IX Congreso acional de Paleopatología “Investigaciones Histórico-Médicas sobre Salud y Enfermedad en el pasado” Morella (Els Ports, Castelló), 26 al 29 septiembre de 2007.
Mujeres y cólera morbo: una epidemia sectaria en el Benidorm del siglo XIX. Muertos en vida: el regreso de ultratumba. Lola Carbonell Beviá
I.
La incidencia del cólera en el siglo XIX.
España fue asolada por cinco epidemias de cólera morbo, de las cuales tres de ellas fueron las que afectaron directamente a Benidorm, diezmando la población. Fueron las correspondientes a los años 1834, 1865 y 1885. “(…) De origen asiático penetró en Europa a partir de 1830, (…) la epidemia de 1854-55 fue la más mortífera de todas (extendida por las tropas), la zona más afectada fue el centro norte, la última de 1885 coincidió con la “crisis agrícola y pecuaria” y la extensión de la filoxera en los viñedos, atacó al Sistema Ibérico y Granada (…)” (1). En el CIDAPA o Centro de Información de Documentos de Archivos de la Provincia de Alicante se hallan recopiladas varias estadísticas y expedientes de las epidemias de cólera morbo, que afectaron a las poblaciones de la provincia de Alicante, correspondientes a los años 1855-56 y 1885, fundamentalmente; y que justifican como el cólera morbo llegó a todos los rincones de la provincia de Alicante, como Balones (2), Busot (3), Quatretondeta (4), Vall de Laguar (5), Relleu (6), Beneixama (7), o Penáguila (8). Benidorm, al igual como el resto de poblaciones de la Marina Baja recibió la entrada de la enfermedad por primera vez en 1834 (9): “(…) El cólera es una infección intestinal aguda causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados por la bacteria “Vibrio Cholerae” (…) Una persona puede adquirir el cólera bebiendo agua o comiendo alimentos contaminados con la bacteria del cólera. la enfermedad puede diseminarse rápidamente en áreas con tratamientos inadecuados de agua potable y agua de alcantarillado. La bacteria del cólera también puede vivir en ríos salobres y aguas costeras (…)”. El medio físico de Benidorm cumplía en el siglo XIX todos los condicionantes para que la enfermedad del cólera se asentase y expandiese. Tal y como describió el jurista e historiador Pedro María Orts Berdín existían 300 norias de extracción de agua salitrosa; pero además la población consumía agua procedente de aljibes (10): “(…) de las fuentes del barranco de Polop, cuya acequia abierta a la intemperie
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