Mitos ovidio 3a

Page 26

Tales cosas entonces de su plácida boca el Saturnio dejó salir: “Decid, justo anciano y mujer de su esposo justo digna, qué deseáis.” Con Baucis tras unas pocas cosas hablar, su juicio común a los altísimos abre Filemon: “Ser sus sacerdotes, y los santuarios vuestros guardar solicitamos, y puesto que concordes hemos pasado los años, nos lleve una hora a los dos misma, y no de la esposa mía alguna vez las hogueras yo vea, ni haya de ser sepultado yo por ella.” A sus deseos la confirmación sigue: del templo tutela fueron mientras vida dada les fue; de sus años y edad cansados, ante los peldaños sagrados cuando estaban un día y del lugar narraban los casos, retoñar a Filemon vio Baucis, a Baucis contempló, más viejo, retoñar Filemon. Y ya sobre sus gemelos rostros creciendo una copa, mutuas palabras mientras pudieron se devolvían y: “Adiós, mi cónyuge”, dijeron a la vez, a la vez, escondidas, cubrió sus bocas arbusto: muestra todavía el tineio, de allí paisano, de un gemelo cuerpo unos vecinos troncos. Esto a mí, no vanos –y no había por qué burlarme quisieran– me narraron unos ancianos; yo ciertamente colgando vi unas guirnaldas sobre sus ramas, y poniendo unas recientes dije: “El cuidado de los dioses, dioses sean, y los que adoraron, se adoren.”

26


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.