco del Triunfo


EXTREMADURA Y LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

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EJÉRCITO IMPERIAL Mando Mariscal de Francia Nicolás Jean – de - Dieu Soult. Jefe del Estado Mayor del Ejército Conde de Gazan. Comandante de la Artillería General Bourgeat. 1ª División Jean Baptiste Girard. 1ª Brigada Philippon. Rgt.Inf.Lin. Nº 34 1º-2ºbón. 1.600 3 bón. 1.515 Rgt.Inf.Lin. Nº 88

Coronel Remond Coronel Veiland.

2ª División Honore Gazan. Conde de Gazan. Rgt.Inf.Lin. Nº 100 2º-3º bón. 1.410 en reserva

Coronel Quiot.

Total Infantería 9 bón. 4.525 División de Caballería Latour Maubourg. Brigada Briche. Rgt.Hus. Nº 2 Vinot Rgt.Hus. Nº10 Rgt.Caz. Nº 21 Rgt.Drg. Nº 2 Brigada Bouvier. Rgt.Drg. Nº 4 Rgt.Drg. Nº 14 Rgt.Drg. Nº 26

2 esc.

405/433

Jefes: 2 muertos y 1 herido;

2 esc. 2 esc. 2 esc.

504/416 367/374 2 Jefes heridos ¿294/294?

4 esc. 2 esc. 2 esc.

562/517 Coronel Farine. 353/278 1 Jefe herido Comandante Hudry 417/471 Coronel Chamorin

Coronel

Comandante Desmarets Comandante Muller

Caballería del IV Cuerpo 1º-2º esc. ¿170/170? Belgas esc. de élite Rgt.Caz. Nº 27 Caballería española josefina. 2 esc. Rgt.Caz. Nº 3 2 esc. Rgt.Caz. Nº 4

189/194 Bajas Tiene bajas. ¿246/263?

Total Caballería

21 esc. 3.507/3410

Total Artillería

¿12 piezas

300?

Total imperiales 8.332 Otras Unidades francesas presentes en el asedio. Rgt.Inf.Lin. Nº 10

3º bón.

4 de 4 y 2 obuses


JUAN JOSÉ SAÑUDO BAYÓN

114 Rgt.Inf.Lin. Nº 40 Rgt.Inf.Lin. Nº 64 Rgt.Inf.Lin. Nº 51? Rgt.Inf.Lin. Nº 103 Rgt.Inf.Lig. Nº 21 Rgt.Inf.Lig. Nº 23? Rgt.Inf.Lig. Nº 28

1º-2º bón. 1º-2º bón.

1.406 1.589

1ª Brigada Coronel Chassereaux Coronel Vicent

3 bón. 3 bón. 3 bón.

Rgt.Drg. Nº 17 Zapadores. Otras Unidades españolas de posible presencia en la Batalla del Gévora61. Rgt.Inf.Lig. Legión extremeña. Posiblemente 1 compañía de tiradores precursora de la Legión. Rgt.Inf.Lin. 2º de Vol. de Madrid. Muy pocos, posiblemente el 3º batallón. Los 1º y 2º sirven en Cádiz en estas fechas. Rgt.Inf.Lin. del Príncipe. 1º y 2º batallones. Perteneciente a la División de Vanguardia. Unos 700 hombres.

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Ninguna de estas unidades aparece relacionada en la relación de presos y bajas de la Gaceta Extraordinaria de Sevilla del miércoles 6 de marzo de 1811. Por tanto salvo error su presencia resulta dudosa, aunque pudiera tratarse de las unidades que pudieron retirarse al interior de Badajoz.


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B

adajoz tuvo mucha importancia en la historia de España como nación, al ser lugar fronterizo entre España y Portugal, dominando las comunicaciones de Madrid con Lisboa, por su situación, frente a las plazas fuertes de Elvas, Estremoz y Campo Mayor. Sufrió innumerables sitios y fue muy castigada, así mismo sirvió de base en los enfrentamientos con el vecino país. En la guerra contra el francés, mal llamada de la Independencia, sufrió los horrores de la guerra, con dos sitios muy duros y un saqueo llevado a cabo por nuestros aliados los ingleses, sin embargo se ganó la inmortalidad junto a su defensor el Mariscal de Campo D. Rafael Menacho y Tutlló, como veremos a través del relato de la defensa de esta insigne ciudad. El sitio de Badajoz de 1811 se enmarca dentro de la necesidad de Napoleón que viendo los apuros del Mariscal Massena frente Torre-Vedras, ordena al Mariscal Soult que se desplace desde Andalucía, y acudiera en su auxilio, para ello necesitaba apoderarse de las plazas de Olivenza y Badajoz, con el fin de asegurarse las comunicaciones. Entre el 11 de enero de 1811, al 22 del mismo mes, conquista Olivenza, plaza pequeña, con la muralla en mal estado y escasa de artillería. Soult consideró que Badajoz sucumbiría en breve, el tiempo le quitaría la razón. La plaza tenía condiciones medianamente aceptables, tanto en sus murallas como en su guarnición, pero principalmente su gobernador el Mariscal de Campo D. Rafael Menacho y Tutlló, un soldado del temple de los que han proporcionado a España las glorias más grandes a través de su historia y en esta guerra contra el francés, que estamos tratando, la 1

Teniente Coronel de Artillería.


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Plano de la defensa de Badajoz

importancia defensiva y el respeto que admiró al mundo por los diversos sitios. Badajoz no reunía las mejores defensas porque ni el estado de sus baluartes, ni el armamento eran de primer orden. Su material de artillería al iniciarse el cerco ascendía a 170 piezas de todos los calibres, montadas 100 en sus fortificaciones y en los parques de reserva el resto, no escaseaba la munición, porque el gobierno, había realizado acopio, después de la batalla de Medellín, en previsión de un futuro asedio. Contaba además en un principio con 4800 hombres, pero por las diversas fases que pasó el sitio se elevaron a unos 9700 soldados Estático en la muralla, el mariscal de campo D. Rafael Menacho y Tutlló, Gobernador político y militar de Badajoz, observaba al enemigo haciéndose la pregunta ¿Cuántos hombres traería y cuanta artillería?. Luego


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volvió a clavar en la lejanía sus ojos negros y apacibles; aquellos que los que le conocieron cuentan que nunca reflejaba ni la cólera ni el espanto. El mariscal Soult haciendo alarde de su poderío militar, desplegando todo su bagaje e impedimenta, así como su tren de artillería, con intención de intimidar a la plaza. A finales de enero de 1811 formaliza el cerco sobre la capital pacense, el ejército francés al mando del Mariscal Soult, con dos divisiones de Infantería unos 11.000 hombres aproximadamente, una caballería que rondaba los 4.000 jinetes, unos 1300 artilleros con 54 piezas de todos los calibres tanto de sitio como de campaña y 700 ingenieros, haciendo un total aproximado a los 18000 hombres. Decía Menacho en su diario: «Del 25 de enero, en este día se han presentado los enemigos en corto número por los caminos de Talavera y la Albuera, pero después de haber hecho su descubierta y ocupados las alturas se retiraron». El día siguiente 26 del mismo mes dice en su diario: «A las diez de la mañana de este día dejaron verse los enemigos, por los caminos de Talavera, Albuera, Valverde, y Olivenza, y hasta las cuatro de la tarde sólo dejaron verse como 800 caballos, con la artillería ligera correspondiente, y desde citada hora empezó a verse la infantería…». Por la mañana del día 28 se le ordena al coronel D. Juan Basecourt para que con el Batallón de Voluntarios Catalanes saliere a desalojar los enemigos de las Tenerías con el objeto de sacar del molino de Ballesteros unas cien fanegas de trigo que habían dejado los molineros al acercarse el enemigo, la maniobra se realiza con precisión y rapidez para evitar que cayese en manos contrarias y así aumentar nuestras reservas. En el diario de Menacho de ese día elogia al Coronel al que tenía en mucha estima por su competencia y valor. La noche del 28 al 29 comienzan los franceses a 500 metros de Pardaleras la construcción de un gran asentamiento de 6 cañones y 4 morteros, destinados a batir de revés el fuerte de Picuriña. Al mismo tiempo se estableció en el cerro del Viento otra batería de seis piezas y en lo alto de San Miguel una gran obra con otras dos baterías de tres piezas cada una de las que, aun cuando muy distantes, debían apoyar el flanco derecho del futuro ataque a Pardaleras. Menacho, abstraído contempla como van asentando los cañones los franceses, aunque su atención parece en otro lugar, murmura ¡hay que destruir esos cañones¡ Sus subordinados pensaron que era un absurdo.


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Ordena a nuestros cazadores, que salieran, para entorpecer estos trabajos; pero los franceses, atrincherados rechazan a los españoles. Por la mañana volvieron a intentar destruir, la primera de sus baterías pero tuvieron que volverse por estar muy bien guarnecida. Entretanto en la derecha del Guadiana, tuvo lugar una acción que debió augurar las más felices consecuencias. Gran parte de la caballería francesa había cruzado el Guadiana y luego el Gévora con el objetivo de reconocer las unidades hispano-portuguesas, que habían llegado a Elvas a vanguardia de las divisiones que desde las inmediaciones de Lisboa acudían en socorro de Badajoz. Cerca de la plaza portuguesa los jinetes franceses fueron rechazados, y el general Menacho, al oír el continuado fuego que se hacía por aquella parte, destacó al teniente coronel Soto para que con los pocos caballos de que podía disponer observara a los enemigos y se enfrentara con ellos. Se obliga a la caballería francesa a repasar, primero el Gévora y luego el Guadiana, en cuya margen izquierda volvió a agruparse. El día 30 los sitiados, al frente el coronel de voluntarios catalanes Don Juan Bassecourt, salieron de Pardaleras; desde la Picuriña al mando del capitán del regimiento de infantería de Sevilla D. Francisco Igarriza, con 200 hombres, con intención de destruir lo que fuera posible de los trabajos. Nuestros soldados atacaron con gran valor sus trincheras, expulsando de ellas á los enemigos; pero, reforzados éstos, los nuestros tuvieron que retirarse de nuevo a los fuertes de los que habían salido. Al día siguiente después del amanecer observando que se dirigían principalmente al fuerte de Pardaleras, con zanjas para proteger a sus tiradores y sus trabajos. Se efectúa una nueva salida desde el fuerte de Pardaleras que sorprendió a los enemigos, quitándoles las palas y demás útiles de que disponian, así mismo se les desbarataron mucha parte de sus ataques, y a las diez de la mañana la acción había concluido, habiendo sido herido gravemente el bizarro capitán Igarriza. A las tres y media de la tarde, se inicia otra salida más importantes y decisiva: Bassecourt, con 600 hombres, dos piezas de campaña y algunos caballos se lanzó sobre las obras enemigas más próximas a Pardaleras y las del Viento. La paralela del centro fue asaltada con la mayor energía; los granaderos franceses que la custodiaban hubieron de abandonarla a pesar de estar ayudados en la defensa por soldados que trabajaban allí. Después de un combate sumamente encarnizado con un batallón de infantería y cuatro compañías de zapadores con que acudió el general Girard en socorro de los franceses, los nuestros cedieron la trinchera y se retiraron a Pardaleras con graves pérdidas y la irreparable del heroico Bassecourt, muerto durante el combate.


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La altura del cerro del Viento, fue alcanzada por nuestros jinetes, matando al comandante de ingenieros francés, huyendo su gente, pero fue reforzada, logrando rechazar a nuestras tropas que regresaron a la plaza. El diario de Menacho dice. «El enemigo fue completamente arrollado, desalojado y perseguido. Su pérdida debe haber sido terrible, porque el fuego jamás dejo de ser mortífero: la nuestra podrá calcularse en 50 hombres, entre ellos muchos oficiales heridos, y lo más sensible de todo ha sido la muerte del Coronel D. Juan Bassecourt, que mandaba la acción, que impuso tanto a los enemigos, pues tardaron poco en reforzar a los suyos con unos 2500 a 3000 infantes» El diario del Coronel francés Lamare: Al hablar de sus perdidas menciona un oficial y ocho soldados muertos y 49 heridos Menacho siempre que le era posible, se le veía en las murallas, observando a los franceses y pensando como plantear su defensa, quizá se acordase de aquellos días lejanos de 1791, recién ascendido a segundo teniente, cuando su bautismo de fuego, estando de guarnición en Ceuta, bombardeada y sitiada por el sultán de Marruecos; después de un gran bombardeo, la artillería enemiga consiguió abrir cuatro brechas en las murallas de Ceuta; el asalto parecía inminente; D. Rafael recibió la orden de atacar con su unidad del Regimiento de la Victoria, lo que realiza por sorpresa, y logra clavar los cañones enemigos. La guarnición de Ceuta consiguió gracias a ello el tiempo necesario para reparar la muralla. En otra de las salidas de nuestras tropas al campo enemigo consigue con su compañía, el 31 de diciembre de ese año, quemar el serrallo del sultán de Marruecos. Por ello nunca se quiso encerrar en la plaza, y organizo su defensa con continuas salidas, en las que Menacho basaba su defensa, para desbaratar e impedir las obras que realizaban los sitiadores, realizadas con arrojo temerario que aunque costaban muchas vidas servían para estrechar los lazos entre militares y paisanos, porque juntos desafiaban los peligros y daban mutuas muestras de intrépida resolución al defenderse, adquiriendo así confianza en el triunfo. Soult pensó que la guarnición y el vecindario se intimidarían solamente con ver el aspecto bélico que desplegaba, y propuso la rendición el 2 de febrero; pero Menacho las rechazó, y con esto creció el entusiasmo de las tropas y vecinos de Badajoz. El día tres se ejecutó otra salida de las planeadas por su Gobernador, por la parte de Pardaleras, tomando algunas trincheras con facilidad pero de


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inmediato cargó el enemigo con gran valor y por diversas partes obligando a retirarse de nuevo a la plaza. Por la noche iniciaron los bombardeos de la plaza, sin ocasionar grandes problema en la ciudad, aun dirigidos, como iba, contra la catedral y los almacenes de pólvora. Pero sí sirvió para mostrar el patriotismo más elevado y la entrega de las tropas de la guarnición. El diario de Menacho dice el día tres después de contar las salidas y los bombardeos lo siguiente: «… se mandó estuvieran abiertas las puertas, y se pusieran luces, al mismo tiempo se nombraron cuatro vecinos que se fuesen relevando en la torre de San Juan para que no tocándose otra campana, diese tres campanadas cuando vinieran bombas, dos cuando granada y una cuando fuese cañonazo, y de este modo el vecindario acudía a los parajes que consideraba más seguros». Durante el día cuatro del mes de febrero los enemigos se dedicaron ha realizar sus trabajos, y no dispararon sobre la plaza. A las doce de la noche salió para Elvas el Segundo General en Jefe con el objeto de apremiar la marcha de nuestra caballería y de las divisiones de infantería que venían de Lisboa. Cuando el siete de febrero, se realizó la tercera salida de importancia. Ese día se formaron varias columnas. Una de ellas, debía amenazar la altura y trincheras del Viento; y otra se dirigió a asaltar los tres fuertes franceses más próximos y las alturas de San Miguel y el Almendro. La salida por la puerta de la Trinidad al apoyo de La Picuriña y San Roque, tuvo ya los caracteres de una batalla campal. Las cuatro columnas, marcharon en escalones, apoyadas de certero y nutrido fuego de la artillería de la plaza desde los fuertes y baluartes de aquella parte de su recinto, sobre los puestos enemigos; la casa fuerte de Tinoco cayó inmediatamente en nuestro poder y momentos después las baterías de San Miguel y el Almendro, eran asaltadas a la bayoneta, sin disparar un tiro a pesar del nutrido fuego que de ellas se hacia. Al ocupar las baterías, e intentar inutilizar las piezas con que estaban armadas, no aparecieron los artilleros que debían clavarlas y a duras penas se logra romper el montaje de una de ellas cuando acuden los enemigos reforzados por numerosa tropa. Cinco Batallones atacan á los nuestros de frente, mientras otros, y una batería a caballo los oprimen de flanco, maniobra que les valió recuperar los fuertes. No desmayaron por eso los nuestros, sino que, rechazados, volvieron a lo carga con el mismo ardor de antes y


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sin perder la esperanza de vencer de nuevo. Sin embargo la situación era completamente distinta, y al no haber inutilizado las piezas de las baterías, los franceses dispararon sus proyectiles sobre los asaltantes. Hubiera resultado una importante victoria de no ser por el lamentable descuido de no llevar en las primeras columnas de ataque, artilleros destinados a inutilizar las piezas de los reductos enemigos. Como acostumbraba Menacho, subió al muro, para dirigirla con sus acertadas disposiciones; mas una bala de fusil le hirió en el muslo derecho. Herida que ocultó para que no le llegara la noticia a su familia que estaba en la plaza de Elvas. Las pérdidas de un lado y otro fueron considerables. Los franceses dicen que las suyas consistieron en 54 muertos y 362 heridos. Menacho en su diario dice: «…El valor de nuestra infantería ha sobresalido en esa ocasión sobre todos, y aunque hemos tenido unas pérdidas de más de 600 hombres, entre muertos y heridos, los del enemigo han debido de ser mucho mayores, pues no tan solamente fue batido por nuestra infantería, sino que el cañoneo de la plaza estuvo siempre sobre él. Las fuerzas que presentaron los enemigos por los punto del Almendro, San Miguel y la Atalaya se regula con 60 infantes. La salida de nuestras tropas por el rastrillo de San Vicente dirigido a un falso ataque al Cerro del Viento llamó la atención del enemigo que condujo hacia aquella parte como unos 20 hombres, en donde el fuego de cañón y fusil fue cruel. Se le hicieron 13 prisioneros, y aunque sufrimos bastantes pérdidas, no puede ser comparada con las del enemigo que fueron ahuyentados por la metralla cuando querían salir de las trincheras. A las 6 de la tarde todo estaba concluido, quedando el enemigo con una lección que le demostraba claramente el valor de las tropas españolas…» Ante este panorama, Soult comprendió que mientras Badajoz pudiera contar con un ejército de socorro a sus puertas y las comunicaciones con Portugal, se haría imposible su conquista. Pensó en derrotar al ejército de la derecha del Guadiana a fin de arrebatarnos tan importantes ventajas. El día 9 los franceses intentan de nuevo cortar las comunicaciones con Elvas y Campo Mayor, con su caballería, pero el General Mendizábal envía la caballería hispano portuguesa y la francesa se retira. Soult marcó como primer objetivo el fuerte de Pardaleras, defensa anticipada de la plaza. El día 11 fue el señalado para tomar el fuerte y a las cuatro de la tarde rompían el fuego sobre él, con tal violencia que no fue


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posible a los de la plaza contrarrestarla, y al poco rato, todas las piezas de artillería del fuerte quedaron inutilizadas, según el parte de su Gobernador D. José Ladrón de Guevara, capitán del Regimiento Provincial de Trujillo. Después de la preparación artillera, ya de noche, se inicio el asalto que no hizo necesario practicar una brecha, al descender, el capitán de zapadores al foso. Por torpeza de los defensores, la poterna que daba entrada al interior del recinto estaba abierta, por ella, penetró el enemigo, tras herir al oficial que bajo a cerrarla. Después de subir con sus fuerzas a los muros al grito ¡Vive l’empereur!. La guarnición que se componía de los regimientos de Sevilla y 1º regimiento de Badajoz, abandonan sin oponer a penas resistencia, se retiran desde el camino cubierto de Pardaleras, consiguiendo refugiarse en la Plaza Gran pérdida era la de aquel cuerpo avanzado de la plaza y, sin embargo, el General Menacho decía en su diario lo siguiente: «Los enemigos en la toma de Pardaleras encontraron su ruina, pues al ser de día los cinco cañones que se montaron en la cortina del Pilar rompieron un fuego terrible que desbarató la mayor parte del fuerte, é introdujo la muerte en los enemigos, en términos que no se atrevió a presentarse por aquella parte, y con dicho motivo arrojaron a la plaza 34 bombas y muchos disparos de cañón y obús». El mariscal Soult, inicia después de muchos preparativos, una de las más arriesgadas maniobra, cruzar el Guadiana y, derrotar el día 19, al ejército español, en la Batalla de Gévora, tan magistralmente descrita por mi maestro el coronel D. Juan José Sañudo, el mayor experto de esta guerra, y a la que nada puedo aportar. Después de esta derrota, y dejar de entrar víveres y otra vituallas, el cerco se cerró. Y a partir de ese momento las posibilidades de ayuda son poco probable. Es entonces cuando decide Menacho «Triunfar o Morir» con la plaza. Al día siguiente, después de la reunión con sus subordinados, el Segundo Jefe de la guarnición el Brigadier D. José Imaz, el Comandante de Artillería, D. Joaquín Camaño, quien mas tarde, muerto Menacho, se opondrá a la rendición siguiendo el ejemplo de este, el comandante de Ingenieros Julián Albo y los diversos jefe de infantería, para valorar la situación. Soult propondrá de nuevo la rendición y entrega de la plaza, dado la imposibilidad del refuerzo a esta. Sin embargo de nuevo Menacho, al recibo de la nota del General, le contesta con su firmeza y laconismo militar: ¡viva la patria! Menacho.


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-Frase que se hizo célebre y recoge el «Diccionario Popular de Extremadura» con la siguiente explicación «refrán que da a entender que uno está dispuesto a todo para llevar adelante una resolución, tiene su origen en la respuesta que dio el General D. Rafael Menacho, defensor de Badajoz, a las tropas francesas cuando le sitiaron». Visto ello el mismo día 20 los sitiadores inician sus trabajos, mediante paralelas que consolidan poco a poco, con fajinas y cestones, y es el 26 cuando se reanudan con energía los fuegos de fusil y un violento cañoneo, intentando una pequeña escaramuza siendo rechazados. Por ello los franceses rompen el fuego de las siete baterías que, no ocasionan muchas bajas, pero producen en la plaza destrozos de consideración y el incendio del laboratorio de mixtos situado a espaldas del baluarte de Santiago. El suceso, era lamentable y, peor aún, fue que produjo un gran desconcierto. Gracias a la presencia de Menacho, no produjo funestas consecuencias uno, de cuyos ayudantes murió allí. El coronel de ingenieros D. Antonio Fernández, con unos pocos artilleros y 100 hombres del Regimiento Mallorca se emplearon a fondo en apagar el incendio del laboratorio. Los observadores franceses al darse cuenta que algo raro ocurría en la plaza, intensificaron sus fuegos y llegaron a disparar en doce horas más de 1.500 proyectiles de cañón de todos calibres. Los sitiados contestaron también con energía y consiguieron desmontar algunas piezas francesas. El día 27 los húsares franceses intentaran una nueva táctica, tan vieja como la guerra, la desmoralización mediante proclamas exaltando el valor de los soldados y pretendieron hacerles ver que ya habían llegado al final de una brillante defensa para persuadirles de que no se entregasen a la desesperación, guiados por el orgullo de su gobernador Decía Menacho en su diario del 26: «Estoy persuadido en vista de la defensa de hoy, que si la plaza es socorrida en breve (cual espero) no podrán los enemigos lograr su intento de apoderarse de ella.» Y en el del siguiente 27 al dar parte de lo de las proclamas añade: «Pero si la desgracia en otras partes le ha proporcionado estas ventajas, la plaza de Badajoz se defenderá militarmente, y en los mismos términos llenará sus deberes con lo cual la Patria reconocerá sus


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servicios, y los mismos enemigos sabrán apreciar el valor y virtudes militares». No obstante la herida que recibiera Menacho, sobreponiéndose á los dolores que experimentaba, siguió en el gobierno de la plaza, y recorre con frecuencia las murallas, con el brazo izquierdo apoyado sobre el hombro del Sargento Mayor Giral, y el derecho sobre el bastón, hasta que, sobrevenida la inflamación de la pierna, se vio obligado á hacer cama en la poterna de la plaza. A los tres días de hallarse postrado, le manifestaron algunos oficiales y vecinos amigos suyos, que la tropa y el pueblo estaba descontentos con no verlo al frente de sus hombres. Inmediatamente volvió á tomar el mando y se hizo conducir sobre la muralla, y, a continuación, dispuso una última salida, que realizaron los sitiados de Badajoz. Menacho continuó con el sistema de salidas; y al amanecer del día 2 de marzo por la puerta, siempre amenazada, del Pilar dos compañías de granaderos y una de tiradores del Regimiento del Príncipe, irrumpieron con el objeto de contrarrestar el fuego que hacían sobre nuestro artilleros, y destruir las obras que estaban realizando y retirarse de nuevo, a la plaza al llegar refuerzos enemigos, llevándose utensilios como trofeos de su hazaña. En su último parte dice así: «El día de ayer (2 de marzo) ha sido uno de los más felices de nuestra época. Al amanecer salieron las dos compañías de granaderos del regimiento del Príncipe, y la de sus tiradores; su objeto era cubrir el frente atacado para contrarrestar á los tiradores enemigos que se empleaban en incomodar al artillero, y yo hago lo propio. Al ir á llenar su comisión, se hallaron el camino cubierto ocupado y lleno de cestones; con esa novedad acudió á mi su comandante, preguntando qué harían; contesté que le flanquease, y se arrojase sobre sus trabajos; y fue esto ejecutado tan completamente, que apenas tuvo tiempo el enemigo para huir, por consiguiente nos apoderamos de todos sus útiles, que he pagado a veinte reales por pieza, con lo que sacaron un buen jornal. Asimismo he concedido el grado inmediato a todos los oficiales, y un escudo de ventaja y otro de distinción a todos los sargentos, cabos y soldados». El día 4 de nuevo a media tarde, con igual numero, poco más ó menos, de hombres que en la anterior y con resolución y empuje llegaron sin que nadie lograra detenerlos hasta las dos baterías recientemente levantadas contra la cara derecha del baluarte de San Juan. Los trabajadores y la guardia de las dos baterías, muy próximas una a otra en la paralela, huyeron,


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pudieron entonces clavar 12 ó 13 piezas de artillería de las que contaban. Con tropas de refresco contraatacaron y obligaron de nuevo a los españoles a replegarse a la plaza Cuando presenciaba el estrago que en las líneas francesas causaban los granaderos españoles, una bala de metralla le penetró, dejándolo mortalmente herido, en la tarde del 4 de marzo de 1811. Después todavía habló siete minutos y lamentó no poder ser ya por más tiempo útil a la Patria. Su cadáver fue conducido a la Catedral, donde recibió cristiana sepultura, en el panteón de canónigos en el sótano de la catedral. Su sucesor, el general Imaz, no supo inspirarse en el ejemplo de su predecesor, y en el consejo de guerra, contra el parecer de su comandante de artillería Camaño, y el anciano general D. Juan José García que dijo «Defendamos a Badajoz hasta perder la vida» apoyándose en su jefe de Ingeniero Albo y otros jefes de la plaza, determino la rendición seis días después de muerto Menacho. En 1880 la comisión de monumentos de la diputación recuperó sus restos, entre ellos algunas partes del uniforme e incluso el pantalón con el agujero por donde entró la bala y el grano de metralla Dicen de Menacho que era un gran señor: de buena presencia, elegante en el vestir, amable y discreto, la contrafigura del militar guerrillero. Era firme en el mando, eficaz y osado, si bien seco en corresponder a los halagos. En resumen eran un gran conocedor de su oficio. Sus soldados veneraban a su jefe; tanto los oficiales como la tropa lo admiraban, pues veían en él un gran soldado. Las Cortes Generales y extraordinarias visto sus hechos y relevantes servicios, en sesión de 14 de abril de 1811, lo distinguieron como Benemérito de la Patria en grado eminente y concedieron a la viuda e hijos una pensión de diez mil reales de vellón anuales y una casa en Cádiz. El diputado José María Calatrava lo había censurado en las Cortes días antes, «porque lo encontraba demasiado técnico, e insensible a las observaciones de la política y severo por demás bajo su apariencia correcta e imperturbable». Más tarde se retractaría en la sesión necrológica, de todo lo dicho del difunto General y afirmaría en las Cortes: «Señor, quiero ser el primero a dar a la conducta militar del general Menacho, el tributo de mi admiración y gratitud, y ¡ojalá pudiese hacerlo


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sin tener también que dar a su memoria el de un íntimo dolor! El general Menacho, dedicó a sepultarse en las ruinas de su plaza antes que entregarla al enemigo, ha sido fiel a su empeño generoso, y después de 38 días de sitio terrible y obstinado, cubierto de gloria de la defensa y en reiteradas salidas, ha expirado heroicamente sobre el muro, mientras animaba a sus soldados y hacía temblar a los sitiadores. Basta para inmortalizarle esta muerte, y que para que su nombre sea contado entre los héroes españoles. Ved aquí en bosquejo las acciones y hechos que se deben componer la historia de este bravo defensor de la patria. El recordar sus hechos y su muerte forman el mayor elogio que puede hacerse de difunto héroe. Su muerte ha sido preciosa, porque con ella selló la obligación sagrada que la naturaleza ha impuesto a todos de defender su libertad, y gloriosa por la justicia de la causa que la motivó… ¡Que nombre tan dulce y recomendable será para todas las generaciones de buenos españoles el de don Rafael Menacho!» Su grandeza de espíritu se reflejaría en una carta que escribió a su esposa durante el sitio, en la que dice: ¡Yo prisionero.... ¡Yo á Francia...! ¡Yo atado al carro triunfal del vandido Soult....! ¡Quanto tus temores ofenden mi gloria! Tu amor recela lo que ni aún en el delirio de su ambición se atreve él á desear. Te amo, sí; amo á nuestros hijos; pero este mismo amor me enciende más en el amor á mi Patria. ¿De qué, pues podré servirle en París, dando un espectáculo...? ¡Idea horrible! Si Dios tiene decretada la ruina de Badajoz, no mi ignominia. Sus divinos arcanos están envueltos en una noche inescrutable aún á los Ángeles; bástale al hombre que incesantemente le llame á la virtud. ¿Y qué otra más sagrada pudo prescribiese quando armé mi brazo con la espada vengadora de su nombre, de sus altares, de sus...? ¡Odio eterno hasta más allá del sepulcro! Yo se lo juré; yo lo cumpliré. Sostenido por su omnipotente brazo, y por el valor que inspira en cada uno de estos héroes que me ha dado á gobernar, seré exemplo al mundo de lo que puede un Caudillo amado y obedecido. ¡Capitular....! ¡O día de gloria! ¡Véote llegar y mi alma regocijada se exhala á recibirte! Vedles, compañeros: ya llega...! ya llega el término señalado para que sirváis de admiración á todos los siglos. Llegó... ¡Ved los fosos convertidos ya en sepulcros de esos abominables enemigos de Dios y de los hombres: ved á aquellos correr despavoridos huyendo de la muerte, y que á su despecho la encuentran en la ignominia: ved sus huestes ominosas reducidas ya á un corto número de desalentados. ¡Más ah! ¡que ya de los defensores de estos muros faltan los más señalados!


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¡Más ah! ¿que los pocos que quedamos,. debemos mirar á los que nos han precedido? ¡Debemos dexar menos enemigos á los que han de vengarnos! Esto es ya lo único que de nosotros esperan: esto es ya lo único que podemos hacer: hagámoslo, pues, por nuestra religión, y por nuestra Patria. Ella llora como igualmente perdidos sus hijos muertos ó aherrojados: no lo seamos para su gloria, ni para la nuestra. Muramos, sí; pero sea sacrificando antes á su justicia, quantas víctimas alcance la espada de nuestra indignación: hagamos á nuestros hermanos más fáciles los triunfos que deben coronarlos. Estos son, amada esposa, mis votos de tí bien sabidos. Felicítome desde ahora, de que por mí seas el objeto de la gratitud y del amor de los buenos. Sí; cualquiera que sea mi suerte, vencedor ó muerto, la tuya será siempre envidiable. Aquella es, dirán todos señalándote con el dedo, aquella es la muger ó la viuda, y aquellos son los hijos de Menacho. La iconografía del General, aunque no es excesivamente amplia, se inicia muy pronto. En su ciudad natal, el 30 de marzo de 1811, acuerdan

Retrato del General D. Rafael Menacho y Tutlló, pintado por D. Manuel Roca, Ayuntamiento de Cádiz


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colocar en la galería capitular de la Casa Consistorial un retrato suyo. El cuadro sería obra del director de pintura en la Academia de Bellas Artes, D. Manuel Roca, siendo terminado en agosto de ese año. Su coste ascendió a 3.680 reales de vellón, que sufragaron los regidores del Cabildo de su peculio particular. La familia agradece tal iniciativa en carta fechada en 16 de abril de 1811, y mas tarde alaba el gran parecido de la efigie con el homenajeado. El retrato es de más de medio cuerpo, al fondo se ve una fortaleza que debe de representar las murallas de Badajoz, con una bandera que yo creo es la roja y amarilla con el escudo que utilizaba la Armada, error este explicable por ser el pintor de Cádiz donde en todos los arsenales y dependencias en tierra de la Armada utilizan esta bandera. Su indumentaria es la reglamentaria casaca, tipo frac o peti, de color azul, vueltas rojas, con entorchados de general. Aunque lo normal hubiera sido que en las solapas hubiera lucido también los entorchado, no los lleva, no sabemos si por error del pintor, por economías de guerra o cual sea la causa real de esta omisión. Lleva las tres coronelas de las bocamangas en plata por proceder del batallón de Campo Mayor, el cual llevaba los botones y divisas de ese color. Calzón blanco reglamentario. El bicornio con las plumas de varios colores, y dos borlas en los picos del sombrero, de manera que no resulta del todo reglamentario. Al pie del retrato, que hoy se conserva en el Museo Municipal de Cádiz, junto al escudo de armas, figura la siguiente inscripción: «EL GL DN. RAFAEL MENACHO, MARISCAL D CAMPO D L.S, R.S, Ext.S, GOB.OR D BADAJOZ, SBRE CUYO MURO SACRIFICO SU VIDA DFENDIENDOLA EN LA MEMORABLE ACCION DL 4 D MR.ZO D 1811, SELLANDO EL MÉRITO D OTRAS MUCHAS, Q.E DISTING.RON SU BIZARRA CARRERA EN 26 AÑS. D SERV.S DESDE LA CLASE D CADETE EN EL REGMT.O D VIT.A HASTA LOS 45 ESCASOS DE SU EDAD, P.R CUYOS HECHOS OBTUVO EL SUPREMO HONOR DE Benemérito de la Patria en grado eminente DCLARADO P.R EL SOBERANO CONGRESO DE LAS CORTES GENERALES Y EXTRAORDIN,S EN SES.O D 14 D AB.l DEL PREST.R AÑO. El Ayuntamiento D la ciud, D Cad.Z, su Patria, CONSAGRÓ Á LA DULCE MEM.A D TAN YLLE HIJO, ESTE RETRATO P.R SU ACTA D 30 D M.ZO DL REFE.DO AÑO D 1811. ASOLICIT.D D SU PROC.OR M.R D.N JOAQUIN ANT.O GUTRZ. D LA HUERTA P.A INSPIRAR Á SUS CONCIUDADANOS EL PATRIOTISMO Q.R CONDUXO Á ESTE HEROE AL TEMPLO DE LA INMORTALIDAD. –Pínt.o por M. R.»


