Otros vestigios y huellas templarias del dominio directo del rey Jaime I sobre la isla de Menorca, se hallan en Mahón, donde existió desde la Baja Edad Media, hasta 1936, una cruz Templaria-Hospitalaria, decorada con elementos simbólicos templarios –pelícano y cardo-, que a su vez correspondían a la firma y heráldica de los caballeros que la mandaron realizar: Guillen de Cardona, Mestre Templario de Cataluña y Aragón, fue uno de ellos. Igualmente, los Templarios de Jaime I, se apoderaron del ya existente castillo ubicado en las cercanías del puerto de Mahón, que fue obtenido a través del pacto de rendición de los sarracenos autóctonos de Menorca. Pero además, la huella templaria en Mahón se triplica, debido a que a nivel religioso, los caballeros de la orden militar del Temple, o “Pobres caballeros de Cristo”, implantaron el culto a la advocación de “Nuestra Señora de Gracia”, cuya festividad todavía se viene celebrando en la actualidad, cada 8 de septiembre. Jaime I, también dejó su huella en la población de Mercadal. Del mismo modo como la costa de Ciudadela recogió a través de la toponimia, los nombres de los militares de Jaime I, igualmente ocurrió en la costa de caballería de Mercadal: Senitja, o Sanaüja. En este lugar se produjeron los primeros asentamientos territoriales de los hombres del rey Jaime I: Berenguer de Sanaüja y Ramón de Mercadal, así como el linaje de los Ferragut. En el término de Mercadal, la toponimia recoge una aldea cuyo origen hasta el momento se circunscribe al siglo XIV, pero podría ser que su nacimiento fuera anterior, y coetáneo del reinado de Jaime I: Addaya. Y en Alayor, la toponimia también remite a otra aldea igualmente denominada “Addaya”, que podría ser la “Addaya” de Jaime I; así como la toponimia “Alcaydus”, que haya sobrevivido a través del tiempo para denominar las tierras del sarraceno sometido por el rey templario Jaime I, que en aquellos años de la Baja Edad Media, desempeñaba el cargo de “alcaid”. Y que tras someter a los sarracenos autóctonos e implantar Jaime I sus instituciones políticas, económicas y costumbres culturales y religiosas, quedase el vestigio del culto templario a “Nuestra Señora de Gracia”, en una pequeña iglesia de Alayor, culto a dicha advocación religiosa que todavía se mantiene en la actualidad. Culto que fue ratificado años más tarde por el rey Jaime II, -hijo del rey templario-, con la consagración de la iglesia de la “Mare de Deu de Gracia. En Villajoyosa (Alicante). A 22 de Julio de 2010. 37