Revista Orsai — Temporada 2, Episodio 1

Page 71

JUAN SKLAR

Silvia ya conoce el poema. Se lo leí la noche anterior. Arranco. —«Mojada, la concha de su novia mojada». —¡Qué asco! —grita la señora. Se para indignada y se va a la cocina. —Seguí, seguí —arenga Silvia. —«Mojada como no lo está nunca / mojada que le chorrea hasta el culo / mojada que moja todo / mojada que rebalsa / mojada que halaga». —¡Chancho! —grita la viejita. A Silvia le da un ataque de risa. —¡Seguí, seguí! —«Mojada que no importa cómo la meta emboca / mojada que da pudor / mojada que no es flujo, es jugo, es almíbar, es fiesta y si pudiera le hundiría una cuchara sopera y se la tragaría entera / mojada». Silvia no para de reír. —Uy, no. Me hice pis. La madre vuelve de la cocina. —¿Ves que sos una tarada? Otra vez te measte encima. —Perdón, Juanchito. Mi mamá tiene razón: cuando me río, me meo.

La increíble noche del 31 de agosto de 2014. Parte 2

—Se va a morir este año —me grita Silvia desde el living. Yo estoy en la cocina buscando un plato limpio para el postre. Abro la alacena. Hay pilas de envases descartables, esos donde viene la comida de delivery, todos usados. Ningún plato, salvo los que usamos para comer la pizza de La Farola. Aparece Silvia. —¿Qué hacés? Cerrá eso. Cierro la alacena. —No hay más platos. Tenés que limpiar los que usamos antes. Me pongo a lavar. —Se va a morir este año porque se le acaba el pacto que hizo con el demonio. Ella le pidió que la haga vivir hasta los cien. Ya los cumplió. Este año crepa. —¿Tita? —¡No la nombres! —grita Silvia y se toca su inmensa teta izquierda. Silvia está en camisón, sin maquillaje ni corpiño. Cada vez que nombro a la madre de Soldán, se amasa un pecho. Va hasta el living y vuelve con una rama de palo santo. La prende. Agita el tronquito por la cocina. —Fuera bestia, fuera Satán, fuera demonio, de mi propiedad. Fuera bestia, fuera Satán... —Silvia, estás flasheando. —¿No me creés? Te juego lo que quieras a que se muere este año. —Un auto. —Hecho. —Ponémelo por escrito. —Obvio. Dame tu cuaderno de poetucho inmundo. Se lo doy. Escribe.

—Nélida, ¿usted cree que su hija va a ir al Cielo? —¡Claro que voy a ir al Cielo! —interrumpe Silvia—. Yo soy una madre ejemplar, una católica devota. La madre de Silvia no dice nada. Ochenta años. Petisa, inquieta, crucifijo en el pecho. —¿Qué? ¿Porque cogí con muchos tipos voy a ir al infierno? No me jodan, a Dios le da lo mismo con quién te acostás. —No es por eso —corta la madre. Silencio. —Es por los bebés. Por los bebés que mataste. Silencio. —¿De qué hablás, mamá? —No quiero hablar con el grabador prendido. —Lo que tengas que decir, decilo. —Los abortos, Silvia. Todos los abortos que te hiciste. Los chicos que asesinaste van a volver en tus sueños, con los ojos cosidos. Y no te van a dejar dormir.

Si Genoveva Adelina Teruggi (Tita) cumple 101 años, yo, Silvia del Carmen Süller me comprometo a regalarle a Juan Ignacio Sklar un automóvil a elección suya. Silvia Süller Firma DNI 12.296.420 Bs. As. 31/8/14

MI NOVIA DICE QUE SOY DEMASIADO OPTIMISTA. BUENO, TODAVÍA NO ES MI NOVIA. 71

SÜLLER_FIN.indd 71

5/6/17 13:37


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.