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Retrato del General D. Rafael Menacho y Tutlló, propiedad de la familia

Posteriormente, en 1911, fue copiado el cuadro, para el entonces Museo de Artillería (hoy Museo del Ejército), por Julio Moisés Fernández de Villasante, afamado pintor tortosino, que fue tercera medalla en la exposición Nacional de Bellas Artes de 1912, segunda en 1915 y primera en 1920, Su número de inventario es el 20014. En 1988, por Alonso Santiago, es nuevamente copiado, para el Museo del Ejército, para una de sus secciones delegadas. La familia manda pintar una copia a principios del siglo XX (no está fechada) pero modifica el original: el brazo izquierdo, que en original está señalando en una posición un tanto forzada, se baja para apoyarse en el bastón de mando, que en el original lleva colgado del botón, como manda el reglamento, y desaparece todas las murallas y objetos del fondo, para hacerse difuso. Como curiosidad cabe señalar que el retrato pintado para la familia, quizá por error, lleva las coronelas de oro, error que repetirá el uniformólogo D. José María Bueno, que luego citaremos. También existe otro lienzo al óleo pintado por Vicente GarcíaMenacho, en 1927, de la cara del General, sacado del anterior cuadro. (Imagen 4)


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D. José María Bueno, uniformólogo de reconocido prestigio, en su obra «Uniformes españoles de la guerra de independencia», en la pág. 51, representa un Mariscal de Campo, que para dibujarlo dice que se basa en el retrato del General Menacho, del Museo del Ejército. En el primer centenario de la Guerra de la Independencia, una de las ramas de la familia, encargo pintar «la muerte del General Menacho» a Julio Borrell, pintor catalán, hijo y hermano de pintores, que destacó por obras de gran calado Retrato del General D. Rafael Menacho y Tutlló, pintado por D. Vicente García-Menacho y Atard

como el «lavatorio del Jueves Santo en la Catedral de Barcelona», con el que ganó una mención honorífica en Madrid, «Pompa circense», «La boda de Alfonso XIII», murales para iglesias, etc. En esta obra de Borrell vemos al General casi de tamaño natural, ya herido, apoyándose en su fiel ayudante, Sargento de Ordenanzas Giral; al fondo, una batería haciendo fuego y varios paisanos con cara de espanto viéndolo herido. Preside la escena una bandera Española, detalle anacrónico muy propio de los cuadros historicistas. Creo que el cuadro habla por sí solo. Después de haberlo vendido la Dibujo del General D. Rafael Menacho familia, por sus grandes dimensiones, y Tutlló, por D. José María Bueno


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Muerte del General D. Rafael Menacho y Tutlló, por Julio Borell

está en paradero desconocido. Existe una copia en miniatura de este cuadro en manos de la familia firmada por R. Codina R. Al celebrarse el primer centenario de la muerte de tan glorioso y heroico General, el vizconde del Parque dio la idea de mejorar la lápida sepulcral del General, y por una suscripción popular encabezada por el General Gobernador Militar D. José Macón, que alcanzó en poco tiempo las 3.000 pts., se pudo realizar el proyecto conjunto del Capitán de Ingenieros D. Antonio Moreno Zubia y el escultor, profesor de la escuela Municipal de Modelado de Badajoz, D. Julio Clivillés. Fue aprobado por unanimidad. El mausoleo es de mármol blanco y bronce. El busto fue modelado por el escultor citado, que lo basó en el primer retrato del General. El nuevo sepulcro fue inaugurado con toda pompa el 3 de mayo de 1912. Hoy la familia conserva otro busto, en escayola. Existe, además, un obelisco, proyectado por el ingeniero militar Carande, costeado en su día por el personal militar (en activo y retirado) de la plaza. El General Grajera, en acto público, hizo entrega del mismo al pueblo de Badajoz el 2 de mayo de 1893. Hoy en Badajoz, además del sepulcro y el obelisco, existe una calle dedicada a la memoria de este héroe, además existió un cuartel con su nombre y hoy una Base Militar próxima.


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Nuestro héroe, D. Rafael Menacho y Tutlló, nace en el seno de una familia de hidalgos dedicados a la milicia, en Cádiz, a mediados del siglo XVIII, concretamente el 22 de mayo de 1766, fue bautizado en la Catedral gaditana. Era el cuarto de siete hijos, de ellos seis varones. Excepto el mayor que se dedicaba al comercio al por mayor con América, el resto abrazaron la carrera de las armas, como era tradición familiar. Era hijo de D. Benito Menacho-Fajardo y de la Parra, nacido, al igual que él, en Cádiz, el 22 de marzo de 1711. Ingresó como Cadete en el Regimiento de Granada de Guarnición en Panamá, y ascendió a Alférez el 12 de julio de 1738. Nombrado por S.M, en 1741, Oficial Real de la ciudad de Tumba del General D. Rafael Menacho y Tutlló La Paz, levantó a su costa tropas (Catedral de Badajoz) de Milicias de las que fue Coronel y Comandante de Dragones de Arequipa. Casó dos veces, del primer matrimonio no parece que quedara descendencia. El segundo tuvo lugar en Cádiz, el 5 de marzo de 1749, con Dª. Francisca Tutlló de Fajardo y Guzmán, que al ser pariente, en 2º grado tuvo necesidad de dispensa. Y de este matrimonio nacieron todos los hijos Nuestro futuro héroe de la Guerra de la Independencia, D. Rafael, recibió sus primeras enseñanzas en Cádiz, en casa de sus padres; donde aprendió gramática, lengua francesa y filosofía. Pasó luego a la Academia Militar del Puerto de Santa María, dirigida por D. Gonzalo O-Farrill, donde realizó los estudios de matemáticas superiores y otros estudios militares, como Ordenanzas, táctica, topografía, etc. El 3 de octubre de 1784 sentó plaza de Cadete en el Regimiento de Infantería de la Victoria, donde permaneció diez años. Fue ascendido a Subteniente el 15 de julio de 1787 y a Segundo Teniente en 17 de agosto de 1791.


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Obelisco de Badajoz, en memoria del General D. Rafael Menacho y Tutlló

Con su Regimiento pasó de guarnición a la plaza de Valencia, donde se encontraba al declararse la guerra a la Francia revolucionaria el año de 1793, solicitando en tres ocasiones ser destinado a campaña. Cumplidos sus deseos, se dirigió con toda urgencia al Rosellón, entrando en territorio francés al tiempo que nuestras tropas se retiraban de Argelés, el 3 de octubre de ese año de 1793, fue herido gravemente por una bala de cañón en el brazo izquierdo, resultando también contusionado en la rodilla del mismo lado; estas lesiones le obligaron a permanecer tres meses en el Hospital de San Fernando, en Figueras, con el brazo entablillado. Pero estas penalidades van acompañadas de una satisfacción, pues es ascendido a Segundo Teniente de Granaderos en 2 de diciembre de 1793. Cuando regresó al frente, en el ataque efectuado por los franceses, el 30 de abril de 1794, estuvo en vanguardia con los granaderos, en un continuo fuego toda la noche; al día siguiente se emprendió la retirada hasta el Coll de Portell, el fuego artillero dispersaba nuestras tropas. El General en Jefe, Conde de la Unión, ordenó a Menacho que cubriese la retirada, y, el 1º de mayo, con un centenar de granaderos, arrasó el emplazamiento de Trompeta de Cantallops. En este repliegue fue herido de bala de fusil en una rodilla.


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En el ataque de la Muga, el 19 del mismo mes de mayo, con su unidad de granaderos, se distinguió rechazando al enemigo; por lo que dicho General pasó informe al Regimiento de Valencia, para que constase en su hoja de servicios tan distinguida operación, cuyo pormenor se publicó en la Gaceta de Madrid. Estuvo comisionado Menacho en las partidas de guerrillas, escuchas y descubiertas, la mayor parte del tiempo que guarnecieron las tropas las líneas del Campo de Maxarrach y sus alturas. Aseguró y protegió con ellas este puesto; y en las posiciones en donde estaba avanzado sostuvo varios ataques en junio y julio. En 11 de julio de 1794 asciende a Primer Teniente. Participó en la maniobra de diversión a Cantallops, del 13 de agosto, en el ataque que los enemigos dieron, el cual sostuvo con sus guerrillas hasta bien entrada la noche, logró contenerlos sin perder su posición. En el ataque de la batería de la Trompeta, fue herido en el muslo de bala de fusil. Asistió a toda la campaña del año de 1795, donde participó en múltiples acciones. Ascendió a Teniente de Granaderos en 9 de mayo de 1795, ese mismo año se distinguió en el asalto de la plaza de Bellegarde y en su socorro antes de su pérdida, introdujo víveres de noche con sus partidas. Por sus méritos en esta campaña fue graduado de Teniente Coronel, por Real orden de 4 de septiembre y, el 18 de octubre siguiente, asciende al empleo de Capitán. En la retirada de San Lorenzo de la Muga, reunió las tropas del General Solano que venían dispersas, por lo que desistió el enemigo de su persecución. Por ello el General en Jefe, Conde de la Unión, lo elogió y abrazó en público, recomendándolo al Rey. Posteriormente participó en los combates de Trullas y Perestorts, ganados a los franceses por el General don Antonio Ricardos. En la pérdida de San Fernando de Figueras, se halló accidentalmente dentro de la plaza, salió de ella y, recogió cuanta tropa pudo, presentándose después al marqués de las Amarillas en Gerona. En la acción que en 1795 tuvo con sus partidas contra fuerzas francesas, en el Rosellón, viéndose en peligro, mandó formar su batallón y tocar a degüello, con lo que logró desanimar al enemigo, retirándose éste en fuga precipitadamente. Por esta intervención, fue elogiado por el General Urrutia, y publicada la acción en la Gaceta de Madrid. Acabada la Guerra contra Francia se inicia una nueva etapa de la Historia de España que no supone, la inactividad de Menacho. En 1795 fue destinado al Regimiento de Cazadores Voluntarios de la Corona, y en este Cuerpo le fue conferido mando de Compañía efectiva de fusileros.


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En el año de 1797, marchó con los referidos Cazadores a formar parte del ejército contra Portugal, a las órdenes del general Urrutia. En agosto se le asigno el mando de la Compañía de granaderos, y con ellos concurrió a las entradas y toma de Aronches, Puerto Alegre y Castell Davide, así como varias acciones en 1801, como las tomas de Olivenza y de Campo Mayor. Al crearse el Batallón Ligero de Campo Mayor, el año de 1802, fue nombrado, el 26 de diciembre, Sargento Mayor. Destinado con el Batallón, de guarnición en la plaza de Cádiz, sufrió la epidemia de 1804, que, por Real orden, se reputó como campaña. Al declararse la guerra a Inglaterra, a principios de 1805, salió de Cádiz, para unirse al bloqueo de Gibraltar, y continuó en las labores propias del mencionado bloqueo hasta la suspensión de las hostilidades. Al iniciarse la guerra contra los franceses, marchó con su Regimiento, el 1 de junio de 1808, a la ciudad de San Roque, para unirse al ejército a las órdenes del Teniente Coronel Pedro Agustín de Echevarri, jefe de la vanguardia, mientras se forma el ejercito, para contener a los franceses. Este refuerzo fue muy útil a Echevarri, para contener al General Dupont; dada la gran masa de paisanos, mal alimentados y peor armados y logra hacer con orden la retirada de las posiciones del puente de Alcolea, en Córdoba, donde se habían fortificado los de su Batallón hasta quemar el último cartucho. El 10 de junio pasó, con el Batallón Campo Mayor, a la vanguardia del ejército que mandaba el General Castaños, y el 10 del siguiente mes, recibió el despacho de Comandante de su Batallón. El 15 se le confió el mando de la vanguardia de la división del Teniente General Manuel de la Peña, la cual se componía, además de su batallón de Campo Mayor, de varias unidas de infantería y Caballería y cuatro piezas de artillería. El día 19 del mismo mes concurrió a la gloriosa batalla Bailén, por lo que fue premiado con la medalla que se creó para todos los que asistieron a esa jornada, y en 24 de julio fue ascendido a Coronel efectivo. Siguió con el ejército de Castaños a Madrid y participó en las acciones del 26 de octubre en San Adrián y, el 12 de noviembre, en el ataque y ocupación de Argorcillo; el 23, en la acción de Cascante, cubrió la retaguardia de todo el ejército, tratando de contener al enemigo victorioso y enardecido, hasta Bubierca, a orillas del río Jalón. En esta acción, se distinguió el batallón Campo Mayor, batiéndose hasta no tener ni un solo cartucho. Dicen todos sus biógrafos que era tal la confianza que tenía el mando en él que cuando tenían que combatir le confiaban la vanguardia y, en las retiradas, la retaguardia para que la cubriese.


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El 25 de diciembre participó en el ataque a Tarancón, en el que el enemigo fue batido y arrojado de la villa. En los días 3, 4, 5 y 6 de enero de 1809 se halló en la defensa y retirada del dicho Tarancón y de Santa Cruz de la Zarza. En la acción de Tribaldos, previa a la batalla de Ucles, D. Rafael Menacho, no escatimo elogios para sus defensores: «Tropa bizarra que siempre mantuvo su formación; y quando jugaba su artillería sobre ella, ejecutaba su retirada en orden hasta ponerse fuera de tiro, como lo hizo tres veces, y en la ultima, que ya serian poco mas omenos las diez, salió un cañón de nuestra división al mando del Teniente Saavedra, que contuvo a los enemigos con algunos tiros que les dirigió; pues aunque saló otro cañón, quedó a retaguardia de nuestra caballería y no pudo proteger como el primero a nuestras tropas…» Iniciada la batalla de Uclés, el 13 del mismo mes. El Batallón ligero de Campo Mayor, que mandaba, ocupaba el ala derecha, sobre las alturas de la Sierra del Pavo y en la orilla derecha del río Bedija, a partir de Uclés, junto con otras unidades, pero sin un jefe común. Después del descalabro de esta desgraciada batalla de Uclés, tuvo que retirarse por en medio de la artillería francesa. Dijo a los soldados de su batallón «Soldados, la artillería enemiga está á nuestro frente: avanzando á la carrera poco será nuestro daño, más si nos retiramos, además de la muerte de muchos, la ignominia vendrá sobre todos. Adelante, Campomayor». Todos tributaron alabanzas al arrojo de Menacho y la conducción de su unidad, y los dispersos que reunió. Por su bizarría le honró el General en Jefe duque del Infantado, como lo acredita en un manifiesto impreso, en donde elogia los conocimientos militares de Menacho. Se unió por fin al Ejército que se estaba organizando en Sierra Morena para que cubriese Andalucía, y de esta lo destacaron para las acciones de Mora el 18 de febrero, y en la defensa y retirada de Consuegra, el 22 del mismo mes. Pasó luego á Extremadura, se batió en Medellín, el 28 de marzo, y recibió el escudo de distinción. En esta batalla coincide con sus sobrinos D. Pascual y D. Benito Menacho, hijos de su hermano Pablo, Capitán de fragata, y Capitán del Puerto de Ceuta donde realiza toda la guerra, y llega con el tiempo a Capitán de Navío. Acerca de estos sobrinos nos vamos a permitir hacer un pequeño paréntesis. Llevan una trayectoria muy similar durante toda la guerra, ambos destinados en el Regimiento de Infantería de Voluntarios de Estado, y posiblemente en


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el mismo Batallón. En 1808 están acantonados en Valdemoro, el segundo Batallón que acude a la revuelta contra Godoy el 19 de marzo en Aranjuez. El primero de abril partieron hacia Madrid, es la 4ª compañía la que participa en la defensa del Parque de Monteleón. Ambos, después del 2 de mayo, se fugan a Extremadura, siendo destinados al Regimiento Ligero de Plasencia. Después de varias acciones, el 28 de marzo de 1809 en la batalla de Medellín, D. Pascual ya de Capitán, ascendido por méritos de guerra, y D. Benito, de teniente. Tras la desastrosa batalla, el primero es gravemente herido de una cuchillada en la cabeza y hecho prisionero, igual que el segundo. Se libraron milagrosamente de la muerte, por la famosa orden de no dar cuartel, dada por el Mariscal francés Victor. Juntos se fugaran cuando eran conducidos a Francia, y después de incorporarse, al ejército, participarán en múltiples batallas. Ya terminada la guerra los caminos serán divergentes, aunque ambos fueron premiados con una cruz de 1ª clase de la Orden de San Fernando. El primero tuvo bastante notoriedad en la primera guerra carlista y llegará a Brigadier. El 18 de abril de 1809 es ascendido a Brigadier D. Rafael Menacho, después de dejar el mando de Batallón Campo Mayor, en el que estaba destinado antes de iniciarse la guerra contra el francés. Destinado a la expedición de Mérida, ganó el paso del Guadiana y puso sitio a una casa fuerte el 15 de mayo, y el 16 fue herido por una bala de fusil que le atravesó el muslo izquierdo, pero no quiso retirarse de su puesto hasta el 18 del mismo, cuando se le agravó la herida, incorporándose a su unidad tras curarla. Al mando de la tercera división del Ejército de Extremadura, defendió y auxilió, el 19 de noviembre, el puente del Arzobispo, y actuó en la acción de la Mesas de lbor. También en Extremadura, estuvo en varias acciones, después de la batalla de Talavera. Perseguido por los franceses, ya en los primeros meses de 1810, el marqués de la Romana solicitó ser auxiliado porque Badajoz se encontraba sin tropas para la defensa. Los franceses bloqueaban los caminos, y solo un ingenioso ardid pudo burlarlos y socorrer la plaza. Menacho no traspasó la puerta hasta que lo hizo todo el personal y los carros de bagaje. Venía a pie y cubriendo la retaguardia, y al entrar se desmayó, pues había marchado toda la parte final del recorrido con el muslo izquierdo atravesado por una bala de fusil. Más tarde, en Jerez de los Caballeros, volvió a batirse en agosto de 1810 y en diversas acciones de ese año. Al ser ascendido, el 23 de septiembre de 1810, a Mariscal de Campo, es nombrado «Gobernador Militar y político de Badajoz, y Jefe de la guarnición con facultades en todas sus jurisdicciones». Donde se inmortalizo para los siglos venideros.


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BIBLIOGRAFÍA: Badajoz en la Guerra de la Independencia, Badajoz 2009. CASTRO, Adolfo: Historia de Cádiz y su provincia, Cádiz 1838. «Ciclo de conferencias 2008», coordina Alberto González Rodríguez. CROQUER CABEZAS, Emilio: Noticias Genealógicas y Biográficas del mariscal de Campo D. Rafael Menacho, Cádiz 1912. GARCÍA-MENACHO Y OSSET, Eduardo: Efemérides Artilleras, Segovia, 1990, Patronato del Alcázar de Segovia. GÓMEZ DE ARRECHE Y MORO, José: Guerra de la Independencia, historia militar de España de 1808 a 1814, varios tomos, Deposito de la Guerra, varios años. GÓMEZ VILLAFRANCA, Román: Extremadura en la Guerra de la Independencia Española, Badajoz 1908. GUIU Y MARTI, Estanislao: Año Militar, Barcelona 1890. Miguel Rodríguez Cancho (Ed.): La Guerra de la Independencia en Badajoz (1808-1814), Badajoz, 2008. SAÑUDO BAYÓN, Juan José: Batalla del Évora y de Uclés.

ARCHIVOS General Militar, Segovia, 1ª Sección, Letra M. General Militar, Madrid, Colección Rey Joli. Archivo Eduardo García-Menacho.


LA CAMPAÑA DE BARROSA Una perspectiva británica Mike OLIVER1

Introducción

C

uando se me invitó a que presentara esta ponencia se me pidió que examinara la campaña desde la perspectiva de un historiador británico; pero hay muchos historiadores británicos que han escrito al respecto y no todos ellos están de acuerdo. Mi propio punto de vista tiene su origen en lo que he leído y lo que he oído, y puede no representar con propiedad la perspectiva británica. Esa perspectiva debe ser una combinación del trabajo de los historiadores –mucho más eruditos y conocedores que yo– pero procuraré examinar sus palabras para formular «el punto de vista británico». Mi selección de historiadores británicos incluye a Sir William Napier, el Prof. Sir Charles Oman, el Prof. Charles Esdaile, el Sr. I. Fletcher y también he consultado la excelente historia del Sr Priego López y las memorias de von Schepeler, un oficial prusiano que sirvió bajo Blake, La Peña y Zayas durante la guerra. Muchos de estos nombres serán inmediatamente reconocidos y o bien tranquilizarán al lector o bien le llenarán de consternación. No he pretendido escoger solamente aquellos nombres cuya obra es considerada generalmente como fiable sino que he incluido algunos que el tiempo se ha encargado de poner en cuestión. Sin embargo, los historiadores interpretarán los hechos basados en dos consideraciones a menudo contradictorias: 1.- Lo que han leído e investigado sobre el tema 2.- Sus propias convicciones, orgullo nacional, opiniones firmes, etc. 1

Historiador.


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Y la fiabilidad de su obra depende de cuánto han tenido en cuenta lo primero y controlado lo segundo. Ofrezco por tanto esta ponencia teniendo estos pensamientos presentes. La campaña de Barrosa: ¿sabiduría o locura? No hay duda de que, con el mariscal Soult necesitado de atender a las grandes fortalezas de la frontera y por tanto teniendo que retirar tropas de sus varios subordinados de manera que debilitaba seriamente sus territorios respectivos, una incursión desde la Isla de León podía beneficiar bastante a la causa aliada. Siempre que, naturalmente, estuviera bien concebida, organizada y dirigida. El plan básico de desembarcar tropas en la retaguardia de las líneas de Victor era razonable y la fuerza reunida ciertamente suficiente en número y calidad para alcanzar el objetivo con un jefe prudente pero agresivo. La infantería británica, aunque en su mayor parte formada por segundos batallones, era de buena calidad e incluía una proporción importante de la Guardia. Muchos de los batallones españoles habían sido entrenados con las Instrucciones sobre el buen orden militar escrito por Zayas el año anterior y por tanto serían de buena calidad, como lo demostrarían dos meses más tarde en La Albuera. Sólo quedaba el asunto del liderazgo, en el que me detendré algo más. No es mi intención dar cuenta detallada de la campaña y la batalla ya que estoy seguro de que todos los presentes conocen bien esos detalles. En tér-

La batalla de Chiclana en un plano británico


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minos generales, y con justicia, los historiadores británicos ven en las acciones de Thomas Graham y las tropas que mandaba, un ejemplo excelente de capacidad militar y valor. También hay relatos de hechos semejantes por las tropas españolas en la vecindad. También los franceses lucharon con tenacidad y valor después de haber sido sorprendidos por el ataque de Graham. No hay duda de que los soldados cumplieron con su deber y más allá. Mencionemos primero los historiadores que he utilizado: Sir W. F. P. Napier No precisamente conocido por sus simpatías españolas, Napier ha sido acusado de admirar al emperador francés y de ser injustamente crítico en su tratamiento de la nación española, por lo que hay que tener esto en cuenta al valorar lo que escribe. Prof. Sir C. Oman Un historiador erudito y muy respetado. En la Gran Bretaña se considera su historia de la guerra como la versión definitiva. Sin embargo, la reciente investigación de los historiadores modernos ha descubierto errores que suelen ser de detalle y no históricamente sustanciales. Prof. C. Esdaile El Prof. Esdaile ha escrito numerosos libros sobre la guerra peninsular y otras materias relacionadas, incluyendo uno sobre el ejército español de la época, y ha publicado recientemente una nueva historia de la guerra2. Es senior lecturer en la Universidad de Liverpool. Ian Fletcher Ian Fletcher ha escrito entre quince y veinte libros sobre temas militares, la mayoría sobre las guerras napoleónicas y varias sobre la guerra peninsular. Es muy conocido como guía de campos de batalla y por tanto está familiarizado con el terreno sobre el que escribe. Es muy patriótico y a veces deja que ese sentimiento nuble su objetividad. Sin embargo, su labor investigadora es profunda y cuidadosa. Volviendo ahora a la campaña y cómo la han visto estos historiadores británicos, será interesante comprobar cómo se compadece la narración de Oman, que es la más completa de las que se dispone, con las de esos otros historiadores. 2

ESDAILE, C.: «The Peninsular War»; pub. Penguin – Allen Lane, © MMII


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Oman3 y Napier4 coinciden en que la expedición, propuesta al comandante británico General Graham por la Regencia española, era razonable a la vista de las medidas tomadas por Victor para reducir el número de tropas en las líneas del sitio, y que el número de tropas aliadas era suficiente teniendo en cuenta que varios contingentes se irían uniendo a lo largo de la ruta, y de que Victor debería casi abandonar las líneas de sitio para enfrentarse a la amenaza que representaba la campaña. Oman estima que el contingente aliado superaría en número a las tropas francesas que podrían enfrentársele. Está menos seguro, sin embargo, sobre la elección del jefe. El General Thomas Graham Su valoración del general Manuel La Peña, el general de mayor graduación de la plaza de Cádiz, a cuyas órdenes aceptó Graham someterse a pesar de las órdenes de Wellington, es bastante acerbo. Describe así al general: «…un hombre con talento para hablar y para la diplomacia, pero alguien que ya había demostrado ser un compañero egoísta y un subordinado desleal.» Esto se refiere al comportamiento de La Peña en Tudela tres años antes cuando no fue al encuentro del sonido de los cañones no aportando así un refuerzo muy necesario al general Castaños, su oficial superior. Oman sigue diciendo que si bien no era un cobarde, tendía a ser alguien que «…eludía las responsabilidades…»5. Esdaile6 confirma esta valoración de La Peña diciendo «…incluso los españoles le conocían como Doña Manolita»; al respecto dice Schepeler: «…La Peña…era generalmente reconocido como incompetente, era una verdadera viejecita»7. Al parecer había un líder 3  4  5  6  7

MAN, Prof Sir C.: «A HIstory of the Preninsular War» Vol IV p 94 pub. Greenhill O Books © MCMXCV NAPIER, W F P: «History of the War in the Peninsula and in the South of France» Vol III p 450; pub. Constable & Co © MCMXCIII Op cit. Vol IV pp 93 - 130 ESDAILE: op cit p 335 - 336 V. Schepeler citado en una nota a pie de página por Oman (op cit p 96)


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guerrillero al que se le había pedido que colaborara con La Peña que dijo tras un encuentro con él: «¿Puedo acaso esperar nada de un oficial al que, como he descubierto, todos los que le rodean llaman ‘Doña Manuela’?». Oman da la impresión de que Graham era el oficial británico por excelencia en su actitud y comportamiento y no ofrece ninguna crítica de su carácter, lo que es poco verosímil. Sin embargo, al leer la descripción de Oman se pueden poner muy pocas objeciones a las acciones de Graham durante la campaña. Las cosas no empezaron con buen pie al tener que desembarcar en Algeciras por vientos contrarios los buques que llevaban las tropas a Tarifa. Sin embargo, aparte de dar a Victor más tiempo para descubrir las intenciones de los aliados, el incidente tuvo poco efecto. Parece de lo que dice Oman que La Peña prefería las marchas nocturnas para así ocultar sus movimientos al enemigo. Eso no era lo más adecuado para llevar a un ejército en buenas condiciones a su destino. También hizo que el ejército se perdiera cuando La Peña decidió abandonar el camino a Medina Sidonia y marchar por la ruta de la costa. Ian Fletcher8 también lo menciona y sus comentarios coinciden con los de Oman. Napier9 escribió un relato más breve de la campaña pero dice: «Graham…había conseguido de La Peña la promesa de hacer marchas cortas para que las tropas llegaran frescas al combate». Sin embargo, Napier sigue diciendo: «No obstante, la marcha diurna desde Casa Vieja, a través de malos caminos, con guías ignorantes, había durado quince horas y la marcha nocturna hasta Barrosa fue aún más fatigosa.» La decisión de La Peña de abandonar la ruta de Medina Sidonia a favor de la ruta costera es difícil de comprender a la vista de que Graham y él habían coincidido en que la primera colocaría a Victor en una posición peor que la ruta costera. Fletcher sugiere que la decisión de La Peña se debió a que el General Cassagne estaba en Medina Sidonia con una fuerza importante. Oman sugiere que Cassagne debería haber sido atacado para así obligar a Victor a abandonar las líneas de sitio con todo su ejército y dar la batalla decisiva que era el propósito de la campaña. Ganando o perdiendo los aliados habrían roto el sitio y debilitado seriamente a Victor. La aproximación se convirtió en un viaje de pesadilla a través de territorio inundado. En cierto momento Graham tuvo que meterse con su caballo en un riachuelo crecido y marcar con soldados un camino para cruzarlo. Si no lo hubiera hecho es probable que se hubiera precisado un rodeo importante. Estos retrasos y la destrucción de una parte de la fuerza de Cassagne 8  9

LETCHER, Ian: «Bloody Albuera» p.50, pub. The Crowood Press, © MM F NAPIER: op cit p 443


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en Casas Viejas dio a los franceses información importante respecto de la intención de los aliados de situarse en la retaguardia de Victor y obligarle así a abandonar el sitio de Cádiz. Una vez que los aliados alcanzaron la ruta costera, un oficial español disfrazado fue enviado por Lacy, el jefe de Estado Mayor de La peña, en un barco pesquero para notificar a la guarnición de Cádiz que el ejército se estaba acercando algo más tarde de lo previsto de modo que la salida desde la Isla de León pudiera ser coordinada con sus actividades10. Tristemente, parece que Lacy nunca pensó en darle a este oficial papeles para probar su identidad, de manera que fue detenido por un barco británico y no pudo suministrar a Zayas la información clave para sincronizar su salida con el esperado ataque de los aliados a la retaguardia de Victor. Sin saber del retraso, Zayas se ajustó al horario previsto originalmente, estableció el puente de barcazas y comenzó a mover sus tropas a través de él para coger desprevenidos a los escasos ocupantes de las líneas del sitio. Al darse cuenta de que las cosas no habían salido como se suponía, Zayas volvió con las barcazas a la Isla para que pudieran ser utilizadas de nuevo. El resultado de todo ello es que Victor había sido alertado y tuvo tiempo para preparar una trampa. No tengo espacio suficiente para describir las acciones de los distintos combatientes en detalle, pero retomemos la historia cuando los alilados alcanzan el Cerro del Puerco y La Peña decide avanzar por la costa hacia las torres de Barrosa y Bermeja. Villate estaba en posición

Cerro del Puerco 10

ON SCHEPELER, A.D.: Histoire de la Révolution d’Espagne et de Portugal, Vol V III p.152, pub Elibron Classics © MMIII. v Schepeler comenta en una nota a pie de página: «¿por qué no le dieron un pase británico, o mejor, un oficial [británico] para acompañarle?»


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para contrarrestrar cualquier movimiento contra las líneas del sitio mientras que Leval y Ruffin estaban preparados para atacar el flanco del ejército que avanzaba por la costa. Napier describe como, en lo que considera que es una acción equivocada11, La Peña envió a las tropas de Lardizábal con algunos cañones y un escuadrón de caballería hacia las líneas de sitio. A pesar de la aparente imprudencia de este movimiento, Lardizábal, que había enlazado con Zayas, hizo retirarse a Villatte. Oman no dice, al contrario que Napier, que esto se hizo sin consultar con Graham sino que lo describe más bien como un intento laudable por parte de Lardizábal y Zayas del que Graham había tenido conocimiento. Graham también sabía que el Cerro del Puerco era el elemento clave y que debía ser ocupado y mantenido a toda costa. En consecuencia se enviaron algunas tropas a la colina para ocuparla. Una vez que Lardizábal y Zayas habían conseguido hacer retroceder a Villatte, La Peña ordenó a Graham que se retirara del Cerro y se uniera al grueso del ejército. Se indicó a Cruz-Murgeon y Beguines que ocuparan el Cerro temporalmente hasta que Graham hubiera alcanzado a La Peña. Graham juzgó que unirse al grueso del ejército no sería razonable dado que no había espacio suficiente y la evacuación del Cerro dejaría la posición vacante para los franceses, una situación potencialmente desastrosa para el éxito de la campaña. A pesar de ello, Graham comenzó su movimiento, no a lo largo de la costa sino por un sendero a través de los pinares que era perfectamente practicable para todas las armas y que le ocultaba a la vista de los franceses. Al ver que el contingente español se dirigía a Cádiz, Victor decidió que había llegado el momento para atacar. Ruffin y la caballería se dirigieron rápidamente hacia el Cerro y, en lugar de esperar a que Graham alcanzara a La Peña, Whittingham, Cruz-Murgeon y Beguines cumplieron sus órdenes de abandonar la colina y dirigirse hacia La Peña, a pesar de no haber confirmado la posición de Graham12. El coronel Browne con su compañía de flanqueadores discutió con Whittingham citando las órdenes recibidas de Graham de que debía quedarse y se negó a abandonar el Cerro, ocupando a continuación las ruinas de una ermita. Ver que el Cerro estaba siendo abandonado era todo lo que necesitaban los franceses para adelantarse rápidamente y ocupar la posición. Sin embargo, tan pronto como se dio cuenta del avance de Ruffin, Browne hizo bajar a sus hombres del Cerro y se apresuró a buscar a Graham en el pinar. 11  12

APIER: op cit p 443-444. N OMAN: op cit p 109.


mike oliver

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La batalla de Chiclana, óleo de Lejeune (Museo de Versalles)

Una vez que Graham se dio cuenta de lo que ocurría, decidió inmediatamente dar la vuelta y atacar tanto a Lasalle, que ahora aparecía a la vista, como a Ruffin. Lo que sucedió después es conocido y no vale la pena ser contado de nuevo. Los hombres de Graham consiguieron una victoria completa, se capturó un águila y varios cañones y se obligó a Victor a retirarse. Tristemente esta costosa victoria se logró sin la intervención de La Peña, que debió oir los ruidos de la batalla pero creyó que Graham sería batido. Zayas solicitó varias veces autorización para ir con sus tropas en apoyo de Graham, pero La Peña se negó, y aun cuando se hizo evidente que los franceses huían, La Peña le negó el permiso para ayudar en la persecución13. Dice Napier14 que tras la victoria Graham esperó inútilmente varias horas en el Cerro a la llegada de La Peña. Y sigue: «Pero todo sentido militar se había extinguido en La Peña» y confirma la retirada de Graham a la Isla a continuación. ¡No obstante parecía que los objetivos de la campaña se habían cumplido! Pero una nube se cernió sobre cualesquiera celebraciones que pudieran hacerse. Villatte podía haber sido atacado y destruido; Ruffin y Laval perseguidos hasta su aniquilamiento y las líneas de sitio destruidas. Nada de eso ocurrió. La Peña esperó y luego decidió que cualquier acción podía esperar hasta más adelante. Disgustado con esta actitud, Graham recogió a sus heridos y se retiró a la Isla de León. La Peña permaneció en su lugar hasta el 7 de marzo y a 13  14

MAN: op cit p 124. O NAPIER: op cit p 449.


la campaña de barrosa

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continuación le siguió. Sorprendentemente no se hizo esfuerzo alguno por obtener provecho de la campaña. Graham y el almirante Keats propusieron que La Peña avanzara hacia Chiclana mientras la flota apoyaría un ataque sobre el Trocadero por las tropas británicas, pero La Peña no estuvo de acuerdo con el plan15 ni envió patrullas de caballería para localizar a Victor, ni hizo esfuerzo alguno por destruir las líneas de sitio de los franceses. Como consecuencia, cuando Victor hubo recuperado su compostura y enviado patrullas para saber qué es lo que pasaba, no encontró rastro de las tropas aliadas y la mayor parte de las obras del sitio sin daño y listas para ser ocupadas de nuevo. Según Oman16 incluso envió un comunicado alegando que Barrosa había sido una victoria. Surgió una discusión amarga entre Graham y La Peña después de que éste reivindicara la victoria en Barrosa y alegara que era Graham el que se había comportado mal al volver a la Isla de León. Pero con un 25% de sus tropas heridas o muertas y la negativa de La Peña a moverse, Graham no tenía otra opción. Esdaile es muy crítico con la conducta de La Peña, citando una carta del teniente coronel Sir Andrew Barnard17. Conclusiones personales La campaña de Barrosa era un plan excelente para aprovecharse de los movimientos que la decisión de Soult de sitiar a Badajoz impusieron a Victor. Estaba bien concebido y planificado y las fuerzas puestas a disposición de los generales aliados eran suficientes para el objetivo. A pesar de los vientos contrarios que llevaron al ejército más allá de Tarifa, el punto de desembarco original, los tiempos sólo se vieron seriamente comprometidos cuando La Peña comenzó sus marchas nocturnas y cambios de ruta. Esto se vio agravado por el fallo en asegurar que Zayas recibiera noticia de los retrasos. Si no llega a ser por la acción rápida de este general, el puente de barcazas se hubiera podido perder comprometiendo así todo el proyecto. Cuando Victor se enteró de los movimientos de los aliados preparó una trampa muy ingeniosa en la que a punto estuvieron de caer. Gracias a que Graham fue consciente de la importancia de mantener el Cerro del Puerco, y de su disposición a lanzar a toda su fuerza contra el enemigo tan pronto como el coronel Browne le informó de la situación, se pudo obtener una victoria magnífica y se salvó toda la campaña al borde de malograrse.

