Saluda
Saluda Queridos/as hermanos/as de la Esperanza:
A
nte todo, muchas gracias. Siempre y por siempre: GRACIAS. No me cansaré de daros las gracias a todos/as los que no habéis dejado de animarnos, de acompañarnos, de consolarnos… de aliviar nuestro dolor en estos días tan duros que a mi familia y a mí nos ha tocado vivir con la desaparición de mi padre: un esperancista de base, un hermano de nuestra entrañable Hermandad Sacramental, uno más de LA ESPERANZA, uno más, pero nada más y nada menos: uno de los nuestros. Por ello, jamás podré sentirme más orgulloso que ahora por poder representaros allá donde esté como vuestro Hermano Mayor, porque en este trance de la vida me habéis demostrado que la palabra HERMANO tiene un sentido profundo, que no es una palabra hueca, y porque en mí ha calado vuestra forma de comportaros: gracias a mi Junta de Gobierno, gracias a nuestros ex Hermanos Mayores, gracias Pepe Camacho por estar junto a él hasta prácticamente el último momento, gracias hermanos y hermanas porque no sé si alguna vez podré estar a la altura que todos/as merecéis.
Octubre 2009
Podría ser que este no fuese el lugar apropiado pero permitidme esta breve dedicatoria a todos/as aquellos/as que seguís estando ahí porque creo que era de honor hacerlo.
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Y hemos llegado a octubre, el mes de Nuestra Señora y Madre, la víspera en que por primera vez desde que fueron reformadas nuestras Sagradas Reglas, vamos a celebrar Triduo en honor a Nuestra Señora de las Angustias. Culto que podemos considerar tan importante como los de Cuaresma y al que os pido asistáis por su carácter histórico y porque es nuestro deber como fidelidad y devoción que debemos a la bendita Madre de Dios. Los próximos días 23, 24 y 25 del presente mes tendrá lugar este acto cultual. Y si de Dios hablamos, ¡qué largos se están haciendo los meses!, ¡cuánta la espera! Pero no desesperemos porque pronto, muy pronto, estará