15  16  17

APIER: op cit p 449. N OMAN: op cit p 127. ESDAILE: op cit p 336.


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De haber estado Graham al mando, y de haber tenido un subordinado español del calibre de José Zayas, es mi opinión que se hubiera podido lograr mucho más tanto en la batalla como en su continuación.

Monumento a la batalla de Chiclana. Cerro del Puerto

Debido a las limitaciones de tiempo no he podido consultar varios documentos escritos en español de los que dispongo y que podrían haber dado otra versión de los hechos. Pero es muy probable que otros hayan examinado esos documentos y puedan aportar su contenido a este foro. Mi tarea era presentar el punto de vista británico de la batalla y confío en haberlo hecho así.


LA BATALLA DE CHICLANA, 5 DE MARZO DE 1811 Juan José SAÑUDO BAYÓN1

«Chiclana, Pueblo hermoso de 7.400 habitantes, situado á la orilla derecha del río San Pedro, tiene un ancho canal que es una continuación de la bahía, por donde van en dos horas con viento favorable los habitantes de Cádiz, á descansar de sus negocios en tiempo de primavera, y á entregarse únicamente al placer de los bayles, juegos, convites, & en sus muchas casas de campo y de recreo que han construido para dicho fin.»2

ANTECEDENTES

A

comienzos de 1811 la situación general en España parece estabilizada, tras la ocupación de Andalucía del año anterior. La atención del Emperador se centró en la ocupación de Portugal. Pero el hundimiento logístico del Mariscal Massena, próximo ya a Lisboa, le ha obligado a retirarse hacia Ciudad Rodrigo, perseguido por el Duque de Wellington, quién no pierde la ocasión de picar su retaguardia, sin conseguir una acción decisiva, por la hábil y valiente actitud del Mariscal Ney que la manda. La persecución termina en la raya de Portugal y Massena, cubierto por la citada ciudad fortificada, procede a reorganizar su Ejército en la zona de Salamanca. Entretanto el Mariscal Soult, desde Sevilla y al mando del Ejército del Sur, había recibido la orden de colaborar a la ocupación de Portugal, mediante la toma de Badajoz y posterior progresión hacia Lisboa.

1

Coronel de Infantería ®. LABORDE, Alexandro: Itinerario descriptivo de las Provincias de España.1809. Página 426.

2


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De sus tres Cuerpos de Ejército, el Primero, al mando del Mariscal Victor, se encuentra dedicado al bloqueo de Cádiz, ante la imposibilidad de asaltarla, por la fortaleza de la Plaza, casi una isla, además protegida y abastecida por las flotas británica y española. El Cuarto, al mando del general Sebastiani, desde Granada y Málaga, cubre la frontera oriental de Andalucía y confronta al débil Tercer Ejército español, que se ampara en la angostura de Baúl - barranco de Gor, y cierra el paso hacia Murcia. Por último el Quinto Cuerpo de Ejército, al mando del Mariscal Moncey, guarnece Sevilla y se extiende hacia Huelva, pero sin haber conseguido ocuparla en su totalidad, por la acción del general Ballesteros desde Sierra Morena y los continuos desembarcos españoles en la costa sur, que procedentes de Cádiz, con la citada superioridad naval, tienen asegurada la retirada cuando se hace peligrosa la presión de los imperiales. En ésta situación, el Mariscal Soult debe recurrir a organizar una fuerza operativa, para marchar sobre Badajoz, con base en el Quinto Cuerpo, reforzado con elementos de los otros dos. Cerca la Plaza a primeros de febrero, cuya única posibilidad de socorro son dos Divisiones de infantería española procedentes de Lisboa, al mando interino del Teniente general Mendizabal, por fallecimiento del marqués de La Romana. Sin embargo esta escasa fuerza consigue romper el cerco el día 9 y restablece la comunicación de Elvas con Badajoz. Pero diez días más tarde son sorprendidos y aniquilados en la acción del Gévora. La plaza de Badajoz queda reducida a sus propias fuerzas. Su caída no es mas que cuestión de tiempo, debido a la ceguera del Duque de Wellington, quién obsesionado en la persecución de Massena, no puede ver que la pérdida de Badajoz, deja su larga línea de comunicaciones expuesta a una acción enemiga desde ella. Once veces le solicita ayuda el Teniente general Mendizabal, sin conseguir ni un solo soldado. «As usual», el caudillo británico acusará a los españoles de traición por la posterior pérdida de la Plaza. Para los españoles tan solo resta una posibilidad, llevar a cabo una diversión estratégica de alto nivel, que obligue a Soult a levantar el cerco de Badajoz y acudir en socorro de alguna fracción de su extendido Ejército. Ante la debilidad del Tercero español, debe ser el Cuarto, que guarniciona Cádiz, reforzado con una División británica, el que lleve a cabo la arriesgada empresa, pues de resultar fallida se pone en peligro la defensa de la Plaza, que junto con Tarifa, son los únicos puntos de Andalucía donde todavía ondea la bandera española y su caída liberaría al Primer Cuerpo del Mariscal Victor para operar en otros frentes.


la batalla de chiclana, 5 de marzo de 1811

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LA IDEA DE MANIOBRA ALIADA Cualquier acción que partiera de Cádiz o la Isla de León, hoy San Fernando, conduciría inevitablemente a presentar batalla con el canal de Sancti Petri a la espalda y el riesgo de una catástrofe total, caso de resultar derrotados, por imposibilidad de retirada, además de la natural dificultad previa de tendido de los puentes necesarios, entiéndase pontones sobre barcas, para el tránsito de todo un Ejército, Artillería incluida. Tan solo la acumulación de los materiales necesarios, de imposible ocultación, revelaría tal intención y acabaría con la posibilidad de obtener la sorpresa. Añádase la dificultad añadida por la fuerte corriente propia del canal, tanto para el tendido del puente como para el paso previo a remo en barcas, imprescindible para proteger dicho tendido. La otra alternativa, consiste en el transporte, vía marítima, del Ejército, que puede mantenerse oculto, mediante el embarque nocturno e incluso tomar rumbo contrario al hacerse a la vela, si bien las condiciones del viento en el Estrecho, con el Levante dominante, reducen las posibilidades al respecto y en todo caso la estación del año, en pleno invierno ventoso, constituyen un riesgo cambiante de consideración, pero la apremiante necesidad de hacer algo en favor de tan importante Plaza, obligará a la aceptación de tales riesgos, que naturalmente jugarán en contra del éxito de la maniobra prevista.

Cádiz


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Teniente General Manuel De Lapeña

En consecuencia, se adoptará una versión combinada con las dos posibilidades citadas, al estilo militar de la época, dado a envolvimientos amplios y estrategias espectaculares, de muy difícil coordinación con los escasos medios disponibles al respecto y básicamente confiada al establecimiento de un calendario de actuaciones, siempre susceptible de fallos, por la aparición de elementos imprevistos durante su dilatado desarrollo. En éste caso, como en todos, debe considerarse que la realización de la maniobra, fue competencia militar, pero que la Dirección de la Guerra, máxime dada la importancia del envite, correspondió al poder político, es decir a la Segunda Regencia y como en toda decisión adoptada corporativamente, al tener que conformar ideas dispares, la complejidad de la decisión privará sobre la sencillez, con la consiguiente dificultad de realización. La destitución del general Castaños, líder militar de la Primera Regencia, consecuencia de la primera reunión de las Cortes, tornara en audacia la prudencia que presidió su dirección de la guerra durante 1810.


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Es posible comprobar la intencionalidad al respecto, desde la materialización del sitio de Cádiz, a finales de enero de 1810, en la declaración de llevar a cabo pequeñas acciones y eludir las grandes batallas, que tan funestos resultados había provocado la dirección de la guerra propiciada por la Junta Central3. Así los sitiados llevaron a cabo frecuentes acciones anfibias sobre las costas onubense y gaditana, incluso llegaron a profundizar hasta lugares como el condado de Niebla en la primera o la Serranía de Ronda en la segunda y evidencian auténtica desfachatez, audacia y valor, que en ocasiones termina en desastre, pero siempre a pequeña escala, dado el volumen de las fuerzas empeñadas. La verdadera importancia de las citadas acciones, consistió en que los sitiadores terminaron por no concederles demasiada importancia, aunque les obligaron a concentrarse en determinados puntos fuertes de fácil defensa, tales como Niebla, Bornos o Medina Sidonia, y se limitaron a patrullar someramente el resto del territorio, en prevención de sorpresas. Todo ello favorecerá inicialmente el desarrollo de la citada idea de maniobra aliada.

EL MANDO Confiado al Teniente General D. Manuel Lapeña, por la Segunda Regencia, cumplía estrictamente con la antiguedad, siempre tan considerada en el ámbito militar, por ser el Capitán General de Andalucía y Jefe del 4º Ejército. Además era conocido por su espíritu conciliador, tolerante y diplomático, buenas cualidades para ejercer un mando combinado, donde debería aunar doctrinas de actuación e intereses tan dispares como los españoles y británicos. Pero se olvidó su actitud durante la retirada del Ejército del Centro desde Tudela hacia Madrid, en noviembre-diciembre de 1808, al sustituir al destituido General Castaños, cuando «se había revelado como indeciso y precavido en grado sumo, tendiendo a rehuir las responsabilidades del mando, al igual que la gran mayoría de nuestros generales de la época»4 y no solo de dicha época, por una doctrina que castiga la adopción de decisiones y premia la inhibición. Le auxiliará en el Mando el brigadier Lacy, como Jefe de Estado Mayor.5 3

Archivo del Congreso de los Diputados. Madrid. Serie General. Diario de las Operaciones de la Regencia. Primer Acta. Sin fecha, finales de enero de 1810. 4  Guerra de la Independencia. Volumen 6-1º. Servicio Histórico Militar. Librería Editorial San Martín. Madrid, 1992. Página 72. 5  En su Hoja de servicios afirma: «En la Batalla de Chiclana tomo toda y más parte de la que le correspondía».


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General Graham

Muy al contrario el Teniente General Graham, responderá a la doctrina imperante en el Ejército británico, que impelía al mando, cualquier mando, a una actitud decididamente ofensiva, con desprecio de la entidad del enemigo, bajo severas penas caso de rehuir el combate con cualquier escusa. El muy conocido caso, ejecución incluida, del Almirante Byng, pesaba en el recuerdo de todos. Además el carácter personal del citado Teniente General, respondía perfectamente a tales requerimientos, que unidos a sus también muy conocidos defectos visuales, propiciarán los acontecimientos que vamos a relatar. No menos importante fueron sus muy escasos conocimientos militares, pues en realidad no comenzó a tener contacto con su Ejército hasta después de haber enviudado, a los cuarenta y cuatro años.


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Ciertamente comenzó su carrera militar de Coronel, grado «otorgado» en contra de todos los reglamentos, gracias a su capacidad económica que le permitió formar su propio regimiento a su costa y cuya primera actuación consistió en estar agregado al Cuartel General de Castaños en 1808-09 y participar en la espantada de Moore a La Coruña en enero de 1809. Con tal experiencia en el Teatro de operaciones y la muy avanzada edad de sesenta y dos años, le encontramos al mando de una División de infantería en la guarnición de Cádiz. Por último, no podemos perder de vista que la elección del Mando correspondió, como siempre, al poder político imperante, es decir a la Regencia, y solo a ella cabe atribuir su acierto o error, pues las personas tienen virtudes y defectos que no van a cambiar en función de tal o cual cargo. Pero en cualquier consideración, debe prevalecer que el Mando lo ostentó el Teniente General Lapeña y cualquier «interpretación» de la situación, que se aleje de la misión encomendada, debe calificarse de herejía profesional. MOVIMIENTOS PREVIOS Dos días después de la desgraciada acción del Gévora y ante la gravedad de la situación, la fuerza británica zarpa de Cádiz hacia Tarifa, en

La maniobra estratégica


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medio de un fuerte temporal en el Estrecho. Dos días se precisan para conseguir arribar en Algeciras y efectuar el desembarco. Por fin, el 24 de febrero llegan a Tarifa, con tres días de retraso respecto al calendario previsto. Pero la expedición española no puede hacerse a la vela hasta el 26, por tratarse de navíos menores, incapaces para afrontar el temporal. Llega a Tarifa y desembarcan a última hora del 27, de forma que Lapeña puede iniciar el movimiento al día siguiente, tras adoptar la orgánica que se expresa en el Orden de batalla adjunto, donde me limito a llamar la atención del lector sobre el hecho de figurar la Brigada española Cruz, agregada a la División de Reserva británica Graham, y en cambio los jinetes alemanes de la KGL. (Legión Alemana del Rey), aparecen en la caballería española, al mando del británico Whittingham, que sirve en el Ejército español desde la Batalla de Bailén, todo ello como gesto de buena voluntad de Lapeña hacia Graham. Dadas las dificultades del terreno, especialmente para la Artillería, a lo largo del día 28 tan solo se llega a Facinas. Estado Mayor del 4º Ejército español. Parte del 1 - III - 1811. Isla de León: «...Los Confidentes confirman la inquietud de los enemigos y su resolución de adelantarse acia los nuestros...»6).

Campaña de Chiclana, caminos

6

Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81.


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Diario de la Artillería, española, Día 1: «Quedó en este día situándose en la embocadura del Río Sti. Petri un Puente de madera bastante capaz, y mucha solidez, compuesto de varios cuarteles ó planchas sobre huesos durmientes, ó maderos, y sujetos estos por su costado con dos calabrotes y varias amarras que proporcionava facil transito no solo a la Infantería y Caballería sino igualmente á la Artilleria ligera, en la dirección S. O. de N. E. de nuestra Costa a la enemiga».7 Ahorraremos al lector las infinitas disquisiciones acerca de los pros y contras sobre seguir el inexistente camino de la costa y el pésimo pero cierto hacia Medina Sidonia, localidad que centralizaba las comunicaciones de la comarca y por ello estaba guarnecida por la Brigada Cassagne, de 3.000 hombres con 7 piezas de artillería8. Inicialmente Lapeña se decidió por éste último camino el día 2 de marzo. Representación de Lapeña ante las Cortes9: «...el primer objeto era atacar Medina, sabiendo que el enemigo se había reforzado en este punto y que reconcentraría sus fuerzas a todo trance en el Cortijo de Guerra…». Es decir que dejaría libre la dirección por la costa hacia Sancti – Petri. En esta fecha tienen lugar los primeros encuentros con pequeños destacamentos franceses, Lardizábal en Casas Viejas y los aliados en Vejer, que se resuelven sin dificultad, pero con la inevitable alerta para los franceses. Parte del Teniente General Lapeña: «...En la acción de Casas Viejas, nos habemos apoderado de dos Cañones de a 12 con sus municiones, repuesto de cartuchería de fusil y de galleta y 33 prisioneros, entre ellos un oficial, é igual número de muertos; sin más pérdida por nuestra parte que la de dos soldados de Cavallería, el uno herido.

7

Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando). 8  Guerra de la Independencia. Volumen 6-1º. Servicio Histórico Militar. Librería Editorial San Martín. Madrid.1992. Página76. 9  El Conciso, Nº 39, de 18–III–1811.


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La acción de Beger nos valió la posesión de aquella villa; dos cañones y un obús, y otras cosas de precio.»10 Estado Mayor del 4º Ejército español. Parte del 2 - III - 1811. Isla de León: «...Los confidentes ratifican la noticia de la resolución de los enemigos de salir al encuentro de los nuestros...»11 Por otra parte, la buena voluntad y entendimiento entre los aliados puede deducirse del siguiente comentario, relativo al encuentro de Casas Viejas, en relación con la formación adoptada por Lapeña. A boy in the Peninsular war: «...la columna fue reducida a subdivisiones, dando al enemigo completa oportunidad de contar la fuerza del Ejército. No se puede afirmar si este modo extraordinario de proceder procedía de la traición o de la ignorancia, porque en esta época era difícil distinguir una de la otra en las maniobras de los generales Españoles...»12. El anterior párrafo era y sigue siendo en la actualidad la habitual forma británica de opinar con respecto de los españoles, además de incompetentes, cobardes, sucios y capaces de aderezar sus comidas con ajo y cebolla... En relación con el combate del día 2, disponemos del siguiente relato de un componente del 28º Regimiento británico: «...Al aproximarnos, el enemigo evacuó el convento. Como no eramos capaces de darles alcance, mandaron en su persecución un destacamento de los húsares alemanes, que pronto les dio alcance. Pero aunque estaban amenazados por caballería consideraron inapropiado formar el cuadro, por la aproximación rápida de nuestra compañía ligera; así que dieron media vuelta y formaron en línea. En consecuencia tuvo lugar algo funesto para ambos bandos. Los franceses, sin posibilidad de escape, permanecieron firmes, hasta que los alemanes estuvieron cerca de ellos, les dispararon una descarga general y después tiraron sus armas al suelo; dos de los jinetes murieron y otros resultaron heridos. Los alemanes, enfurecidos por su pérdida lo consideraron un acto perverso y un inútil derramamiento 10

Parte del Teniente General D. Manuel Lapeña a D. José de Heredia. Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81. 12  BLAKENEY, Robert: A boy in the Peninsular War. Ed. John Murray Alberiacle.1899. 11


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de sangre, cargaron sobre los indefensos desgraciados y no perdonaron a ninguno; todos fueron abatidos. En toda mi vida nunca fui testigo de tal mutilación de humanos en tan poco tiempo. Cuando se les llevó al patio del convento, el médico del 82º Regimiento, agregado al batallón de elite, rehusó vendar sus heridas, porque era totalmente imposible que pudiera sobrevivir ninguno de ellos...»13. Informe de la 1ª División francesa: «El 2 de marzo, el 24º Regimiento recibió orden de partir de Puerto Real hacia las dos horas del medio día, para llegar al Cortijo de Guerra, y tomar posición, donde llegó hacia las siete de la tarde. Se llevaron a cabo dos reconocimientos hacia Paterna y sobre el camino de Medina por donde se presuponía debía llegar el enemigo...»14. Después de los citados combates, el Teniente general Lapeña cambia la dirección de marcha del Ejército combinado, que aparentemente se dirigía a Medina Sidonia, a favor de las escasas comunicaciones existentes, aptas para la Artillería, y le dirige hacia Vejer. Es decir recorre dos lados de un triángulo en lugar de hacerlo por solo uno. ¿Indecisión o intento de confundir al enemigo?, quizá ambas cosas, pero la resultante fue la llegada a Vejer en la noche del 3 al 4, por las dificultades encontradas en aquellos penosos

Sancti Petri 13

Ibídem. Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134.

14


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caminos. Debe añadirse la consideración correspondiente a la fatiga de la tropa y ganado, máxime al efectuar tales desplazamientos por la noche, para evitar el conocimiento de los mismos por el enemigo. Además la disposición de los víveres, siempre muy limitados, produjo restricciones al respecto. La consecuencia peor del retraso se produce en el canal de Sancti Petri, pues de acuerdo con el calendario previsto de actuación, el Mariscal de campo Zayas lanza durante la noche la operación de paso, primero por medios discontinuos, es decir barcas, cuya fuerza desaloja a la guardia francesa que guarnecía las «flechas» de la orilla opuesta, pequeñas fortificaciones en ángulo y abiertas hacia retaguardia. Diario de operaciones en Santi Petri: «A las 6 de la mañana de este día pasaron en Barcos al Cotillo que es una Isla pequeña de terreno bastante sólido, aunque sus orillas muy fangosas, como una millaje extensión, inmediata á la costa enemiga por la parte N. E. dividida de esta, por un pequeño Caño llamado del Cotillo, el que unido con otro nombrado de dos Hermanas proporciona el aislar completamente este terreno flanqueando bastantemente el costado izqº. Del Pinar; el Regimiento Provincial de Granaderos de Canarias, y algunos Cazadores en todo como unos 500 hombres para sostener el trabajo de una batería Provisional que se iba a establecer en aquel punto. Al efecto paso un Oficial de Ingenieros y tropa de trabajo y las 4 piezas ya indicadas al mando del Capitán del Cuerpo Dn. Pablo Ventades. Los Enemigos dirigieron á estos un fuego vivo desde la Batería Colorada, y con las 4 piezas inmediatas al Pinar y fueron oportunamente contestadas por nuestras dos baterías de los Angeles, y Conchas, y algunas lanchas avanzadas por el Caño que la rodea logrando estas el desmontarle una de sus piezas. Por el frente de nuestras Baterías de San Ginés y vieja pasaron asimismo en barcos dos fuertes guerrillas de Rs. Gs. Españolas que hicieron desalojar de sus primeros parapetos a las avanzadas que en esta parte tenía el enemigo a quién persiguieron hasta otro mas considerable que tienen sobre la Casa llamada del Pino, en lo mas elevado del Pinar. Nuestras guerrillas se replegaron sobre la orilla, y se mantuvieron en observación de las enemigas cubriendo de este modo los travajos que se empezaron para formar la caveza del Puente, y asegurar las amarras para este. La Batería del Portazgo ha hecho 4 disparos con granadas de a 9 ps. (pulgadas, es decir la pieza en fuego se trata de un obús) Contra la Batería


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del Frontón, que dirigían sus fuegos á las Lanchas de Guerra y baterías del Salero de Santiago, haviendo esta disparado contra aquella doce tiros de bala rasa del calibre de a 16. La de San Judas ha hecho 14 disparos de a 24 contra los enemigos que se dirigían al Molino de Sta. Cruz. De la de Pan de mis hijos se han disparado contra los enemigos dos Cañonazos de bala rasa del calibre de á 24, y la de los Angeles 2 Granadas de a 9 ps. A unos 300 Enemigos que se hallaban formados á la inmediación de la hermita de Sta. Ana.

Acción en Sancti Petri

Acción en Sancti Petri


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En la noche de este día se ha hecho señal de alarma en toda la Línea por cohetes. En la noche de este día los enemigos dexaron ver hacia la espalda de la Casa del Pino una pequeña columna como de 800 á 1.000 hombres de Infantería reforzando los parapetos inmediatos á la Casa del Pinar, pero sin haver hecho ningún fuego á nuestras guerrillas».15 Seguidamente se tiende el puente flotante de pontones, para permitir el paso del grueso, que al amanecer debería atacar decididamente y enlazar con el Ejército combinado. Pero al hacerse la luz del día Zayas comprueba la inexistencia de tal Ejército y queda sumido en la dificultad de teMariscal Víctor ner que tomar una decisión diferente de las órdenes recibidas, que incumple si no cruza el canal en fuerza, pero que le deja solo y ante la totalidad de las fuerzas enemigas si lo hace. Como suele ocurrir en estos casos opta por concitar ambas posibilidades y deja una fuerza menor en la orilla enemiga, para guardar la cabeza de puente, pero conserva su grueso en la orilla de la Isla de León. Es decir actúa en forma conservadora a la espera de los acontecimientos, que no dejarán de jugar en su contra al dejar la iniciativa al enemigo. Obviamente, en el campo imperial, tales movimientos hacia Medina Sidonia primero y en el canal después no dejan de dibujar la intención aliada con claridad. La única duda al respecto era si reaccionar ofensivamente contra ella o abandonar el campo atrinVillatte cherado frente a Cádiz y retirarse hacia Sevilla, para 15

Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando).


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acortar distancias con sus únicas fuerzas de apoyo posibles, Soult en Badajoz o Sebastiani en Granada. El Mariscal Victor, típico ejemplo del mando surgido de las filas, no podía estar mal informado acerca de la superioridad de los sitiados, pues la deserción, en ambos sentidos a través del canal, era cotidiana, a pesar del evidente riesgo de ahogarse. Pero su espíritu ofensivo y la dificultad de arrostrar la retirada a tan gran distancia, le impelieron a tomar la decisión de ofrecer batalla con la mejor de las defensas posibles, es decir el ataque. La idea de maniobra de Victor, dada su limitación en Caballería, se basará en sus tres divisiones de Infantería: Villatte atacará durante la noche la cabeza de puente, en busca de la sorpresa, para reducirla e impedir el refuerzo de la división aliada desde la Isla de León. Posteriormente, cuando se aproxime La peña, atacará su retaguardia con las otras dos divisiones, para impedir su retirada y arrinconarle contra el mar; su Caballería prolongará la acción hacia el Sur, para capturar el tren de suministros e impedir cualquier acción desbordante de la Caballería aliada, por el único terreno apto para ello. Entretanto, en principio, la Brigada Cassagne debería permanecer en Medina Sidonia, por si finalmente los aliados optaban por atacar tan importante posición, merma de infantería que se reflejará en el combate. En resumen una maniobra audaz, basada en la sorpresa y mayor capacidad de maniobra de sus unidades, pero se enfrenta a un enemigo numéricamente superior, aunque como veremos con serias limitaciones, no obstante y a pesar del serio inconveniente, la finta de Lapeña hacia Medina Sidonia vemos que ha producido el efecto de segregar la fuerza de Cassagne de la acción, sin pérdida propia alguna.

EL 3 Y 4 DE MARZO, VÍSPERA DE LA BATALLA Día 3 en Sancti Petri, Diario de operaciones: «Quedó en este día situado el Puente de Madera ya indicado en las orillas del campamento de Sti. Petri, y para fortificar la Caveza de él se empezó a construir una trinchera compuesta de un parapeto de arena sujeto con Barricas y varios salchichones, su figura la de un arco de círculo, y concluida la prolongación de su costado izquierdo hasta la orilla inmediata del Caño próximo que va al Molino, con una Línea de Cavallos de frisa de madera.


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Acción en Sancti Petri 1

Pasaron en este día á la orilla opuesta del Campamento de Sti. Petri como 600 hombres de Infantería comprendiendo 4 compañías de Cazadores de Rs.Gs. Esps (Reales Guardias Españolas), una de Granaderos y otra de Walones, con el objeto de reforzar nuestras guerrillas, y sostener el trabajo de la trinchera.»16 Coronel francés de Ingenieros Lesentil: «El 3 recibió orden el general Villatte de atacar al Enemigo en Santi Petri, y obligarle si era posible a volver a pasar el río, y como testigo ocular de este brillante suceso, voy a contar fielmente lo que pasó. Nuestro movimiento debía empezar a la una de la madrugada: a media noche el Coronel Rousier del 95 había tomado todas las disposiciones necesarias para asegurar el resultado de su ataque. Los españoles estaban formados sobre cuatro líneas, a cien toesas (doscientos metros) de distancia su reserva estaba en la Cabeza de Puente, una batería, y las lanchas cañoneras flanqueaban la Línea que ocupaban. Dos medias compañías de cazadores, mandadas por un Capitán desembocaron por la derecha y la izquierda de la Línea, sesenta hombres por el centro, y dos compañías de granaderos formaban la reserva que estaba pronta a socorrer lo restante del batallón, que estaba en nuestras líneas. La 16

Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando).


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orden que se dio a los Capitanes de Voltigeurs era no permitir que tirasen sus soldados ni un solo fusilazo, arrollar y atacar a la bayoneta á cuanto encontrasen y entrar mezclados con el enemigo en la Cabeza de Puente, tomando el mayor número posible de prisioneros. Se observaron exactamente dichas órdenes. Los españoles fueron echados unos sobre otros hasta sus atrincheramientos. Las tropas que guardaban la Cabeza de Puente, hicieron un terrible fuego de fusil durante dos minutos, pero nuestros Cazadores no respondieron, rompieron los caballos de frisa, arrancaron las estacadas y saltaron los parapetos al paso de carrera; de 1.000 españoles que las defendían, 150 fueron muertos, 90 heridos, 240 ahogados y 459 hechos prisioneros, además se tomaron 34 oficiales y una bandera. Entre los prisioneros cinco son Coroneles, uno de ellos el de Ordenes (Regimiento de Ordenes Militares). Un sargento del 95 que perseguía al enemigo en el Puente de balsas encontró en él a un Teniente Coronel que procuraba contener a los fugitivos, se echó sobre él, le cogió por la garganta, y le hizo prisionero...»17 Diario de Santi Petri: «En la noche de este día quedaron los 600 hombres ya expresados de los Regimientos de Rs. Gs. Esps. Y Walonas sosteniendo la Caveza del Puente en la Costa enemiga, parte en guerrillas y parte en la trinchera de este. 17

Parte del Coronel francés de Ingenieros al General de Ingenieros. Leves. AHN. DC,s. Leg.135.


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A las 2 de esta citada noche los enemigos en fuerza de 500 á 600 hombres y 100 caballos atacaron con denuedo nuestras Guerrillas que se extendían por la derecha de la Caveza del Puente; estas se vieron precisadas a retirarse precipitadamente sobre ella desde la que se les hizo algún fuego, pero llamada la atención por este lado, en el ínterin se arrojaron 3 Comps. De Volteadores que vinieron por la orilla del Caño, y rompiendo los Cavallos de frisa, saltan la trinchera, atacando con Bayoneta á la tropa que guarnecia esta, y por la espalda á las guerrillas que se replegaban. La parte del Batallón de Ordenes Militares que estava de retén á la orilla nuestra del Río, pasó el Puente al primer fuego de la Caveza de el, pero fue envuelto y hecho prisionero, como así la mayor parte de las 4 Comps. De Cazadores de Guardias, la de Granaderos y la de Walones. En este momento una Compa de Irlanda pasando inmediatamente el Puente desde nuestra Orilla los desalojó á la bayoneta de la Caveza de el, y los persiguió hasta la salida de la trinchera sostenida por el fuego de nuestras Baterías del Campamento y lanchas apostadas. En la desgraciada acción de la noche de este día hemos tenido de pérdida entre muertos y prisioneros como unos 600 hombres de Infantería del Batallón de Ordenes Militares, Guardias Españolas y Walonas, entre ellos quedaron muertos en el parapeto un Capitán de Rs.Gs. Españolas y un 2º Teniente del mismo, y los enemigos han tenido un Oficial, y dos soldados de Infantería muertos en la Caveza del Puente.»18 En Sancti Petri, versión del General José de Zayas: «A la una de la madrugada anterior observé fuego de los puestos avanzados y que éste progresaba rápidamente y en términos de no poder ya dudar de que los enemigos a toda costa y con el mayor empeño querían forzar la cabeza de puente que en la tarde de ayer quedó tendido: en momentos tan críticos y en que todas las señales indicaban un ataque el más vigoroso y decidido, dispuse inmediatamente reforzar las dos compañías de Rles.G,s Esp,s. que lo cubrían con algunas compañías del Regimiento de Ordenes (Ordenes Militares) que les servían de reserva, y se hallaban en la orilla opuesta, y sin perdida de tiempo puse a posición el resto de mis fuerzas situándolas en escalones por Batallones: la Artillería se estableció donde correspondía. El Batallón de Cazadores del mando del Teniente 18

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Coronel Dn. Demetrio O´Dally reemplazó a Ordenes en su puesto en el momento que la viveza e inmediación de los fuegos no me dexaron dudar de que los enemigos forzaban la obra; como así se verificó; pues al desembocar el Puente Ordenes y sin terreno para desplegar se halló acometido por fuerzas muy superiores enemigas que ya se habían introducido en el recinto asaltándolo por varios puntos. En situación tan crítica mandé á las Compañías de Cazadores de Irlanda que llevaban la cabeza del batallón de O´Dally que recuperasen el puente a toda costa. Nada puede ser comparable á la valentía y rapidez con que executaron el movimiento estos bizarros que a la bayoneta arrojaron a los enemigos de su ya ocupada posición sin darles lugar a realizar el objeto de su atrevida empresa. Según la relación de varios prisioneros resulta que los Regimientos 95 y 96 de línea y 27 de infantería ligera, han sido los empleados en esta empresa quedando el último con el General Villant (Villatte) en el Molino como reserva; amagando al mismo tiempo un ataque sobre el Cotillo de la Grama al que di poca atención por parecerme manifiestamente falso pues que nunca pudo ocultarseme que su verdadero objeto se dirigía a destruir el Puente. El empeño con que han peleado las tropas avanzadas y las circunstancias del momento en que se introduxo el refuerzo de algunas compañías de Ordenes ha ofrecido la pérdida de algunos valientes que han sido muertos ó prisioneros...»19 A pesar de las catastróficas versiones ofrecidas tanto por historiadores británicos como franceses, el anterior relato, fidedigno en tanto en cuanto admite sin reservas la sorpresa sufrida, como el hundimiento de los defensores y pérdida momentánea de la fortificación en la cabeza de puente e incluso la derrota y captura del regimiento de Ordenes Militares, demuestra el éxito del contraataque llevado a cabo y recuperación de la misma, sin que el puente hubiera sido destruido, objetivo evidente de los atacantes. Tras nueva finta hacia Medina Sidonia por un batallón de infantería y un escuadrón de caballería, Lapeña ordena el avance desde Vejer, a las cinco de la tarde. Con anterioridad mandó un aviso a Zayas, para notificarle su llegada para el día siguiente, pero tal aviso fue interceptado por un bergantín británico, que no dio crédito al mensajero, y ello impidió tan importante colaboración en tiempo oportuno.20 19

Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81. 20  Guerra de la Independencia. Volumen 6-1º. Servicio Histórico Militar. Librería Editorial San Martín. Madrid.1992.Página 79.


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El coronel Juan Espronceda de los Dragones de Madrid, relata en tercera persona: «El 4 salió de Vejer con el batallón de Valencia y la Caballería de su cargo a aparentar á los enemigos que estaban en Medina, que se dirigía sobre ellos el todo de nuestro egercito; y habiendo tenido esta operación el éxito deseado, retrogradó luego que anocheció y fue a tomar posición al Cerro de la Cabeza del Puerco...».21 La citada maniobra hacia Medina Sidonia, ha sido criticada con acritud, especialmente por los británicos, tanto contemporáneos como historiadores, en su pertinaz defensa de Graham basada para ello «as usual» en calificar a Lapeña de incompetente. Podemos ver el efecto causado por dicha maniobra en Victor: Vigo-Roussillon, 1º Cuerpo, 2ª División, 8º Regimiento, 2º Batallón: «El 4, el mariscal Victor conocedor de que el ejército de socorro había llegado a Vejer y marchaba siguiendo el mar sobre Chiclana, se decide a trasladarse a su encuentro. Nos reunimos cerca de la granja de Guerra, antes de Medina Sidonia , y vivaqueamos el 4 de marzo «au soir», (que traduzco por «la noche»). Partimos de nuestros vivacs a primera hora de la mañana (del día 5). Comenzamos el camino de la villa de Chiclana con orden de forzar la marcha. Llegamos a toda prisa y le habíamos rebasado cuando...»22 En efecto, no era necesario ser un genio de la guerra, para apreciar la importancia atribuida por Victor a la posición de Medina Sidonia, tanto por su guarnición, como por ser el centro de caminos de la zona, tan fundamentales para el movimiento de la Artillería. Abandonarla tendría también una gran importancia para el Ejército combinado. Pero en todo caso atraer la atención de Victor era alejarle del punto decisivo, la cabeza de puente sobre Sancti Petri. El movimiento aliado se lleva a cabo con extrema lentitud, por las tan reiteradas dificultades del camino, además inundado por las lluvias y desbordamientos añádase la fatiga acumulada por las marchas nocturnas, bas-

21

Hoja de servicios del Brigadier Juan Espronceda, Coronel al mando de los Dragones de Madrid. Archivo Militar de Segovia. 22  VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS.


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tante ingenuas a estas alturas, pues desde los primeros combates era previsible el estado de alerta enemigo. Diario de operaciones en Santi Petri: «En la noche se quitó el ultimo tercio del Puente, y se retiraron las 2 piezas de a 8, situándose á la orilla de acá del Río, y quedando solo en la orilla enemiga una pequeña guerrilla nuestra, la que á las 11 1/2 de la noche atacada por algunos enemigos se replegó inmediatamente embarcándose para nuestro campo.»23 General José de Zayas, en Sancti Petri: «Para evitar contingencias y una efusión de sangre inútil si los enemigos supuesta la realidad de estos refuerzos atacaban la cabeza de puente con más fuerzas que el día anterior con el fin de destruir la combinación de otro ataque, mandé retirar parte del Puente su guarnición y las guerrillas a las 9 de la noche y mi previsión no fue inútil pues a la una hicieron los enemigos el movimiento sospechado pero fueron recibidos con repetidas descargas de Metralla y contenidos sin que se aproximasen a tiro de fusil...»24 Aunque Zayas no lo mencione, por la crítica que ello supondría para su General en Jefe, el incumplimiento por parte de éste de comparecencia la fecha acordada, debió dejarle sumido en la duda y optó por la retirada de parte del puente, para evitar otra sorpresa semejante a la del día anterior.

EL 5 DE MARZO, BATALLA DE CHICLANA Efectivamente la previsión de Zayas no fue vana y los franceses intentaron repetir el ataque por sorpresa: «A la una y quarto de la madrugada, por un parte recibido del comandante del Puente Zuazo, se puso en movimiento con destino a aquel Punto el Regimiento de Guadix; se había prevenido con anticipación al Comandante de la Guardia del Puente, que en caso de obser23

Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando). 24  Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81.


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var enemigos hacia la cabeza de él, tirase un cohete; así se verificó a la una y media, a cuya hora principió un vivo fuego de Metralla y bala raza la Bateria de San Genis y Lanchas del Apostadero que duró como una hora, y según el oficial que se comisionó, para reconocerlos, no obstante no haber podido aproximarse por el mucho viento, aseguró estaban los enemigos en gran número; estos hicieron fuego de fusil hacia esta orilla, al que solo se contestava con el de cañón y obús por no señalarles dirección, y es de presumir que según los movimientos del día anterior, si nuestras fuerzas hubieran subsistido al otro lado huvieran sido atacadas con fuerzas muy superiores. Estaba puesta toda la Tropa sobre las armas en los parajes señalados, habiéndose adelantado un Batallón hacia el Puente donde con anticipación se habían colocado también centinelas de Caballería, una gran guardia al flanco izquierdo de la Batería de San Genis, y dos Escuadrones al derecho. A la misma hora marchó un oficial de E.M. al Portazgo a saver lo que ocurría quién a su vuelta aseguró que solo havía havido fuego de Cañón sin otra novedad. Según la gente que precentó el enemigo en la obra de la cabeza del Puente y el acertado fuego de Metralla que se hizo es indispensable sufriese pérdida. Se retiró el enemigo á su posición de las flechas y no ocurrió novedad.


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Durante la noche y para cosa de las 8 de la mañana se perfeccionó la Batería del Cotillo de la Grana y algunos parapetos, como asimismo se inutilizó el Bado que tenía a su frente.»25 Obviamente el anterior fracaso al intentar sorprender a los españoles por segunda vez, no existe en la memoria de los historiadores franceses, algo comprensible, ni tampoco en la británica, algo mucho más comprensible todavía. Informe de la 1ª División francesa de Infantería: «Hacia las cinco de la mañana del día cinco Su Excelencia (Mariscal Victor), juzgó que el movimiento del enemigo tenía lugar por su izquierda y quería atacar al general Villatte...»26 No será hasta las ocho de la mañana, tras catorce horas de marcha, cuando los aliados alcanzan el Cerro del Puerco, altitud próxima a la costa y ape-

Torre Barrosa 25

Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81. 26  Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134.


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nas resaltada de su entorno, que debía su nombre al parecido con el lomo de un cerdo, acrecentado por los enhiestos árboles que de él surgían a manera de las cerdas de tal animal. Próxima a dicho Cerro, pero en la misma costa se erguía una torre vigía o atalaya, denominada Torre Barrosa, lugares característicos que dan nombre a la batalla, aunque la inmediatez de Chiclana como localidad más importante, haya bautizado con su nombre a la batalla. Diario de la División Expedicionaria de Caballería española: «...Luego se siguió la marcha en la disposición indicada hasta el Cerro de la Caveza del Puerco, donde hizo alto la Cavallería menos el 3º Escuadrón de Granaderos y una compañía del de instrucción, que siguieron con la Vanguardia...» 27 Estos últimos escuadrón y compañía, que prosiguen hacia Sancti Petri, al retornar mas tarde hacia la Cabeza del Puerco, jugaran un impremeditado y decisivo efecto en el ataque francés, al que aludiremos en su momento. Contestación del general Lardizabal a Blanco-White.

Acción Cerro del Puerco A

«El exército combinado marchaba en tres columnas compuestas de la Vanguardia, el Cuerpo de Batalla y la Reserva, y la caballería toda cubría el flanco derecho. En este orden, la Vanguardia mandada por mí y compuesta por del batallón de Campo - Mayor de 600 plazas, el regimiento de Murcia de 700, el 27

Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202.


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batallón de Canarias de 300, Carmona de 320; la reserva del tercer batallón de reales Guardias Españolas de 500, y el regimiento de Africa de 700 con quatro piezas volantes atravesó el espeso y largo bosque de Torre Barrosa,...»28

Chiclana, Cerro Cabeza del Puerco

Dada la naturaleza boscosa del terreno a recorrer, las columnas aliadas se detienen al Este del Cerro del Puerco, mientras la Vanguardia Lardizábal progresa, con las naturales precauciones, en dirección Noroeste, hacia el Canal de Sancti Petri. No será hasta las proximidades de la atalaya costera, Torre Bermeja, cuando las patrullas avanzadas de Caballería, de los citados escuadrón y compañía, descubran los puestos franceses, inmediatos al campamento de una Brigada de la División Villatte, que defiende el terreno entre la citada Torre y el Molino de Almanza, al Este de la misma, ubicado en el Caño del Alcornocal, que corre casi paralelo a la costa y se une al canal de Sancti Petri, próximo a su desembocadura. Ninguna otra fuerza francesa aparece a la vista, en consecuencia se decide que la Vanguardia ataque a la citada Brigada, para establecer comunicación con la Isla de León y permita el paso de la División Zayas, en tanto que el grueso permanece vigilante de la dirección Chiclana, junto al Cerro del Puerco. División de Caballería española: «...Como a las 10 de la mañana se mandó que los dos Escuadrones restantes de Granaderos se quedasen a la entrada del Pinar...»29 28

El Español. 30–mayo–1811. Publicado en Londres por Blanco White. Antiguo sacerdote católico español, quien después de huir de Cádiz a Londres en 1810, abraza la religión anglicana y hace méritos mediante la crítica acerba de todo lo español, siempre bien recibida por los británicos. Su habitual fórmula de despedida epistolar «salud y fraternidad» es suficientemente explicativa. 29  Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202.


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Hasta este momento nada parece impedir el feliz desarrollo de la operación para ambos generales en Jefe: Lapeña está a punto de conseguir su anhelado contacto con Zayas y su importante refuerzo, Victor está a punto de conseguir que los aliados muerdan el anzuelo, cuyo cebo es la tan repetida Brigada de la División de Villatte y pueda atacar su retaguardia, para arrojarla contra el mar. Para ello ésta División debe ofrecer fuerte resistencia, que atraiga contra ella el mayor contingente aliado posible, pero sin dejarse coger entre los dos fuegos de Zayas y Lapeña.

Acción en Sancti Petri 4

EL COMBATE DE TORRE BERMEJA Como los franceses visibles despliegan cuatro batallones en línea, dos próximos a la costa y los otros dos a medio camino entre éstos y el caño del Alcornocal, el brigadier Lardizabal divide su Vanguardia en dos columnas paralelas, que atacarán simultáneamente ambos objetivos. La columna del Este mandada por el propio Lardizabal y la del Oeste, próxima a la costa por el coronel Aymerich. Dada la considerable distancia al Cerro del Puerco y lo cubierto del bosque, la Primera Sección (Brigada), de la 1ª División española, penetra asimismo en él, hasta situarse en segundo escalón y al Este de Lardizabal, para servirle de Reserva, caso necesario y dar seguridad a su retaguardia. El despliegue aliado en general y español en particular es irreprochable.


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Contestación del general Lardizabal a Blanco-White. «...á la salida del qual (bosque) se encontró con los enemigos que defendían la posición con tres piezas y los regimientos 17 (se trata del 27), 94 y 95, cada uno de 1.500 hombres. La acción empezó á las ocho y media en punto; traté de amenazar sus flancos y el centro para envolverle por la izquierda con mi reserva, pero se me anticipó al movimiento, y como la permanencia de catorce meses en aquel punto le daban tanta superioridad sobre mí en el conocimiento del terreno, me batió las alas me envolvió completamente , poniendo en desordenada fuga mis valientes guerrillas (vanguardia militar desplegada en orden abierto), y empezó á hacerme un vivísimo fuego de fusilería y metralla por todas partes. En medio, pues, de este horrible fuego, á tiro de pistola y con el mayor desprecio de la muerte, animados de la voz general de morir ó vencer, se rehicieron las guerrillas y se trabó la acción mas reñida. Con el intrépido regimiento de Murcia ataqué la derecha; su esfuerzo lo allanó todo; batida esta ala corrí á la izquierda; tres valientes compañías del batallón de infantería de Canarias se cubrieron de gloria arrollándolos completamente, y la reserva llena de bizarría y entusiasmo, atacando con el arma á discreción, concluyó la victoria á las once de la mañana; perseguí al enemigo mas de media legua, y á mi vuelta para asegurar la posición, mientras llegaban las demás tropas, empezó la acción de la reserva general en el cerro de la Cabeza del Puerco(* Media legua larga

Acción en Sancti Petri 5


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de mi campo de batalla, y todo el terreno que mediaba era un espeso é interminable bosque por todas partes.)30 Partes de la Torre de Observación del día 5:31 «...las Flechas se tomaron a las once y cuarto, atacadas por la espalda por las tropas de la expedición, y por el frente por las que salían de Sancti Petri...». Importante precisión en el tiempo que concreta cuando los primeros elementos de la División Zayas, en pequeños botes, han cruzado el canal de Sancti Petri. Parte del Brigadier Dn. Joaquin Virués, al mando de la 1ª Sección de la 1ª División: «En el momento en que por el Ayudante de VS. Dn. Roman Duran, reciví la orden de seguir con la Sección de mi mando a la Vanguardia, en reserva de ella, di el debido Cumplimiento, como VS. vió, uniéndome a la misma, a la entrada de los Pinares, pasando el Cerro del Puerco. La calidad del terreno me obligó a continuar siempre unido á aquella, pues de otro modo no me era posible descubrir sus movimientos, y arreglar a ellos los míos. Marchamos por el Pinar inmediatos a los Barrancos de la Costa, y con dirección a torre Bermeja. La Artillería de la Banguardia empezó a jugar, luego que pudo situarse sobre al Angulo que formaba el Pinar con la Costa y Campo desmontado por los Enemigos: estos rompieron su fuego de granadas, y vala rasa que continuaron con bastante viveza por largo rato, hasta que obligados por nuestra Artillería y por el ataque que ya formalizaba nuestra columna, retiraron precipitadamente sus piezas que estaban sostenidas por dos Batallones, los que momentáneamente pasaron de orden de columna al de Batalla, en que recivieron el 1er ímpetu de la Banguardia. En éste momento el General de ella Lardizabal, supongo que con objeto de batir a los Enemigos el ala izquierda, que en nuebas fuerzas representaban, varió la dirección de su ataque sobre nuestra derecha, y lo aceleró con una intrepidez no común, aunque propia de su bizarría: mi maniobra 30

El Español. 30–mayo–1811. Publicado en Londres por Blanco White. Antiguo sacerdote católico español, quien después de huir de Cádiz a Londres en 1810, abraza la religión anglicana y hace méritos mediante la crítica acerba de todo lo español, siempre bien recibida por los británicos. Su habitual fórmula de despedida epistolar «salud y fraternidad» es suficientemente explicativa. 31  Semanario Patriótico, Nº 50. 21–III–1811. Cortes. Sesiones del 7 al 14.


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debió ser tan pronta como el ataque de Lardizabal, y más que todo exacta, para sostener la operación de aquél, atendiendo á que se hallaba fuera del Bosque, y yo aún en él, pero la espesura de este no permitió la rapidez que me propuse en la marcha de flanco por la derecha, sin embargo de que tomé en tiempo el terreno preciso para volver a marchar de frente como lo hize con la viveza que el momento exigía, pues ya sufría mucho fuego por la derecha, del qual debía inferir que Lardizabal, ó empezaba a tomar la posición á que se había dirigido, ó se hallaba flanqueado y expuesto a un desgraciado suceso...»32 Como solía decir el Mariscal Moltke: «no existe planeamiento que resista los primeros cinco minutos de una batalla». Cuando se produce el contacto, hacia las diez de la mañana, los improvisados soldados españoles de la Columna Lardizabal, que de tales solo tenían el nombre, pierden la moral ante el contraataque de los franceses, que una vez más hacen gala de su acostumbrado ímpetu inicial y arrollan a los atacantes. El batallón de Campo Mayor que resiste, está a punto de resultar envuelto. Se pierden varias piezas de artillería. Posiblemente, aunque sin poderlo asegurar, la segunda Brigada de Villatte o parte de ella haya sorprendido a Lardizabal. Diario de Sancti Petri: «...La División de Vanguardia de la expedición había atacado y rechazado, según se observaba por el fuego a los enemigos que guarnecían las flechas, llevándoles más allá del Molino de Almanza; pero rehechos o reforzados éstos atacaron con denuedo a la Vanguardia, mandada por Lardizabal que la pusieron en consternación...»33 Parte del Brigadier Virués, en Reserva de la División de Vanguardia Lardizabal: «...Bien pronto salí del Bosque, y viendo benir hacia mí el Ayudante General Dn.Josef Espeleta, y enseguida á Lardizabal que venía con su división cargada poderosamente por el Camino; por lo que con mi columna hice alto. En estas circunstancias me encargó Lardizabal que le sostubiese, y atacase al Enemigo a toda costa manifestándome la confianza que tenía de que así lo hiciese, e igualmente el 3º Batallón de Guardias 32

Parte del Brigadier Dn. Joaquín Virués. AHN. DC,s. Leg.202. Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81.

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Acción en Sancti Petri 6

Españoles, que formaba a la cabeza de mi columna. Lardizabal emprendió de nuevo su ataque, y yo con él, arrollando a los Enemigos al llegar a los Barrancos que dominan el Ponton (cuyo nombre ignoro), y que después VS. ha echo quemar, en cuya situación combine con Lardizabal en esperar el éxito de su ataque al monte del frente, donde se hallaban los Enemigos con fuerzas superiores, y posición muy dominante, tanto para seguirle de inmediato si el resultado era feliz, como para proteger su retirada ó reunión en caso de necesidad o desgracia. Apenas habían pasado cinco minutos quando las tropas de Lardizabal estaban quasi mezcladas con los Enemigos; destaque inmediatamente la Compañía de Cazadores de Reales Guardias, y otra del Regimiento de Africa, a que le reforzasen en su derecha, por donde adbertía mayor resistencia en los Enemigos; fueron estos nuebamente arrollados, y perdí de vista a Lardizabal, y EM. (Estado Mayor), por lo que iba a ponerme precipitadamente en movimiento para seguirle, en cuyo momento empecé a sufrir un fuego vivísimo por la derecha de mi columna, y enseguida veo vajar por la ladera tropas de la Vanguardia, en términos que no me dejaban duda de benir otra vez cargadas, y aún que las Compañías de cazadores que yo había destacado le auxiliaban, las fuerzas del Enemigo, la localidad del terreno que ocupaban, la rapidez de su marcha, y despliegue en batalla, obligaron a dichas tropas a reunirse con mi Sección, la que con la mayor prontitud desplegó a su frente un Batallón de Reales Guardias, y por imbersión en Batalla sobre la derecha, el Regimiento de Africa.


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Los Enemigos se adelantaban, y no solamente se hacía temer que destruyesen las tropas de la Vanguardia que se me reunían por la derecha, si no que me embolbiesen, en términos que me dejasen sin acción para nada; por lo que me vi en la precisión de romper un fuego graneado de dos filas, que berificaron con la mayor viveza y firmeza los espresados Batallones, en términos que a pocos minutos contube el progreso de los Enemigos; en este caso me abisaron por tres o quatro ocasiones, con la mayor eficacia que las tropas de uniforme encarnado que estaban a mi frente eran Ingleses, cuyos abisos despreciaba, pués sugería como debía eran Suizos Enemigos, tanto por la posición que ocupaban, como por el fuego que me dirigían; el ataque y maniobras que me hacían, y que me constaba que las tropas Inglesas más inmediatas estaban muy distantes; pero no queriendo pasar por temerario, mande cesar el fuego de los Batallones, cuyos momentos aprovecharon con tanta oportunidad e intrepidez los Enemigos, cargandome por el frente y flanco que solo el vivísimo y firme fuego que volvieron a emprender mis Batallones, pudo librarme de ser embuelto en menos de quatro o cinco minutos, debiendo a la vizarría de los Gefes, oficiales y tropa de mi mando, el haber librado la Sección de tal desgracia, pués los Enemigos viendo un fuego desesperado sobre sí y una firmeza en mi tropa que les indicaba bien quan decidida estaba á hacer de su último esfuerzo, no solo se contubieron si no que se retiraron, subiendo la ladera y situándose en la parte superior del monte, visto esto, y sintiendo nuebos fuegos de guerrillas a mayor distancia sobre mi derecha, hice personalmente un ligero reconocimiento por mi retaguardia para mejorar de posición, y consideré no solamente oportuno sino forzoso retirarme hacia esta parte, donde encontré quatro piezas de Artillería y un Batallón, situado todo por el General Lacy, pues que si no tomaba esta providencia, era muy factible que los Enemigos que cargaban ya por mi derecha, si eran fuerzas superiores, me embolbiesen y apoderasen de dichas piezas ó al menos cortasen la comunicación del General en Gefe con Santi Petri, que ya habíamos franqueado, como también la de la 1ª División y la de la reserva. En efecto verifiqué esta pequeña retirada,...» En relación con la afirmación de Virués respecto de las tropas con uniforme encarnado, debemos concretar la ausencia de suizos en el 1º Cuerpo del Mariscal Victor, ni obviamente de ingleses que operasen en su proximidad. La única explicación lógica debe achacarse a confusión con el color de los plumeros rojos de los granaderos franceses y la espesura del bosque. Afortunadamente la Columna del coronel Aymerich no ha sufrido igual suerte y puede acudir en socorro de su superior. En especial el Regimiento


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de Murcia que ataca con valentía y consigue recuperar las piezas.34 El combate se estabiliza y prolonga en el tiempo, pero permanece indeciso hasta que, alertados por el ruido del combate, las tropas de Zayas se deciden a cruzar nuevamente el canal de Sancti Petri y volver a tender el puente de pontones, previamente retirado durante la noche. Son las Once treinta horas. Diario de Sancti Petri: «...pero el Regimiento de Murcia que oportunamente atacó volvió a rechazarlos y no obstante unidos otra vez atacaron dicha Vanguardia que también los rechazó, haciéndoles huir en desorden. A este tiempo ya se había unido a ella el batallón de Cazadores del mando de O´Dali, y el Regimiento de Irlanda y todos tomaron su posición apoyando la derecha a Torre Bermeja, que es la primera que se encuentra en el monte, el Centro en la Casa del Pino próximamente, y su izquierda hacia el Molino de Almansa; al mismo tiempo se estava batiendo el Cuerpo de reserva compuesto de las tropas Inglesas, 1ª División de este Exto. y algunos otros Cuerpos de las otras Divisiones quienes batieron completamente al enemigo...».35 Diario de operaciones de Santi Petri: «Desde el amanecer de este día se empezó á oír fuego de fusilería en el Pinar hacia la parte de la Playa de el S. el qual con otras señales que se advirtieron y partes de los vigías dio á conocer que era el Exército de la Expedición que salió de Cádiz el 25 del anterior y que se hallava en dicho punto batiéndose con el enemigo. Inmediatamente se procedió á unir la parte del Puente que se havía separado, y á la una salieron 3.000 hombres de

Panorama entre Sancti Petri y Chiclana 34

Guerra de la Independencia. Volumen 6-1º. Servicio Histórico Militar. Librería Editorial San Martín. Madrid.1992. Página 81. 35  Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81.


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Infantería y unos 100 cavallos de Sti. Petri que se dirigieron a reunirse con nuestro Exército el que sostenía su ataque en las inmediaciones de Torre Vermeja».36 Diario de Sancti Petri: «A las 9 1/2 poco más o menos nos avisó el vigía creía que las tropas de la Expedición se hallaban en el Cerro del Puerco procedentes del camino de Conil o Veger, y a poco rato dio otro parte tenían arbolados los tres Gallardetes de señal para que se conociesen ser nuestras: que las guerrillas vajaban por el monte, y que los enemigos formaban en Chiclana y remitían sus equipajes a Puerto Real. Enterado el General Zayas de ser nuestras las tropas que se batían hacia el Cerro del Puerco, mandó inmediatamente poner el Puente para el paso de las tropas de Sancti Petri al otro lado y observando no podía verificarlo con la prontitud que quería, empezó a hacerlo en Barcos pasando primero el Batallón de Cazadores de Infantería al mando del Teniente Coronel D. Demetrio O´Dali quién sin detención se dirigió a las flechas apoderándose de ellas. Sucesivamente continuó el Regimiento de Irlanda, Legión Extrangera etc...».37

Acción en Sancti Petri 7 36

Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando). 37  Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81.


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Debemos recordar aquí las dificultades expresadas al principio de éste trabajo, en relación con la dificultad que se debieron encontrar las fuerzas de la Armada española, encargadas del tendido del puente, debido a la fuerte corriente propia del canal de Sancti Petri. Ante tales refuerzos y la evidencia de resultar envueltos, los franceses se retiran con buen orden, consiguen cruzar el caño del Alcornocal por el molino de Almansa y resistir los ataques de los españoles desde la otra orilla. Los franceses han perdido 337 hombres y los españoles 390, proporción normal dado el carácter atacante de estos últimos y que comprueba la dureza del choque. El contacto se ha consolidado con la Isla de León, la parte más problemática de la operación se ha logrado, no sin dificultad, a pesar de la exigua fuerza francesa participante, que sin embargo ha obligado a tener que recurrir al refuerzo de la Vanguardia de Lardizabal, por parte de la 1ª Brigada Virues, de la 1ª División, cuyas bajas dan fe de su participación en el combate: Parte del Comandante del 3º Batallón de las Reales Guardias Españolas: «En la acción del 5 del corriente fue herido el Capitán de Cazadores Dn. Pascual Liñan, el 1º Teniente Dn. Antonio Miro y el Cadete Dn. Francisco López Pinto, tanto la tropa como los oficiales se han portado con la mayor bizarría...».38 Como la entidad de la fuerza francesa presente en el combate de Sancti Petri fue muy puesta en tela de juicio por el Teniente General Graham, para rebatir su tesis, recurrimos a fuente francesa: General comandante de Ingenieros Garve: «El 5 antes de amanecer, las tropas que ocupaban posición en medio del camino de Medina se pusieron en marcha para Chiclana: luego que llegó a este punto el Sr. Mariscal, dió orden al General Villatte de reunir toda su división hacia las flechas de Sancti Petri para detener al enemigo...».39 Contestación del general Lardizabal a Blanco-White. «...Los enemigos para entretenernos atacaron mi punto quatro veces, con número quando ménos igual al mio, y no solo fueron rechazados siem38

Parte del Comandante del 3º Batallón de Reales Guardias Españolas. AHN. DC,s. Leg.202. Informe del General Garve Comandante de Ingenieros delante de Cádiz. AHN. DC,s. Leg.134.

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pre, sino que de órden del General Lapeña les ataqué últimamente por el frente y la izquierda, llamándoles todas las fuerzas, que desde Chiclana iban a reforzar la división de Rufin, el auxilio de las quales seguramente les hubieran favorecido mucho por su gran superioridad...».40 Tan tenaz resultó la resistencia narrada anteriormente, que hacia mediodía. Lapeña llegó a ordenar a Graham que abandonara el Cerro del Puerco, posición clave para la seguridad de la retaguardia, y se aproximara hacia Torre Bermeja, quizá para asegurar el imprescindible éxito, quizá para disminuir el intervalo, evidentemente vulnerable a cualquier penetración gala, de imposible prevención, por la espesura del bosque. Pero el pertinaz tiroteo no podía pasar desapercibido para el Mariscal Victor, quién al frente de sus dos divisiones de Infantería marchaba hacia Medina Sidonia, eficazmente divertido por la finta de Lapeña en esa dirección: Vigo-Roussillón, 2ª División Leval: «...oímos el tiroteo hacia nuestra derecha, sobre el camino de Conil, en consecuencia giramos a la derecha y entramos en un bosque de pinos...».41

Acción Cerro del Puerco 40

El Español. 30–mayo–1811. Publicado en Londres por Blanco White. Antiguo sacerdote católico español, quien después de huir de Cádiz a Londres en 1810, abraza la religión anglicana y hace méritos mediante la crítica acerba de todo lo español, siempre bien recibida por los británicos. Su habitual fórmula de despedida epistolar «salud y fraternidad» es suficientemente explicativa. 41  VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS.


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La maniobra de cambio de dirección a la derecha se ha efectuado por divisiones, es decir, ambas divisiones realizan simultáneamente el giro de su cabeza a la derecha y avanzan en línea hacia la retaguardia del Ejército aliado, con la 1ª División Ruffin a la izquierda y la 2ª División Leval a la derecha. Pero entorpecida ésta última por bosque queda retrasada, y en consecuencia da lugar a una indeseada formación escalonada a la derecha.

COMBATE EN EL CERRO DEL PUERCO Graham, aunque contrariado por el abandono de dicha posición, obedeció la orden y comenzó a marchar a través del bosque, en lugar de hacerlo por la costa, itinerario que nos inclina a pensar que su movimiento tenía por objeto asegurar el intervalo entre Sancti Petri y el Cerro del Puerco. Pero antes de hacerlo, dicho Cerro quedó guarnecido por el batallón británico «de flanco» del Teniente Coronel Browne, denominación equivalente a «de elite», al estar integrado por las compañías que en línea ocupaban los flancos de un batallón, es decir un batallón integrado solamente por compañías de granaderos y ligeras, para su empleo en misión importante. Al citado batallón británico le acompañaron cinco batallones españoles (Sigüenza, Cantabria, Voluntarios de Valencia, Ciudad Real y 4º de Guardias Walonas).42 Además la Caballería de Whittingham cubría el espacio entre el Cerro y la costa. Diario de la División Expedicionaria de Caballería española: «...A las 11 se mandó abanzar a lo interior del Pinar al 2º Escuadrón de Granaderos y a las 11 1/2 baxando de dicho Cerro la reserva ó División Inglesa siguió el movimiento de las anteriores Divisiones ya internadas en el Pinar. En el repetido Cerro quedaron 1.300 hombres y 4 piezas españolas a las órdenes del Brigadier Beguines y un Batallón Inglés. Entre el Cerro y el pinar el resto de la Cavallería, compuesto de los dos Escuadrones de Húsares (KGL.) y el destacamento de 30 Carabineros Reales en la falda; las dos compañías de Instrucción más adelante; y el primer Escuadrón de Granaderos a la entrada del Pinar...».43 42

Guerra de la Independencia. Volumen 6-1º. Servicio Histórico Militar. Librería Editorial San Martín. Madrid.1992. Página 81. 43  Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202.


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Debemos resaltar aquí, que en la opinión de ambos tenientes generales, Lapeña y Graham, el Cerro tenía una valoración diametralmente opuesta, que ya había sido objeto de controversia unas horas antes. Para el primero, tan solo constituía un punto de apoyo o salto, en su aproximación al objetivo fundamental, la consolidación de la cabeza de puente en el Sancti Petri. Por el contrario, para Graham era el punto clave en una posible batalla campal, si los franceses reaccionaban en fuerza. No cabe duda que ambos poseían razones en su opinión pero, hasta este momento, los franceses tampoco habían dado muestras de reaccionar en fuerza. Tan solo la pertinaz resistencia en Torre Bermeja, podía calificarse de actitud fuera de lo normal, pero en realidad no se había observado aproximación de refuerzos franceses, a pesar de la duración del combate en curso. Teniente General Lapeña: «....Las tropas que se dexaron en el cerro del Puerco no fue para defenderlo...».44 Carta de Juan de la Cruz Mourgeon...45 «...con la orden del general en jefe de emprender nuestra retirada sobre el puente, luego que viésemos repasar tropa por él...» La consecuencia de la diferente valoración expuesta, se tradujo en dos órdenes diferentes para los citados batallones. Para el británico la misión fue defender el Cerro a toda costa. Para los españoles simplemente conservarlo momentáneamente, y después concentrarse con el resto del Ejército en Torre Bermeja, donde Lapeña deseaba reunir toda su fuerza, para garantizar la conservación de la cabeza de puente. Teniente General Graham: «...Habiendo hecho alto mi División á la falda oriental de la altura de la Barrosa, se puso en movimiento á eso de las doce, atravesando el Pinar ácia la Bermeja) destacadas previamente descubiertas de Caballería ácia Chiclana sin encontrar al enemigo)...».46

44

Contestación de Lapeña a Graham. Biblioteca del Senado. Colección Arteche Nº 231-01. Suplemento al Conciso Nº 44. (28–III–1811). 46  Carta del Teniente General D. Tomás Graham al Conde de Liverpool y a D. Enrique Wellesley. Biblioteca del Senado. Colección Arteche. Nº 32673. También en la nota 33. 45


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El movimiento de la división británica de Graham no pasó desapercibida para el Mariscal Victor, que permanecía oculto por el bosque con las divisiones del conde Ruffin y Leval, en espera de la incorporación de la Brigada Cassagne desde Medina Sidonia, quién no llegará hasta la noche, o de una ocasión propicia, como la presente, para lanzar un ataque decidido contra la retaguardia aliada, reducida a la guarnición del Cerro del Puerco y División de Caballería Whittingham en su apoyo. Vigo-Roussillon, 2ª División Leval: «...pienso que el mariscal Victor creyó poder batir a los Ingleses antes de que fuesen socorridos por los españoles...».47 Naturalmente el éxito del ataque dependía de la rapidez en la ejecución, para evitar que la división Ghaham pudiera dar la vuelta y socorrer a los hipotéticos defensores del Cerro, por lo que Victor urgió a sus dos divisiones de infantería y tres escuadrones del 5º de Cazadores a caballo, con 2 escuadrones del 1º de Dragones48. Estos deberían rodear el Cerro por el Sur y cortar la retirada hacia la playa, al mismo tiempo que cubrían el flanco izquierdo de la división Ruffin, encargada de la misión principal, es decir la toma de la altura al asalto. El flanco derecho de ésta división, lo cubriría la del general Leval, quién atacaría cualquier fuerza hipotética que pudiera aparecer desde o en el bosque. Diario de la División Expedicionaria: «...En esta situación, como a las 12 y 1/2 se avistaron los enemigos, abanzando en dos fuertes Columnas precedidas de un Batallón de tropas ligeras, y de su cavallería acia su flanco izquierdo, en número como de 600 caballos, y dirigiéndose la de su izquierda sobre la playa de nuestra derecha, y la otra rectamente al Cerro. Nuestras tropas se reunieron y formaron en posesión del Cerro, para recivirlas en posición, y empezó a jugar nuestra Artillería, ocupando la izquierda la Cavallería...».49 47

VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS. 48  Se trata de los 1º y 2º escuadrones de dragones, los 3º y 4º estaban ya en febrero y en mayo encuadrados en regimiento provisional, con el 8º Cuerpo Junot, en Castilla la Vieja. La presencia de los cazadores, no está del todo clara, pues resulta cierto que al menos dos escuadrones permanecen en Medina Sidonia, pero también hay evidencia de su participación en la Batalla. 49  Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202.


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Acción Cerro del Puerco B

Se produjeron unos minutos de vacilación, por las unidades ubicadas en el Cerro, pues el color rojo de los plumeros que portaban los granaderos franceses, que encabezaban el ataque, contra todo precepto reglamentario, en la distancia les hizo confundirles con una hipotética fuerza británica que procediera de Chiclana, pero al fin alguien gritó:» ¡Son franceses pues llevan lonas en los carros, los nuestros no llevan lonas!».

Vista desde el Cerro del Puerco, hacia la zona donde avanzó la División Ruffin

Diario de Operaciones, 1ª División del 4º Ejército español: «...y se pasaron avisos a los Xefes que mandaban los Escuadrones de Caballería al mando del general Whittingham que se hallaban á la entrada del Pinar por nuestra izquierda para que nos auxiliasen, y al General


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Graham noticiándole tenía sobre su derecha un Cuerpo de enemigos que podía flanquearlo...».50 Informe de la 1ª División francesa del Conde de Ruffin: «...La primera Brigada formada en columna por pelotones y por Batallón. La segunda Brigada la siguió a distancia de división, una y otra se dirigieron hacia una meseta - planicie (Cerro del Puerco), delante de Conil, que parecía ser una posición fuerte y ventajosa del enemigo, donde se suponía que había situado su reserva o retaguardia. La División marchó así hasta que fue recibida a tiro de cañón desde la meseta, defendida por unos cuatro Batallones y un número considerable de tiradores además de pelotones de Caballería hacia su derecha y sobre nuestra izquierda, enseguida se adoptó la formación de ataque.

Acción Cerro del Puerco C

Un batallón del 24º desplegó por el Centro, otro del mismo regimiento permaneció en Columna a distancia de sección a la derecha, el del 96º se situó en la misma formación a la izquierda, los tiradores avanzaron por los intervalos de los batallones y por su derecha e izquierda; finalizada esta formación se ordenó el ataque. Los tiradores avanzaron haciendo fuego a pesar del de la artillería enemiga y del de parte de su línea...».51 50

Diario de Operaciones de la 1ª División del 4º Ejército. AHN. DC,s. Leg. 142. Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134.

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Parte de la División Expedicionaria de Caballería española: «...El Pinar bajo, las desigualdades del terreno, y los resaltos de encarnado de otra 3ª Columna, no habían llamado la atención de su llegada, hasta que se vio muy de cerca y acelerarse flechada a interponerse entre nuestra izquierda y la entrada en el Pinar. Esta maniobra del Enemigo, su fuerza aparente de 8000 = hombres, y el aviso del General en Gefe de que nos replegaramos acia Sancti Petri, decidieron al de la Caballería á mandar la retirada...».52

Cerro del Puerco

En efecto tal identificación y el número supuesto de los atacantes, decidió a los batallones españoles a ceder el Cerro, ya que en realidad no tenían orden de conservarlo. Whittingham, con sus tres escuadrones españoles y

Torre Barrosa 52

Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202.


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dos alemanes, maniobró hacia el suroeste, entre el Cerro y la playa, para proteger la retirada de la infantería, pues los escuadrones de los Cazadores y Dragones franceses avanzaban con rapidez. Parte del Brigadier Dn.Isidro del Saso:53 «Entre las 11 y 12 de la mañana (Recordemos que el combate de Torre Bermeja durará hasta las 13.30 horas) de hayer, ocupando yo con el Regimiento de Cantabria de mi mando, uno de los que componían la 2ª Sección de mi mando, la pequeña altura llamada del Cerro del Puerco (la misma en que se me dejó en compañía de él de Sigüenza) se presentaron los Enemigos en tres columnas de Infantería, amenazando atacarme seriamente el flanco derecho, según lo berificó por otra de Caballería, que siguió a corta distancia de la que se dirigió contra él. A consecuencia de este movimiento, me pareció esperar el ataque apoyando mi flanco derecho al mar, y el izquierdo a la entrada del Pinar. Desplegué en Batalla e hize salir quatro compañías en guerrilla, tanto para contener al Enemigo de esta forma, respecto á que mi poquísima fuerza no podía oponer a las suyas la Batalla que me indicaba (es decir que su despliegue en línea sería mucho más estrecho que el de los atacantes), quanto para conserbar dicho punto el tiempo posible y dar treguas a recibir órdenes. El enemigo rompió su fuego desplegando sus masas: mis guerrillas correspondieron con tanta firmeza que hicieron detener a la columna que amenazaba mi flanco izquierdo...».

Acción Cerro del Puerco D 53

Parte del Brigadier Dn. Isidro del Saso al Principe de Anglona, Jefe de la .1ª División, el 6-III-1811. Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones Legajo 202.


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General D. Luis Lacy, Jefe del Estado Mayor: «...cuando el General en Gefe recibió el parte del Brigadier Beguines le contesté que si eran superiores en fuerza a las suyas maniobrase con el fin de cubrir la marcha del exército, disputando al enemigo la entrada del bosque, y de reunirse con el grueso acia Torrebermeja...».54 En el Cerro del Puerco, la acostumbrada heroica versión británica: «El Coronel Whittingham, cabalgó Cerro arriba, y dirigiéndose al Coronel Browne dijo:»Coronel Browne, ¿qué intenta hacer?». La contestación fue,» ¿Qué intento hacer, señor? Intento combatir a los franceses». Whittigham después le hizo notar, «Puede hacer lo que quiera, Coronel Browne, pero nosotros estamos decididos a retirarnos».» Muy bien, señor», replicó Browne; « Yo me quedaré donde estoy, para que nunca se diga que John Frederick Browne huyó de la posición que su general le ordenó defender»...El Coronel Whittingham se dirigió de nuevo al Coronel Browne, diciendo,» Si no quiere venir con nosotros sino retirarse hacia la división del general Graham, le daré un escuadrón de caballería para cubrir su retirada». Browne dió media vuelta sin contestar...Sobre el Cerro del Puerco quedaron tan solo las cuatrocientas setenta bayonetas británicas...».55 Después de tanta bravata, el Teniente coronel Browne, «al quedarse solo con su batallón de flanqueadores», tras un tiempo, decidió seguir el camino de los

54

Investigación sobre la conducta del Teniente General Lapeña por el Jefe de E.M. del Ejército Expedicionario D. Luis Lacy. Ibídem. 55  Blakeney, Robert: A boy in the Peninsular War. Ed. John Murray Alberiacle.1899.


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españoles y emprendió también la retirada, pués su exigua fuerza en ningún caso podría hacer frente a la division del conde Ruffin. No obstante la precedente versión británica, el parte original de Whittingham al Teniente general Lapeña56 dice: «...Determiné, en virtud de dicha orden, que la infantería emprendiera su retirada cubierta por la Caballería. El batallón inglés. A las órdenes del coronel Bran, rompió la marcha y enseguida las tropas españolas...» Según tal expresión y Whittingham, casado con española, y conocido por su dominio del idioma no puede confundirla, fue el batallón británico el primero en abandonar la posición. Informe de la 1ª División francesa del Conde de Ruffin: «...La posición fue conquistada de la forma mas brillante, y ocupamos la cresta del montículo, (el indefendido Cerro del Puerco), ya pensábamos disfrutar con las ventajas de esta maniobra que nos había situado sobre el flanco del enemigo...».57 División de Caballería española: «La Infantería y la Artillería haciendo fuego, la executaron en el mejor orden por la retaguardia de la Cavallería. En cuyo instante se prolongó la columna enemiga de su izquierda con su Cavallería, para tomar la Playa, y nuestra Cavallería pasó a tomar la derecha de la línea, para maniobrar ofensivamente en conserbación de la Playa. En lo alto del terreno, y en la misma Playa fueron amagados de carga los húsares alemanes dirigidos por su comandante; cooperaron eficazmente en cubrir la retirada, y contubieron repetidamente al enemigo. El Escuadrón de Granaderos, que se me havía encargado con Dn. Fco. Serrano, se adelantó dos veces a sostenerles, contrivuyendo con inteligencia y circunspección las dos compañías de instrucción, al mando de su digno Gefe Dn. Santiago Wall. Durante esta maniobra se acercó más la 3ª Columna enemiga, el terreno se hiba estrechando por nuestra centralización, y el enemigo llegó a abrazar el Campo, ofendiendo con sus fuegos la izquierda de Dn.Santiago Wall, y su retaguardia y la mía. Canvió su frente dicho Wall rehusando la izquierda, y yo no pude ya atender a más que a la Playa, formando martillo con la línea...».58 56

Chiclana bajo el Gobierno de José Napoleón (1810–1812). Anexo nº 15. Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134. 58  Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202. 57


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La rápida retirada de los «defensores» del Cerro, deja sin protección al Tren de víveres y bagaje, que carente de la movilidad necesaria es capturado en parte por la Caballería francesa, al sureste del mismo. Se trata de los rancheros de varias unidades, falsamente celebrados como prisioneros del combate en el Cerro y representados en calidad de tales en el cuadro de Lejeune, quién por cierto no participó en la Batalla, pero recorrió la zona poco más tarde, en calidad de informador directo del Emperador. Informe del 1º de Dragones francés: ...el regimiento ha hecho 300 prisioneros, entre ellos un coronel y varios oficiales, el Sargento Mayor de Caballería (Marechal de logis en chef pratique), a la cabeza de algunos dragones en guerrilla (en tiralleurs), a contribuído mucho a su rendición, se estima que hizo muchos muertos y heridos en la Caballería inglesa (KGL. alemana), con la que tuvo un combate el regimiento...).59 En el ínterin, informado Graham, a medio camino ya entre el Cerro y Torre Bermeja, toma la decisión, unilateral, de dar media vuelta para acudir en apoyo de los «defensores» de la posición, clave en su concepción de la situación. Parte, a posteriori, del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña: «...haviendo dejado por disposición de VE. la Posición del Cerro del Puerco, para ocupar la de Torre Bermeja, fui informado en la marcha que el Enemigo atacaba el Cerro con vigor, y no vacile en retroceder del bosque á pesar del estado de cansancio en que se hallavan mis tropas después de una marcha de noche y de diez y seis horas...».60 Teniente General Graham: «...Durante la marcha recibí noticia de que el enemigo se había presentado en gran fuerza en el llano, y se dirigía á las alturas de la Barrosa. Considerando yo aquella posición como la llave á la de Santi-Petri, inmediatamente mandé la contramarcha con el fin de sostener las Tropas que se habían dexado para su defensa y...» 59

Informe del 1º de Dragones francés. AHN. DC,s. Leg.133. Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña 6 de marzo de 1811. AHN. DC,s. Leg.133.

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«y creyendo que el General (Lapeña), permanecía en el punto indicado, tan inmediato al sitio donde se verificó el ataque (Torre Barrosa), no le dí parte de mi movimiento...».61 Pero desde luego su reacción resultó fulminante y la maniobra de su división fue asombrosa. Sobre la marcha formó dos columnas de ataque, a la izquierda al mando del coronel Wheatly y a la derecha a las del brigadier Dilke, entrambas las diez piezas de artillería ligera del mayor Duncan.

Acción Cerro del Puerco E

Al aproximarse al Cerro encontró al Teniente coronel Brownie : «Browne, ¿no le dí orden para defender la Colina de Barossa?». «Si Señor», dijo Browne, «¿pero usted no me quería combatiendo contra todo el ejército francés con cuatrocientos setenta hombres?». «Usted no tendría que hacerlo,» replicó el general,»¿cinco batallones españoles, además de artillería y caballería?».»¡Oh!», dijo Browne; «todos huyeron mucho antes de que el enemigo llegara a tiro de cañón». El general replicó con frialdad,»Es un mal asunto, Browne; al momento debe usted dar media vuelta y atacar». «Muy bien,»dijo el coronel; «¿Ataco en orden abierto como infantería ligera o en formación cerrada?». «En orden abierto, «fue la contestación, y el general se volvió con las tropas del bosque... apenas se había adoptado el orden abierto, cuando el general regresó y dijo, «Debo mostrar 61

Carta del Teniente General D. Tomás Graham al Conde de Liverpool y a D. Enrique Wellesley. Biblioteca del Senado. Colección Arteche. Nº 32673. También en la nota 33.


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algo más serio que un combate en guerrilla; reuna los hombres en orden cerrado.» «Con mucho gusto, «exclamó el coronel;» eso es más de mi estilo que el combate ligero.» La corneta ordenó al momento cerrar sobre el centro, mientras el coronel mandó preguntar al general si debía avanzar tan pronto como formara, y si atacaría inmediatamente sobre su frente o más hacia la derecha. La respuesta fue, «Ataque hacia su frente inmediatamente.»62 Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña: «Antes de que pudiese sacar del bosque á las tropas Británicas, fueron las Españolas y un Batallón Inglés, (dejados allí de la Reserva, a más de las Guardias Walonas y del Regimiento de Ciudad Real), hechados con fuerza de la Posición, por la izquierda Enemiga. El momento era crítico; pero considerando que la salvación de todo el Exercito aliado dependía de volver a ganar el Cerro, y confiando en el valor y disciplina de mis tropas, determiné el ataque...».63 Ante la brusca aparición de la División Graham, el Mariscal Victor ordena formar línea de batalla, con la División Leval a la derecha y la del Conde de Ruffin al ala izquierda.

Dirección del ataque británico

Informe de la 1ª División francesa del Conde Ruffin: «...cuando se descubrió una larga columna de ingleses que formaba en el bosque frente a nosotros y un poco a nuestra derecha, en consecuencia juzgamos que iba a tener lugar un serio combate y nos preparamos. El 24º regimiento desplegó entero de forma lo mismo que las cuatro compañías del 9º, el batallón del 96º regimiento fue situado en cuadro sobre una teta 62

Blakeney, Robert: A boy in the Peninsular War. Ed. John Murray Alberiacle.1899. Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña 6 de .marzo de 1811. AHN. DC,s. Leg.133.

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a la izquierda para rechazar el ataque de la caballería enemiga que ya lo había intentado infructuosamente; el batallón de granaderos reunidos permaneció en Columna detrás del Centro;...»64 «Todo dispuesto, el Coronel Browne cabalgó hacia el frente del batallón y quitándose el sombrero dijo en alta voz, «Caballeros, me alegro de ser el portador de buenas noticias: el General Graham les ha hecho el honor de ser los primeros en atacar aquellos sujetos. ¡Ahora seguidme bribones!»65 De ésta suerte, por una combinación de castigo - mal carácter y machada, un batallón en columna de ataque, integrado por cuatrocientos setenta hombres de elite, atacará Cerro arriba, a la División Ruffin, desplegada con unos dos mil setecientos hombres y ¿ocho? piezas de artillería.

Acción Cerro del Puerco F

Como era previsible, tan pronto el Batallón Browne cruzó el barranco situado al pié del Cerro, intentó alinearse, pero situado ya a distancia de tiro recibió una descarga general, andanada de metralla incluida, que abatió a la mitad de los oficiales y unos doscientos soldados. Informe de la 1ª División francesa del Conde de Ruffin: «...el movimiento enemigo fue rápido; pronto se vió avanzar la cabeza de su Columna abriendo fuego sobre nuestra derecha, pero algunas piezas 64

Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134. 65  Blakeney, Robert: A boy in the Peninsular War. Ed. John Murray Alberiacle.1899.


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de artillería bien dirigidas y el fuego denso y sostenido de las cuatro compañías del 9º regimiento llevaron la confusión a sus filas y les obligaron a cambiar de dirección...».66 Mientras intentaron reunirse sobre el centro, para formar por segunda vez línea de batalla, fueron baja varios oficiales más y otros cincuenta soldados. Todos los intentos del Coronel Browne para formar por tercera vez fueron vanos. La baja de catorce oficiales y más de doscientos cincuenta soldados ha sido demasiado para la moral del batallón de élite y los sobrevivientes permanecen a cubierto del fuego enemigo, tras los árboles y otros abrigos. Tras comprobar que solo quedan junto a él un oficial herido y tres soldados, Browne decidió unirse al batallón de Guardias de la columna Dilke que ya emergía del bosque, para continuar el ataque. Los testigos presenciales confirman que tal columna de ataque careció de formación definida durante toda la acción y avanzó como una masa confusa contra la División Ruffin, pero con una decisión determinada en acortar la distancia en el menor tiempo posible, para disminuir el efecto del fuego dirigido sobre ellos. Decisión propia de soldados profesionales, conocedores del valor del valor. La columna Dilke rebasó por la derecha los restos inmóviles del Batallón Browne y atacó decididamente el ala izquierda de Ruffin, compuesta por el Batallón de granaderos francés mandado por el General Rousseau. Informe de la 1ª División francesa del Conde Ruffin: «...pronto se reformó y dirigió su ataque hacia nuestra izquierda, hizo este movimiento bajo el fuego de nuestra línea que le provocó una pérdida considerable. Mientras tanto continuó su marcha haciendo fuego y avanzando a pesar del nuestro que era muy mortífero hasta que llegó hacia nuestra izquierda, a medio tiro de fusil, Su Excelencia el Señor Mariscal ordenó cargar a fondo al batallón del 96º Regimiento, lo que se llevó a cabo con un valor digno de elogio, pero este Batallón siendo cogido de frente y flanco por una línea mucho mas extendida que la que él presentaba y habiendo perdido cerca de un tercio de su fuerza y a su valiente Coronel, fue obligado a retirarse, entretanto el Batallón de granaderos reunidos que había sido trasladado a la derecha fue dirigido a la izquierda de nuestra línea, pero el enemigo avanzando tan rápidamente estaba tan 66

Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134.


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próximo a él y consiguiendo desbordarle no le dio tiempo para desplegar. En este instante fue cuando el General de División Ruffin fue alcanzado por una bala en la cabeza, mientras que esto sucedía también en la izquierda, el Señor general Barrois que tomó el mando de la División, hizo llevar a cabo un cambio de frente oblicuo a su derecha y frente al primer batallón del 24º para detener el movimiento del enemigo, esta maniobra se ejecutó con calma y sangre fría y se desencadenó un fuego extremadamente vivo durante largo tiempo, pero viendo que la derecha estaba desbordada en mas de trescientas toesas (600 metros) y que la izquierda continuaba, la retirada fue inevitable...».67

Acción Cerro del Puerco G

Simultáneamente la columna de la izquierda, mandada por el Coronel Wheatley al mando del Batallón de elite del Teniente coronel Barnard, de las dos compañías portuguesas de elite del Teniente coronel Bath, y los regimientos 28º, 67º y 87º, aparecen de improviso del bosque y caen sobre la 2ª División Leval, quién avanzaba en columna cerrada sin dejar de efectuar descargas continuas de mosquete, a pesar de recibir un fuego letal de la artillería británica, de frente y flanco. Realmente la artillería de Duncan, diez piezas, ha sido la segunda unidad británica en entrar en fuego tras el Batallón Browne, anticipándose a las dos columnas atacantes, que ahora lo hacen a derecha e izquierda de la batería, apoyados por su fuego. 67

Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134.


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Vigo-Roussillon, 2ª Division Leval: «...Victor se precipitó demasiado y atacó sin esperar a su artillería cuyos caballos estaban extenuados; habían sido arruinados por la construcción y armamento de las fortificaciones frente a Cádiz. Además ésta artillería había sido urgida para llevar a cabo un gran rodeo para franquear un arroyo. El combate se trabó sin su apoyo, y el duque de Belluno (Victor), en su precipitación, adoptó las peores disposiciones.». «El duque de Belluno, viendo delante de nosotros (2ª División Leval) un escuadrón de caballería inglesa, le toma por la cabeza de una columna de caballería. Ordena detenerse al 8º regimiento y a un batallón del 54º y les ordena formarse en cuadros. Mientras ejecutábamos esta maniobra, el Ala izquierda de los ingleses, precedida por cuatro piezas de artillería ligera marchó sobre nosotros. Su artillería entró en batería, a corta distancia, y disparó con metralla sobre nuestros cuadros. El mariscal y su séquito, que estaban cerca del 8º regimiento, abandonaron el campo a las primeras descargas...».68 Dada la situación de la División Leval, a la derecha francesa, resulta imposible la presencia de caballería inglesa. Toda la caballería aliada permanece reunida en el flanco derecho junto a la playa. En consecuencia solamente puede tratarse de los anteriormente citados escuadrón de granaderos y compañía españoles, que intentan regresar para incorporarse a su división de caballería. Informe del General francés Garve: «...nuestra Artillería no había llegado aún y la Enemiga comenzaba a jugar por todas partes...».69 En breves momentos, las diez piezas del Mayor Duncan abrieron fuego rápido, a unos 200 metros y ambas columnas británicas se lanzaron al ataque con gran decisión. En breves instantes la línea francesa, tan apresurada como deficientemente constituida, queda rota en pedazos y los intentos de contraataques para reconstituirla son inútiles. 68

VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS. 69  Informe del General Garve Comandante de Ingenieros delante de Cádiz. AHN. DC,s. Leg.134.


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Vigo-Rousillon: «El general Laplane, que mandaba la brigada, se mantenía fuera del alcance de los impactos. El regimiento era acribillado. Le dije a nuestro coronel, M. Autié, que la línea de infantería inglesa avanzaba sobre nosotros que no podíamos permanecer formados en cuadros, sin correr el riesgo de ser acuchillados sin poder defendernos. El coronel me respondió que le gustaría que un general le diera la orden. No se le pudo encontrar. Al fin, el coronel ordena romper los cuadros y formar las divisiones tomando las distancias por la cabeza de la columna. Debió tomarlas más deprisa por la cabeza y por la izquierda. Apenas estuvo en movimiento el 1º batallón, cuando el coronel le ordenó formarse en batalla a la derecha. A mí batallón (el 2º del 8º regimiento), y al del 54º que estaban en columna a media distancia les fue imposible ejecutar éste movimiento que hubiera sido preciso hacerlo por inversiones. En consecuencia se produjo una confusión total. Apenas había formado mi batallón en batalla, con las mayores dificultades, cuando cayó sobre nosotros una nube de tiradores.(recordemos que en realidad los británicos avanzan en masa, sin formación concreta por efecto de la urgencia y del bosque que acaban de atravesar), precedía un cuerpo portugués que venía a cargar a mi tropa. Le dejé avanzar y ordené fuego a diez pasos. Este regimiento fue destruido. Perseguí a un oficial montado que me pareció retirarse herido y pronto le alcancé. Era el coronel del 20º regimiento inglés, M. Busch. Estaba herido por dos disparos. Le entregué a un sargento de mi regimiento, también herido, y le recomendé vigilarle con cuidado....».70 Se trataba en realidad del Mayor Richard Bushe, Teniente coronel al mando del 20º regimiento portugués: «En ésta acción el teniente coronel Bush (sic), fue tan absurdamente valiente como conspicuo. Tan pronto como empeñó valientemente a sus portugueses en el combate, cabalgó lentamente arriba y abajo entre ellos, con sus gafas puestas, exclamando cuando las balas pasaban silbando junto a él.¡Que bella música!, (en español en el original). El pobre no cabalgó durante muchos minutos; porque a muy corta distancia de los 70

VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS.


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tiradores enemigos y resultando ser tan resaltada su presencia no se podía esperar que escapase.»71 Sin embargo, confirmada su captura por los franceses, con dos heridas, unas fuentes aseguran su posterior intercambio, pero también fallecimiento el 20 de abril de 1811, a consecuencia de las heridas. Continúa el relato de Vigo-Roussillon: «Una línea de infantería inglesa avanzó hacia el regimiento, a paso corto deteniéndose solamente para rectificar su alineación. La artillería nos acribillaba con metralla. El 1º batallón disparaba sin cesar. Yo prohibí tirar a los míos. Cuando los enemigos estuvieron muy cerca, y solo entonces, ordené una descarga de batallón. Retrocedieron. Propuse al coronel cargar a la carrera con los infantes ligeros sobre los cañones de los Ingleses, mientras la línea enemiga se reformaba para volver a atacarnos. Su infantería estaba desordenada y con seguridad habría tenido éxito. Desgraciadamente el coronel no tenía toda su sangre fría, no acepta la responsabilidad y continuamos siendo ametrallados, con el arma al brazo, sin poder responder. En fin, bastante más tarde y como por una ocurrencia, el coronel Autié ordenó una carga en línea. Por su parte, los Ingleses avanzaron hacia nosotros. Mandé a mi batallón arma sobre el hombro, para asegurarme que nadie hiciera fuego antes de la orden. El 1º batallón y el del 54º disparaban marchando, avanzaron lentamente y en confusión. Observé que éstos batallones se quedaban atrás por causa del tiroteo que practicaban, y me encontré solo para vermelas con los Ingleses. Debí pararme para esperarles. Los ingleses parecían decididos a una carga general. Se formó una columna de ataque enfrente de mi batallón. Pensé que su ataque se dirigiría hacia mí, pero contaba con que mis flancos estarían cubiertos. En éste crítico momento, avanza toda el ala izquierda de los Ingleses y vi al 1º batallón situado a mi izquierda, formar por el flanco derecho y pasar detrás del mío. Pregunté al comandante Lanusse que significaba éste movimiento, me respondió que le había sido ordenado por el coronel, y que el coronel estaba muerto. Comprendí que intentaba que yo solo soportase el ataque de los enemigos, al que juzgué casi imposible resistir. No tenía ningún medio de retirarme, aún suponiendo que hubiese recibido la orden, pero nadie mandó nada. 71

A History of the Peninsular War. Volume VIII. The Biographical Dictionary of British Officers Killed and Wounded. 1808-1814. John A. Hall. Greenhill Books. London.


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Pasé a la cabeza de los restos de mi batallón, reducido a un pequeño número de hombres, por las pérdidas sufridas desde el comienzo de la acción. Advertí a mis soldados que iban a recibir una carga a la bayoneta; que haría fuego a diez pasos, y que enseguida, sin recargar las armas, caeríamos, a la carrera, sobre los Ingleses. Me prometieron cumplir éstas órdenes. Vi la línea inglesa, a sesenta pasos, continuar avanzando lentamente, sin disparar. Desconfié poder resistirles, no me quedaban bastantes hombres. En un momento de desprecio, lancé mi caballo, un fuerte polaco, contra un oficial inglés, que creí era el coronel del regimiento opuesto. Llegué junto a él e iba a atravesarle con mi sable cuando quedé paralizado, puede ser que por la sangre fría de éste oficial o por alguna otra causa que no puedo comprender. Tenía los cabellos blancos, una gran figura. Mantenía el sombrero en la mano y hablaba a sus soldados. Me volví hacia mi tropa, recorrí su frente, para hacerles avanzar, sin disparar cuando un cazador inglés me dispara con una carabina que me fractura el pié derecho entrando cerca del talón, rompiendo el tarso y el metatarso. Por efecto del mismo disparo había perdido el estribo y no podía seguir a caballo con la pierna colgando. Puse pié atierra, saltando sobre el pié izquierdo, en un intento de atravesar a mi batallón para hacerle disparar. Pero el vivo dolor que sentía y el alto brezo que cubría el terreno no me permitieron lograrlo. Quede así por tierra en medio del más terrible encuentro a la bayoneta que yo había visto. Había ordenado fuego, el humo me impedía ver a mis soldados, les animé a voces, el ruido del combate no les permitió entenderme, cada uno combatió por su cuenta. Llamé en vano para que me levantaran, hice señas a dos soldados para que vinieran a incorporarme pero uno fue muerto; el otro, herido, cayó junto a mí. Los restos de mi batallón, estaban a punto de ser envueltos, retrocedieron y una carga vigorosa hecha por el 87º regimiento inglés, acabó de romperles. Por fin llegó lo que había previsto. El 1º batallón, situado detrás del 2º, después del choque con los ingleses, había sido puesto en fuga. En la última carga, el abanderado del primer batallón (porta - águila), había sido muerto, los Ingleses se apoderaron de esta águila. Muchos valientes se consagraron a recuperarla y encontraron así una muerte gloriosa. El águila les costó cara a los Ingleses, muchos oficiales pagaron con su vida el honor de conservarla pero al fin lo lograron.»72 72

VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS.


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Acción Cerro del Puerco H

El supuesto coronel que Vigo-Roussillon estuvo a punto de alcanzar con su sable era en realidad, como el mismo pudo comprobar más tarde, el propio Teniente General Graham, quién también le reconoció a su vez después de la batalla.

Chiclana, lago


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El 87º británico, mandado por el Mayor Gough, arrolla al 8º francés y captura su águila. El intento desesperado de Leval para envolver el ala izquierda de Wheatley con un Batallón de granaderos, fracasa y a su vez el Coronel Belson del 28º británico, hace lo propio con el ala derecha francesa. Tras breves alternativas de uno y otro lado, la línea británica carga a la orden de Graham y los franceses ceden la posición. Parte de la 1ª División de Infantería española: «...Estas (las tropas Británicas) desplegaron con fuego a quemarropa de los Enemigos que se arrojaban sobre nosotros, y en un momento se decidió la victoria, huyendo los Enemigos hacia Chiclana...»73 Parte del Brigadier Dn. Isidro del Saso:74 «...la reserba del Exto., compuesta de las tropas Británicas, al mando del Excmo. Sr. Dn. Tomás Graham, se dispuso a darles la acción: y el resultado fue que con mis guerrillas, la de Sigüenza y el Batallón de Valencia en igual forma, pusieron al Enemigo en derrota, y precipitada fuga...». El conde de Ruffin cae herido gravemente y es hecho prisionero, el general Chandron Rousseau es muerto. Las bajas francesas se elevan a 2.400 hombres y varias piezas de artillería. Deben retirarse y a pesar de todo consiguen hacerlo con un cierto orden y mejor dirección, pues con su flanco izquierdo protegido por la Laguna del Puerco y el derecho por el propio bosque, consiguen verse libres de la acción de los dos escuadrones de la caballería alemana, mandada por el Teniente coronel Ponsonby, apoyados por la 1ª Brigada de la 1ª División española al mando del brigadier Cruz Mourgeon.75

73

Diario de la 1ª División de Infantería española. AHN. DC,s. Leg.202. Parte del Brigadier Dn. Isidro del Saso al Principe de Anglona, Jefe de la .1ª División, el 6-III-1811. Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones Legajo 202. 75  «Se halló en la batalla del Cerro del Puerco y Chiclana mandando la 1ª Brigada de la 1ª Div. del 4º Exto. y otros varios cuerpos de Inf., á la que contribuyó conocida y distinguidamente sosteniendo la Caballería Hanoveriana (KGL.), que embolvió y seguidamente la línea enemiga, libertando además el bagage y municiones de que ya se había apoderado la Caballería francesa, poniéndola en precipitada fuga con su infantería, cogiéndoles en su retirada dos piezas de Artillería, a cuyo tiempo recibió orden del General Inglés Graham para que se replegase, a lo que obedeció por estar reconocido 2º Gefe de la expedición». Hoja de servicios del Mariscal de Campo D. Juan de la Cruz Mourgeon. Biblioteca del Senado. Colección Arteche. Madrid. 74


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Batalla de Chiclana, óleo de Lejeune

Vigo-Roussillon, ha quedado herido: «...en el campo de batalla, entre los muertos, con la espada en la mano. Un sargento de granaderos inglés que no se había apercibido de que estaba herido, dedicó todos sus esfuerzos a atravesarme con su pica; paré todos sus golpes, creo que estaba borracho. Le hubiera podido matar, pero me limité a darle un golpe en la cara con el pomo de mi sable, lo que le espabiló. Un oficial inglés, que me vio batirme contra éste hombre, me dijo en francés: «No podeis defenderos más, Señor, estais solo, os invito a rendiros».- Me parece bien, le dije, y para probaroslo, aquí está mi sable, pero decid a éste hombre que me deje en paz.» Mi regimiento contaba por la mañana con mil doscientos hombres. En esta acción murieron su coronel y un jefe de batallón, un jefe de batallón herido y prisionero, diecisiete oficiales subalternos y novecientos treinta y cuatro suboficiales o soldados muertos o heridos.»76 76

VIGO-ROUSSILLON, François (Grenadier de L´Empire): Journal de Campagne (17931837). Editions France-Empire. 68, rue Jean-Jacques Rousseau, 75001 PARIS.


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Tan poco ha sido ajeno el elevado número de bajas británicas, 1.241 hombres, y muy probablemente el conocimiento real del número de enemigos a los que se enfrenta, pues Graham se ha lanzado al ataque sin un reconocimiento previo del enemigo. La suerte protege a los audaces, éste ha sido un claro ejemplo del efecto de la sorpresa. Pero ahora el Teniente general británico no se decide a repetir el ataque, a pesar de que dos batallones españoles, el de la Guardia Walona, el de Ciudad Real y 50 hombres del Batallón de Valencia, se le unen a su flanco derecho. Parte del Coronel del Regimiento de Infantería de Ciudad Real77: «En el momento que la División de Reserba (Graham), iba a emprender el movimiento para donde se batía la de Banguardia (Torre Bermeja), reciví orden, por un Edecán Inglés, de ir a tomar posición a una con los Batallones de Guardias Walonas, a la Altura de la Casa de las Guardas, con prevención de esperar allí las del General Lacy; en efecto luego que llegué á dicho punto, se me prebino por el General Beguines, con referencia a orden del espresado Señor General Lacy, para que unido con los Walones, fuesemos más acia la Playa á contener los Enemigos que se dejaban ver por aquella parte, lo que ejecutamos, obserbando que estos tomaban otra dirección, y que otra columna suya intentando encerrarnos, queriendo adelantarse a tomar la retaguardia hacia Conil, como lo calificó el encuentro de la División de reserba que trabando un obstinado combate, desvarató el designio contrario; con el Brigadier Cruz a la cabeza y de su orden, acudimos Walonas y Ciudad Real, en una misma Masa con presurosos pasos a proteger el ataque, como en efecto llegamos a tiempo de apoyar la derecha de los Ingleses, sufriendo en la marcha un dilubio de fuego de metralla y fusilería que nos dirigían los Enemigos: al descubrir por la estensión de la Línea de Batalla, he tenido la gloria de que mi Batallón hubiese contribuido a las victorias, pues en el hecho de ber los Enemigos sostenido el flanco derecho de los Ingleses por una columna sobre si, no les quedó mas arbitrio que la fuga, y en tal estremo ser victimas del valeroso brazo de la Caballería aliada, que formaba sobre nuestra derecha...». Parte del Comandante del Batallón de Valencia: «Este Batallón que tube el honor de mandarle accidentalmente en la acción del 5 del corriente, fue todo él repartido progresivamente en el 77

Parte del Coronel del Regimiento de Infantería de Ciudad Real. Dn. Manuel Alonso. AHN. DC,s. Leg.202.


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Pinar, escepto 50 hombres, que con un Capitán, un subalterno y los dos Ayudantes, quedaron a mis órdenes por disposición del General de mi División Príncipe de Anglona: esta orden me acarreó la suerte de hallarme en la Batalla repartido en guerrillas, en las alas de la Columna de Walonas y Ciudad Real, por lo tanto tan solo puedo hablar de las pocas que se hallaron conmigo, los que llenaron completamente sus deberes, manteniendo el buen orden y disciplina...».78 Diario de la División de Caballería Expedicionaria española: «...los Ingleses, que vinieron oportunísima y prontamente en nuestro socorro, les atacaron a la bayoneta y el Capitán Berner Broche, con el Escuadrón de húsares de su mando al del Mariscal Victor, que derrotó y dispersó completamente. Enseguida el General Whittingham intentó una reacción de su Caballería para cargarles en retirada, que empezaron a indicar, ya en unión y movimiento ofensivo con los Carabineros Reales, que havían seguido al General, ya los Escuadrones de húsares, se avistó por nuestra derecha una columna de Infantería, precedida de alguna Cavallería, que se movía recelosamente sobre la espalda de nuestra derecha. Fue indispensable que Dn. Santiago Wall, y yo suspendieramos nuestro abance, hasta que reconoció una partida destacada, que eran Valencia de Alburquerque y Voluntarios de Madrid. Los enemigos se rehicieron, protegiéndose de una laguna, y del pinar y no dio lugar su pronta retirada a otro proyecto de ataque con sola Cavallería...»79 La aparición, en la distancia, de la caballería voluntarios de Madrid y el batallón Valencia y de Alburquerque, se corrobora con el relato del coronel del primero Juan Espronceda: «...fue a tomar posición al Cerro de la Cabeza del Puerco. Enseguida se presentaron dos columnas enemigas de caballería, cada una de superiores fuerzas que la que mandaba este Gefe; pero habiendo formado nuestra infantería Columna Cerrada, y maniobrando la caballería al mismo tiempo, se contuvo por dos veces la del enemigo y no se atrevieron á atacar. Dicha maniobra se le impuso de suerte que hicieron movimiento de retirada; y en ella nuestras guerrillas les hicieron 24 prisioneros, habiendo sido el resultado de estos acontecimientos el impedir la reunión de dicha División; y de la de Medina con el egercito que tenían en el Pinar, y que 78

Parte del Comandante del Batallón de Valencia. AHN. DC,s. Leg.202. Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202.

79


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estas fuerzas así divididas no pudieron operar sobre nuestra infantería que sin duda hubiera padecido mucho.»80 Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña: «...La Victoria nos ha costado caro, y nuestra pequeña fuerza se ha disminuido mucho por el número de muertos y heridos...»81 Fuerzas realmente enfrentadas en el Cerro del Puerco:82 (28). Presentes

Muertos

Heridos

Jefes

Tropa

Jefes

Tropa

Jefes

Tropa

Graham

236

4.981

6

195

51

986

Victor

238

6.932

24

220

54

1.630

Extraviados Jefes

Total

Tropa 1.238

10

124

2.062

El Mariscal Victor no desaprovecha la ocasión y se retira nuevamente con buen orden a una nueva y más favorable posición defensiva, donde espera el previsible ataque, dispuesto a resistir lo inevitable dada la superioridad numérica aliada.

Chiclana, lago

Informe de la 1ª División francesa del Conde de Ruffin: «...la retirada fue inevitable, se hizo en bastante orden y lentamente, los batallones se reformaron a unas quinientas toesas (1.000 metros) de su 80

Hoja de servicios del Brigadier Juan Espronceda, Coronel al mando de los Dragones de Madrid. Archivo Militar de Segovia. 81  Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña 6 de .marzo de 1811. AHN. DC,s. Leg.133. 82  Oman, Sir Charles: A History of the Peninsular War. Section .XXIII. Cap. IV.


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línea de batalla, se retiraron por escalones y volvieron a tomar la posición detrás de la que se había combatido. La pérdida del enemigo ha debido ser muy grande...».83

Acción Cerro del Puerco I

Parte del Brigadier Dn. Isidro del Saso:84 «Como las circunstancias en que me hallaba, despues de batido el enemigo, no eran las mismas que antes de haber yo obserbado a retaguardia las tropas Inglesas, me pareció que debía cargar al Enemigo en las huídas, como lo hicieron las Tropas Británicas, y en efecto continué hasta el punto en que lo hicieron aquellas. En él forme en Batalla con la poca gente que me quedaba, por disposición del Excmo. Señor Graham, para entretanto retirar sus heridos; y a las seis de la tarde me prebino me uniese a las tropas Españolas, como lo hice, presentandome a VS. en Torre Bermeja... Mi pérdida consiste en un oficial contuso, tres soldados muertos, tres heridos y 33 prisioneros...» Bajas en general y prisioneros en particular, que evidencian la incalificable escena que representa el cuadro de Lejeune. ¡Los españoles no defendieron el Cerro del Puerco!. Luego no pudieron quedar en él prisioneros. 83

Informe de la 1ª División de Infantería del 1º Cuerpo de Ejército francés. AHN. DC,s. Leg. 134. 84  Parte del Brigadier Dn. Isidro del Saso al Principe de Anglona, Jefe de la .1ª División, el 6-III-1811. Archivo Histórico Nacional. Diversos Colecciones Legajo 202.


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Se trata de los rancheros, no combatientes, y sin armas, del Tren de víveres y bagaje, capturados por la Caballería francesa. Lamentablemente ningún pintor español parece haberse interesado en estos temas. Lapeña ha comprobado la dificultad en Torre Bermeja para desalojar a Villatte, de suerte que solo pudo mandar a Graham una compañía de zapadores y otra del Regimiento de Murcia. Teniente General Lapeña: «...Toda la infantería de que podía disponer en aquél momento el General en Gefe, constaba de 3.080 hombres, con los quales debía cubrir y sostener con preferencia á todo...la posición de Torre bermeja y molino de Almansa que se hallaba atacada por el flanco izquierdo; tanto que fué menester hacer martillo...».85 Es decir, formar en ángulo recto.

Acción en Sancti Petri 8

General D. Luis Lacy, Jefe de EM. del Ejército: «Se envió (en socorro de Graham): 1 compañía de Zapadores ............................................ 80 1 compañía de Murcia ............................................... 100 Algunos patriotas .......................................................... ¿? Rgt,s. Africa y Canarias .......................................... 1.000 85

Contestación de Lapeña a Graham. Biblioteca del Senado. Colección Arteche Nº 231-01.


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restaban en Torrebermeja: Rgt. Campomayor ...................................................... 719 Rgt. Carmona ............................................................ 338 Rgt. Murcia ............................................................. 1.003 3º Bón.RRGG,s .......................................................... 623 1 Bón. de Cazadores .................................................. 400 Total ........................................................................ 3.083

Acción en Sancti Petri 9

Dos esquadrones de caballería, mas una compañía, dos piezas de artillería. Por un Oficial Francés, que quedó prisionero al primer avance de nuestras tropas sobre el campo de la Bermeja, supe que antes de recibir refuerzos, defendían aquella posición quatro batallones y tres piezas de artillería; luego me informaron otros prisioneros que la Division de Villat, que constaba de los regimientos 27, 94 y 95, era la que había sido empleada en aquel punto, regulando la fuerza total á mas de 4.000 hombres, más un escuadrón de caballería. Lo cubierto del terreno no permitía á la vista calcular el número a punto fixo.»86

86

Investigación sobre la conducta del Teniente General Lapeña por el Jefe de E.M. del Ejército Expedicionario D. Luis Lacy. Ibídem.


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Fuerza real francesa empeñada en el combate de Torre Bermeja contra los españoles: 87 División Villatte

Presentes

Muertos

Heridos

Extraviados Total

Jefes Tropa

Jefes

Tropa

Jefes

Tropa

Jefes

Tropa

27 Rgt. Lig. 1º-3º Bon,s.

43

982

1

20

7

150

94 Rgt. Lin. 1º Bon.

15

535

1

9

3

49

95 Rgt. Lin. 2º-3º Bon,s.

30

1.026

1

32

1

34

2º Rgt. Dragones

19

270

3

12

4

19

Artillería. 1 batería

3

75

Estado Mayor

¿

¿

110

2.881

TOTAL

2

21

62

1 2

33

11

201

1 243

2

26

317

Contestación del general Lardizabal a Blanco-White. «...el Cuerpo de Batalla (Virués) para sostener mi ataque en las alturas de Torre Bermeja, á media legua larga de los ingleses, y con un dilatado y espeso bosque por medio, y en un caso pronto como fue aquel, y suelen serlo los de esta especie, por mas esfuerzos que hubiera hecho para favorecerlos, le era absolutamente imposible el conseguirlo por la distancia y la espesura del terreno; á mas que en caso de ser batida la Vanguardia era preciso que el Cuerpo de Batalla sostuviese aquel punto tan esencial, como clave de la posición.»88 «...empezó la acción de la reserva general en el Cerro de la Cabeza del Puerco, acción tan perfectamente bien dirigida por su general Graham como bien desempeñada por las valientes tropas que la componían. 87

Oman, Sir Charles: A History of the Peninsular War. Section .XXIII. Cap. IV. El Español. 30–mayo–1811. Publicado en Londres por Blanco White. Antiguo sacerdote católico español, quien después de huir de Cádiz a Londres en 1810, abraza la religión anglicana y hace méritos mediante la crítica acerba de todo lo español, siempre bien recibida por los británicos. Su habitual fórmula de despedida epistolar «salud y fraternidad» es suficientemente explicativa.

88


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213

Los enemigos, para entretenernos atacaron mi punto cuatro veces, con número cuando menos igual al mío...».89

Acción Cerro del Puerco J

El Teniente General británico, impactado por su elevado número de bajas, tan contrario a las muy reiteradas recomendaciones de su Gobierno, pretextará al anochecer falta de apoyo por parte de los españoles y al igual que el general Moore en La Coruña o Wellington en Talavera, abandona a sus aliados y se traslada a la Isla de León, sin atender a los requerimientos de su general en Jefe el Teniente general La Peña. Bajas de la División Graham:90 «...Perdió a 1.100, principalmente heridos...» Efectivamente una pérdida superior al 25% puede afectar decisivamente a la moral de cualquier unidad y así se admite ordinariamente. Para mayor concreción, Parte de Graham:91 «Total de muertos y heridos: 2 capitanes, 5 abanderados, 6 sargentos, 2 tambores y 187 soldados muertos.- 5 tenientes coroneles, 1 mayor, 14 capitanes, 26 tenientes, 8 abanderados, 45 sargentos, 4 tambores y 936 soldados heridos.» 89

El Conciso, Nº 20, de 20–IV–1811. Wellington 1834: 388. 91  El Conciso, Nº 20, de 20–IV–1811. 90


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Diario de operaciones de Sancti Petri:

Acción en Sancti Petri 10

«A las 4 de la tarde entraron por el Puente del Campamento de Sti. Petri las Tropas Inglesas y Portuguesas al mando del General Dn. Thomas Gram. las que enseguida se retiraron á la Isla, é igualmente á dicha hora entró nuestro General en Gefe Dn. Manuel de Lapeña, y sucesivamente todas las Divisiones de nuestro Exército tanto de Caballería como de Infantería, los que se situaron y camparon en dicho campamento quedando solo en la ori-

Acción en Sancti Petri 11


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215

lla enemiga unos Dos mil hombres que guarnecían una línea á la salida del Pinar desde la Casa de este hasta Torre Bermeja.»92 Diario de Sancti Petri: «...A las 10 de la noche empezaron a pasar a este lado por el Puente las Tropas Inglesas, que continuaron hasta que pasaron todas; quedando las nuestras en la posición indicada...»93

Acción en Sancti Petri 12

Representación del Teniente general Lapeña ante las Cortes:94 «...se halló en extremo sorprendido de la retirada, sin su noticia, de las tropas inglesas en la noche del 5, cuando al anochecer del mismo día había quedado con su general en que vendrían las que aún habían quedado en la Isla y víveres para ellas...». Carta del Embajador Henry Wellesley al Ministro Richard Wellesley, con las habituales precisiones que caracterizaron a la familia: «...Tras retirar (Graham) las tropas a la Isla en la mañana del 6, recibió una carta de recriminación del general Lapeña...». 92

Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando). 93  Parte del Estado Mayor del 4º Ejército. En Sancti Petri. 4-III-1811. A primera hora de la mañana. AHN. DC,s. Leg.81. 94  El Conciso, Nº 39, de 18–III–1811.


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Luego o alguien ha equivocado la posición de la coma o constituye un embuste deliberado. Pero la siguiente afirmación en el Parte de Graham,95 ratifica la segunda opción: «Habiendo permanecido sobre las alturas de la Barrosa sin poder procurarme provisiones para las tropas, por haberse dispersado al primer ataque del enemigo las mulas que las conducían, dejé al mayor Ross con un destacamento del tercer batallón del 95º y retiré el resto de la división, que pasó el Sancti Petri en la madrugada siguiente bien temprano.» Th. Graham. Disminuído en más de un tercio de sus efectivos, el general español se ve precisado a hacer lo propio y se pierde la ocasión. El Mariscal Victor, a pesar de todo, ve como la fortuna le sonríe y puede volver a restablecer el bloqueo de Cádiz, que se prolongará hasta agosto de 1812.

Batalla de Chiclana, Atlas de Gómez de Arteche

95

El Conciso, Nº 20, de 20–IV–1811.


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No obstante las quejas de Graham. Carta del Teniente General Graham al Coronel del Regimiento de Ciudad Real:96 «Isla de León, ocho de Marzo de 1811. Señor, He tenido el honor de recivir su apreciable carta de fecha de hayer, y le suplico estén persuadidos tanto Vd. como los oficiales de su Regimiento (Ciudad Real), de lo satisfecho que he quedado de la conducta de su Regimiento, durante el tiempo que he tenido el honor de mandarlo. Quando vi que hibamos a trabar acción con el enemigo, me fue mui sensible el haber separado de mis tropas los dos Batallones de Ciudad Real y Walonas, hallandome plenamente persuadido de las grandes ventajas que hubiera conseguido con la presencia de ellas en la acción. Vi con el mayor gusto los esfuerzos que hicieron los mismos Cuerpos, por asistirnos con tiempo...» Si se suma a ésta acción la del Brigadier Saso, con la Segunda de la Primera División, también empeñada en la acción, como guardaflanco de

Plano de Chiclana, de la obra de C. Omar 96

Carta del General Graham al Coronel del Regimiento de Ciudad Real. AHN. DC,s. Leg.202.


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la misma, no quedan más tropas españolas que las empeñadas en el combate de Torre Bermeja, como hemos visto, coincidente en el tiempo con el ocurrido en el Cerro del Puerco. Además la Brigada de Cruz Mourgeon estaba a las órdenes directas de Graham, quién decidió emplearlas en misión de seguridad al flanco derecho y a pesar de ello acudieron, por propia iniciativa a la acción, aunque llegaran al final de ella. Luego toda la tinta de calamar, emitida con posterioridad por el general británico, para justificar su retirada unilateral de la acción, por no haber sido reforzado, no pasa de ser la habitual escusa, idéntica a la de Wellington tras la Batalla de Talavera o de Moore cuando eligió huir hacia La Coruña abandonando a La Romana en Mansilla – Astorga, con pérdida de la única División española operativa. Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña: «...El Regreso de las Tropas a la Isla en la noche pasada, después de semejante noche y día (haviendo perdido todos los efectos de Comisaría y Medicina, en la ventaja primera que obtuvieron los Enemigos), era una medida de indispensable necesidad. La continuación del Plan de operaciones ofensivas contra el Enemigo, deve depender ahora del Exército de VE. en el campo. El número reducido de las tropas Británicas, no admite emprender más que el cuidado de la defensa de ésta Posición. Tenemos fuera de combate cerca de una quarta parte de la gente empleada en la expedición, á consecuencia de la expedición de ayer, y dos Batallones prestados de Gibraltar, deven volver allí con la primera oportunidad. Confío en que mi conducta en haver excedido mis facultades (por mis instrucciones estaría confinado a la defensa de la Isla y Cádiz), en haverme puesto yo mismo y las tropas Británicas á las órdenes de VE. en el Campo de Batalla, servirá al Govierno Español de prueva convincente de mi zelo hacia la causa en que estamos empeñados, y que mi resolución actual es el resultado necesario de una consideración de todas las circunstancias de este caso... PD. A pesar de que las tropas Británicas no se hallan en estado de salir al Campo, tendré una satisfacción en emprender qualesquiera cooperación desde aquí (siendo razonable para mis medios) que sea conveniente al Exército de operaciones...»97

97

Parte del Teniente General Graham al Teniente General Lapeña 6 de .marzo de 1811. AHN. DC,s. Leg.133.


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División de Caballería española: «...La vaja de la Cavallería (española) en este día, y en el del 3, así en la antecedente acción como en la interior del Pinar fue de 14 hombres fuera de servicio; 3 contusos, 2 muertos, 5 heridos y 4 extraviados, en los Granaderos, sin más vaja en los demás. Los granaderos executaron algunos actos de piedad retirando heridos Ingleses, hasta que cerca de anochecer nos llegó la orden de reunirnos al grueso de las tropas expedicionarias.»98 Informe del General francés Garve: «...Si el enemigo hubiese querido continuar sus operaciones ofensivas y presentarse el día 6 temprano, es probable que en la situación en que nos encontrábamos después de la Batalla del 5, nos hubiéramos visto obligados a evacuar el terreno hasta Puerto Real,...»99 Parte del Teniente General Lapeña: «...Faltaría a la Justicia y al agradecimiento si no recomendase altamente al intrépido y esforzado General Inglés Graham, que tanta gloria se ha adquirido en la pelea con la sabia dirección de sus vizarras tropas, y con su arrojo y personal exemplo.»100 Pero pronto el agrio cruce de reproches entre Graham y Lapeña se eleva: Contestación de Lapeña: «...Sepa el mundo entero, por más que se sorprenda, que en un exército convinado, un General que manda una de sus Divisiones y recibía diariamente la órden, hallándose vivaqueando en segunda línea, esperando todo el resto del exército con ansia el día para llevar adelante las victorias conseguidas el anterior, á media noche manda repasar el río a sus tropas, y entrar en sus quarteles, sin enviar un mero recado al General en Gefe que estaba al frente de su exército, y que a pesar de que este hecho produxo mas súplicas y ruegos que reconvenciones, insistió abiertamente en negarse a seguir cooperando en la ocasión mas importante y ventajosa que puede presentarse á los interesados en nuestra causa...».101   98

Diario de la División Expedicionaria de Caballería española. AHN. DC,s. Leg.202. Informe del General Garve Comandante de Ingenieros delante de Cádiz. AHN. DC,s. Leg.134. 100  Parte del Teniente General D. Manuel Lapeña a D. José de Heredia. 101  Contestación de Lapeña a Graham. Biblioteca del Senado. Colección Arteche Nº 231-01.   99


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Representación hecha a las Cortes por el Capitán General de Andalucía y General en Jefe interino del Cuarto Ejército:102 «Por la excesiva distancia y lo enmarañado del terreno poblado de bosques , este suceso tan brillante como rápido, no solo debió ocultarse en el momento de su ejecución a los generales que acudieron al punto que primero les debió llamar la atención por las razones expuestas, sino que por todos los informes de los que venían de aquella parte y el efecto del fuego, habiéndose invertido la posición hubieron de llegar a persuadirse que las tropas inglesas y españolas habían sido atacadas con éxito por la espalda; nuevo motivo que hacía más importante el sostener la posición de Torre Bermeja y Molino de Almansa, único repliegue que en tal caso les quedaba. Así fue que para reforzarla se mandó retroceder al brigadier Lardizábal, que con los regimientos de Canarias y Africa se había adelantado a proteger la acción del Cerro del Puerco luego que se notó trabada con calor... Por fuertes que sean las razones que se expongan para no haber continuado la victoria el día 6, jamás podrán llenar los perjuicios imponderables que a esta inacción han de seguirse. El efecto maravilloso de este sacudimiento eléctrico se hubiera extendido más allá del Guadalquivir en Granada, Badajoz, y aun en el mismo Santarén...» Como es habitual en la opinión británica, el Teniente General Lapeña se convertirá en la bestia negra de la Batalla y culpable de la unilateral retirada británica. Como le sucedió a sus predecesores Dn. Gregorio de la Cuesta en Talavera o a La Romana en Mansilla. Ríos de tinta mancharán su buen nombre y la imperiosa necesidad del Gobierno español, para conservar a su único aliado, sacrificará una vez más al general español, y le retirará del mando operativo. Nada nuevo ni último.

Torre-Vigía de Barrosa 102

Chiclana bajo el Gobierno de José Napoleón (1810 – 1812). Anexo 16.


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Borrador de la notificación al Marqués de Coupigni «No pudiendo continuar en el mando por ahora el General en Gefe máximo de este Exto. Dn. Manl. Lapeña Capitn. Generl. de Andalucía, ha mandado el Consejo de Rega. se encargue Ve. en el interin del mando del Exto. y Capitanía Gral. suspendiendo con este motivo su marcha a Valencia asta nueva orn. Cadiz 12 de Marzo de 1811.»103 La Plaza de Badajoz, se rendirá cinco días más tarde, el diez, su recuperación, por el Ejército angloportugués constituirá uno de los episodios más sangrientos de la guerra y el saqueo de la población civil, durante tres días, uno de los más vergonzosos de tal Ejército, sin que el Gobierno español exigiese reparación ni responsabilidad alguna.

103

Exoneración del Teniente General Lapeña. AHN. DC,s. Leg. 202.


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222 EPÍLOGO

Cádiz, 10 de diciembre de 1811. «…el Rl. Decreto de las Cortes Generales y extraordinarias, manifestando lo satisfecha que se halla de la conducta militar del Teniente general Dn. Manuel de la Peña, en la acción del 5 de Marzo de este año en los Campos de Chiclana, y en prueva de sus servicios y acreditado patriotismo se ha dignado concederle la Gran Cruz, y distinguida orden de Carlos 3º.»104

104

30.-Servicio Histórico Militar, Segunda Sección. Guerra de la Independencia. Diario de Operaciones. Enero 1811. Diario de operaciones de la Artillería de cuarto Ejército. Isla de León (Cádiz y San Fernando).


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ORDEN DE BATALLA CHICLANA EJÉRCITO COMBINADO Mando: Capitán General de Andalucía Manuel Lapeña. Inf. 25865 hombres; Cab.1328 hombres - caballos; 24 cañones. Jefe de Estado Mayor Mariscal de Campo D. Luis Lacy. División de Vanguardia Mariscal de Campo Lardizabal; 4.494 hombres; bajas 260; ¿5 Bón,s.? --1º Brigada Brigadier Joaquín Virues 2.714 hombres; bajas 192. RR. GG. Españolas 3º Bón. 623 hombres; Ala Derecha; 10 -12 heridos; 31-32 presos; Brigadier Raimundo Ferrer de San Jordi. 3 Jefes heridos. Rgt. Inf. Lin. Africa. Columna derecha. 2 Bón,s. 1.072 hombres; En reserva 1 Bón.700 hombres; 5-6 heridos, 62 presos-extraviados; Coronel Tomás Retortillo; acción Torre Bermeja, marcha hacia cerro del Puerco. Rgt.Inf.Mil.Prov.Canarias 1 Bón.Fijo.300 hombres;(Campos de Roch.4/3/11) Batalla de Chiclana.5 muertos, 9 heridos. Acción Torre Bermeja, marcha hacia cerro del Puerco. Rgt. Inf. Lig. Campo Mayor.1 Bón. (Campos de Roch.4/3/11); Torre Bermeja. 600-719 hombres; muertos 8: heridos 58.¿200 bajas?. --2ª Brigada Coronel Aymerich.1.780 hombres;bajas 68. Rgt.Inf.Lig.1º de Valencia.1 Bón. 300 hombres; 200 pasan a la Brigada Beguines. Rgt.Inf.Lig.Cazadores de Carmona. 2 cía,s. (A.Campos de Roch. 4/3/11 vs.Cab,1 herido). 360 hombres; Torre Bermeja, 5 muertos, 17 heridos Rgt.Inf.Lin.Murcia.(Campos de Roch.4/3/11)Torre Bermeja.2 Bón,s.700 -1.003 – 1.120 hombres; 11 muertos ;34 heridos. Rescata artillería. --CaballerÍa (figurados en la División de Caballería); 3º Escuadrón de Granaderos a caballo. 1 compañía del Escuadrón de Instrucción. 1ª División; Brigadier Príncipe de Anglona; Inf. 3.175; bajas 189; Cab. 110 hombres; ¿6 Bón,s. y 4 Esc,s?


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--1ª Brigada Antonio Beguines de los Ríos. Inf.:2.050 hombres; bajas 150; Cab.110.; 4 piezas de Artillería. Rgt.Inf.Lin.RR.GG.Walonas.3º Bón. En reserva; 1 herido.; Cuerpo de Reserva Abadía; 2 cías.¿50 hombres?. Rgt. Inf. Lin. Reina.; 1 Bón.; ¿500 hombres?; casa de guardias en la playa (8-9/3/11. Acción de Medina Sidonia; 1 muerto, 1 preso, 17 extraviados. Sargento Mayor Ginés Sánchez). Rgt.Inf.Mil.Prov.Ecija. 1Bón.Tcol.Diego de Solano.(9/3/11.Acción de Medina Sidonia; 403 hombres; 2 heridos, 7 presos, 22 extraviados). Rgt. Inf. Mil. Prov. Sigüenza; 1 Bón; Cerro del Puerco; Medina Sidonia; 976 hombres; bajas 100. Escopeteros de Getares.Mil.Urb,s. 1 cía.; marcha adelantada hacia el bosque. (8-9/3/11.Acción de Medina Sidonia). ¿21 hombres?. Capitán Antonio Ordóñez. Rgt.Drg,s-Caz,s.Vols.de Madrid.1 Esc..Brigadier Juan Espronceda. Es de la 1ª División pero no va con ella; ¿110 hombres? --2ª Sección; 1.125 hombres; bajas 39. Brigadier Isidro del Saso. Rgt.Inf.Lin.Cantabria. Cerro del Puerco.1 Bón.889 hombres; 3 muertos, 1-3 heridos, 33 presos - extraviados; Brigadier Isidro Saso. Rgt. Inf. Lig. Valencia y Alburquerque; 1 Bón. ¿2.cía,s.?; 186 hombres; 12 jefes, 174 tropa. Cerro del Puerco. Rgt.Inf.Lig.1º de Cataluña ¿50 hombres?; (2/3/11...A.Casas Viejas). Artillería española 14 piezas. División de Reserva Teniente General Thomas Graham. Inf.7.015; Cab.206; Art.362; Ingenieros y otros 96. Total 7679 hombres. --Estado Mayor.; 37 hombres; 2 jefes; 35 tropa; bajas 1. --Brigada Brigadier Dilkes; 2148 hombres; bajas 722. Columna de la derecha. Bón. de élite Browne; 477 hombres; 264 bajas. Rgt.Inf.Nº 1; Foot Guards; 2º Bón.; 611 hombres; bajas 219; Ala derecha. Rgt.Inf.Nº 2; Coldstream Guards; 2º Bón. 2 cía,s.; 211 hombres; bajas 58; Ala izquierda.


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Rgt.Inf.Nº 3; Scots Fusilier Guards; 2º Bón; 3 cía,s.; 322 hombres; bajas 102. Rgt.Inf.Nº 95 ligero; 2º Bón. 2 cía,s.; 217 hombres; bajas 34. Teniente Coronel Norcots. Rgt.Inf.Nº 67; South Hampshire; 2º Bón.; 527 hombres; bajas 45; Ala derecha. Mayor Acheson. --Brigada Coronel Wheatley; 3.651 hombres; bajas 452. Columna de la izquierda.; Lleva toda la Artillería británica. Bón. de élite Barnard; 644 hombres; 29 jefes; 615 tropa; bajas 137. Rgt.Inf.Nº 2; Coldstream Guards; 3 cía,s.; 322 hombres; Teniente Coronel.Jackson. Rgt.Inf.Nº 28; North Gloucestershire; 1º Bón. 8 cía,s.; 457 hombres; bajas 86; Teniente Coronel Belson. Rgt.Inf.Nº 87; Prince of Wales Own Irish; 2ºBón.; 696 hombres; bajas 173; A la izquierda; Toma el águila al 8º Rgt. Inf. Lin. Francés. Rgt.Inf.Lin.Portugués Nº 20; Campo Mayor; cía,s. preferencia; 332 hombres; A la izquierda.; 9 muertos, 47 herídos; Teniente Coronel Bush. Rgt.Inf.Nº 47; Lancashire; 2º Bón. 2 cías. 200 hombres. Rgt.Inf.Nº 95; ligero; 3ºBón. 4 cía,s.; 400 hombres. Rgt.Inf.Nº 9; East Norfolk; 1º Bón. 2 cías. 200 hombres. Rgt.Inf.Nº.28; North Gloucestershire;1º Bón. 2 cía,s. 200 hombres. Rgt.Inf.Nº 82; Prince of Wales Volunteers; 2º Bón. 2 cía,s. 200 hombres. Artillería británica. Mayor Duncan,10 piezas. --1ª Brigada Cruz Mourgeon.; 1.179 hombres; bajas 27. Rgt.Inf.Lin. RR.GG. Walonas 4º Bón.; Ala Izquierda.; sostiene la carga de la Cab.KGL.; 800 hombres. Rgt.Inf.Mil. Prov. Ciudad Real; 1 Bón. 379 hombres; 5 heridos, 1 contuso, 21 presos-extraviados; sostiene a la cab. KGL; felicitado; Coronel Manuel Alonso. --¿División ?; 1.471 hombres; bajas 57. Rgt.Inf.Lin.2º de Sevilla=6º Bón. Vol,s.; 1º Bón.¿500 hombres?. Rgt.Inf.Lig. 1ºde Tiradores de Cuenca;¿500 hombres?. Rgt.Zapadores - Minadores; 1 cía; ¿50 hombres?.


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--Artilleria.;362 hombres;20 jefes;342 tropa.; bajas 54 --Ingenieros Reales;59 hombres;.9 jefes;50 tropa; bajas 3. División de Caballería Samuel Ford Whittingham; 982hombres/ caballos; bajas 52/50. Rgt.Carabineros Reales.1 Esc. 30 hombres; 0 bajas Rgt.Granaderos a caballo del 4º Ejército. 3 Esc,s.; 306 hombres; muertos 4/1; heridos.5; contusos 3/ .; extraviados. 4/4. Escuadrón de Instrucción; 1 Esc.; 150 hombres; muertos /6.; heridos.2/5. Cazadores Francos de Ubrique; 300 hombres. Rgt.Cab.Lig.KGL.Husar Nº 2; 2 Esc,s; 206 hombres; bajas 34. ¿Toma 1 Aguila?. 4ª División de Infantería Mariscal de Campo José de Zayas; .5.897 hombres; bajas 1.187. Columna de cazadores del Ejército.1 Bón. O´Daly; (5/3/11; 3 muertos) RR.GG.Españolas 3 Bón,s. ¿.3 cía,s. cz,s.?(A.4/3/11.01.00-02.30). 1ºBón. 350 bj,s.; 2ºBón. 84 bj,s.; 3ºBón.73.bj,s.; 4ºBón.cía.cz,s; Oficiales: 2 muertos,12 presos,7 fugados; Tropa: 11muertos, 4 heridos, 260 presos; Cuerpo de Reserva Abadia;¿1.500 hombres?; bajas ¿507?. RR.GG.Wallonas.1 cía. cz,s...Mariscal Vicente Iglesias.(cabeza de puente). 3-4.Marzo;.01.00 horas-02.30 horas.;¿100 hombres?. Rgt.Inf.Lin. Ordenes Militares.1 Bón.; 929 hombres;46 jefes,883 tropa; 4/3/11no puede desplegar, preso; Coronel Hore preso. Rgt.Inf.Lin. Irlanda (A. 4/3/11,1 cía.cz,s.50); (A.5/3/11;2º-3º Bon,s. 0 bajas); Coronel conde de Ibeagh.;¿730 hombres?. Rgt.Inf.Lin. Gran Canaria 1. Bón.Granaderos; 280 hombres. --Brigada Alcega Rgt.Inf.Lin. Imperial de Toledo; 700 hombres; 5/311. A. Sancti Petri. (6/3/11 A. del Puerto de Santa María). Rgt.Inf.Mil.Prov.2º de Guadix.1 Bón.; ¿1.108 hombres? (pasa el puente 4/3/11). Legión de Vol,s. Extranjeros.1 Bón.; ¿550 hombres?; (5/3/11.pasa el puente); 0 bajas).


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Cádiz guarnición; 3813 hombres. Rgt.Inf.Lin. Veteranos de la Patria; Cía. de Granaderos. Acción en La Carraca vs. Cazadores; ¿656 hombres?. Rgt.Inf.Lin.2º de Vol,s. de Madrid.;¿1.029 hombres?: Marcha hacia la batalla de Chiclana. Rgt.Inf.Mil.Prov. Ciudad Rodrigo. La Carraca; cía,s granaderos y.cazadores; Sargento Mayor Teodoro González.¿525 hombres?. Rgt.Inf.Marina.2º Rgt.; ¿500 hombres?; (11/3/11.Acción en Cádiz). Rgt.Inf.Lin.-Lig. Voluntarios de Cádiz.4 Bón,s. a 6cía,s.; ¿1103 hombres?.

EJÉRCITO DEL SUR Mando Mariscal de Francia Nicolas Jean-de-Dieu Soult. Duque de Dalmacia. 1º Cuerpo de Ejército Mariscal Claude-Victor Perrin. Duque de Ragusa. Inf.15025 hombres; bajas 2.655; Cab.1.110 hombres/caballos.Art. Zap,s. Marinos. 3000 hombres. 1ª División Conde de Ruffin, muerto; Inf.:2.753 hombres; bajas 863; cab.398; Artillería 8 piezas; bajas 47. --1ª Brigada. Rgt.Inf.Lin.Nº 24; 1º-2º Bon,s.; 3º Bón. cía. de granaderos; 1.193 hombres; bajas 295; 38 muertos, 221 heridos, 24 presos; Jefes: 5 muertos, 7 heridos; Coronel Jamin herido. Rgt.Inf.Lin.Nº 96; 1º Bón.de élite «granaderos»; 200 hombres; 2 muertos, 141 heridos, 60 presos, Coronel Maingarnaud muerto; 3º Bón.cía.de granaderos; 764 hombres; 41 muertos, 205 heridos, 3 presos. --2ª Brigada. Rgt.Inf.Lig.Nº 9; 2º Bón.; 3º Bón. cía de granaderos; 596 hombres; bajas108; Coronel Dauture muerto; jefes: 2 muertos, 6 heridos; tropa:15 muertos; 74 heridos,19 presos. Rgt.Drg,s.Nº 1; 1º-2º Esc,s.; Coronel Paul Ferdinant Dermontcourt; 398 hombres; bajas 47; Ala izquierda; Marcha hacia Conil; 5 jefes .heridos;


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tropa: 2 muertos, 36 heridos, 4 presos. Hace presos a1 Coronel y 300 hombres del Tren de víveres y bagage. 2ª División Leval.inf.: 3.501hombres; bajas 1.143; cab.260/260 hombres -caballos. --1ª Brigada Laplane.; 2130 hombres; bajas 916. Rgt.Inf.Lin.Nº 8; 1º- 2º Bón,s. y 3º Bón. cía. de granaderos.; 1.468 hombres; bajas 749; Coronel Authie muerto; pierde el águila; jefes: 6 muertos,17 heridos; tropa:74 muertos, 633 heridos,19 presos. Rgt.Inf.Lin.Nº 54; 1º Bón.662 hombres; bajas 167: Jefes, 3 muertos y 3 heridos.Tropa:14 muertos, 147 heridos. --2ª Brigada ¿Beaumont?.; Inf.:1371hombres; bajas 227.; Cab.:260/260. Rgt.Inf.Lin.Nº 45; « 3º Bón. de Elite»;1º Bón.; 3º Bón.cía. granaderos.;Total 4 compañías, 710 hombres; bajas 58: Jefes:2 muertos y 1 herido. Tropa: 8 muertos, 44 heridos, 3 presos. (6/3/11.A.Pto.Santa María. bajas:10 muertos, 43 heridos, 28 presos.) Rgt.Inf.Lin.Nº 54; 2º Bón.; 3º Bón. cía. granaderos; 661hombres; bajas 169. Jefes: 3 muertos, 4 heridos; Tropa:15 muertos, 147 heridos. Rgt.Caz,s.Nº 5; ¿260/260 hombres-caballos?. Coronel Bonnemains. --Brigada Cassagne. Inf.:2830 hombres (¿3000?); 7 piezas de Artillería; bajas: Cab.:163 hombres-caballos. Rgt.Inf.Lin. Nº 8; 3º Bón.1 cía. lig.; Medina Sidonia.¿150 hombres?. Rgt.Inf.Lin. Nº 24; 3º Bón.1 cía. lig.; Medina Sidonia.¿150 hombres?. Rgt.Inf.Lin. Nº 45; 3º Bón.1 cía. lig.; Medina Sidonia.¿150 hombres?. Rgt.Inf.Lin. Nº 54; 3º Bón.1 cía. lig.; Medina Sidonia.¿150 hombres?. Rgt.Inf.Lig. Nº 6; 3º Bón.1 cía. lig.; Medina Sidonia.¿150 hombres?. Rgt.Inf.Lin. Nº 94; 3º Bón.¿550 hombres?.(9/3/11.A.Medina Sidonia. 1 Jefe herido; Tropa: 4 muertos, 29 heridos. Rgt.Inf.Lin. Nº 95.; 1º Bón. 480 hombres; (9/3/11.A.Medina Sidonia. 1Jefe herido, Tropa: 4 muertos,19 heridos,1 preso). Rgt.Inf.Lin. Nº 96; 2º Bón.; 3º Bón. 1 cía.lig.;Medina Sidonia;¿550 hombres?. Rgt.Inf.Lig. Nº 27; 2º Bón.; Medina Sidonia. 500 hombres. Rgt.Caz,s.Nº 5; Medina Sidonia. ¿163 hombres/163 caballos?).


la batalla de chiclana, 5 de marzo de 1811

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3ª División Villatte. Inf.3.991; bajas. 649; Cab. 289 hombres; bajas 20. Rgt.Inf.Lin.Nº 63; 3 Bón,s.; 1.360 hombres.; bajas¿344?.; (Acción 3-4/3/11 toma 1 bandera). Rgt.Inf.Lin.Nº 94; 1º Bón.; 550 hombres; bajas.: Jefes.:1 muerto y 7 heridos.; Tropa: 10 muertos, 52 heridos.; Torre Bermeja - Barrosa.; Coronel Combelle. Rgt.Inf.Lin.Nº 95; 2º-3º Bón,s.;1.056 hombres; bajas 34;1 muerto, 32 heridos 1 preso.; Coronel Rouzier. (4/3/11.A.Sancti Petri.2 cía,s. 1 jefe herido, Tropa: 3 muertos, 34 heridos, 5 presos.). Rgt.Inf.Lig.Nº 27; 1º-3º Bón,s. 1.025 hombres; bajas 201; 21 muertos, 157 heridos, 23 presos; Torre Bermeja. (3-4/3/11.A.Sancti Petri. 1 Bón. Coronel Lacotte.). Rgt.Drg,s.Nº 2; 1º-2º Esc,s.; 289 hombres;1 jefe herido, 3 muertos,12 heridos,4 presos. Torre Bermeja. Sitio de Cádiz.1950 hombres. + 3000 no operativos. Rgt.Inf.Lin.Nº 45; 2º Bón.; 800. Rgt.Inf.Lin.Nº 94; 2º Bón.; ¿550?. Rgt.Inf.Lig.Nº...9; 1º Bón.; 600. Artilleros, Zapadores y Marinos. 3000 hombres. Estado de bajas del Cuerpo español expedicionario el 5-III-1811. Oficiales Vanguardia: Rgt.Inf.Lin.Murcia Rgt.Inf.Lin.Canarias Rgt.Inf.Lig.Campo Mayor Rgt.Inf.Lig.Carmona Total !ª Division: 3º Bón.RRGG,s.Españolas 2º Bón.RRGG,s.Walonas Rgt.Inf.Lin.África Rgt.Inf.Lin.Cantabria Rgt.Inf.Lin.Ciudad Real Rgt.Inf.Lig.Valencia Total Caballería: RR,s.Carabineros Granaderos Esc. Instrucción Total. Artillería: TOTAL EJÉRCITO

Tropa 4 2 2 8 2 1 1 1 1 6 2

2 1 17

Total

41 14 64 20 139

45 14 66 22 147

10

12 1 5 4 6 13 41

5 3 5 12 35 6 4 10 84

8 4 12 1 201


LOS LANCEROS DEL VÍSTULA Y LOS TROFEOS DE LOS YÉBENES Y LA ALBUERA Luis SORANDO MUZÁS1

Introducción

E

l Regimiento de Lanceros polacos de la Legión del Vístula fue sin duda uno de los más famosos de cuantos combatieron en nuestro país a lo largo de la Guerra de la Independencia. El exotismo de estas tropas, su glorioso historial y sus vistosos uniformes tienen la culpa de ello, pero lo que la mayoría ignora es que poseen así mismo una curiosísima historia vexilológica, por haber conservado durante el Imperio napoleónico sus estandartes republicanos, y haber sido el único regimiento capaz de, tras haber perdido sus 4 estandartes en los Yébenes, limpiar dicha afrenta logrando tomar un número aún mayor de banderas enemigas en la Batalla de la Albuera. No obstante, las circunstancias así como el número exacto de estas pérdidas y capturas de trofeos siguen envueltas en la polémica, y por ello les he dedicado el presente estudio.

I.- LOS TROFEOS DE LOS YÉBENES (21-III-1809) I.1.- Los Lanceros del Vístula Este prestigioso Regimiento de caballería ligera estaba compuesto por unos 1000 hombres, todos de nacionalidad polaca, distribuidos en 4 escua1

Vexilólogo. Asesor del Museo del Ejército.


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drones de a 2 compañías, mandados por el Coronel J. Konopka, y aunque el nombre de Legión del Vístula les fue dado por el Emperador Napoleón el 20 de marzo de 1808, en realidad sus orígenes se remontaban al 8 de septiembre de 1799, cuando fue creado como «Regimiento de lanceros de la legión Polaca del Danubio», el cual en 1801 tomaría el nombre de «Regimiento de lanceros Polacos», y en 1807 el de «lanceros de la Legión Polaco Italiana». Su vistoso e inconfundible uniforme constaba de pantalón y casaquilla de paño azul turquí, con cuello, vueltas y solapas amarillas con botones plateados, usando como cubrecabezas la típica chatska polaca, en este caso de color amarillo, y cada lancero era portador de un pequeño arsenal, consistente en su lanza, con banderola roja y blanca, sable, dos pistolas y una carabina. En cuanto a sus estandartes, en junio de 1808 seguía usando los 4 republicanos que había recibido en Parma (Italia) el 2 de febrero de 18022, construidos en París y recibidos de manos de la esposa del Ministro Moreau St. Mery3, los cuales se habían negado a sustituir en 1805 por otros nuevos conformes a la nueva simbología imperial. I-2.-Los lanceros en España Apenas adoptado su nuevo nombre, entraron en la Península Ibérica por Roncesvalles, el 28 de mayo de 1808, interviniendo en el Primer Sitio de Zaragoza (junio-agosto), y en la batalla de Tudela ( 23 de noviembre), trasladándose el grueso del Rgto. al centro del país, dejando solo en Zaragoza a un destacamento de 33 hombres , encargados de la escolta de Junot, y después de la de Lannes y de Suchet. I-3.-El desastre de los Yébenes El 20 de marzo de 1809 salieron los lanceros de Toledo, junto al resto de tropas del General Sebastiany, rumbo a Sierra Morena y en la tarde del día 23 llegaron a la villa de los Yébenes, mientras que la infantería y la artillería quedaban en la cercana de Mora. Esa noche los centinelas escucharon ruidos sospechosos, informando de ello al Coronel, «pero este calmó a todos sus inferiores, asegurándoles que el enemigo estaba a varios días de marcha de aquí, cerca del río Guadia2  3

uriosamente en los estandartes aparece todavía la inscripción de «LEGION POLOC NAISE» que ya había abandonado el año anterior. ZIÓLKOWSKI, Andrzej: Pulk Jazdy Legionowej Pulk Lansjerów Nadwislanskich 1799-1815, Warszawa 2006, p.228-229.


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Anverso y reverso del estandarte polaco de los YĂŠbenes (catedral de Sevilla)

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Portaestardarte de los lanceros del Vístula, por Krzyssztof Komaniecki

na», pero se equivocaba, ya que frente a el y oculto por la niebla se hallaba el nuevo Ejército de la Mancha, mandado por el Conde de Cartaojal, el cual a las 7 de la mañana lanzó un ataque de frente contra los lanceros, que en esos momentos acababan de levantarse. El Coronel logró formar a sus hombres a la entrada de la villa, pero tan pronto como se apercibió de su clara inferioridad numérica ordenó la retirada de todo su regimiento por el único camino posible, uno de subi-


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da, estrecho y serpenteante que conducía a Orgaz, y por el que poco antes habían emprendido ya la retirada los carros y bagajes del Rgto., ignorando que en dicho camino les esperaban apostados los Carabineros Reales de la caballería del Vizconde de Zolina. Apenas iniciada su marcha tropezaron los lanceros con sus carros, que regresaban en desorden perseguidos por los Carabineros, y ante tal situación, atacado de frente y también por su retaguardia en un estrecho camino, dispuso el Coronel una carga desesperada de sus hombres, logrando romper las filas de los jinetes españoles que les cortaban el paso, y salvar a una buena parte de sus hombres, pero no así a sus carros, que quedaron abandonados sobre el camino. Poco después llegaron en su auxilio, desde Mora, los infantes polacos del General Valence, y en el momento de reunirse ambas fuerzas tuvo lugar la siguiente escena, que nos es contada por uno de sus actores directos, el Oficial Wojciechowski: «Cuando salté de mi montura, llevé a Kazaban a un lado y le pregunté porqué nuestro Coronel -siempre tan valiente y perspicaz en todos los combates anteriores- había perdido hoy completamente la cabeza, y estaba quejándose a nuestro General de que nuestro regimiento estaba perdido. No entendía sus quejas, pues estaba seguro de que todo el regimiento estaba a salvo. Kazaban respiró profundamente, agarró mi mano y me dijo, «Probablemente usted tenga razón, y nuestro regimiento esté a salvo, pero sin embargo algo peor ha sucedido. Perdimos el emblema de nuestro regimiento, el emblema que recibimos en Italia hace muchos años, durante la revolución Francesa. El emblema que Napoleón cuando llegó a ser Emperador quiso cambiar y el regimiento se opuso, lo que el sintió mucho: Este emblema eran nuestros 4 estandartes. ¡¿De qué demonios me esta usted hablando?!- grité- ¡ Estoy seguro de que las dejamos en el depósito de Madrid!. Si- dijo el- allí quedaron las fundas y las astas, pero los estandartes los puse con estas manos y en el mayor secreto en un «mantlezak» (¿recipiente?) que estaba en el carro del Coronel. Ese carro fue dejado en la otra cara de la gran montaña y- estoy seguro- ha sido capturado por los españoles» Quedé aturdido. Yo conocía las consecuencias de este accidente para todo el regimiento. En este caso nuestro regimiento podía dejar de existir, y nosotros lanceros, no importa lo valientes que fuésemos, seriamos privados de toda concesión o promoción». Efectivamente, el Regimiento había perdido sus 4 estandartes, lo cual ya de por sí era suficientemente grave, pero para colmo había sido por desobedecer una orden superior, según la cual deberían haberlos dejado en Madrid


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a buen recaudo. Como consecuencia de este hecho se le privó del derecho a recibir nuevas enseñas, incluso después de que en la Albuera (16-V-1811), y como después veremos, lograsen tomar «heroicamente» 5 banderas a la infantería británica, en el curso de una carga «legendaria». I-4.-Destino de los trofeos El parte oficial de la acción de los Yébenes, escrito por Cartaojal el día 29 y publicado en la Gaceta del 1 de abril, informaba de las bajas sufridas por los lanceros: «98 prisioneros, y 3 oficiales, y se dejaron en nuestro poder un estandarte, caballos, lanzas y equipages». Y una nota posterior, dirigida por el mismo Cartaojal a la Junta Suprema de Sevilla, añadía «haberse cogido 2 estandartes mas al Regimiento polaco en Yébenes, hallados en la maleta de un oficial muerto en el campo de batalla»4. Vemos pues que Cartaojal cogió 3 de los 4 estandartes, y que el restante debió desaparecer, oculto entre los restos del convoy, sin que nadie se apercibiese de su existencia5. Sabemos que la Junta tenía dispuesto su deposito en la Capilla Real de San Fernando (Sevilla), pero el 5 de enero de 1810 este aún no se había llevado a cabo, pues solo había recibido el estandarte anunciado en el primer parte, y preguntaba por el paradero de los 3 restantes (en realidad 2) 6, pero no recibió respuesta alguna pues tan solo 22 días después, el 27, tuvieron 4  5

6

rchivo Histórico Nacional (Estado 42, escrito 301). A Esta cifra de 3 estandartes es también confirmada por el historial de la Brigada Maniobrera de Artillería, partícipe en este combate: «se dispersaron en todas las direcciones, sufriendo la pérdida de setenta y tantos prisioneros, y casi el doble de muertos y heridos, amas de tres estandartes y el total de equipajes, de que se apoderaron los nuestros». Recogido por FERNÁNDEZ DURO, Gabriel: Historia del 2º Rgto. Divisionario de Artillería, Madrid 1888, p. 129. AHN Estado 46, 316.- Excmo Señor. Habiendo resuelto la Suprema Junta de Gobierno del Reyno que se coloquen en la Capilla Real de San Fernando dentro del ámbito de esta Santa Iglesia Patriarcal los quatro estandartes cogidos a los Enemigos en la sorpresa de Yevenes, y no existiendo en la Secretaría de Guerra de mi cargo mas que uno de ellos, se hace preciso para que pueda tener efecto aquella Rl. Determinación; que V.E. se sirva remitirme los otros tres enviados por el Conde de Cartaojal en 29, y 30 de Marzo del año anterior ( 1809) si existiesen en la Secretaría General de su cargo, o expresarme el destino que puedan haber tenido los citados estandartes que fueron presentados a S.M. según las resoluciones comunicadas al citado Conde de Cartaojal. Dios guarde a V.E. ms. As. Real Alcazar de Sevilla 5 de Enero de 1810 ANTONIO CORNEL, a D. Pedro de Rivero. HN Estado 46, 317 Al Sr. Cornel. Sevilla 7 Enero 1810. Excmo Señor. En contestación al papel de V.E. de 5 del corriente, debo decir a V.E. que en la Secretaría General de mi cargo no hay ni ha habido noticia de los estandartes cogidos a los enemigos en la sorpresa de Yébenes y así no puedo indicar cosa alguna relativa a los tres cuyo paradero se ignora.


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Lancero del Vístula, por L. Rousselot

que abandonar Sevilla ante el avance de los franceses, que entrarían en la ciudad el 1 de febrero. En su acelerada fuga hacia Cádiz debió extraviarse el estandarte polaco, del que ya no volveremos a tener noticias, pero curiosamente años después reaparecieron en la Capilla Real de San Fernando los otros dos, es decir, aquellos que reclamaba la Junta en 1810. Por desgracia ni las actas catedralicias, ni las propias de dicha Real Capilla nos proporcionan noticia alguna acerca de cómo y cuando llegaron allí estos dos trofeos, pero podemos suponer que fueron depositados poco después de la reconquista de la ciudad, en 1812, y de forma discreta, por algún miembro de la Regencia del Reino, entidad que había sucedido a la antigua Junta, cumpliendo así con lo ya dispuesto por aquella desde finales de 1809. En 1889 el historiados hispalense J. Gestoso publicó, bajo el título de «Glorias Nacionales», una lámina a color del estandarte del primer escuadrón de lanceros «que se custodia en la Real Capilla de San Fernando de esta ciudad», pero identificándolo erróneamente como «procedente de la batalla de Bailén», y al año siguiente, el mismo autor, en su «Sevilla turística y monumental», detallaba que eran dos los estandartes polacos existentes en dicha Real Capilla, pero relacionándolos nuevamente con Bailén, ignorando sin duda que en dicha batalla no combatió este regimiento, así como que


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todos los trofeos tomados en la misma habían sido recuperados por el Rey José al ocupar la ciudad en 18107. Actualmente el Cabildo sevillano solo conserva el estandarte del 2º escuadrón8, pues el del 1º pasó, hacia 1910 y por medios truculentos, al Musée de l’armee (Paris), en cuyos almacenes se encuentra actualmente, enmarcado entre dos cristales, y sin referencia alguna a haber sido tomado por los españoles.

II.- LOS TROFEOS DE LA ALBUERA (16 de mayo de 1811) Era tradición militar, no siempre cumplida, el que un regimiento que perdiese sus banderas o estandartes en combate no pudiese recibir otros nuevos hasta haber logrado tomar un número igual de trofeos al enemigo, y en el caso de los lanceros del Vístula esto no era tarea fácil, pues tras haber perdido sus 4 estandartes en los Yébenes parecía imposible el lograr tomar 4 banderas a los aliados.

El Coronel Konopka en La Albuera (F. Ternisien, París 1821) 7  8

ORANDO, Luis: «Los Trofeos de Bailén», en Historia y Vida nº 223 (1986), pp. 35-40. S Restaurado en 2007 y junto a otras históricas enseñas, entre las que destacan los estandartes y fundas de los timbales de la Brigada de Carabineros Reales.


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Pero tras más de dos años sin estandartes la ocasión se les presentó en la Albuera, y no cabe duda de que supieron aprovecharla bien. No obstante, ya no recibiría nuevos estandartes, pues por decreto Imperial del 18 de junio de 1811 dejaron de existir como tales en Sevilla, sirviendo de base para el nuevo «7º Rgto. de caballos ligeros lanceros» (ChevauLégers-Lanciers). Volviendo al tema de los trofeos vemos que las distintas fuentes consultadas dan unas cifras muy distintas, acerca del número de banderas y guiones tomados por uno y otro bando en el transcurso de esta sangrienta batalla, tendiendo siempre a disminuir las perdidas propias y a aumentar las del enemigo. Afortunadamente, y gracias a los estudios de los Vexilólogos franceses Pierre Charrié9 y Jean Regnault10, hoy podemos afirmar las banderas tomadas por la caballería imperial a los británicos en esta batalla fueron 6 (4 completas y 2 astas con algunos fragmentos de paño), y que los españoles lograron tomar a los imperiales 1 bandera, sin su águila. Por su parte los ingleses, que en esta ocasión no lograron tomar trofeo alguno, se limitan en sus escritos a intentar minimizar la importancia de los perdidos por ellos11, así como a silenciar totalmente el tomado por sus aliados españoles. II-1.-Trofeos tomados por los Imperiales En un primer ataque francés, la 1ª Brigada de la División Girard chocó con las Reales Guardias Españolas, que lograron rechazarlas exitosamente, y a continuación Beresford decidió enviar para apoyar su derecha a la división inglesa de Stewart, cuya brigada Colborne llegó la primera, desplegando tres de sus batallones (el 1º del 3er. Rgto., y los segundos de los rgtos. 48 y 66), mientras que el restante (el 1º del 31) permanecía todavía en columna un poco más atrás.

9

10

11

General REGNAULT, Jean: «Les drapeaux anglais d’Albuera et de Berg-op-Zoom au Musée de l’aemée», en Revue de la Societé des Amis du Musee de l’Armée, nº 69, 1965, p. 26-32. FRASER: The soldiers whom Wellington led, London 1913. Sólo reconoce una, y más recientemente FLETCHER, Ian: Wellington’s Regiments, Kent 1994, reconoce las dos del 66º. Las del 3º eran algo especiales, pues en su centro lucían un dragón verde, y sobre el centro de la Union Jack un óvalo blanco con «3 rd Regt or Buffs», y además en la Regimental el lema VETERI FRONDESCIT HONORE, a los pies del dragón, y en tres de sus esquinas una rosa coronada.


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The flag (William Barnes Wollen, National Army Museum, London)

Pero cuando todavía estaban desplegándose, se produjo un segundo ataque francés, cuya infantería de la 2ª Brigada Girard fue rechazada por las Guardias Españolas, al igual que la anterior, pero a su derecha la gran masa de caballería, compuesta por los famosos lanceros polacos de la Legión del Vístula, y los regimientos franceses 2º y 10º de húsares y 20º de dragones, logró sorprender a la Brigada inglesa de Colborne cuando todavía se hallaba desplegándose. En menos de siete minutos dicha brigada dejó de existir, salvándose únicamente el rezagado bon. del 31º, que logró formar el cuadro. Cada uno de sus batallones tenía dos banderas, una llamada Real, con la Unión Jack ocupando todo su paño, y otra llamada Regimental, del color de la divisa del regimiento, con una pequeña Unión Jack en su cantón superior al asta, y ambas con un escudo central en el que figuraba bordado el número del Regimiento12. 12

Verillon, p. 79.


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El total de banderas perdidas por los británicos en esta famosa carga fue de 6: una de ellas, perteneciente al 48º Rgto., fue tomada por el Marechal des logis del 10º de húsares Dion d’Aumont, y las 5 restantes lo fueron por los lanceros del Vístula, cuyo Coronel Konopka, levantando una de ellas gritó a la infantería francesa, «amigos míos manteneos firmes, la victoria esta con nosotros, he aquí las banderas que solo mi regimiento viene de tomar»13. Estas banderas, en realidad 4 completas y 2 reducidas al asta con su moharra y tan solo algunos fragmentos de sus paños, fueron enviadas por Soult a París, por mediación del Capitán Laffite, del 26º de dragones, Escudo central de la bandera Real del 48º quedando depositadas de momento de línea (Aa 149, Musée de l’Armée, París) en casa de Berthier, hasta su solemne presentación en las Tullerías el 15 de agosto de 1811, junto a otras 200 banderas tomadas a los españoles en las últimas campañas, en el curso de un brillante acto que pretendía ser una respuesta elocuente a la parada organizada en Londres el 18 de mayo para recibir el águila del 8º tomada en Barrossa. En 1814 se salvaron de ser destruidas, permaneciendo ocultas hasta el 5 en abril de 1827, día en el que 5 de ellas reaparecieron en el Museo de Artillería; la desaparecida fue la Real del 3º, reducida ya en el momento de su captura a apenas a unos jirones. En 1830 tuvo lugar una revolución en París, y el populacho penetró en el Museo haciendo desaparecer algunas armas y banderas, y entre ellas la Real del 66º Rgto. En 1831 las 4 restantes pasaron a ser colocadas en las cornisas de la iglesia de los Inválidos, y allí les sorprendió el 11 de agosto de 1851 un incendio, ocurrido durante los funerales del Mariscal Sebastiani. El fuego destruyó totalmente la bandera Regimental del 66º, mientras que de la Real del 48º sólo se salvó su escudo central, y de las Regi13

CLOSE: Diary, p. 32.


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mentales del 3º y del 48º pequeños fragmentos de sus paños y parte de la Unión Jack que figuraba junto al asta. El 26 de febrero de 1861 el General Duffourc d’Antist donó a los Inválidos su colección de banderas, y entre ellas la Real del 66º, que como hemos visto había sido robada por el populacho en 1830, y que posteriormente debió ser comprada por este incansable coleccionista. Para concluir creo interesante resumir la información reconocida por los ingleses acerca de las pérdidas sufridas en la Albuera por cada uno de los tres bones. de Colborne: -Primer Bon. del Rgto. nº 3 East Kent «The Buffs». Su divisa: anteada. Fue el primero en ser atacado, contando en ese momento en línea con 24 oficiales y 750 soldados, de los que al día siguiente solo subsistirían 5 oficiales y 134 soldados. Su bandera Real era portada por el abanderado Walsh, de 16 años de edad, y una vez muertos todos los hombres de su escolta se colocaron a su alrededor media docena de soldados para intentar defenderla. En medio de este combate fue Walsh malherido, siendo su bandera recogida por el teniente Latham, quien la defendió con su sable desesperadamente, logrando- lleno de golpes y pateado por los caballos- arrancar la tela de su asta y ocultarla bajo su cuerpo. Al final de la jornada el sargento Gough, del 7º de fusileros reales, la hallaría ensangrentada bajo el cuerpo del teniente, el cual, aunque desfigurado, logró sobrevivir. En cuanto a la bandera regimental, era su abanderado Edward Thomas, de tan solo 15 años de edad, y habiendo sido su compañía volatilizada por la carga y rodeado de jinetes, un oficial francés le pidió que entregase su bandera, y al negarse cayó instantáneamente al suelo atravesado por una lanza. «La bandera fue tomada, escribe Fraser, pero recuperada mas tarde», sin explicar cuando ni como; otras fuentes dicen que la Brigada de Fusileros, logró recuperar casi todo su paño, pero no el asta. «Nuestras banderas- escribió mas tarde un oficial de los Buffs- tomadas y recuperadas tres veces, siguen todavía en nuestro poder, fijadas sobre dos alabardas». De hecho ambas fuentes tienen razón, pues los polacos tomaron sus astas, con las moharras y cordones, así como parte del paño, mientras que los ingleses lograron arrancar y ocultar las partes restantes de estos. El aniversario de La Albuera es hoy «El día del Rgto».


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-Segundo Bon. del Rgto. nº 48 Northamptonshire. Su divisa: anteada. Sus pérdidas fueron numerosas: 7 oficiales muertos y 23 heridos, con 392 hombres fuera de combate; y los mismos ingleses reconocieron la pérdida de sus dos banderas, ¡ tras perder 4 abanderados!, como podemos comprobar por el testimonios de su Teniente Edward Close14. Una de ellas fue tomada por el Marechal des Logis (sargento) MichelFrançois-Dion d’Aumont15, del 10º de húsares, y el escudete central de la Real se conserva en el Musée de l’armée de Paris. -Segundo Bon. del Rgto. nº 66 Berkshire. Su divisa: verde amarillento. Fue el más castigado. De su fuerza de poco más de 400 hombres, tuvo 16 oficiales y 310 hombres fuera de combate, y al día siguiente solo lograba reunir 53 bayonetas. Entre los muertos estaba el mayor Benning, comandante del bon., y los abanderados Walker y Colter. Una carta del Teniente del 66º George Crompton, escrita el 18 de mayo de 181116, dice; «¡oh que día fue aquel! El peor de la historia, yo no lo he contado. Nuestras banderas fueron tomadas. Ya le conté que dos abanderados debajo de ellas; sus sargentos sufrieron el mismo destino. Un sargento cogió un fusil para defenderlas, pero fue alcanzado en el corazón. ¿Qué se podía hacer contra la caballería?. Otro testimonio, el del Teniente Robert Brown Dobbin17 : «Siento decir que los franceses tomaron nuestras banderas, pero no hasta haber matado a 2 oficiales, herido a otros 2, y 9 sargentos muertos y heridos defendiéndolas». Los restos de este bon. formarán después un bon. provisional con el 2º del 31, que sí conservaba sus banderas. La revista de inspección pasada en Roncesvalles en 1813 decía: «El medio bon. del 66º no tiene banderas, pues estas casi nuevas han sido enviadas a Lisboa en 1812» es la prueba innegable de la pérdida de las anteriores en La Albuera18, y además la Real aún subsiste en París�.

14

sto le supuso lograr la Legión de Honor. E Journal of the Society for Army Historical Research, Vol. 1 (1921-22), pp. 130-131. 16  DOBBIN, carta a su tía, 23 mayo 1811. 17  Este Rgto. tenía mala suerte, ya que estas nuevas banderas, a su regreso a Inglaterra fueron enviadas a Plymouth, mientras que la unidad fue a Bristol, y se extraviaron (Informe de Inspección del General Howard 20-IV-1815). 18  .El Teniente John Clarke, prisionero que logró escapar, escribió después que una de las banderas fue salvada, pero se trata de una confusión debida a una mala interpretación de un texto de la época que en realidad se refiere a una bandera del 7º rgto. Clarke, Narrative in Groves, History of the 66 th. P. 54. 15


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II-2.-Trofeos tomados por los españoles Tras la destrucción de la Brigada Colborne, las también británicas de Abercrombie, Houghton y Myers pasaron a primera línea, lanzando un contraataque, que fue rechazado por los imperiales tras causarles gravísimas pérdidas, y a continuación la Brigada Werle protagonizó el tercer y último ataque francés. En ese momento las tropas españolas volvieron a situarse en primera línea, reemplazando a las británicas que regresaban de su frustrado ataque, y ante la sorpresa de los franceses, cargaron contra ellos: los españoles de Lardizabal por la derecha, y los británicos de Kemmis por la izquierda, al tiempo que los españoles de Ballesteros y Zayas mantenían el centro, y mas a la izquierda los portugueses de Harvey lograban rechazar a los lanceros polacos que con una desesperada carga intentaban auxiliar a sus camaradas de la infantería. El choque fue durísimo, pero como cuenta el mismo Lardizaban».. la muerte del general Werlé, que conducía la columna enemiga, la toma del guión de los Polacos por el Regimiento de Murcia, y la mucha pérdida que tuvieron en el acto, les intimó en términos, que huyeron precipitadamente....».

El 2º de Húsares en La Albuera (E. Detaille, Ebd 22, Musée de l’Armée, Paris)


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Efectivamente la muerte de Werle hizo sembrar el desánimo entre sus tropas, que de sus 5611 hombres sufrieron un total de 1448 bajas, es decir un 25,8% de su fuerza19. En cuanto al llamado por Lardizabal «guión de los polacos»20, se trató en realidad y como después veremos de la bandera del 55º regimiento de línea, la cual, junto a su águila de bronce21, se vio envuelta en una lucha cuerpo a cuerpo22, en el curso de la Bandera Real del 66º Rgto. cual fue momentáneamente arranca(Musée de l’Armée, París) da de las manos de su abanderado, el teniente Auzerac, por unos soldados aliados, pero observada esta escena por el también teniente l’Heureux, acudió en su auxilio con un grupo de veteranos que lograron recuperarla23, o mejor dicho, lograron recuperar lo realmente importante para ellos, es decir el águila, quedando su paño en manos del enemigo. Pero…¿que nacionalidad tenían los soldados que tomaron este trofeo?. Como hemos dicho la columna de Werle fue atacada por españoles y británicos, y aunque estos últimos suelen atribuirse injustamente todo el mérito de esta victoria, lo cierto es que Lardizábal en su parte de la batalla -como ya hemos visto- cita concretamente al Rgto. de Murcia como captor de esta bandera24, mientras que las fuentes británicas no hablan de trofeo alguno, 19  20

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23  24

1 2º ligero: 2164 plazas/769 bajas. 55º de línea: 1805 plazas/351 bajas y 58º de línea: 1642 plazas/328 bajas. SAÑUDO BAYÓN, Juan José: La Albuera 1811, Madrid 2006, p. 30. Los lanceros polacos del Vístula carecían de guiones tras haberlos perdido el año anterior en los Yébenes, y además la caballería ligera nunca llevaba sus insignias al combate. El 55º de línea, había recibido sus 3 águilas en 1804 (1 por batallón), perdiendo una de ellas con su bandera en Eylau. En 1812 una de sus 2 águilas fue enviada a Francia, siguiendo con la otra en España hasta regresar a Francia en 1813. Una de sus águilas se conserva en el Musée de l’armée (París), procedente de Potsdam. CHARRIÉ, Pierre: Drapeaux et etendards de la Revolution et de l’Empire, Copernic, París 1982, p. 209. Su Coronel Schwitter, después de ver morir sucesivamente a dos caballos, resultó herido en la pierna y aún montó un tercero dando ejemplo de tenacidad a sus hombres, mientras que el veterano capitán Martín Lacroix, tras haber sido herido en la cabeza por una bala de mosquete, daba un salto gritándo ¡En avant!, justo antes de perder la consciencia. MARTIN: Le 55e. Régiment, pp. 70-1. Noticia igualmente recogida por Clonard en el historial del Rgto. Murcia. SOTTO AGUILAR, Serafín, Conde Clonard: História Orgánica de las armas de Infantería y Caballería, 1851.


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lo cual sería incomprensible en caso de haber sido tomada por ellos, máxime siendo que acababan de perder 6 banderas a manos de la caballería imperial. El parte oficial del Estado Mayor español exageraba al decir: «los enemigos perdieron mas de 9.000 hombres25entre ellos los Generales Werlé y Pepín que fueron muertos; Marranxin, Gazan y Brayer heridos: y muchos Gefes y Oficiales de graduación, 3 banderas Bandera del 55º de Línea é infinidad de armas y Despojos» ,y el 23 de (infografía por L. Letrun) mayo, festividad de la Ascensión y solo siete días después de la batalla, se presentó en Cádiz D. Sebastian Llano, Ayuda de Campo del General Blake, para dar oficialmente a las Cortes noticia de la victoria y entregarles la bandera ya citada. Ese día y según el «Diario de sesiones de las Cortes Generales y Extraordinarias» fue admitido en su barandilla y tras una pequeña alocución exaltando la victoria aliada, concluyó diciendo: «De tres banderas que se han cogido al enemigo, tengo el honor de presentar esta a V.M. como tributo debido a la Nación que representa»26, y el corresponsal del Diario de Mallorca añade y confirma lo que ya suponíamos: «la bandera fue colocada por el edecán, de orden y a presencia de las Cortes, a los pies del retrato de Fernando VII. Es la del Regimiento nº 55 de línea» 27. A continuación se acordó que «se enviase aquella bandera a un templo consagrado a la Patrona de las Españas; pero habiendo hecho reflexionar el Sr. Garcia Herreros que el salón del Congreso después de disolverse las Cortes había de volver a ser templo (oratorio de San Felipe Neri), pidió y se acordó que se conservase perpetuamente allí, donde desde luego se había presentado». Y allí quedó, juntándosele después el águila y las dos banderolas del 52º Rgto. de línea francés, procedente de la capitulación de Pamplona (31-X-1813), ofrecidas por las Cortes a los padres de San Felipe en agradecimiento por haber acogido allí sus primeras sesiones28, y en 1814 sabemos que el águila y una de las banderolas fueron llevadas a Madrid, pero lamentablemente no sabemos nada acerca de lo ocurrido con la bandera del 55º a partir de ese momento, siendo mas que probable el que desapareciese durante la intervención francesa de los Cien mil Hijos de San Luis (1823). 25  26  27  28

n realidad fueron unos 5.400, frente a 4.500 anglo-portugueses y 1.650 españoles. E Las otras dos no se colocaron nunca… porque no existieron. «Crónica del 24 de mayo», en Diario de Mallorca, nº 173, 22 de junio de 1811. Del 24-I-1811 al 14-X-1813.


DOCUMENTOS SOBRE LA CAMPAÑA DE LA ALBUERA • ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID. (INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR)

• ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL


TRANSCRIPCIÓN DE DOCUMENTOS DE AUTOR ANÓNIMO SOBRE LA CAMPAÑA DE LA ALBUERA, CONSERVADOS EN EL ARCHIVO GENERAL MILITAR DE MADRID (AGMM) DEL INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR Nota: Estos documentos constan de una colección de cartas anónimas redactadas en el mismo teatro de operaciones de la campaña de la Albuera de marzo a junio de 1811. Su autor formaba parte del cuartel general de Castaños, y su destinatario parece ser alguna persona de las Cortes o de la Regencia en la plaza de Cádiz. [Relaciones entre los aliados y planes de campaña] s.l, s.f. [finales de Marzo de 1811] Crítica reservada para noticia de los escogidos. El puente de los aliados delante de Jurumeña se lo llevó el rio como era natural visto lo que dixe en otro papel y si nos hubiesemos empeñado de repente en el sitio de Badajoz, sabe Dios lo que ahora nos hubiera sucedido, pues los franceses se hubieran mantenido sobre Llerena y todos estos pueblos de Bornos (sic) y nosotros pereceriamos de hambre. El Mariscal Wellington hizo la galantería de mandar al Genl. Beresford obedeciere quanto le mandare Castaños; pero al mismo tiempo se le manifestó incomodado de que las tropas aliadas hubiesen adelantado tanto, debiendo haber sido lo primero la toma de Badajoz y que en conseqcia se tratase del sitio con preferencia à todo1. 1

a toma de Badajoz constituyó la obsesión para Wellington, quién no había apreciado L su importancia estratégica, no atendiendo las peticiones cursadas por los españoles que provocaron la derrota del Gévora y consecuente caída de la plaza. Además, la recuperación de una ciudad resultaba más «mediática» para la opinión pública inglesa que una operación de envergadura para levantar el asedio de Cádiz como deseaban los españoles.


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Ya sabemos por qué no se empezó el sitio de Badajoz inmediatamente después del de Olivenza y la expercia nos demuestra quan acertado fue asegurar el pais y las subsistencias pocas o muchas que pueda prestar; pero ¿se tratará ahora del sitio de Badajoz con preferencia a todo como quiere Wellington?... Aquí está el busilis y vamos reflexionando. Blake está en los Castillejos y reunido que sea con Vallesteros juntará un total de 12 à 13 mil hombres con 1500 caballos; cuyas fuerzas con las mijadillas del 5º Exto. y el fuerte del aliado son mas que suficientes para plantarse en Sevilla lindamente, batiendo a Soult con todo lo que tiene o pueda tener en esta ocasión; de consigte se levanta el sitio de Cadiz, se salva la Andalucia y en este caso Badajoz debe capitular, tal vez ahorrando el ponerle sitio formal: es decir que de una vez se consiguen todos los objetos con menos trabajo; pero si nos entretenemos ahora con Badajoz, que para el día podemos decir nada nos importa aunque para lo subcesivo es de la mayor consideración tener aquella plaza, resulta que la tomaremos dentro de 20 dias o un mes y en este tiempo no sabemos qué refuerzos pueda recibir Soult segun la variación que hagan en la (sic) plan de operaciones los enemigos y entonces, tal vez no podremos ir a Sevilla con la facilidad que ahora y quizas tendremos que limitar nuestras operaciones a solo la Extremadura. Parece por este modo de reflexion que no debe haber duda en el partido que se ha de tomar; pero ¿cómo se toma si Wellington ha prevenido a Beresford que lo primero ha de ser Badajoz?... Beresford está a las ordenes de Wellington: Beresford está convencido de que debemos ir a Sevilla; pero Wellington no querrá que adelante tanto que no puedan contar con sus tropas quando le de la gana para llevarlas otras vez a las indias y mas si entre tanto, reunido Bessieres a Massena, le apretasen un poco. Por todas estas razones infiero, con la previsión que debemos tener hacia nuestros aliados, que Wellington no quiere mas operaciones por parte de Beresford que la toma de Badajoz y verificada esta dirá, tal vez y sin tal vez, que ya ha cumplido lo que ofreció de salvar a Badajoz y que Beresford vaya con las tropas à reunirsele pues se ve amenazado o comprometido. No obstante esto Castaños da el paso con Beresford à ver si puede obligarlo à que vayamos sobre Sevilla; conoce que Beresford se compromete en esto con Wellington, pero hayer fue a tratar de esto al Qtel. Gnral. de Beresford que por su parte esta convencido, aunque dice que no le queda recurso para dexar de obedecer la orden de Wellington tan terminante; pero en tales circunstancias Castaños escribe à Wellington para ver si puede convencerle tanbien en cuyo caso creo que haremos la campaña mas brillante que puede deverse.


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Aun para enviar la columna movil del Exto. aliado sobre Azuaga y Belalcázar ha sido menester Dios y ayuda condescendiendo à ello Beresford con la condición de que Castaños y él escriban a Wellington haciendole ver lo interesante de esta operación mientras se establece el puente sobre el Guadiana y se puede emprender el sitio de Badajoz. Conviene tener presentes estas circunstancias para saber responder à los que digan: ¿por qué no se hace esto, lo otro o lo de mas allá?...2 No se diga quien lo escribe pero sirva para poder argüir con datos positivos como si fuesen reflexiones que cada uno haga por sí. Mucho nos ha servido el Exto. aliado porque sin él no podriamos haber puesto el pie en Extremadura; pero quien se ha batido con los enemigos casi diariamente ha sido nuestra caballª al mando del conde de Penne de un modo brillantísimo y puede decirse que ahora es quando esta arma ha enpezado a maniobrar con conocimiento y que hasta ahora no se ha savido hacer uso de ella3. Si Castaños tubiese otros tres generales subalternos como el conde de Penne ya podia prometerse ser el restaurador de España. ¿Quien querra creer que en el deplorable estado en que han quedado las cortisimas reliquias de este 5º Exto., solo 450 caballos, hayan atacado, batido y perseguido tantas veces à mas de mil y 400 que manda Latour Maubourg?... Es verdad que á este le infundia respeto saber que la caballª inglesa podría ir en socorro de la nuestra, pero el conde de Penne se fue a Llerena con su puñado de españoles quedando los ingleses à 7 leguas de nosotros y ha permanecido así 11 dias teniendo todos ellos à los enemigos de visita por todos lados para reconocer los puestos y esperando de un momento á otro ser atacados; solo en la accion del 16 sobre Los Santos fue socorrido por un esquadron inglés; todo lo demas el solo lo ha sufrido con la vigilancia de estar noche y dia con la brida en mano. Por fin, de resultas de la accion del 28, se ha conseguido pase à Usagre alguna caballeria de los aliados y con esto el conde de Penne puede estar mas tranquilo: esto es un lidiar continuo teniendo que contemplar tantas gaytas. Sabemos que por ahí se anuncian grandes fuerzas a nuestro 5º Exto., unos dicen 15, otros 20 mil hombres, pero para servicio de V.M. no llegan à 4 mil las bayonetas ni à 800 los caballos: gente habrá pronto pero ¿y fusiles

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l autor de estos informes se refiere a las frecuentes críticas que se producían en Cádiz E en la época, en prensa y en las Cortes contra la actuación del Ejército español, con desconocimiento evidente de la situación real en que se operaba y combatía. La actuación de la caballería española del 5º Ejército fue destacada durante la campaña, a pesar de las frecuentes opiniones críticas británicas como la de D’Urban, jefe de estado mayor del Mariscal Beresford.


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y caballos y víveres y dinero? Y si mañana o el otro se retira Beresford (como es de esperar), quid faciendum? (AGMM, Colecc. SH Militar, 2ª Secc. GI, Rollo 2, Legº 3, Carpeta 30)

[Comienza el primer asedio de Badajoz. Movimientos previos a la batalla] s.l., s. f. [15 de Mayo de 1811] El dia 10 debian haber roto el fuego las baterias contra Badajoz pero no pudieron verificarlo por no haberse concluido como se creyo el dia anterior, y por este motivo se anuncio en el diario del 10 que marcho por extraordinario aquella mañana y se dio por supuesto que aquel dia empezaba el fuego de sus baterias. El mismo dia 10 hizo la guarnicion de la plaza una salida por el fuerte de San Cristóbal con unos mil hombres contra la bateria que tiene inmediata: los trabajadores se retiraron y apenas llegaron los enemigos à ella fueron cargados por las tropas portuguesas que la defienden: los franceses huyeron al instante sin haber hecho daño alguno: el Regimiento portugues nº 17 les persiguio hasta la entrada del fuerte, cuya demasía les expuso al fuego de metralla y fusileria del fuerte que les causo bastante daño. El dia 11 muy temprano rompio el fuego la bateria contra San Cristóbal con quatro piezas de à 24 y dos obuses de à 9. A las 9 y media de la mañana lo empezó igualmente la bateria del Almendro contra la Picuriña con quatro piezas de à 24 y un obus de à 9. La bateria del Cerro del Viento contra Pardaleras aun no estaba concluida: la plaza hizo mucho fuego aquella mañana, por la tarde con lentitud y por la noche lo aumentó algo; otra bateria hay establecida sobre el camino de Yelves. A las doce del dia se recibieron pliegos de Blake que avisaban la venida de Soult sobre Extremadura con todas las fuerzas que habia podido reunir y que en consecuencia se ponia en marcha con sus tropas hacia Valverde de Leganés para reunirse con el Exto. aliado en la posicion que estaba acordada con Wellington para este caso. El conde de Penne Villemur dio el mismo aviso y executó igualmente el movimiento de replegarse hacia Villafranca mientras la vanguardia enemiga al mando de Latour Maubourg se adelantaba por Guadalcanal y Llerena y el exercito aliado se puso por consecuencia en movimiento para ocupar la posicion señalada y esperar al enemigo.


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Este movimiento general de reunion se continuo el dia 12 y el 13 quedaron establecidos los cuarteles generales de los exercitos en Barcarrota el de Blake, en Valverde el de Beresford y en Olivenza el de Castaños por no caber en Valverde con algunos ayudantes para estar al lado de Beresford. La Brigada del general ingles Coll y 2000 hombres del 5º exercito han quedado en el bloqueo de Badajoz continuando las obras del sitio de donde se ha retirado la artilleria. Las noticias mas constantes son de que (sic) Soult viene con 18 mil hombres entre ellos 3 mil de caballeria y numerosa artilleria. Antes de salir de Sevilla exhortó à sus soldados diciendoles que ivan a pelear contra Exercitos de diferentes naciones cuyos generales se disputaban el mando y habia sido preciso viniese el Presidente de la Regencia en persona para apaciguarlos; que hasta ahora habia peleado cada soldado frances contra dos y que venian a pelear cada uno contra tres pero vencerian porque las tropas que debian combatir son indisciplinadas y despreciables. Solo han quedado en los puertos unos 4000 hombres según todas las noticias. El dia 13 al amanecer se recibieron pliegos de Lord Wellington del dia 11 avisando que Massena despues de vanos esfuerzos y escarmentado se habia puesto [por] 2ª vez en completa retirada hacia Salamanca y en consecuencia venian ya marchando considerables refuerzos à Beresford y el mismo Wellington en persona si no hay algun incidente que se lo impida: esta determinación de Lord Wellington parece ser resultas del pliego que le dirigio el General Castaños convidandole para una brillantisima campaña por esta parte sobre Andalucia. El dia 14 avisa Lord Wellington que la guarnicion de Almeida habia abandonado aquella plaza dexando cargados los hornillos pera volarla y con una mecha encendida que solo dio tres horas de tiempo y volaron los muros: la guarnición dividida en varias partidas à caido la mayor parte prisionera de guerra; asi se halla Lord Wellington ya desembarazado de aquel sitio y es regular vuelba à dar una vuelta por aquí. Dia 15. Hayer 14 entro en Almendralejo una division enemiga de infantería con artilleria y dos esquadrones de caballeria en el Acebuchal. Es regular que esta mañana se hayan avistado y tiroteado sus descubiertas con las nuestras de Santa Marta. Por Fuente del Maestre se ha presentado del mismo modo y una columna movil parece dirigirse hacia Merida. Parece que la suerte se complace en mortificarnos de todos modos: la noche pasada ha llovido terriblemente y aun hoy continua aunque poco.


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A las 10 de la mañana están las tropas combinadas en movimiento para tomar la posicion sobre Albuera, quedando la izquierda como [a] una legua de Badajoz, esperando asi à Soult. Se ha retirado toda la artilleria y efectos del sitio. El General Blake pasa revista à las tropas de Vallesteros y se quedo atónito asi como su estado mayor y oficialidad al verlas maniobrar en linea como ningunas pueden hacerlo4. (AGMM, Colecc. SH Militar, 2ª Secc. GI, Rollo 2, Legº 3- Carpeta 32. n. expedte. 6)

[Relato de la batalla de la Albuera] s.l., 19 de Mayo [de 1811] Desde el dia 15 hasta el de la fecha no ha sido posible escribir las ocurrencias por estar en las alturas de la Albuera al raso, sufriendo noche y dia continuos aguaceros. Los sucesos de estos dias han sido interesantisimos, no habiendo ahora tiempo para detallarlos porque va a marchar el correo. Bastara decir que el dia 16 se gano la victoria mas interesante para esta epoca. Las tropas de Black (sic) se reunieron al Exto. aliado sobre las alturas de la Albuera à las 11 de la noche del dia 15. Soult con 26.000 hombres inclusos 4.000 caballos y con 40 piezas de artilleria ataco nuestra posicion en la mañana del 16. Hizo un fingido ataque acia el centro de la linea pero con la mayor parte de sus fuerzas dirigio el ataque verdadero sobre nuestro flanco derecho que ocupaban las tropas españolas. Su intento era envolver nuestra linea por la espalda pero fue tan bien recibido y se maniobró con tanto acierto y velocidad que no pudo penetrar y fue rechazado constantemente en todos sus ataques. Siete horas5 de fuego horroroso de artilleria y fusileria a corta distancia, acompañada de cargas de caballeria, no podian 4

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a División de Ballesteros operaba en el condado de Niebla y se unió a las tropas expeL dicionarias de Blake. Parte de la batalla enviado por el general Beresford a Wellington: «Aunque por desgracia no puedo indicar los cuerpos ni muchos individuos de las tropas españolas que se distinguieron, sin embargo no dexaré de mencionar las del general Ballesteros, cuyo valor fue sobresaliente, así como el del cuerpo que mandaba». Esta duración no coincide con otros testimonios de la batalla. Burriel, jefe de Estado Mayor de Blake, dice que «lo fuerte de la acción» duró tres horas; según Beresford se combatió desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche, mientras que el memorialista francés Lapéne habla de un choque de apenas hora y media.


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dexar de producir efectos muy sangrientos: mas de tres mil muertos quedaron en el campo de batalla, horroroso espectáculo porque los repetidos aguaceros que cayeron durante la accion lavaron la sangre de los cadáveres y de una multitud de heridos que enrogecían los arroyos de las vertientes. El enemigo al fin tubo que abandonar el campo de batalla con perdida de siete mil hombres; la nuestra es bastante considerable pero muy inferior. Los dos generales franceses Verlé y Pepin, muertos, Gazán, Brix (sic) y otro gravemente heridos con mas de cuatrocientos oficiales. Este ha sido el fruto de la venida del presuntuoso y enojado Soult à Extremadura. El 17 fue menester ocuparse en dar socorro à los heridos nuestros y los que dexó en el campo el enemigo por no poderlos retirar à los bosques y alturas donde se refugiaron los enemigos, no habiendo sido prudente atacarlos alli porque la continuidad de las lluvias y el terreno del valle que separaba su posicion de la nuestra, lleno de lodazales, hubieran naturalmente frustrado la empresa y aun ocasionado alguna resulta desgraciada. Hayer 18 antes de amanecer tomó Soult à buen partido el retirarse con sus ganancias, tomando el mismo camino que trajo por Villalva y Almendralejo. El conde de Penne Villemur con la caballeria, la Division à vanguardia del general Lardizabal y algunos batallones ingleses de tropas ligeras le persiguen y observan de cerca. Badajoz se ha llevado el chasco de haber hecho el gasto sin provecho, pues tenia preparados los alojamientos y obsequios para Soult y demas generales que no llegaron siquiera à ver la plaza de lexos. No es posible escribir mas pero esto basta para inferir que hemos logrado una victoria, la mas interesante, y que se ha disputado con prodigalidad la sangre. Los resultados se dexaran conocer bien lejos de aquí y es natural que pronto se vean los efectos. De mañana a pasado mañana esperamos a Lord Wellington con 10.000 ingleses de refuerzo para regalar al sr. Soult si vuelve o para convidarle donde haga alto en la retirada tan ignominiosa como la arrogancia de su venida. Han sido marabillosos el orden, la union y fraternidad con que han maniobrado y se han protegido mutuamente las tropas mezcladas de las tres naciones: no se oye à los ingleses y portugueses sino elogios del valor y firmeza de las tropas españolas; y à estos celebrar del mismo modo à aquellos. Beresford, Blake y Castaños han procedido de acuerdo en todo y asi los resultados han sido felices. Esto va escrito tan deprisa que no tendrá pies ni cabeza. (AGMM, Colecc. SH Militar, 2ª Secc. GI, Rollo 2, Legº 3-Carpeta 32, n. expedte. 7)


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[Importancia del papel de Castaños como impulsor de la campaña] Olivenza, 31 de Mayo de 1811 El dia 26 quando volvimos de Yelves al quartel general de Valverde pasamos por esta de Olivenza donde Castaños quiso visitar y visito los heridos. A las dos de la tarde llego Beresford à Olivenza que pasaba à establecer su quartel general à Yelves. Se encontro en la calle con Castaños que ambos ivan à visitarse uno à otro y estando mas inmediatos al alojamiento de Beresford, subieron à la casa. Lo primero que este le dixo à Castaños en tono jocoso fue que aun no le perdonaba ni le perdonaria jamas el que le hubiese obligado à dar la batalla de la Albuera, de modo que el hombre confiesa haber ganado una victoria por fuerza. En la primera vista que tuvo con Wellington Beresford, le recibio aquel diciendole: «—Hombre, no tiene V.M. cara de general victorioso. Seguramente Soult batido no puede tener un semblante mas melancolico». Respondio: «—Si, señor. Hemos vencido pero con perdida considerable». Le hizo Wellington las reflexiones regulares: que si pensaba que se batia à los franceses sin perder gente, si la guerra se hacia sin derramar sangre, etc. etc. Tal es el carácter de Beresford, con mucho valor personal pero en tratandose de perder un hombre es capaz de evitar por esta sola causa una batalla aunque importe la salvacion de un Reyno. El lord Wellington le envia à desempeñar su puesto en la Regencia de Portugal y parece toma el mando de este Exercito aliado el general Hill. Si Castaños no hubiera estado aquí, ni se da la batalla ni se hubiera hecho nada. Por lo demas, ha reynado entre los tres generales, Beresford, Blake y Castaños, la mas perfecta union. (AGMM, Colecc. SH Militar, 2ª Secc. GI, Rollo 2, Legº 3, Carpeta 32, n.º expedte. 12)

[El asedio de Badajoz. Su testimonio sobre la batalla de la Albuera] s.l., 22 de Junio de 1811 A ultimos de Mayo el Exercito aliado empezó segunda vez el sitio de Badajoz, anunciandose como empresa de ocho dias. No se admitió la proposicion de que las tropas del 5º Exercito ejecutasen por si solas los ataques contra la plaza, ni tampoco el que dirigieran separadamente el de alguno de sus frentes mientras los aliados lo verificasen por otro lado, ni aun se


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emplearon las tropas españolas en los trabajos de trincheras y baterias y unicamente se las destino al cerco ó bloqueo colocandolas en el Cerro del Viento al frente del fuerte de Pardaleras. Los aliados, pues, proyectaron y dirigieron las obras del sitio sin consultar para ello à los generales y gefes españoles: atacaron el fuerte de San Cristoval y se propusieron abrir brecha en el muro del castillo viejo de la plaza que ocupa lo mas elevado de la altura en que esta construido. El ataque contra San Cristoval pudo ser muy util si se hubiese conseguido abrir brecha capaz de asaltarse. Esto tenia sus dificultades pero no se emplearon todos los medios para lograrlo. La brecha del castillo viejo no podia ejecutarse ni aunque se hubiese abierto llegaria à ser practicable el asalto porque, derramandose los escombros del muro y terraplen de la muralla sobre la pendiente natural y escabrosa de la altura, necesitaria mucho tiempo con tropas de asalto para subir la cuesta, no podrían guardar formación al marchar por su aspereza y los que llegasen à la inmediación del muro acabarian tan fatigados que no es de creer pudiesen montar la brecha. Si à esto se añade el tener que sufrir los asaltantes el fuego de fusil de los sitiados en tan larga subida y el de los flancos –que estaban intactos- se debe conocer la temeridad de semejante asalto y quan inútil hubiera sido el sacrificio de las tropas destinadas à esta empresa. Las ideas que tendrian los aliados para no dexarnos hacer el sitio à los españoles, ni siquiera uno de los ataques ni aun tomar parecer de nuestros gefes o ingenieros parece no podian dimanar sino de tres objetos. 1ª Que la gloria de la reconquista de esta plaza fuese toda suya. 2ª La de entregarla gratis a las armas españolas, haciendo ver en este acto que los aliados no reconquistaban en España nada para si sino para Fernando 7º y detener de este modo la opinión que han querido introducir los franceses contra la buena fee (sic) y generosidad de los aliados. Y 3ª, la de vendernos ahora esta fineza para hacer merito de ella quando llegue el caso de ajustar cuentas. El primero de estos objetos tiene ademas un particular interes que es el de Lord Wellington, pues estando en el dia vinculada a su familia la fama y manejo del gobierno ingles, todo lo que sea añadir nuevos titulos à aquel vinculo debe ser del mayor interes para los Wellesley. Aunque todo esto fue bien conocido por los generales españoles, no habia medio de evitarlo porque sin artilleria de batir ni otros efectos de sitio nada podian emprender contra la plaza si no se lo prestaban los aliados. Al fin el sitio de Badajoz se hizo sin regla ni concierto, baxo la ridicula suposicion de que las murallas eran de manteca, que se asaltarian bruscamente o que à los ocho dias habian de rendirse los sitiados; y no parezca esto exagerado pues tan imbuidos estaban de especies semejantes que se admiraban mucho al ver que las murallas no se desplomaron al primer dia de fuego y


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que los franceses no trataban de ceder. Bien se han desengañado, bien conocen los disparates que han hecho y bastante se clama contra el ingeniero que ha dirigido el sitio y pasaba entre ellos por el mas famoso. (…) Quando ya conocio Lord Wellington que no podia tomar à Badajoz antes de la reunion de Soult con Marmont, mandó levantar el sitio sin consulta de los generales españoles y solo les aviso por escrito que tenia dadas las ordenes al intento, que toda la artilleria y efectos quedarian retirados del frente de la plaza aquella misma noche del dia en que escribia. Y que estaba decidido à retirarse à las inmediaciones de Yelves, proponiendo que el Exercito de Blake podia seguir el movimiento del aliado en Portugal o bien pasar al Condado de Niebla para llevar por alli sus operaciones y que el general Castaños haria bien en de permanecer baxo el apoyo del Exercito aliado. A una resolucion semejante que no pedia consulta, no habia que responder sino tomar cada uno su partido. En consequencia Blake determino pasar al condado de Niebla, cansado ya de aguantar contemplaciones y Castaños le agrego la fuerza disponible de su 5º Exercito. (…)

[La batalla de la Albuera y el papel jugado por españoles y británicos] En esta situacion Lord Wellington cree que la reunion de Soult y Marmont es por orden de su Emperador para invadir de nuevo Portugal por la provincia del Alentejo y que siendo su principal objeto y responsabilidad la defensa de Portugal, no trata de batirse contra fuerzas iguales sino con ventajas muy decididas y seguras para vencer; que en todo caso él no debe perder de vista la comunicacion con el mar y que en consequencia no debe Blake sugetar las operaciones con relacion à las ventajas que puedan producir à la situacion del Exercito aliado sino à las que mas le convengas a sí mismo. Y por ultimo que él no puede arriesgar nada, pues aun prescindiendo de lo que desmereceria su credito si perdiese una batalla, es bien seguro que solo el aventurarla redundaria en el mayor perjuicio de nuestra causa; porque si llegase à tener una accion en que sin ser vencido perdiese una parte considerable de sus tropas, por mas que el Gobierno ingles y aun el Parlamento aprobasen su conducta, no podrian contener al torrente del pueblo y se verian en la necesidad de mandar retirar de España todas las tropas inglesas; orden que se despacharia tan luego como llegase la noticia de la accion. Aun por esto temen mucho que no siente bien en Inglaterra la


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batalla de la Albuera, pareciendoles que perdieron mucha gente, perdida que hacen subir à 4.000 hombres pero es inconcebible cómo esto pueda ser y los que estuvimos en la batalla no podemos resolvernos à creerlo. La razon es que habiendo sufrido lo fuerte de la batalla desde el principio hasta el fin las tropas españolas, siendo estas en mayor numero que las inglesas que entraron en la accion y no habiendo tenido aquellas mas que 1.800 hombres entre muertos y heridos, parece imposible que los ingleses y portugueses hayan perdido 4.000. No se duda que perdieron mas que nosotros porque la imprudencia o barbaridad con que se metio à abanzar la Division de Stuart, descubriendo todo su flanco à la caballeria enemiga, la hizo sufrir una carga de esta que la puso en total desorden cogiendoles 700 prisioneros y en este golpe solo pudo estar la diferencia, pero no tanta como se dice. No hemos hecho la critica de esta batalla por falta de tiempo y como en campaña activa quando se dexa atrasado un asunto es imposible tener lugar para apuntarlo despues detalladamente sin dexar de la mano lo corriente del dia, no es posible ahora tratar de lo atrasado con la prolijidad que se quisiera y solo diremos que en el parte dado por Beresford sobre la batalla de la Albuera se dice que à pesar de la bizarria y esfuerzos de las tropas españolas, los enemigos ocuparon la altura que pretendian. Este modo de decir da lugar à mucha interpretación que algunos graduaran poco faborables al credito de nuestras tropas; pero si se advierte que el General Beresford debe cohonestar de algun modo el motivo imprudente o desatino que le ocasiono la perdida de aquella gente, se conocerá que hubo de buscar terminos ambiguos que, sin decir que los españoles cedieron el terreno –porque esto seria mentir à las claras- significase la necesidad de su esfuerzo para destruir las ventajas que iva adquiriendo ò podia adquirir el enemigo en aquel momento. Lo cierto es que los cuerpos ingleses de la Division de Stuart que abanzaron con poca prevencion y mucha impericia, desordenados por la caballeria enemiga, tubieron que volver en total desorden y al tropezar con nuestros batallones formados en batalla, estos abrieron claros para que pasasen los ingleses rebueltos à formarse à retaguardia y cerrando despues los claros, sostubieron su puesto rechazando al enemigo. Entonces era de ver à los soldados ingleses abrazar à los españoles de la tercera fila, exclamando con lagrimas: «¡Español forte!, ¡Bravo español!», etc. Esta escena, que todos presenciamos y de que doy por testigo al mismo Stuart, dice bastante. Tanbien calla concediendo el Sr. Beresford en su parte que perdieron en aquella carga de caballeria tres ó quatro piezas de artilleria que recobró inmediatamente nuestra caballeria. Pero volvamos al punto que dexamos para tratar como por incidencia la batalla de la Albuera que ya no es de este lugar.


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Lord Wellington habló bien claro à Castaños quando le manifesto la prudencia y circunspeccion con que debe obrar y aunque esto ya lo sabiamos, sin embargo es bueno tener estos datos positivos para no lisonjearnos de vanas esperanzas y contar solo hasta cierto punto con el apoyo inmediato de los aliados. (AGMM, Colecc. SH Militar, 2ª Secc. GI, Rollo 2, Legº 3, Carpeta 33)

[Crítica a la negativa de Beresford a atacar, perdiéndose la oportunidad de batir completamente a Soult] s.l., 27 de Junio de 1811 Cada dia se hace mas sensible la retirada del Exercito aliado de la Extremadura y el no haber admitido su proposito de atacar à Soult quando estaba en Llerena. Ya se dixo las ventajas que esto nos hubiera proporcionado aun en el caso de que Soult no hubiera querido batirse y sí retirarse, pero ahora que vamos viendo no ser las fuerzas reunidas de los enemigos tan considerables como indicaron las apariencias nos es sumamente doloroso haber tenido que depender de la voluntad de unos aliados que no podian exponerse en tales circunstancias à internarse ó abanzar en nuestro pais. A fee (sic) que si las fuerzas angloportuguesas hubieran sido nuestras ya estaria decidida esta campaña en nuestro fabor y con mayores ventajas de las que puedan imaginarse. Tenemos avisos de que las tropas de Sebastiani, reforzadas considerablemente, como las baxaron por Toledo y La Mancha, han obligado à retirar el Exercito de Murcia ó 3º y que los enemigos estan cometiendo todo genero de atrocidades y ejecuciones en Ubeda, Baeza y Jaen. Tales refuerzos no pueden haber sido sino las Divisiones de Drouet y Claparede o al menos alguna de ellas; pero Wellington, por no conceder que se ha llevado chascos ó que su retirada fue innecesaria, dice que no cree tales avisos, pues Drouet y Claparede estan en Extremadura con Soult y cuenta con 40.000 infantes y 9.000 caballos las fuerzas de los enemigos que tiene al frente: el tiempo nos desengañara. Los aliados han traido aquí todo el exercito que tenian contra Massena, dexando solo acia la frontera de La Peña alguna brigada portuguesa: tiene Wellington en los bosques de estos alrededores bien acomodadas las divisiones y en los Pueblos y caserios ó quintas estan bien alojados los generales y estados mayores y gefes: dice que en hora y media puede reunir en la posicion sobre Campo Mayor, hasta unos 35.000 hombres,


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quedando aun algunos restos con que puede contar, que es decir juzgando por su sistema que no tiene mas de 40.000 hombres de batalla.

[Opiniones sobre el Ejército Británico. Las miserias del español] Hasta ahora nada hemos dicho de algunas particularidades concernientes al manejo y metodo que observan los ingleses en sus exercitos, ya por faltarnos tiempo para escribir, ya por no haber tenido proporcion de observarlos en todas circunstancias. En el dia podemos decir que les hemos visto pelear, marchar, vivacar (sic), alojarse y proceder en todas ocasiones generalmente hablando y nuestra opinion es que para el momento de batirse preferimos las tropas inglesas pero para mantenerlas y contemplarlas en todas sus gollerias, venga otro a contentarlas. Sus equipages son inmensos: hay oficial subalterno que lleva consigo hasta sus sillas de paja, un par de cabras y gallinero para que no le falten leche y aves à la mesa. A este tenor, el bagage de los generales y especialmente de los gefes, puede inferirse lo que será. El de Beresford es superior al de Wellington porque aquel como Regente y Generalisimo ó Mariscal de Portugal tiene à sus disposicion toda la servidumbre del Principe Regente; las caballerias y criados ó lacayos galoneados de plata que emplea en su bagage se cuentan por cientos: tiene una mesa delicada por mano de cocinero frances y no baxan de 20 los cubiertos diarios. Los mismos tiene en la mesa Lord Wellington pero no come tan bien como aquel porque su cocinero es ingles y no sale de aquel metodo isleño; por otra parte es un abandonado en el gobierno de su casa, le roban los criados y malgastan quanto quieren. Se viste por la noche para dormir mudandose enteramente de ropa y jamas se acuesta (al menos en campaña como está ahora) sino con botas y completamente vestido. Si quando en las Cortes se ha tratado del exorbitante numero de asistentes nuestros y otras mil simplezas que no saben en qué consisten ni de qué proceden los abonos, hubiera sacado alguno la comparacion que puede hacerse de todo el regalo y conveniencias de nuestros generales, gefes, oficiales y soldados con los de los aliados, con los de los mismos franceses y con los de todos los Exercitos del mundo, era preciso haberle mandado callar y no hablar mas de la materia. Castaños ha comido 5 ó 6 veces con Beresford y otras tantas con Lord Wellington y si se ha avergonzado de no haber podido convidar à ninguno de ellos, ha tomado el partido de ridiculizarse a sí mismo con el metodo que sabe hacerlo, escusandose con el patriotismo la frugalidad, etc. etc. Todo muy bueno pero que no dexa de hacer desmerecer à la autoridad y representacion de la clase que constituye la primera dignidad de la Nacion


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militar. Antes de hayer comio Castaños con Lord Wellington en bajilla de plata y hayer tubo que comer en su alojamiento con cinco especies de pan; habia galleta de dos clases, una blanca y otra negra, un pan de centeno de media libra, un pedazo de pan blanco que le quedaba à un oficial de su secretaria llamado Escobar que lo traía desde Villaviciosa en sus alforjas, amasado el dia 17 y se ponia à la mesa el dia 26, y finalmente otro pedazo de pan moreno de Yelves que tenia 4 dias. No hablemos de platos ni de todo lo demas y gracias que hubo carne, tocino, arroz y jamon para seis que estaban à su mesa. Una de sus galas es dos braseros de hasta (que mejor dicho es de cuerno). En fin, hayer mismo envió un recado à Lord Wellington para que le enviara diariamente al menos dos panes de lo que el come y à su secretario le pidio papel bueno ingles para sus uso particular. Si esto no se cuenta en las Cortes à lo menos estara escrito para que no se pierda tan digna memoria. Vamos siguiendo el asunto. Los ingleses van con el dinero en la mano y les sobra todo; nosotros, que jugamos á deber, no encontramos quien nos haga la partida. Sus hospitales, por el contrario, son los peor asistidos en todo y por todo, los heridos de la Albuera estaban tendidos en el suelo en cuerecitos vivos dentro del hospital. Los cirujanos y medicos no los asisten visitando à cada uno en su lugar, sino que los parientes van à presentarse ante el facultativo que esta quieto en su puesto y alli los pulsa o cura, excepto aquellos que por no poder menearse han de estar tumbados. Las heridas que han de ser por su naturaleza de alguna duracion, se curan cortando y asi son innumerables los que salen del Exercito sin piernas ni brazos; los mismos heridos piden la mutilación de sus miembros por el afan de volver à su casa y el que puede lograr dexar brazo ó pierna en algun hospital, se pone tan contento con aquella esperanza como si le dieran una cosa buena. Puede asegurarse que por cada cien heridos ingleses que mueren ó salen mutilados, apenas diez tendrian esta suerte en manos de nuestros facultativos y por nuestro metodo. Las marchas de sus tropas son regularmente lentas y rara vez salen de su paso. En los alojamientos siempre son preferidos y generalmente lo quieren ser en todo; pero esto à la vista está en Cádiz y la Ysla y puede graduarse la diferencia que habra aquí, donde todo está à su disposicion y hemos de recibir lo que nos quieren dar. Baste de esto que ya enfada el decirlo sobre tenerlo que sufrir. (…) Nunca los franceses han hablado con la claridad y muestras de verdad que lo han hecho acerca de la batalla de la Albuera: todos los prisioneros, desertores y aun los oficiales parlamentarios han estado acordes en la extraordinaria pérdida que tubieron, muy superior à quanto nosotros imaginabamos, y en haber sido la accion mas encarnizada y viva que han visto.


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El ultimo oficial parlamentario que vino, entro en conversación con algunos ingleses y preguntandole estos por el general Maranzin que salio herido de la batalla, dixo que habia muerto al instante, asi como los otros dos y que fueron cinco los generales muertos: quando los ingleses le insinuaban si habria llegado a 9.000 hombres la perdida, manifestaba con exclamaciones y ademanes propios para demostrar la cortedad de este calculo, que habia sido mucho mayor y por fin prorrumpio diciendo: —«Vuestras mercedes no pueden figurarse ni creer quan grande ha sido nuestra pérdida ni otras calamidades que hemos padecido por el disparatado arrojo de Soult, no siendo lo menor lo que ha influido en la opinión del soldado esta desgraciada batalla». De los setecientos y tantos prisioneros ingleses que nos hicieron en aquella jornada ya se han escapado y vuelto à sus Regimientos donde existen mas de 500 y con los doscientos y tantos que quedan en poder de los franceses solo hay un oficial: todos los demas de esta clase ya estan aquí. (AGMM, Colecc. SH Militar, 2ª Secc. GI, Rollo 2, Legº 3, Carpeta 33)


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ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL. DIVERSOS, COLECCIONES 99, N.6 DIARIO DEL CUERPO EXPEDICIONARIO [DEL 4º EJÉRCITO] Nº 470 CARPETA 5ª Resumen histórico de sus operaciones durante los últimos quince días de Mayo de 1811 Verificose el 16 la batalla que indicaba ya la posición de los ejércitos la noche del 15. Habianse adelantado los franceses con su cavalleria hasta media legua de la Albuera teniendo su grueso en santa marta tres leguas distante. El todo de su fuerza ascendia de 29000 a 30000 hombres entre ellos 4 mil de cavalleria. El cuerpo expedicionario que constava de 11mil Ynfantes y 1500 cavallos entre ellos 500 del 5º Exército se había reunido en dicho pueblo de la Albuera con el Exto. Anglo-Portugues que consistia en 18mil hombres de Ynfª y 1200 cavallos sin contar 600 de la brigada portuguesa que ocupaban a Talaverilla, y no concurrió a la acción. Una Division de 2mil Ynfantes del 5ª Exto. Que habia estado en el sitio de Badajoz se incorporó tambien en el cuerpo expedicionario. La relación de la batalla que hará eternamente memorable y glorioso aquel dia para nuestras armas se da separadamente. A las 8h. De la mañana principió el fuego de cañon que duró incesantemente hasta las tres y media de la tarde. Despues de un ataque figurado contra el centro de nuestra linea, dirigieron los enemigos el verdadero contra la derecha que ocupaban las tropas Españolas. No vastaron tres denodados ataques de su Ynfanteria ni el arrojo de su Cavalleria que se introdujo en las filas para perturbar el orden y firmeza inesplicables de nuestras tropas, à las que se habian unido algunos batallones Yngleses: tuvieron por fin que avandonar el campo vergonzosamente, huyendo en dispersion, y en el mayor desorden, hasta pasar la rivera y ampararse de su reserva de infanteria apoyada en un bosque, y de su numerosa e intacta cavalleria que maniobrava para contener la aliada. El 17 permanecieron los dos exercitos a la vista separados por la rivera. El frances oculto la mayor parte en el bosque, y el aliado en dos lineas sobre el campo de Batalla. Cuantos medios fueron dables se emplearon para conducir los heridos a Olivencia donde se establecieron los hospitales: era inmenso su numero y tal el de los muertos que estaban amontonados. Los franceses dejaron tendidos en el campo de batalla al Genl. Verle, perdieron tambien al General Pepin que murio aquella noche y tubieron heridos al


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General Gazan, y a los generales Brayer y Maransin, este gravemente. La brillante conducta de nuestras tropas merecio de los aliados las mas vivas demostraciones de admiracion y gratitud: asi lo manifestó el General en Gefe en la orden del dia 18, añadiendo por si lo satisfecho que se hallava de todos los individuos del Exto. Campo de la Albuera, 18 de mayo de 1811. El Teniente General dn. Joaquin Blake al cuerpo expedicionario de su mando: El Exmo señor Mariscal Beresford dando gracias en la orden del dia del Exto. Aliado por su brillante conducta en la batalla del 16, hace la mas honorifica mencion de la intrepidez, serenidad y firmeza que en ella manifestaron las tropas españolas dirigidas con distinguida vizarria y pericia militar por sus oficiales Generales y gefes. Despues del interes de servir a la Patria, la mas digna ambicion del Soldado es merecer la estimacion de los valientes. Las espresiones con que el Mariscal Beresford manifiesta la suya a las tropas Españolas son la recompensa mas apreciable para los amantes de la verdadera gloria. Considerando yo de esta manera estrechada mas y mas nuestra fraternidad con los aliados que tantas veces han excitado nuestra admiracion, no puedo menos de congratularme con todos mis compañeros de armas por un acontecimiento que ha de proporcionar á la Patria ventajas incalculables, y desde ahora es presagio cierto de la brillante vizarria con que las tropas de las tres potencias aliadas triunfaran siempre de nuestros orgullosos enemigos. La Distinguidisima conducta de los Generales de las Divisiones, la de los jefes de los cuerpos y la intrepidez celo y pericia de todos los oficiales, y tropa á correspondido completamente a mis esperanzas, y nada puedo añadir a lo que manifiesta de ellos uno de los Generales mas acreditados por su valor, y talentos militares qual es el dignisimo Mariscal Beresford, sino repetir mi voto por la union intima de las tres potencias que resisten tan gloriosamente a la tirania y afianzan por ultimo la independencia de la Peninsula, y la tranquilidad del mundo.


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